1. Un santuario para Dios
mayo 12, 2018
En el campamento de los israelitas había gran movimiento. Chicos y grandes corrían de aquí
para allá, todos felices entregando sus ofrendas. Eleazar y Raquel saltaban alegresmientras
llevaban su ofrenda. Raquel llevaba sus aretes de oro, que le había dado una vecinaen Egipto.
También regalaría un pomo de perfume.
Eleazarestá
contento de ofrendar
Ofrendas, ¿para qué? Las ofrendas eran para edificar un santuario para que Dios viva en medio
de su pueblo. ¡Un santuario!
¿Qué es un santuario? Es un templo, un lugar para adorar a Dios. El santuario que iban a
construir los israelitas era diferente; se llamaba tabernáculo. Tenía que ser portátil, para que
pudieran armarlo y desarmarlo en sus viajes.
¿Qué ofrendas traía la gente? Para la construcción del tabernáculo se necesitaba:
oro, plata y cobre
tintes azul, púrpura y rojo
lino fino
pelos de cabra
pieles decarnero
madera deacacia
aceite para lámparas
perfumes
piedras preciosas
¡Y mucho más!
Dios dio las instrucciones
¡Qué alegría sentían los israelitas! Iban a tener un lugar propio para adorar a Dios; un lugar que
ellos mismos habían ayudado a preparar. Nunca habían tenido un santuario.
2. Eleazar recordaba el día cuando Moisés bajó del monte y su cara brillaba. Moisés tuvo que
ponerse un velo porque el brillo les empañaba la vista. Dos veces Moisés pasó cuarenta días en
el monte con Dios. Allí Dios le dio todas las leyes, y las instrucciones para hacer el santuario.
Moisés necesitaba gente que le ayudara a construir el santuario. Para dirigir el trabajo, Dios
nombró a Bezaleel y Aholiab. A ellos les dio sabiduría por medio del Espíritu Santo, para que
hicieran toda clase de diseños y trabajo artístico. El Señor también les dio sabiduría
extraordinaria para que puedan enseñar a otros. Ellos dirigieron el trabajo.
Para Eleazar era muy emocionante porque Aholiab era su tío. Entre sus compañerosél se
mostró un poco orgulloso; pero cuando su tío se dio cuenta de esto lo reprendió. No era cosa
de jactarse sino de ser humilde y agradecer a Dios.
Bezaleely
Aholiab
Más de lo necesario
Eleazar ayudaba a su tío. Le alcanzaba las herramientas o hacía mandados.Él escuchaba las
conversaciones de los trabajadores. Un día oyó que tenían una gran preocupación.
¿Qué será que los preocupa? pensaba Eleazar.
3. Bezaleel y Aholiab estaban preocupados porque el pueblo de Dios traía muchas ofrendas.
–No sé qué hacer con todo lo que trae la gente –dijo Aholiab–. Tengo que hablar con Moisés.
Moisés inmediatamente dio una orden para que ya no se dé más ofrendas. Por todo el
campamento los mensajeros gritaban: «¡No más ofrendas! Hay suficiente material.»
¡Imagínate! Ya no tenían permiso de dar más ofrendas. Había todo lo necesario para hacer la
obra, ¡y sobraba!
La gloria de Dios
Todos trabajaron felices en la construcción del tabernáculo. A los hombres les tocó hacer los
muebles y los utensilios.
Las mujeres tejían e hilaban. Tenían que hacer muchas cortinas. También hicieron vestidos
para los sacerdotes.
La mamáde
Eleazar y sus amigas
Raquel acompañaba a la mamá de Eleazar. ¿Recuerdas que su mamá había muerto? Ahora la
mamá de Eleazar era como su mamá y Eleazar era como su hermano.
Un día Aliohab llegó con una noticia emocionante a la carpa de la familia de Eleazar. El trabajo
del santuario estaba listo.
–Mañana vamos a armar el tabernáculo –dijo–. Pienso que Eleazar y sus amigos querrán ir a
mirar.
¡Cómo miraban! Una por una, con sumo cuidado, armaron cada parte de ese hermoso santuario
en el desierto. Dios había dado instrucciones específicas de cómo armarlo y desarmarlo. Era
importante que se cumpliera cada detalle.
4. Cuando todo estuvo armado, Dios mostró su gloria. ¡Una gran nube se posó sobre el santuario!
Y allí quedó la nube hasta que era hora de seguir el viaje.
Durante cuarenta años Eleazar y Raquel vieron la gloria de Dios sobre el santuario, ese
tabernáculo que todos habían ayudado a construir. Muchas fueron sus aventuras. En todas
ellas, Dios nunca los abandonó. ¡Con sus hijos y sus nietos llegaron a la Tierra Prometida!