Restauración de filmes

Purificación Jiménez Herrero
Master de la UCO 2010-11
Restauración de Filmes, trabajo
Si algo nos ha quedado claro tras estas clases-seminarios dentro del Master de
Cinematografía sobre la restauración del film es que restaurar una película no es
mejorarla, adaptándola a los tiempos actuales con vistas a una mejor
comercialización sino todo lo contrario, restaurar una película es tratar de
devolverla a su estado original en el momento de su estreno, respetando el
marco histórico en el que se encontraba, las características sociales, las
características técnicas propias de los trabajadores de la época y la banda sonora
de la época pues todos estos aspectos son los que convierten a las películas en
documentos históricos con el paso de los años y así mismo en elementos
patrimoniales que han de preservarse por su papel de transmisores culturales y
fuentes de riqueza artística. Ninguna decisión es aleatoria a la hora de dar vida a
una película, por tanto, todas estas decisiones iniciales deben preservarse a
través de la restauración recuperando cada uno de los elementos a través de un
intenso estudio y de una profunda labor de documentación para la construcción
final de una versión lo más cercana a lo que fue en el día de su estreno desde el
respeto hacia sus creadores. Posteriormente, se tratará de difundir este
conocimiento de esta pequeña parcela de la historia y del arte de nuestras
civilizaciones y no podrá hacerse sino se conservan las obras de la mejor forma
posible e investigando también sobre los mejores materiales y formatos para
ello.
La labor de restauración es una labor fundamentalmente de búsqueda y de
documentación en todos los campos que rodean la elaboración y puesta en
escena de una película. Desde los materiales utilizados para el rodaje como son
las películas, decorados, etalonajes y composición hasta la creación y búsqueda
de su banda sonora original. Si las películas actuales son el resultado de un
trabajo previo de documentación, búsqueda, elecciones, decisiones entre
directores de fotografía, directores, directores de arte, etc., nada debería
hacernos pensar que también esto no era así en los inicios del cine y en las
primeras obras por ello hay que buscar y recomponer todos estos elementos que
dieron lugar a la creación e idea original porque todos forman parte del
significado original de la misma obra y si alguno de estos elementos faltara ya
no sería lo mismo a nivel narrativo, compositivo y en cada uno de los distintos
niveles del film.
Como ejemplo de que una obra no funciona si no es atendiendo y manteniendo
los detalles de su conjunto pudimos observar la cuestión del etalonaje en
Nosferatu cuyo paso al blanco y negro daba lugar a escenas insólitas en las que
se observaba al vampiro caminando de día para llegar a morir con la luz del sol,
algo totalmente incongruente que sólo la investigación ha podido desvelar que
se trataba en la versión original no de una película en blanco y negro sino de
negativos tintados que daban los tonos adecuados a la película en los distintos
momentos de la acción, negativos que habían sido seleccionados sabiendo cuál
iba a ser su resultado final y que posteriormente habían sido pasados al blanco y
negro sin ningún tipo de explicación ni de aviso. Por otro lado, la ausencia del
sonido original y la necesidad de incluir inter títulos para la comprensión, así
como la difícil tarea de preservación nos fue mostrada claramente con
Frivolinas, la dificultad de encontrar “el castizo”, así como de establecer la
sincronía entre el sonoro y la imagen. En cuanto a los intertítulos, todos ellos
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han de buscarse en las referencias de la misma película, de los relatos, textos o
símiles que aparecen en la obra para dotar a la misma de un sentido completo
de realidad temporal. El contraste con la música puesta en las revistas francesas
de la época que pudimos visualizar, por una obra recuperada por la
Cinematografía francesa y comercializada por la Fnac dejaba claro las
diferencias de criterios a la hora de recuperar una obra, algo que sin duda
pasará factura a los próximos historicistas de las cintas.
En los últimos años hemos visto el lanzamiento comercial de películas antiguas
restauradas bajo las misivas de mejoradas, mejor sonido, iluminación mejorada,
etc, como en las distintas versiones de las películas antiguas de Disney como son
Bamby o la Cenicienta o en películas no ya de animación pero dentro del
Technicolor como son Lo que el viento se llevó o Robin Hood pero gran parte de
estas falsas “restauraciones” no responden sino a criterios comerciales propios
de las productoras actuales que buscan no la preservación del film en si mismo,
-como reflejo de un momento histórico y cultural concreto de la cinematografía-
sino el beneficio empresarial, adaptando la obra a los gustos actuales de los
consumidores. He ahí la diferenciación entre el trabajo de los restauradores
para las filmotecas y archivos públicos y nacionales frente a las obras destinadas
a la comercialización. Prestigio frente a beneficios.
