La primera revolución industrial ocurrió en 1786 en Inglaterra y se caracterizó por el uso del carbón como fuente de energía y métodos de trabajo en la industria algodonera. La segunda revolución industrial en el siglo XIX se extendió a más países e introdujo el petróleo y el gas como fuentes de energía, además de desarrollar la industria siderúrgica, química y el transporte ferroviario y automotriz.