San Francisco de Borja nació en 1510 en una familia noble española con conexiones a la Iglesia y la realeza. Tuvo una vida próspera como marqués y virrey pero tras la muerte de su esposa en 1546, decidió entrar en la Compañía de Jesús luego de una reflexión espiritual. Dejó atrás su título y poder para dedicarse a servir a Dios como sacerdote jesuita, impulsando las misiones y formando nuevos jesuitas.