Dudo mucho que el barón Pierre de Coubertin, allá por el año 1896, en la inauguración de los primeros Juegos Olímpicos de la Edad Moderna, se imaginara que, al pronunciar estas tres palabras, estaría definiendo mucho más que una simple ambición deportiva, había descrito la propia condición humana.
1. 08/04/13 Google y el “Citius, Altius, Fortius”
08/07/2012
Google y el “Citius, Altius, Fortius”
Xavier Gassó
Dudo mucho que el barón Pierre de Coubertin, allá por el año 1896, en la inauguración de
los primeros Juegos Olímpicos de la Edad Moderna, se imaginara que, al pronunciar estas
tres palabras, estaría definiendo mucho más que una simple ambición deportiva, había
descrito la propia condición humana.
Todos, de una forma u otra, soñamos con ese “más rápido, más alto y más fuerte” que se
puede aplicar a infinidad de situaciones de nuestra vida. Y, trasladando esta misma idea al mundo empresarial, resulta
obvio, plenamente comprensible y hasta deseable, soñar con alzarse con el primer lugar en el podio. Si, además, se
consigue en más de una de las disciplinas posibles mejor que mejor.
Voy al grano. Tiendo a pensar que somos una generación afortunada. Sin saber por qué, nos hemos encontrado en
medio de una tremenda revolución, una revolución que, por fortuna, nada --o poco-- tiene que ver con las de antaño.
Esta revolución, que algunos denominan “digital”, tiene un único “culpable” aunque responde a varios nombres,
Internet, Foros, Redes Sociales o, si lo queréis personalizar, Twitter, Facebook, o Google. Llamadlo como queráis,
porque sea cual sea el sustantivo me seguirá pareciendo bien. Y es que eso es, realmente, lo que está sucediendo al
otro lado de las pantallas. Creamos, compartimos, observamos, conversamos y luego lo reciclamos para volver a
transmitirlo a través de las herramientas que unos y otros han puesto en nuestras manos.
Y en esa revolución Google es, permitidme que recupere la referencia olímpica inicial -tan apropiada este verano-,
el “Señor de los anillos”. ¿Os acordáis de aquello del “Busque, compare y, si encuentra algo mejor, cómprelo”? Pues
bien, Google ha pasado de hacer posible esa búsqueda a convertirse en la respuesta a casi todas las preguntas,
incluida la del “algo mejor”.
Domina el mercado de buscadores, su navegador web se ha convertido en el más usado del mundo (rompiendo la
hegemonía que no hace tanto parecía indiscutible de Internet Explorer), quien más quien menos, todos tenemos una
cuenta en gmail, y no satisfechos con eso, lanzaron Android y lograron “viajar” en los móviles de millones de
personas. ¿Sabéis que ocho de cada diez smartphones que se venden en España son Android? Cifras, sólo cifras,
¿verdad?
Pero, claro, decíamos que no nos conformamos, decíamos que “Citius, Altius, Fortius”, ¿no?. Pues bien, Google debería
salir –mínimo- en la primera página de resultados al teclear estas tres palabras en el Rey Buscador. ¿Para qué
conformarse con ser el número uno de los buscadores, de los navegadores, de los smartphones y en innovación, si hay
infinidad de nuevos retos allá fuera? Lo sé, no son el Rey Midas, no todo lo que tocan se convierte en oro, pero lo
intentan. Y si dan con la tecla correcta, la competencia se pone a temblar.
Un ejemplo, su última gran apuesta en el mercado de las tablets. Ya no se conforman con ser los proveedores de un
sistema operativo. Tras HoneyComb, SO con el que dieron un definitivo salto de calidad que les ha permitido
posicionarse con fuerza, se han decidido a lanzar su propio dispositivo (basado en ICS) tal y como ya hicieran con sus
smartphones, ampliando la famosa línea Nexus con el 7 (por el tamaño de su pantalla). Y, ojo, porque con la decisión
que han tomado les han metido el dedo en el ojo a sus competidores.
• Por su tamaño: más pequeño, más portable, más cómodo de usar, pero lo suficientemente grande como para que no
se pierda detalle de ninguna buena lectura, video o, por qué no, tweet. Y atención, porque aquí le puede hacer mucho
daño al lector de eBooks de Amazon, Kindle, al cual el de Google supera en casi todo (salvo en la tinta electrónica, pero
aún así…). Habrá que estar atentos a su próximo movimiento para ponerse a la misma altura (o intentarlo).
• Por su precio: porque (no nos engañemos) el mercado de las tablets es caro. Tan caro como lo es el de los -buenos-
smartphones. Y que, de repente, venga Google, con un producto de calidad, con buenas prestaciones (no las mejores
del mundo, pero más que competitivas) y te ofrezca su dispositivo a mitad de lo que cuesta un iPad o cualquiera de sus
alternativas directas, es como para pensárselo…
• Por su sistema operativo: porque está claro que Android funciona, y funciona bien. Porque, además, al ser un
dispositivo hecho expresamente para Google debería ser el primero en ir recibiendo las actualizaciones. Si su
construcción promete y su interior no envidia a ninguno…
• Porque es Google: y eso, tal y como están las cosas, suele ser sinónimo de algo bueno.
Y a todo esto, y demostrando que lo de las tablets no es flor de un día, Microsoft va y se lanza en barrena presentando
un dispositivo al estilo iPad, es decir: “Yo lo ‘construyo’, yo lo visto, yo le doy vida, yo lo vendo”. Atractivo, sí, y con un
aire a PC que lo hace también interesante para los que siguen pensando más en “modo IBM”, si se me permite la
expresión, que en “modo Mac”;; para los que le piden al innegable rey de este mercado, el iPad, algo que todavía no
acaba de ofrecer: integración absoluta con PC y posibilidad de conexión de periféricos vía USB… ¿Locura colectiva?
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2. 08/04/13 Google y el “Citius, Altius, Fortius”
No lo creo, tiendo a pensar que los CEOs de unas y otras compañías tienen más que claro por qué caminos va a ir esa
revolución de la que os hablaba.
Hablando de caminos, en el horizonte aparecen novedades de Apple. Y, como ellos tienen mucha -pero mucha, mucha-
culpa de todo lo anterior, al poner hace años el mundo geek patas arriba con el lanzamiento del iPhone, debemos estar
muy atentos a lo que traigan. Conviene recordar que Apple cambió tanto las normas del juego que abrieron un nuevo
camino a los que más soñaban con llegar más alto, en ser más rápidos, y pegar más fuertes. Tan grande fue esa
puerta que, de repente, muchos supieron exactamente qué debían hacer para pasar de una página de inicio en Internet,
al bolsillo de millones de personas del mundo.
Vamos, que si yo fuera Dennis Quaid en Frequency (ojo al spoiler) no le aconsejaría a mi mejor amigo que se acordara
de Yahoo, lo apostaría todo al rojo, a Google. Dicho queda…
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