La parábola del buen samaritano narra cómo un israelita fue asaltado por ladrones en el camino entre Jerusalén y Jericó y resultó herido. Tanto un sacerdote como un levita lo ignoraron y pasaron de largo. Sin embargo, un samaritano se compadeció del hombre y lo llevó a una posada donde lo cuidó y pagó por su atención. Jesús usó esta historia para enseñar a sus discípulos sobre la importancia de ayudar a otros sin importar quiénes sean.