Este poema describe la pérdida del amor a través de la metáfora de un jardín que se marchita. En las primeras estrofas, el poeta recuerda felices momentos con su amada, pero luego su imagen se desvanece de su memoria "al fondo del recuerdo" mientras "cardos infinitos" crecen donde antes habían flores. Finalmente, el poeta anticipa que pronto llegarán "las noches a llevarse [los] días" de su amada, dejando solo ecos del amor que una vez compartieron.