El documento discute las principales causas de la crisis de biodiversidad actual, incluyendo la expansión de la población humana y su demanda de recursos, la destrucción y fragmentación de hábitats, la sobreexplotación de especies silvestres y la contaminación. Señala que mientras los cambios pasados fueron causados por perturbaciones naturales, ahora los cambios son impulsados principalmente por la actividad humana.
Introducción sintética a las Enfermedades de las Plantas
La crisis de la biodiversidad
1.
2. Ahora es el
hombre el
principal
inductor de los
cambios por
causa de su
expansión
numérica y
creciente
demanda de
recursos.
Mientras que
aquellas fueron
provocadas por
perturbaciones
naturales
(cambios
climáticos,
orogenias,
impacto de
meteoritos,
etc.)
La crisis de biodiversidad que hoy padecemos tiene ciertas similitudes con lo ocurrido en el pasado cuando
desaparecieron de forma relativamente rápida grupos enteros de organismos.
3. En 1992 se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Medio Ambiente y Desarrollo donde se estableció el Convenio sobre Diversidad
Biológica.
En él se introdujeron nuevos conceptos y obligaciones al propugnarse la
conservación de la diversidad biológica o biodiversidad, el uso sostenible de sus
componentes y el reparto justo y equitativo de sus beneficios.
Se abría así una nueva etapa en la conservación del planeta caracterizada por la
creciente implicación de los agentes sociales, una sucesión de importantes
acuerdos internacionales y la propuesta de orquestar cambios a escala planetaria
(los denominados Objetivos del Milenio, establecidos en NuevaYork en 2001).
4. • Caza y
recolección, explotación
legal e ilegal por encima
de la capacidad de
reposición de las
poblaciones.
• Uso excesivo de
pesticidas, efluentes
mineros, industriales y
urbanos, exceso de
fertilizantes.
• Expansión agrícola,
actividades extractivas
(deforestación, minería),
acuicultura industrial,
desarrollo urbano,
infraestructuras, erosión,
fuegos.
• Debido al vertido
creciente de gases de
efecto invernadero
resultados de la actividad
industrial y de la
destrucción de los
bosques.
Cambio
climático:
Pérdida,
degradación y
fragmentación de
los hábitats:
Sobreexplotación
de especies
silvestres:
Contaminación:
5. En la Amazonía Brasileña se cazan entre 67.000 y 164.000 toneladas de
animales salvajes cada año y en las selvas centroafricanas se extraen entre
1 y 3,4 millones de toneladas de esta carne. Los tapires, primates y ciertos
antílopes son los objetivos más codiciados.
Se trata de una actividad comercial dirigida a la explotación
industrial de ciertas especies codiciadas por su valor de mercado. Su
eficacia extractiva puede ser tan grande que, de no regularse
adecuadamente, termina por esquilmar a las poblaciones afectadas.
Un caso espectacular por sus implicaciones ambientales y socio-
económicas es la abusiva explotación de las poblaciones de peces y en la
industria maderera.
6. La destrucción sistemática de los hábitats naturales se inicia con el
desarrollo de la agricultura y la proliferación de los asentamientos
humanos en el Neolítico (10.000 años a.c). A partir de ese momento, se
cultivan los valles más fértiles y se desmontan los bosques para crear
pastizales útiles para el ganado.
Todos estamos familiarizados con la vertiginosa desaparición de los
bosques, donde se han perdido millones de hectáreas en la última
década. En unos casos, estas pérdidas se asocian al crecimiento de la
población, pero en muchos otros tiene que ver con la expansión de
ciertos cultivos.
Está, además, la expansión urbana, la actividad minera, la inundación
producida por los grandes embalses o el trazado de ferrocarriles,
carreteras, oleoductos y tendidos eléctricos con sus secuelas sobre el
medio natural.
7.
8. La producción de deshechos ha aumentado exponencialmente al
crecer la población humana y consagrarse, con la Revolución
Industrial (finales del siglo XVIII), un modelo de desarrollo basado
en el uso creciente de recursos mineros.
Nuestra actual capacidad para domeñar a la naturaleza y expandir
las fronteras del sistema ecológico que nos alberga se basa en el
uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo,etc) que, desde hace
décadas, está descargando en la atmósfera descomunales
cantidades de CO2 y otros compuestos nocivos (N2O, CH4).
