Santiago regresó a España después de dos años para cuidar de sus ovejas y estar con su novia Fátima. Durante este tiempo, Santiago aprendió a apreciar la vida y la naturaleza, y empezó a compartir sus aventuras y perspectivas sobre la importancia de encontrar un propósito personal con la gente, aunque algunos no le creían. Santiago continuó contando sus historias a sus hijos y nietos.