Este documento discute la insatisfacción material y la búsqueda humana de la felicidad a través de las posesiones. Citando varias referencias bíblicas, argumenta que solo Dios puede dar satisfacción y sentido plenos, mientras que las cosas materiales siempre dejan un vacío. Finalmente, sugiere que nuestra ansia más profunda solo se saciará completamente cuando veamos a Dios cara a cara en el cielo.