El documento describe un pequeño pueblo en Francia donde se fundó una escuela marista en 1816 para enseñar a personas de bajos recursos sobre Dios. La escuela se llamó Hermitage y consistió en tres etapas clave de 7 años cada una que enfocaron en servir a los necesitados, fraternidad y unión con Dios a través del silencio. El documento también explica que la meditación es necesaria para la integración personal y resultados educativos y religiosos, involucrando silencio interior, contemplación, escucha y revisión.