Este documento propone declarar a "La Botica del Ángel" como Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Se crearía una placa con esta designación. La Botica del Ángel es descrita como un espacio único creado por Eduardo Bergara Leumann que reúne obras de arte y recuerdos de figuras culturales argentinas. Se pide aprobar este proyecto de ley para reconocer el valor cultural de este sitio.
1. PROYECTO DE LEY
Art. 1º- Declárase Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires a “La
Botica del Ángel”, ubicada en la calle Luis Sáenz Peña 541 de esta Ciudad.
Art. 2º - Colóquese una placa en el lugar mencionado precedentemente con la siguiente
leyenda:
“La Bótica del Ángel”
Declarada Patrimonio Histórico Cultural de esta Ciudad
Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Art. 3º - Los gastos que demande la aplicación de la presente serán imputados a la
partida presupuestaria correspondiente.
Art. 3º - Comuníquese, etc.
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2. FUNDAMENTOS
Sra. Presidenta:
Al llegar al número 541 de la Calle Luis Sáenz Peña, el caminante se encuentra con
el frente de una iglesia abarrotado de ángeles. Pero ya no es más una iglesia, es “La
Botica del Ángel”, y esos ángeles fueron traídos por su creador, Eduardo Bergara
Leumann, quien falleciera el 5 de septiembre del corriente año.
Según las palabras de su creador “Le agregué, en los años setenta cuando la
compré, partes de demoliciones que podían incorporarse. Es un collage de una época
de Buenos Aires que se han empecinado en destruir.”
La primera Botica del Ángel fue creada en el año 1966, y se encontraba en la calle
Lima 670. En sus inicios era una sastrería teatral, pero no tardó en convertirse en un
espacio de vanguardia, típico de esta época llena de creatividad y libertad artística.
Desaparece por efectos del ensanche de la Avenida 9 de Julio, para finalmente
encontrar su lugar definitivo en la calle Luis Sáenz Peña, constituyéndose en un templo
del café concert y el music-hall, y por sobre todas las cosas en un museo viviente y
cambiante del arte en casi todas sus formas.
Así la describe Ernesto Schoo, luego de una visita (Diario La Nación, 4 de
septiembre de 2004): “…este laberinto vertical, casi infinito, donde más y más escaleras
conducen a más y más pasadizos, atiborrados de objetos que han proliferado como un
insólito arrecife de coral. El vértigo de la acumulación impide demorar la vista en las
reliquias más valiosas: hay pinturas, sobre todo de Berni, de Soldi, de Roux, de casi
todos los maestros argentinos, dedicadas al dueño de casa, y dos curiosos paneles de
Kuitca que representan a sendos compadritos. Autógrafos, cartas, miles (no creo
exagerar) de fotografías. Cada corredor, cada recoveco, es como una capilla dedicada
al recuerdo de actores, actrices, cantantes, bailarines…todos los que se dedicaron y
dedican sus vidas al espectáculo. Pero también están los escritores (una encantadora
carta de Victoria Ocampo a José Gobello, agradeciéndole el envío de un Diccionario
del Lunfardo, donde ha podido descubrir que ella misma usa en sus textos términos
lunfardos, sin saberlo), los pintores, los músicos.”
La Botica del Ángel es junto a su creador, ya que resulta imposible separar al artista
de su creación más reconocida, un referente insoslayable de nuestra Ciudad, un símbolo
de la cultura porteña, sorprendente y singular.
Es por todas estas razones que solicito la aprobación del presente Proyecto de Ley.
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