2. Una santa tuvo una visión. Vio que la Virgen Santísima se le aparecía con el manto lleno de rosas muy hermosas: “Señora – le dijo- qué rosas tan bellas se cultivan en el cielo”. Y la Virgen le respondió: “Estas rosas no son del cielo. Estas flores son las oraciones que me dicen mis devotos”.
3. “ ¿Y por qué hay una clase de rosas más bellas que las otras?”, añadió la santa. Nuestra Señora le dijo: “Estas rosas que superan en belleza a todas las demás son las Avemarías, porque ésa es la oración más bella que me pueden decir, ya que la compuso el mismo Dios, se la enseñó a un ángel y me fue dicha en el día más bello de mi existencia, el día en que empecé a ser Madre de Dios”.
4. ¿Cuántas rosas de éstas colocamos cada día en el manto de Nuestra Señora? ¿Serán de veras rosas muy bellas, Avemarías dichas con mucho fervor y atención?
5. Madre mía: ¡Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte! Amén.