El documento describe el nacimiento prematuro de Dana Blessing en 1991 y los pronósticos sombríos de los médicos sobre su salud futura. A pesar de las dificultades iniciales, Dana prosperó y a los cinco años no mostraba signos de discapacidad. Más adelante, Dana sorprendió a su madre al reconocer el "olor de Dios" durante una tormenta, confirmando la presencia divina que la había confortado durante sus primeros días frágiles.