Guido intenta proteger a su hijo de la realidad de un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial haciéndole creer que todo es parte de un juego donde el que gana es el que mejor se divierte y no se asusta. A pesar de las terribles condiciones y la muerte que los rodea, Guido logra mantener la inocencia y la esperanza de su hijo hasta el final a través de su imaginación y amor.