La leyenda japonesa cuenta la historia de Sadako Sasaki, una niña que contrajo leucemia como consecuencia de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras se recuperaba en el hospital, su amiga le contó sobre la creencia de que si una persona construye 1,000 grullas de origami, los dioses concederán el deseo que tenga. Sadako comenzó a hacer grullas de papel para desear la paz y su recuperación.