La ruta comenzó en Aránzazu y subió por un sendero hasta Gaboño, donde tuvieron que subir los últimos 50 metros a mano ya que no había camino. Luego bajaron a las Campas de Urbía sin llegar a Malkorra, animando a corredores. Al final del día, Gerardo tuvo que dar masajes a varios que sufrieron calambres. Comieron en las Campas y regresaron a Aránzazu.