Maximiliano y Carlota abandonaron el castillo de Chapultepec sin llevarse todos sus objetos personales porque la mayoría eran regalos de Napoleón III que apreciaban mucho y temían que fueran robados, y les importaba más huir que cargar con objetos de menos valor o demasiado ostentosos para su viaje. Sus objetos tenían grabados sus monogramas para poder identificarlos y recuperarlos en caso de pérdida.