4. Necesitamos de una fe muy
grande y muy viva en Dios
nuestro Padre; una fe en
que, aquello que le
pedimos, nos va a conceder.
5.
6. La misionariedad no es solo una
cuestión de territorios
geográficos, sino de pueblos,
culturas e individuos
independientes precisamente
porque los límites de la fe no solo
atraviesan lugares y tradiciones
humanas sino el corazón de cada
persona.