Este poema invita al lector a dejarse envolver por la historia y la belleza de Salamanca. Recomienda experimentar la ciudad a través de los sentidos para que quede grabada en el alma, y dejar que las calles y lugares emblemáticos como la Universidad y la Plaza Mayor cautiven el corazón. Promete que una vez que se conozca Salamanca será imposible sacarla del recuerdo.