Los castillos medievales eran fortalezas defensivas construidas en Europa durante la Edad Media. Solían estar ubicados en colinas o montañas estratégicas y contaban con muros gruesos, torres de vigilancia y fosos para protegerse de los enemigos. Dentro de sus muros, los castillos albergaban a la nobleza y sus tropas, así como a los siervos que los servían y proveían de alimentos.