El documento contiene varios sermones y reflexiones del arzobispo Óscar Romero sobre el cristianismo y la justicia social. Romero argumenta que el cristianismo es una persona (Cristo) y no solo un conjunto de creencias o leyes. También dice que el trabajo de cualquier persona puede ser un trabajo sacerdotal si se hace con honradez y amor. Critica una religión de apariencias que ignora las injusticias y una Iglesia que busca solo el dinero y comodidad en lugar de luchar contra la pobreza y desigualdad.