Esta masiva puesta en circulación del material orgánico fosilizado,
está cambiando el clima de forma lenta, global y, tal vez,
irreversible. Hoy hay ya evidencias sólidas de un calentamiento
del planeta atribuible a esta actividad, de sus efectos directos sobre
muchas especies.
9. Sintetiza la evolución de 5000 poblaciones de
1700 especies de mamíferos, aves, anfibios,
reptiles y peces en todo el mundo), registra un
declive medio cercano al 40% de esas
poblaciones durante los últimos 30 años, con
caídas más severas en las especies dependientes
del agua dulce. Resulta preocupante constatar
que dichas pérdidas se acentúan en latitudes
intertropicales, como Sudamérica (-76%), África
(-19%) y la región Indopacífica (-23%) donde se
acumula la mayor diversidad de especies del
planeta y donde las agresiones al medio natural
parecen perpetuarse.
El Living Planet
Index, coordinado
por el WWF
Internacional y la
UNEP-Worl
Conservation
Monitoring Center
Como Sudamérica (-
76%), África (-19%)
y la región
Indopacífica (-23%)
donde se acumula la
mayor diversidad de
especies del planeta y
donde las agresiones
al medio natural
parecen perpetuarse.
10. Es esperanzador ver, sin embargo, que en Europa, tras siglos de descaste, se asiste a
una recuperación de las poblaciones de las especies objeto de este seguimiento
(+30%), una tendencia que también se insinúa en Norteamérica (+3%).
Los grandes proyectos de investigación sobre la diversidad de la vida
permanecen vigentes y avanzan en los ambientes más inaccesibles, se han
incorporados nuevas técnicas analíticas al estudio taxonómico y biogeográfico
de las especies, se está usando Internet como gran vehículo de la
globalización del conocimiento de la diversidad biológica del planeta.
Se diseñan nuevas estrategias de conservación, se promueve la creación de áreas
protegidas y se está desarrollando con rapidez la ecología de la restauración, una
disciplina dirigida a recuperar parte del esplendor natural de las áreas perturbadas.
11. Un estudio de Conservation International mostró que el 23,9% de los
sistemas biogeográficos de la Tierra han sido completamente
transformados por el hombre (el 36,3% si se excluyen las superficies
heladas, de roca y los desiertos), el 24,2% parcialmente y sólo quedan bien
conservados el 51,9%, cifra que se reduce a sólo el 27% si se exceptúan las
superficies estériles.
Sólo quedan sin transformar el 51,9% de las tierras emergidas,
aproximadamente 90 millones de km2. Las áreas parcialmente
transformadas por las actividades humanas son 41 millones de km2
(24,2% de las tierras emergidas), y las áreas totalmente transformadas por
el hombre superan los 40 millones de km2, un 23,9% del total de las tierras
emergidas. Sin embargo, estas cifras son engañosas, al incluir extensas
áreas de desiertos, rocas o hielos, que no son habitables o tienen escasa
importancia desde el punto de vista de la diversidad biológica.
12. Las zonas más transformadas, sin apenas restos de la vegetación original
y con grandes pérdidas de diversidad biológica, son Europa, el Este de EE
UU, China y el Sureste asiático América del Sur, con el 62,5%, y Oceanía,
con el 62,3%, son las dos regiones mejor conservadas y menos
transformadas, mientras que Europa es el continente que menos hábitats
ha conservado, con sólo el 15,6%.
Las zonas de Oceanía bien conservadas corresponden a los desiertos de
Australia, mientras que las regiones de América del Sur casi intactas
corresponden a la Amazonia, con bosques tropicales con una
extraordinaria diversidad biológica. África es la zona con más áreas
parcialmente transformadas, reflejo de una presión demográfica todavía
baja, y de una agricultura extensiva. Europa, con el 64,9%, es la región
más humanizada, más del doble que el siguiente continente, Asia, con el
29,5%.
13. Anderson, L. Transgénicos. Ingeniería genética,
alimentos y nuestro medio ambiente. GAIA Proyecto
2050. Madrid, 2001.
C.J. Bibby, N.J. Collar, M.J. Crosby, et al. (1992).
Putting Biodiversity on the Map: Priority Areas for
Global Conservation (Consejo Internacional para la
Preservación de las Aves, Cambridge, U.K).
Ehrlich, P. y Ehrlich, A. (1981). Extinction: The
causes and Consequences of the Diasappearance of
species. Randon House, New York.