Este documento describe la historia de la guerra de los 80 Años entre España y los Países Bajos desde 1555 hasta 1640. Las tensiones surgieron debido a las diferencias religiosas y culturales entre Felipe II de España y los holandeses protestantes. A pesar de los esfuerzos de negociación, la situación empeoró con la llegada del duque de Alba y la represión de los protestantes, lo que llevó a una guerra de independencia de los holandeses contra España que duró décadas.
1. Flandes, el Vietnam español.
Felipe II
La historia empieza en 1.556, con la abdicación de Carlos I
de España (llamado Carlos V en Alemania) en su hijo Felipe
II. Carlos había nacido en Gante (Bélgica) y conocía esas
tierras, por ello era considerado por sus súbditos
neerlandeses como soberano legítimo. En cambio a su hijo,
Felipe II se le consideraba un monarca extranjero con
intereses más favorables a España que a ellos. La primera
diferencia entre el nuevo rey y sus súbditos, surgió tras la
abdicación de su padre. Felipe como nuevo gobernante fue
incapaz de soltarles un discurso, ya que no hablaba su
idioma.
Había una gran diferencia entre las provincias de Flandes
y España. Aquí, estábamos acostumbrados durante largos
siglos a soportar los caprichos de los gobernantes, ya fueran
cristianos o musulmanes. En los Paises Bajos, no. Allí,
2. había un equilibrio entre el rey y sus súbditos y éste debía
usar su diplomacia cuando necesitaba hacer alguna cosa de
importancia.
Asimismo, una nueva religión protestante; el calvinismo,
se estaba implantando en esas tierras. Por ello, la
inquisición impuesta por las autoridades españolas era
poco menos que aborrecida, llegando a veces la población a
enfurecerse y a apedrear al verdugo cuando se intentaba
ejecutar a alguien por motivos de herejía. En 1.565, el rey
estableció unos decretos, en los que se impedía la libertad
de culto. Eso causó un gran malestar en la población. Como
forma de protesta, un grupo de nobles utilizó unas feas
túnicas grises, cuando tenían que reunirse con las
autoridades españolas. Era una chocante forma de resaltar
la elegancia de las autoridades y ridiculizarlas. Además, se
habían comprometido a luchar contra la inquisición.
En 1.565, el conde Egmont, un noble flamenco viajó a
España para visitar al rey y exponerle sus quejas. Felipe ya
lo conocía, pués había combatido junto a él y su padre en
varias batallas. Y por ello lo recibe con alegría, pero sin
comprometerse a nada. Egmont que no es un diplomático,
no percibe el doble sentido de las palabras de Felipe y
regresa creyendo que ha cumplido su objetivo. Es al llegar a
su tierra cuando otros más acostumbrados a las cuestiones
de protocolo y diplomacia, le informan de su error. Egmont
al saberlo, se siente ofendido.
El Papa, informado de los problemas que reinan en los
Paises Bajos, escribe al rey y le recomienda que sea más
tolerante en cuestiones religiosas. Asimismo le sugiere que
viaje allí y vea con sus propios ojos los problemas que
padecen sus súbditos. En aquel tiempo, gobernaba en
Flandes la princesa Margarita, hermana del rey Felipe. Esta,
3. le dice en sus cartas, lo mismo que el Papa. Ambos, fracasan
en sus peticiones.
Los mendigos
A ella fueron a ver el 5 de abril de 1.566 en Bruselas una
parte de la nobleza. Llevaban puestas, sus túnicas grises.
Margarita al recibirlos, se llevó una desagradable
impresión. Uno de sus secretarios, le dijo a media voz que
“no se dejara impresionar por esos mendigos”. En la
reunión, pidieron que se aboliera la inquisición. Margarita,
dijo que lo único que podía hacer, era decírselo a su
hermano y mientras tanto, pedir a los inquisidores que
fueran más suaves con sus condenas.
Margarita de Parma
Los nobles, habían oído al secretario de Margarita, y al
salir, decidieron que el insulto de “mendigos” sería el
nombre que recibiría su organización. Entre ellos, está el
4. príncipe Guillermo de Orange, un noble, que fue muy
apreciado y favorecido por Carlos I.
Felipe, sigue sin ceder. Considera a España, como la
nación destinada a combatir a los herejes. Y para confirmar
sus temores, Francia, la gran enemiga de España, al poco de
firmar la paz, se ha visto envuelta en una terrible guerra
civil causada por la religión. Es la llamada “guerra de los
hugonotes”, que se prolongará, hasta casi finales de siglo.
Felipe teme que algo parecido ocurra en su reino si
accediera a conceder la libertad religiosa.
En agosto de 1.566, el hambre se sumó a los problemas. La
guerra entre Suecia y Dinamarca, provocó una caída del
comercio, así como las importaciones de trigo del mar
Báltico. La escasez de tales productos, elevó los precios. Eso
facilitó a los calvinistas los argumentos que necesitaban
para criticar el lujo de la iglesia y derivó en unos tumultos
en los cuales, entre otras cosas, se asaltan las iglesias y se
decapitan imágenes religiosas que los calvinistas
consideraban heréticas.
