El documento describe la lealtad y fidelidad de los perros hacia sus dueños a través de dos historias. Bobi permaneció fielmente vigilando la tumba de su dueño durante 14 años después de su muerte. Hachiko también mostró una gran lealtad al esperar a su dueño en la estación de tren cada día durante 9 años después de su fallecimiento. Estos ejemplos demuestran el instinto de los perros de permanecer junto a su manada y proteger a sus amos, incluso después de su muerte.