El cuadro Las Meninas de Diego Velázquez, pintado en 1656, representa a la Infanta Margarita rodeada de su servicio en una sala del Alcázar de Madrid. Velázquez logró crear una composición compleja mediante el uso hábil de la perspectiva y la luz para recrear la atmósfera. En el fondo se aprecia el reflejo del Rey Felipe IV y la Reina Mariana de Austria en un espejo, observando la escena y creando un juego espacial extraordinariamente complejo.
1. LAS MENINAS
Date:1656
Autor: Diego Velázquez
Es una de las obras de mayor tamaño de Velázquez y en
la que puso un mayor empeño para crear una
composición a la vez compleja y creíble, que
transmitiera la sensación de vida y realidad, y al mismo
tiempo encerrara una densa red de significados. El
pintor alcanzó su objetivo y el cuadro se convirtió en la
única pintura a la que el tratadista Antonio Palomino
dedicó un epígrafe en su historia de los pintores
españoles (1724). Lo tituló En que se describe la más
ilustre obra de don Diego Velázquez, y desde entonces
no ha perdido su estatus de obra maestra. Gracias a
Palomino sabemos que se pintó en 1656 en el Cuarto del
Príncipe del Alcázar de Madrid, que es el escenario de la
a c c i ó n . V e l á z q u e z t r a b a j a a n t e
un gran lienzo, a los enanos Mari Bárbola y Nicolasito
Pertusato, que azuza a un mastín, a la dama de honor
doña Marcela de Ulloa, junto a un guardadamas, y, al
fondo, tras la puerta, asoma José Nieto, aposentador. En
el espejo se ven reflejados los rostros de Felipe IV y
Mariana de Austria, padres de la infanta y testigos de la
escena. Los personajes habitan un espacio modelado no
sólo mediante las leyes de la perspectiva científica sino
también de la perspectiva aérea, en cuya definición
representa un papel importante la multiplicación de las
fuentes de luz. Las meninas tiene un significado
inmediato accesible a cualquier espectador.
Portrait de l’Infante Margarita, fille de Philippe IV (1605-1665), entourée de son service ou “famille”
dans une salle de l’Alcazar de Madrid. Le tableau le plus célèbre de Vélasquez renferme une composition
complexe construite à partir d’une habileté admirable pour utiliser la perspective, pour rendre la lumière
et recréer l’atmosphère. Les interprétations sur le sujet et leur concrétisation ont été multiples. Les plus
nombreuses soulignent la revendication de la noblesse de la peinture face aux pratiques artisanales.
Vélasquez se représente en train de peindre le propre tableau à gauche de la toile, affirmant par là la
suprématie de l’art de la peinture. L’Infante Margarita (1651-1673), vêtue de blanc, pose au centre
entourée de ses dames de compagnie, les “Ménines” María Agustina de Sarmiento et Isabel de Velasco,
deux bouffons de la cour, María Bárbola et Nicolasito Pertusato, et un mâtin. Derrière elle, apparaît en
train de converser, la duègne Marcela de Ulloa, qui dirigeait les dames et, dans l’embrasure de la porte, le
majordome José Nieto. Dans le miroir du fond, on aperçoit le reflet du Roi et de la Reine, Philippe IV et
Mariana d’Autriche (1634-1696), ce qui crée un jeu spatial d’une extraordinaire complexité.