1. Diez maneras de demostrarle amor
a una madre
■ Verbalmente. Una madre necesita escuchar que es amada.
Hagamos lo posible por decírselo varias veces al día, expresando
nuestra admiración por sus cualidades, y no criticarla.
Recordemos lo que ordena nuestro Dios: “Honra a tu padre y a
tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean
prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que
Jehová tu Dios te da” (Dt 5.16). Si hay necesidad de confrontar a
nuestra madre sobre algún asunto, hagámoslo con delicadeza,
amor y respeto. Dios promete que si así lo hacemos ambos
quedaremos satisfechos.
■ Físicamente. Nuestra madre fue la primera en sostenernos con
sus brazos, nos arrulló en sus brazos, nos dio de comer.
También nos vistió y educó como nadie más lo haya hecho. Pero
ella también precisa de un toque de ternura. Aunque no sepa
corresponder a nuestro afecto, abracémosla siempre que
podamos; eso tendrá un efecto asombroso tanto en su vida como
en la nuestra.
2. ■ Con paciencia. Nadie es perfecto, pero si hay alguien que merece
nuestra tolerancia y comprensión, es nuestra madre. Aunque a veces
diga o haga lo que no nos agrada, debemos recordar las labores
cotidianas del hogar: atender a su esposo y a cada uno de sus hijos,
lavar y planchar la ropa, planear y preparar los alimentos. Además,
vigilar que sus hijos cumplan sus labores escolares, que sepan
escoger a sus amigos, que crezcan en el temor de Dios y buena
conducta. En lugar de quejarnos debemos orar por ellas.
■ Con gratitud. Recordar que no solo nos dio la vida, sino que ha
estado atenta a nuestras angustias y zozobras, triunfos y fracasos
pese a sus propias carencias; pero siempre deseosa de lo mejor para
nuestro desarrollo y preparación para la vida. Busquemos cómo
expresar nuestro reconocimiento por todo lo que ella haya hecho por
nosotros y así afirmar nuestros propios
deseos de seguir su ejemplo en todos sentidos.
■ Con generosidad. Preguntémonos qué podemos compartir con ella
para aligerar el peso de la carga que lleve a cuestas. ¿Qué es lo que
necesita o desea, aunque jamás se atreva a pedirlo ni sugerirlo? Nos
sorprenderemos al descubrir que no se interesa tanto en recibir
regalos ostentosos sino que casi siempre se inclina por lo que
beneficie a la familia o a alguno de sus miembros en particular. No
obstante olvidémonos de nosotros mismos y aunque nos demande un
gasto o esfuerzo especial, no vacilemos en darle algo que para ella
tenga el mayor significado posible y que difícilmente olvide.
3. ■ Con ternura. Seamos considerados y sensibles a sus sentimientos,
no tanto a lo que nos diga como lo que nos oculte. Muchas veces
necesita que escuchemos lo que le cause alegría o le preocupe, pero
nos observa y prefiere reservárselo porque percibe lo que debamos
cumplir o nos aflija. Tomemos el tiempo necesario para asegurarle
que estamos interesados por ayudarle a compartir sus cargas, sus
alegrías y sinsabores a fin de prepararnos debidamente para los
años en los cuales su dependencia de
nosotros aumente.
■ Con perdón. Jamás habrá razón para guardar rencor por algo que
nos haya ofendido de parte de nuestra madre. Pablo nos da una
regla general (Ef 4.32), que aquí se aplica de manera especial en
vista de las múltiples ocasiones en que tanto Dios como ella nos
han perdonado nuestras faltas. Recordemos también sus sacrificios
por nosotros y dispongámonos a seguir su ejemplo sabiendo que
será de gran beneficio mutuo.
■ Con dedicación. Debemos saber defenderlas si alguien las ofende.
Esto se aplica no solo en el ambiente que nos rodea; se aplica
también en ocasiones en que ella necesita apoyo, consuelo
protección y sostén. Estemos listos a intervenir para defender sus
intereses y hacerle saber que cuenta con nosotros pese a lo que
pueda suceder.
4. ■ Con alegría. No basta con exponerle nuestras cargas,
compartamos con ella nuestro gozo por algún triunfo, por pequeño
que parezca. También le agrada saber que el Señor nos bendice, por
lo que debemos ser positivos, hacerla reír y alentarla de cualquier
manera que nos sea posible.
■ Con honra. ¿Qué es lo que más honra a una madre? No solo poder
enorgullecerse por nuestros triunfos sino saber que andamos por
buenos caminos y que sus esfuerzos no fueron en vano. También es
importante que ella esté segura que nos preocupemos por su destino
eterno, por lo que, si ella aun no es creyente, debemos insistir en
que esté segura de su salvación y de que nosotros esperamos verla
más allá cuando Dios nos llame a su presencia. Esa será la mejor
manera de honrarla.