Aún así, es necesario entender y diferenciar entre los conceptos de conservación
y restauración que se llevan a cabo en las Filmotecas: Conservación: esta es la
tarea principal del restaurador, conservar. Debe reconocer los deterioros, evitar
estos y lograr la máxima vida para la obra de arte; frente a la palabra
“Restauración” es un término que lleva a equívocos pues es en su definición
contradictoria: volver a poner una obra de arte, deteriorada en su estado
primitivo, algo que podríamos decir sólo es factible de la mano del propio autor.
Cualquier intervención posterior ya supone modificaciones que podrían estar o
no en consonancia con lo que pretendía mostrar el autor original. Para ello, la
única salida es investigar, consultar y recurrir a las personas y recursos que más
pueden acercarse al conocimiento de la idea original del creador. Ardua labor de
análisis, búsqueda, investigación, toma de decisiones que puede y suele llevar
años hasta su reformulación final. Sobre los negativos, el etalonaje, los
materiales utilizados para el revelado y sobre la iluminación de las películas
antiguas, especialmente antes de la incursión del sonoro, queda mucho por ser
investigado. Permanece ahí un nicho vacío de conocimiento entre las filmotecas
y los especialistas en restauración.
Nadie trataría hoy de recomponer un antiguo monumento para que quedara
como si acabara de salir a la luz, de acabar una escultura, ni un cuadro o
fotografía, u otro objeto de valor artístico, presentándolo embellecido y nuevo.
Sin embargo, esto es algo que se está haciendo con criterios comerciales, no de
cara a la preservación con sus simbología, ideología y configuración original
para dar testimonio de una época, sino todo lo contrario, para acercar el legado
comercial a los nuevos gustos comerciales actuales, con un criterio económico
confrontado con el criterio historicista. Las obras de arte se deben mostrar
dignamente, en su vejez, respetando el paso del tiempo y sus peculiaridades
originales y esto significa tener un máximo respeto por los criterios que fueron
tomados en sus inicios de creación.
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Otro apartado importante de los que hemos tratado en estas clases ha sido la
nueva producción de películas en formato digital y su posible preservación con
el necesario paso a los 35 mm para asegurarle a las cintas al menos 100 años de
vida. Hay que tener en cuenta que si pasar las películas a DVD actualmente
contribuye a difundir las películas y suponen un gran beneficio comercial, las
cintas directamente rodadas en digital no pueden preservarse en montañas de
disco duro sin que se pueda garantizar la preservación de estas unidades de
información que conforman las obras. La digitalización de las imágenes todavía
no es capaz de solucionar los problemas de conservación ya que la resolución
sigue siendo mucho menor, y su tecnología no es estable (necesidad de
conservar el hardware y el software necesarios para su reproducción). Por el
momento incluso la restauración digital llega siempre a un master en 35 mm. Se
puede todavía afinar la imagen digitalmente pero se considera que el film está
salvado si se produce al menos un material de preservación, esto es el negativo,
y por supuesto toda la documentación necesaria para una nueva intervención si
se tuviera que producir.
Si bien es cierto que el digital da muchas opciones para rodar y producir,
permite correcciones de color y retoques de imagen, pero aún no se sabe como
conservar adecuadamente. No está claro que alguien se dedique a copiar el
archivo constantemente, lo que implica que muchas películas que se están
haciendo ahora se perderán en 30 o 40 años, a no ser que se encuentre un modo
de conservación.
Dentro de las filmotecas la preservación es la función primordial y puede
considerarse la restauración como un pequeño lujo que no siempre está
permitido.
Las películas mejoradas no son lo mismo que la restauración ya que difieren
directamente los criterios para un trabajo o el otro: en el primer caso, los
criterios son básicamente comerciales y destinado a obtener beneficios. En el
segundo caso, estamos hablando de cuestión de prestigio, de su guarda y
archivo para compartir con las generaciones venideras. Existe por tanto, una
confrontación abierta en cuanto a los intereses de la restauración. Así mismo,
las restauraciones realizadas por productoras poco o nada tienen que ver con los
trabajos de archivos y filmotecas nacionales.
