El documento analiza las causas de las crisis familiares, señalando que su origen es el egoísmo y la desobediencia a Dios. Al no hacer la voluntad de Dios, las personas caen bajo la influencia del diablo, lo que lleva al conflicto como ocurrió entre Caín y Abel. Para proteger a la familia, se debe participar en el culto familiar diario y humillarse ante Dios.