Doña Uzeada de Ribera era una mujer baja y rechoncha que usaba maquillaje para ocultar su verdadera apariencia. Llevaba parches oscuros en las sienes fingiendo enfermedades y tenía ojos pequeños y astutos que podía abrir y cerrar de diferentes maneras. Caminaba contoneando sus caderas anchas, recordando a ciertas aves domésticas. Usaba muchos anillos en sus dedos.