Ante una restauración, si hay algún tipo de intervención en las obras, por
pequeño que sea, debe anunciarse y dejarse claro tanto en los papeles como de
cara a los espectadores, avisando al inicio de la misma de los aditivos o
modificaciones hechos por los restauradores en la película: la autoría de los
textos incluidos off the record, y cualquier tipo de modificación ajena a la
creación original o que no se encontrase en ella en la versión original. Es decir,
este tipo de intervenciones deben ser anunciadas para las posteriores
restauraciones o posteriores estudios que puedan hacerse sobre la obra, estos
pasos deben estar incluidos y visibles para que los científicos y espectadores
sean totalmente conscientes de estas alteraciones. Si estas incursiones,
modificaciones o intervenciones no son avisadas los posteriores archivistas y
restauradores pueden llegar a no entender exactamente la obra en sí,
dificultando el análisis de los mismos e incluso provocando contrastes que
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pueden llegar a chocar en el film. Se trata sobre todo de una cuestión ética de
respeto hacia los creadores.
La búsqueda de nuevos materiales y la aparición de partes de los Filmes más
significativos de la historia pueden modificar todas las teorías e incluso la
significación de los finales de muchas obras como la de Metrópolis o desvelar las
verdaderas intenciones de los autores, por ejemplo. Incluso a veces se logra
preservar un film, gracias a los numerosos trocitos de segundas copias que
pueden incluso encontrarse en distintos países y en diferentes años. Se trata a
veces de una labor de reciclaje y refundición. Algunas veces se pueden obtener
copas fantásticas con trocitos de otras copias.
En un trabajo de restauración, lo primordial es conservar de la mejor manera
posible las copias más antiguas y tener las cosas claras en los elementos que
sean intervenidos, no dudar aunque posteriormente con el paso del tiempo se
demuestre que todo ha de ser modificado de nuevo. El color, los tintes así como
la música y la búsqueda de las bandas sonoras originales que recrean el
ambiente y la significación de las copias originales son siempre imprescindibles
en la labor de restauración, no se trata de preservar sólo la imagen ya que los
elementos audiovisuales, transmiten, significan y en esencia son gracias a la
unión de la imagen con el sonido, con la iluminación, con la composición, con el
vestuario y con una multitud de elementos. Ahora bien, es labor actual seguir
investigando en mejores maneras de preservación tanto para los negativos como
para el digital pues ambos están en peligro con el paso de los años.
Desde que el cine comenzara a dar sus primeros pasos, han transcurrido más de
cien años. Primero sorprendió a los espectadores que permanecieron atónitos
ante las imágenes de la llegada del tren a la estación en la primera exhibición
cinematográfica en un café parisino. Luego vino el sonido; por fin los actores
podían expresarse con voz propia. Más tarde, todos los colores del arco iris
inundaron las pantallas. Ahora, los efectos digitales proponen al espectador
actual trasladarse a mundos que no podía imaginar, poder llegar a lo más
recóndito de la mente, contemplar un combate en medio del universo o crear
nuevos mundos virtuales que jamás han existido, ni tan siquiera en decorado.
Todo este material cinematográfico debe conservarse ya que es reflejo de la
cultura y modo de vida y de trabajo de las diferentes épocas. Las filmotecas son
los organismos encargados de almacenar y conservar todo tipo de material
cinematográfico: negativos de películas, fotografías, carteles, guiones…
Debido a la mala conservación de la mayor parte de la producción
cinematográfica del periodo mudo, las filmotecas desarrollan la labor de
restauración, punto en el que se centra este trabajo. En ellas se realizan las
labores de: localización e identificación de materiales, clasificación,
conservación (archivos), recuperación y restauración del material fílmico,
difusión del legado cinematográfico, etc.
Las películas no son sólo un elemento de entretenimiento para unos
espectadores; el cine es arte, es la expresión de un autor, reflejo de sus ideas y su
creatividad. Muestran el modo de trabajo, de vida y la cultura de una época
determinada, y forman parte de un importante patrimonio cultural. Por esta
razón hay que conservarlas en el mejor estado posible, pero también hay que
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difundir el material cinematográfico, ponerlo a disposición del público, para que
el usuario de información pueda manejar y conocer la existencia de este
material. En este punto, la tarea de las filmotecas es muy importante, ya que son
los organismos documentales que se encargan de desarrollar estos trabajos para
conservar la memoria historiográfica que encierran los diversos tipos de
materiales cinematográficos. Hay que conservar todo el material
cinematográfico pero también hay que restaurar el material, sobre todo del
periodo mudo, pues se conserva menos de un 50% de la producción de este
periodo. El trabajo del restaurador es fundamental para la reconstrucción del
material deteriorado. Ellos son, según palabras de Alfonso del Amo, “guardianes
de la memoria”, y de ellos depende que las imágenes no se conviertan en polvo.
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