El documento es una carta dirigida a los padres y seres queridos de un soldado fallecido, Luis Rincones Barroso. En la carta, el autor expresa que aunque no conoció personalmente a Luis, sintió la necesidad de escribirle para honrar su memoria y recordarlo. También reflexiona sobre cómo solo los familiares y amigos íntimos recuerdan realmente al soldado, mientras que para otros solo fue parte de un discurso. Al final, la carta incluye una segunda misiva supuestamente escrita por el mismo Luis desde el c

1. Yo tuve un amigo soldado que no conocí
(Teniente Luis Rincones Barroso: presente)
A un año de tu siembra
Aunque fue la muerte quien me lo presento. Yo le escribí a ese joven teniente porque su muerte no mereció
ser de esa MANERA. Y hoy me nace escribirle nuevamente porque se que para algunos ÉL solo sirvió para ese día.
Hoy le escribo sobre una interrogante ¿quien se acuerda del soldado?, solo una madre que con su hijo – fotografía,
su hijo - sentimiento lo aprieta contra su pecho y lo recuerda mientras mil perlas bajan de sus mejillas y los
recuerdos van tejiendo su presencia en casa. Y quien sino un padre que hecho mares en llanto se va inundando
desbordando un duelo que se hace eterno por la perdida que no debió ser. Y quien sino sus seres queridos, los
íntimos amores de casa y las bendiciones que se siguen reproduciendo en una especie de metástasis del amor
bonito. Y como no llorarlo, sino su amor de siempre, la bonita de todos sus días, su compañera con el beso en
bandolera, armada en el cariño para unirlo a sus labios de nubes en la eternidad de sus días y la presencia fresca de
su recuerdo. En los pasos que sigue dando. En el uniforme preparado y limpio para el día que viene, presto para la
acción comando.
Yo tuve un amigo soldado que no conocí y una tarde, la de su siembra, me cruce en su camino, iba vestido de
ataúd. Y luego en la TV volví a ver el rostro de la muerte y con ella no faltaron discursos ni se cuantas cosas
convertidas en medallas para entregarles a los padres que siempre tuvo, a los viejos que siempre tiene. Deben estar
guardadas allí en el que fue su cuarto, placas en la pared, quizá y en el corazón del padre y la madre buena, de la
amada y siempre eterna compañera y del hijo que no tuvo tiempo de tener. Allí va alma adentro, galopa cerrero en
el corazón de Guanipa que anuncia aquí esta el teniente Luis Rincones Barroso, trae las bendiciones de los tiempos
idos y el cariño montaraz de un soldado que se quedó para siempre alistado en las trincheras del recuerdo, presto
para hacer del amor y el cariño su mejor acción comando, presto y armado de bendiciones haciéndole posta infinita a
los suyos.
Pero quien te recuerda sino ellos, soldado, quien mas si no los que te fueron llenando de mimos y que hoy te
recuerdan desde tu primer juguete hasta la música preferida. Solo ellos, solo ellos. Donde están los discursos de
aquellos que vivieron el momento para la prensa, para los medios. Acaso solo fuiste discursos para ellos, el discurso
oportuno sobre el soldado valiente que ya se fue, sin haberse ido. El soldado justo que siempre está en cada latido,
porque desde ese día los pasos son latidos en los pechos de todos. El soldado justo, que a veces se viste de lágrimas
de perlas para quedarse un rato deslizándose en la mejilla de la madre buena, en la mejilla de su compañera infinita.
Que puede preguntarse un padre, una madre, un amor que lo espera sobre la placa y la medalla post -
mortem, si siempre soñaron estar en el patio de la academia recibiéndolo de su hijo vivo. Con la foto y el orgullo de
mañana enseñarlo allá en El Tigrito diciendo mira mi muchacho, su ascenso, su medalla. Y es que partiste, soldado,
partiste como tiene que partir cualquiera de nosotros, como ya han partido otros. Y uno puede, acostumbrado a la
resignación soltar un que se le va a hacer, todos llevamos ese camino.
Yo no cuestiono esa muerte por cuestionarla, yo cuestiono la ética con la que disfrazamos nuestros actos y
hacemos bonito los discursos para ocasiones especiales, nada más eso, cuestiono, nada más. Cuestiono la mascara
histórica que hemos hecho nuestra y hemos sido diestros en manejarla como ninguno. Eso es lo cuestionable. Y eso
es lo que habla de la ética del ladrón, centrada en el cálculo, en la estadística en la medición de todo, en el acto en
sí…pero que relega el sentimiento para ocasiones especiales.
No obstante, este espacio que sea para el recuerdo, para esta segunda carta

2. Hola, Viejo…Hola Mamá
Como están todos. ¡Ah!, feliz día papa, deja esa lagrima para después, escúchame, yo no me he ido, nadie
mejor que tú para saber que yo no soy de los que se esconden. Por el contrario, les hice la “guayaqueta”
acordándome de cuando niño, se acuerdan,(de Escondido, cuarenta mata y cuantos juegos más ) jugábamos juntos
hasta cansarnos y nunca nos cansábamos. No me escondo, estoy en el medio de sus corazones, aquí siempre me
encontrarán. Estoy aquí, perfeccionando las acciones de comando que aprendí en la Academia. Quiero hacerlo por
la necesidad de tomar por asalto la ternura, el cariño y por sobre todo el AMOR que nos une por siempre. Aquí en su
corazón la ternura, el cariño y el amor no se gastan, Uno las utiliza y vuelven a aparecer con más fuerza. ¿Saben?
aquí donde estoy, en el cielo de sus corazones están guardados una especie de libros del recuerdo y allí he
encontrado desde mi primer juguete y también hasta el primer regaño, hoy comprendo que Dios regaña también, así
que no sorprendan si alguna flor les diga en rocío, ¡no lloren más, no lloren!. Las bendiciones allá, no crean ustedes
que se pierden, aquí me llegan todas…pero convertidas en lirios de mil colores con mil mariposas sobre ellas
enseñándonos a los “nuevos” lo que es el beso. No les voy a quitar más tiempo sin hacerles llegar un mensaje de
nuestro Dios. Luis no está solo, está en ustedes, no se dan cuenta que eso que en su pecho ustedes sienten y llaman
latido es ÉL , que convertido en ave cruza el cielo de sus pechos en el más bonito de los vuelos. ¡Vuelo alto! ¡Vuelo
hacia ustedes!. Bendición Papá, Bendición Mamá…saludos y besos a todos. De ustedes siempre, pero dejándole esta
oración:
Escúchenme siempre, sus latidos son mis palabras,
Ella es mi palabra que es palabra de ustedes también
Escúchame madre amada, padre corazón, mujer amor
Aquí estoy dentro de la noche pero lleno de luz
convertido en el salmo cotidiano y necesario,
en oración de la mañana
tu terapia del alma en la noche de nosotros
Cuido para ustedes los sueños
que son míos también
porque siempre estoy dentro de ellos
Hago posta matutina a tus acciones
para que se cumplan
como las pensaron
Me hago centinela de tus sueños
y velo siempre para que en
una acción comando
extirpemos las pesadillas
Traigo para ti una bendición de Dios
que te llama a la serenidad
y te da su calma en la oración
para dejar desempleado al llanto
y hacer que florezcan las bendiciones
al padre y la madre y
el beso eterno a la mujer amada.
A la mujer – amor, a la mujer
A la Madre que nunca me falta
Y a Papa con todo y lágrimas.

3. Nelson España