Margarita reunió urgentemente a los gobernadores.
Varios, se pusieron de su parte. Otro grupo entre los que se
encontraban Egmont, Horn y el príncipe de Orange, piden
la convocatoria de Estados Generales, una amnistía general,
y la supresión de la inquisición. Margarita decretó, que si
ellos no molestaban a los católicos, ella no usaría la fuerza.
Ellos, accedieron. Así que se procedió al desarme y se
controló la situación.
Pero Felipe, se siente insultado por lo sucedido. No está
dispuesto ni a que se cuestione su autoridad, ni se profane a
la iglesia. Ha sido demasiado tolerante y considera que es
hora de usar la fuerza. Para ello, encarga al duque de Alba,
5. Fernando Alvarez de Toledo la preparación de un ejército
para que ponga orden. Su hermana Margarita le informa de
que ya no es necesario, pero Felipe, insiste.
Príncipe Guillermo de Orange
El duque llega a Bruselas, en agosto de 1.567, casi un año
después de los sucesos. Al saber Margarita de las órdenes
que le ha dado el rey y al no estar de acuerdo con ellas,
dimite. Al poco, el duque de Alba crea el “tribunal de los
tumultos” y cita al conde Egmont y a Horn, con la excusa
de darles unas instrucciones del rey. De esa forma los
detiene y los manda decapitar. El príncipe Guillermo de
Orange, ha conseguido huir a las posesiones de su familia
en Alemania, donde recluta un ejército de mercenarios, y lo
pone al mando de sus hermanos. También financia a los
piratas holandeses o “mendigos del mar”. Desde éste
momento, empieza la guerra en Flandes.
6. El duque de Alba
Duque de Alba
El inicio de los enfrentamientos, fue en la batalla de
Heiligerlee en mayo de 1.568, en la cual las tropas de Luis
de Nassau, hermano de Guillermo, derrotaron a las del
duque de Alba. Este, aprendió la lección y lo derrotó en
Jemmingen. Guillermo de Orange que había regresado a
Holanda, se vió obligado a regresar a Alemania. El duque,
vió que era la ocasión ideal para que el rey Felipe, viajara y
mostrara su clemencia a sus súbditos. Por ello, le escribió.
Pero tal viaje, nunca se produciría.
Entretanto, un incidente en aguas de Méjico hizo que las
relaciones con Inglaterra, hasta entonces aliada de España,
se enfriaran. En San Juan de Ulúa, unos barcos ingleses que
realizaban acciones de contrabando, fueron atacados por la
7. flota española. Entre los supervivientes, estaba Francis
Drake; un pirata que daría muchos problemas.
Fue precisamente por culpa de los piratas ingleses, que la
paga no llegara a los tercios españoles (aunque rara vez
más del 15 % de esos soldados, había nacido en España).
Temiendo un motín, el duque de Alba impuso unos
impuestos a los holandeses, destinados a pagar a las tropas.
Los ciudadanos, se enojaron aún más. Solo faltaba que les
tocara a ellos pagar a unos soldados extranjeros, que venían
a intimidarles.
Los éxitos de los “mendigos del mar” capturando
ciudades portuarias, animó a la rebelión. Estos reclamaron
la presencia de Guillermo de Orange, el cual atacó desde el
norte con un ejército y su hermano Luis por el sur, con otro.
El duque, reacciona y va hacia el sur. Su hijo Fadrique, es
enviado al norte. Ambos, vencen y saquean varias ciudades
rebeldes.
Los habitantes de la ciudad de Alkmaar, viéndose ante el
dilema de rendirse y ser saqueados, o resistir y ser
saqueados igualmente, optan por romper los diques que los
separan del mar, inundando y arruinando la ciudad, pero
logrando que las tropas del duque, se retiraran.
Viendo el rey que el duque vencía, pero no convencía, le
hizo regresar a España en 1.573, dejando a unas provincias
en peor estado que cuando llegó.
8. Los rebeldes en apuros
Posteriores envíos de gobernadores más diplomáticos que
el agresivo duque, no sirvieron de mucho. Sobre todo en
Holanda, y las provincias del norte, ya no querían a Felipe
como a rey. En el mar, los piratas ingleses y los mendigos,
causaban estragos a la flota española y sus colonias no solo
de América, sino también de Filipinas. Por ello, las pagas a
9. los soldados se retrasaban, produciéndose motines y
provocando que los soldados se pagaran a sí mismos,
saqueando ciudades. Eso solo consiguió que muchas
ciudades indecisas, se decidieran a abrazar la causa rebelde,
y que no se lograra la victoria militar cuando ésta estaba al
alcance de las tropas españolas. Pese a eso, se lograron
victorias militares, como Lepanto en 1.571, y las conquistas
de Alejandro Farnesio, hijo de Margarita. La toma de
Portugal para la corona española en 1.580, hizo a la reina
Isabel de Inglaterra sentir, una sensación de aislamiento.
