SEMANA 37- EL CAMBIO. Puedo obedecer a Dios (I).pdf
1. DEVOCIONAL 37
EL CAMBIO: ¿Puedo obedecer a Dios? (I)
“Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5)
INTRODUCCIÓN:
Continuamos con la segunda parte de nuestro estudio
devocional. El tema pasado estudiábamos acerca de la
frase muy popular: “perdonarse así mismo”, pudimos
ver por semanas que esta falsa enseñanza es antibíblica y
humanista.
Hoy empezamos con un nuevo tema; y te vas a
enfrentar a una de las preguntas teológicas más importantes que jamás podrías
hacerte imaginado:
1. ¿PUEDES OBEDECER A DIOS?
¿Qué piensas? ¿Cómo responderías esta pregunta? Pero no te apresures a
responder. Tu respuesta determinará toda, absolutamente toda tu vida
cristiana. Afectará cómo interpretas la Biblia; cambiará cómo te relacionas con
el Espíritu de Dios; influirá en qué estrategia utilizas para cambiar tu carácter
y en un sinnúmero de aspectos que no tengo espacio para detallar. ¿Puedes o
no puedes obedecer a Dios?
Por ejemplo, si Dios te pide que no mientas, ¿tienes la capacidad de hacerlo?
Si Dios te ordena que no te enojes con tu pareja, ¿tienes el poder para cumplir
con ese mandato?
El autor Nicolás Tranchini nos propone hacernos una prueba basado en su
matrimonio:
Hace más de quince años me enamoré de una hermosa jovencita llamada
Analía. A los pocos meses decidí casarme con ella. Para mí ella era (y sigue
siendo) la mujer más increíble del planeta. Como muchos otros novios, en vez
de utilizar los votos tradicionales decidí escribir los míos propios, quisiera que
los leas. Si estás casado/a quisiera que los hagas tuyos por unos segundos y que
pienses con el mayor nivel de honestidad si los has cumplido:
¿Quieres saber la realidad? No hay uno solo de todos estos votos que no
haya roto, y sin ningún lugar a duda ¡mucho más que una vez! No puedo
cumplir con la persona que más amo en este planeta.
COMPARTE EN GRUPO:
1. Si tú eres casado(a) ¿has roto algunos de los votos matrimoniales propios
que le hiciste a tu cónyuge?
2. Si eres un joven soltero(a) ¿has obedecido a Dios en todo tu caminar
cristiano?
3. ¿Crees que la obediencia es posible?
Desde este día en adelante me comprometo a amarte con todo mi ser.
Prometo llenar tu corazón con palabras hermosas. Prometo renunciar
diariamente a mis deseos para buscar satisfacer los tuyos. Prometo ser tu
mejor amigo, siempre estar dispuesto a escucharte y buscar entenderte sin
intentar cambiarte. Prometo no juzgarte cuando caigas y me comprometo
a apoyarte, afirmarte y levantarte. Prometo perdonarte cuando me hieras y
pedirte perdón cuando yo lo haga, aceptando abiertamente y con humildad
mis errores sin justificarme. Me comprometo a no gritarte y a ceder frente
al conflicto. Me comprometo a ser tierno, cariñoso y amable, tratándote en
cada momento con la más dulce cortesía. Prometo cortejarte con dulzura y
romanticismo. Prometo vivir para servirte estando dispuesto a elegir los
trabajos y tareas más difíciles para mí. Prometo poner a Cristo primero en
mi vida buscando diligentemente que Él me gobierne cada día. Prometo
vivir para otros y amar a otros sin permitir que nadie ocupe el lugar y el rol
que solo a ti te corresponde. Prometo compartir el evangelio y hablarles a
otros del increíble amor de Jesús. Prometo orar fervientemente por ti con
pasión y propósito. Prometo serte fiel hasta el día que me muera. Y prometo
en todo buscar a Dios para que Él me dé las fuerzas para cumplir mi
promesa.
Tu esposo, Nico.
2. Esto nos lleva a la siguiente afirmación. Aunque lo he escrito antes, no me
cansaré de repetirlo: la vida cristiana no es difícil de vivir, la vida cristiana
es imposible de vivir.
Por lo tanto, debemos hacernos una segunda pregunta:
¿QUÉ DEBEMOS HACER ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE NO PODER
OBEDECER A DIOS?
¿Desesperación? No, dependencia. Como bien lo dice el evangelio de Juan:
“…el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15:5)
Un comentarista bíblico hace referencia a la palabra permanencia. Clave en
este texto:
“La palabra permanecer o quedarse puede confundirnos. Tenemos la
tendencia a convertirla en una emoción o una experiencia. Jesús está hablando
de una realidad fija. Está diciendo: “Los verdaderos discípulos están unidos a
mí. Estamos unidos. Ahora permanezcan en mí. Permanezcan conectados a mí.
Obtengan su vida de mí. Vivan su vida desde su conexión conmigo”.
CONCLUSIÓN:
1. ¿De qué forma este estudio ha cambiado o confirmado tu forma de entender
cómo se producen los cambios?
2. Resume en una o dos oraciones los conceptos que más te hayan impactado
de este estudio.
3. ¿Como cultivarías dependencia en Dios? Comparte.
“Es imposible obedecer a Dios. Por eso, la clave para el
cambio no es esforzarme por obedecer; la clave para el
cambio es esforzarme por depender”.