La liebre y el ratón fueron contratados como detectives para encontrar una moneda perdida de Doña Urraca. Aunque el ratón encontró primero la casa del topo donde estaba la moneda, fue demasiado tímido para preguntar. La liebre no tuvo reparos en preguntarle al topo, quien guío a la liebre hasta la moneda. Aunque la liebre recibió la recompensa, el ratón aprendió a superar su timidez para convertirse en el mejor detective del bosque.