El pasaje describe cómo aquellos que no reconocen a Dios son entregados a una mente depravada y caen en toda clase de injusticias, maldades y pecados como envidia, homicidios, pleitos, engaños y malignidad. A pesar de conocer el decreto de Dios que condena tales acciones, no sólo las practican sino que también aprueban a otros que hacen lo mismo.