La energía eólica se obtiene a partir del movimiento del viento, que se produce debido a las diferencias de temperatura entre la tierra y los océanos. Históricamente, el viento se ha utilizado para impulsar barcos y hacer funcionar molinos, aunque su uso decayó antes de renacer en la década de 1980. Actualmente, la energía eólica experimenta un fuerte crecimiento, especialmente en países como España y Alemania.