La parábola describe a un propietario que planta un viñedo y luego se va de viaje. Manda siervos para recibir la cosecha de los labradores, pero estos los maltratan y matan. Finalmente manda a su propio hijo y los labradores lo matan para quedarse con la herencia. Los labradores representan a quienes no corresponden al amor de Dios.