David venció al gigante Goliat para defender el honor de Dios y su pueblo. Ignoró las provocaciones de Goliat y en cambio usó sus propias habilidades y fortalezas, como su honda y piedras. Se enfrentó directamente a Goliat con confianza en la bendición de Dios. Aprovechó la primera oportunidad para asestar un golpe mortal en el blanco y asegurarse de terminar con Goliat para dar una gran victoria a su pueblo.