Rigoberta Menchú ganó el premio Nobel de la Paz en 1992 por su defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Tuvo una infancia difícil trabajando desde los 5 años y no pudo estudiar. Más tarde se involucró en las luchas de los indígenas y campesinos y escribió su autobiografía contando las injusticias que vivió. A pesar de no tener estudios formales, se convirtió en una importante activista a nivel mundial.