Este documento discute el pacto entre Dios y su pueblo. Explica que en el Antiguo Testamento, los pactos se sellaban con sangre, y que el nuevo pacto fue sellado con la sangre de Cristo derramada en la cruz. También habla sobre cómo Dios liberará a los prisioneros atrapados en la desesperación y angustia, y les dará agua para saciar su sed espiritual. Alienta a las personas a regresar al refugio de la presencia de Dios, donde encontrarán descanso, poder e instrucción