El documento resume la teoría de Oparin sobre cómo se formó la vida en la Tierra. Explica que Oparin propuso que los primeros aminoácidos y moléculas orgánicas se formaron en la atmósfera primitiva de la Tierra a partir de metano, hidrógeno y otros gases. Estas moléculas cayeron a la Tierra con la lluvia y se acumularon en los océanos, donde reaccionaron para formar proteínas y otros compuestos complejos. Finalmente, estas moléculas se agruparon en
1. El texto intenta explicar brevemente las bases de la teoría del científico Oparin sobre cómo
se produjo la formación del primer ser, si bien tenemos asumido que cualquier ser es generado
por otro(s); desechada la idea de la generación espontánea, apoyada por distintos
creacionistas.
Buscó respuestas en distintas teorías, apoyándose en sus conocimientos; gracias a la
astronomía, sabía que la atmósfera del Sol –y otros más– contiene metano, hidrógeno y
amoníaco, lo cual ofrece carbono, hidrógeno y nitrógeno, junto con el oxígeno concentrado
más en el agua que en el aire de aquel entonces.
Había que explicar la aparición, claro está, del agua. Los 30km de espesor medio de la
corteza están constituidos de roca magmática; hoy, el 10% de vapor de agua es expulsado
junto a dicho magma, quizá entonces ocurría del mismo modo. De ser así, la humedad dejaría
de mantener el agua como vapor; la elevada temperatura, los rayos ultravioletas y las
descargas eléctricas podrían haber generado, con la ayuda de los anteriores elementos,
aminoácidos que producirían proteínas y más moléculas orgánicas.
La temperatura comenzó a bajar hasta la fusión del vapor de agua, aunque no lo suficiente
como para llegar a un equilibrio. Concluyó con que los aminoácidos se quedaban en las rocas
calientes y con ese calor se combinarían mediante enlaces peptídicos y así hacer surgir
moléculas mayores de sustancias albuminoides.
Serían las primeras proteínas, y esas lluvias formarían los océanos arrastrando con las
lluvias proteínas y aminoácidos; acumulándose las moléculas, rompiendo y formando sus
enlaces, se multiplicarían las proteínas cualitativa y cuantitativamente. Formarían coloides y
así coacervados –agregado de molécula unida por fuerzas electroestáticas–, sintetizados
abióticamente. Así, llamó a los protobiotes –glóbulo estable propenso a la autosíntesis si se
agita en presencia de proteínas, polisacáridos y ácidos nucleicos–. En los coacervados
quedaron incluidas muchas macromoléculas, así que es posible que ya existieran proteínas
complejas con capacidad catalizadora, acelerando la síntesis.
Con moléculas de nucleoproteínas, envueltas por nucleoproteínas, con formas de vida muy
rudimentrias. Todo esto trajo la participación de variados expertos para hallar la solución al
problema. La selección natural determina la velocidad de crecimiento y así, formando la vida
como la conocemos.
Después de conocer, aunque brevemente el argumento en cuestión, diría que sería una
descortesía negarlo sin más. Me llama la atención el como la curiosidad y capacidad de Oparin,
la idea de un hombre, puede evocar el estudio de otros muchos, piensen o no del mismo
modo, así es como me parece que el estudio exhaustivo de este tema es algo admirable, por
mucho que sean solamente teorías –pues, aquella sobre la aparición del agua sobre la faz de la
Tierra, no podría llevarse a cabo en ningún laboratorio–.