Por ello, mandó a unos 6.000 soldados de su ejército, para
apoyar a los holandeses. Sin embargo, los abusos del
general inglés que se hizo proclamar gobernador de unas
provincias holandesas, pese a la prohibición de la reina y
las derrotas que sufrió, hicieron que se les ordenara
regresar a Inglaterra. Felipe tuvo en cuenta ese suceso y fue
motivo para un proyecto de invasión a Inglaterra.
En 1.584, Guillermo de Orange es asesinado por un
fanático católico que logró infiltrarse en su círculo de
amigos, siendo su muerte un duro golpe para la causa
rebelde. Su hijo Mauricio de Nassau, le sucederá.
10. En 1.588 la armada invencible, que se dirigía a invadir
Inglaterra, sufrirá un desastre causado por el mal tiempo.
Eso dio ánimos a los rebeldes.
A finales de la década de los 90, los hugonotes consiguen
vencer en Francia. Por ello y al igual que Inglaterra, se
dedican a mandar dinero y ayuda a los rebeldes.
Treguas y guerras
Tras varios años de treguas, en las que los holandeses se
dedican a reforzarse, la guerra se reanuda en 1.600. Felipe II
había muerto un par de años antes. Su sucesor es Felipe III,
que en 1.604, negocia la paz con Inglaterra. Su rey Jacobo I,
sucesor de la fallecida Isabel, accede a ello.
Francia sigue con su papel de ayudar a los rebeldes por
medio de dinero. En la corte española, se contempla el
conflicto con los Paises Bajos, como algo imposible de
resolver pero imposible de abandonar, por la pérdida de
prestigio que ello supondría.
11. A Felipe III, sigue Felipe IV. La situación sigue siendo igual.
Unas veces se gana y otras se pierde. La genialidad del
general Spínola, conocido por estar retratado en el cuadro
de Velázquez “La rendición de Breda”, no soluciona el
conflicto. Las conversaciones de paz con los rebeldes, son
infructuosas. Estos no quieren ser gobernados por Felipe
IV, ni tampoco abandonar sus creencias. El desacuerdo en
éstos dos puntos, hace imposible la paz, pero las
negociaciones continúan en ambos bandos para hacer ver a
los ciudadanos que se intenta poner fin a la guerra.
En 1.639, llega el gran desastre. Este es peor aún que el de
la armada invencible. La flota española, es derrotada en el
Mar del Norte por los piratas holandeses, ayudados por sus
colegas franceses. Es la llamada batalla de las Dunas. Dicha
flota, llevaba refuerzos para continuar la guerra.
Felipe IV
12. En 1.640, la guerra está muy recrudecida. España, hace
tiempo que ya no solo lucha contra los Paises Bajos, sino
que manda ayuda militar y económica, a sus aliados
alemanes, que están luchando contra los suecos y las
provincias rebeldes germanas. Cataluña y Portugal se han
sublevado, negándose a pagar unos elevados impuestos.
Francia por su parte, está realizando acciones militares en el
norte de Italia, también controlado por los españoles, para
impedir el acceso de los tercios a Flandes. Eso sin olvidar la
vigilancia de las colonias americanas y filipinas, así como la
vigilancia del norte de Africa, en prevención de los piratas
argelinos.
En Inglaterra, gobierna Carlos I que guarda gran
resentimiento contra Felipe IV, ya que años antes había
viajado a España y pretendido casarse con su hermana,
pero las diferencias religiosas ocasionaron un gran retraso
en las negociaciones de boda, que se retrasó aún más con la
muerte del Papa. Carlos, ante la delicada salud de su padre,
Jacobo, decidió que debía regresar a su país y olvidarse de
la boda. Por suerte para los españoles, su despótico
gobierno y las grandes cantidades de dinero gastadas para
luchar contra España, desencadenó fuertes disputas con el
Parlamento inglés, partidario en su mayoría de que la
guerra se realizara en forma de ataques piratas a América,
algo mucho más barato que lo que el rey pretendía. Este se
negó a ello. Finalmente, los desacuerdos, condujeron a una
guerra civil. Por su parte, Francia manda apoyos a la
sublevación catalana. España intenta contrarrestarlo,
invadiendo el norte de Francia. Todas éstas acciones,
representan un enorme esfuerzo militar, que España no
puede permitirse.
Ante tantas dificultades, se alcanza la paz con los Paises
Bajos, firmada el 30 de enero de 1.648, en la que los rebeldes
13. conservan la mayoría de sus conquistas. Es el fin de una
guerra que duró 80 años, y contribuyó notablemente a la
ruina del imperio español.
No pocos historiadores confirman que la historia de
Europa habría sido muy distinta, si España y los Paises
Bajos, se hubieran llevado bien.
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Nota: Las imágenes las he sacado de internet y he omitido
nombrar otros sucesos y personajes para no cansar al lector,
ya que éste artículo fue escrito principalmente con la
finalidad de que pueda comprender como fue el origen de
esa larga y pesada guerra que sostuvimos los españoles en
los Paises Bajos.
El autor: Antonio Pedro Grande Rey