El lobo, hambriento, se encuentra con un perro gordo que le ofrece llevarlo a un nuevo hogar donde tendrá comida si cumple con su trabajo de defender la propiedad. Sin embargo, cuando el lobo ve el collar del perro, se da cuenta de que el perro no es completamente libre y prefiere morir de hambre antes que renunciar a su libertad.
1. EL LOBO Y EL PERRO
En un monte muy lejano un pobre Lobo, iba arrastrando su pobre cuerpo en busca de algo
con lo que poder alimentarse. Al llegar a un claro, se encontró con un precioso y orondo
Perro, al que se acercó rápidamente para conocer su secreto.
-Oye perro-dijo el Lobo- ¿Cómo has conseguido esa saludable apariencia?
-Trabajando muy duro para mi dueño.
-Vaya ¿y no tendrá tu amo un hueco en su casa para mí?
-No creo que tenga nada para ti, pero sí que conozco un lugar en el que necesitan a alguien
de tus características. Acompáñame de vuelta a casa y con gusto te llevaré a tu nuevo
hogar, en el que no habrá de faltarte bocado si cumples con tu cometido.
-Suena muy bien Perro. ¿Cuál será mi trabajo?
-Depende de lo que tu dueño necesite, ya que en cada época del año suelen asignarte una
nueva labor, pero fundamentalmente tendrás que defender la propiedad y evitar que entren
en casa gentes extrañas.
-Creo que podré hacerlo a la perfección.
Contento con la certeza de poder volver a llenar su estómago de comida, marchó feliz
junto al perro de vuelta a casa. Mientras continuaban su alegre conversación, el Lobo se dio
cuenta de un extraño elemento.
-Amigo Perro, te he estado observando y he visto que llevas algo en el cuello ¿podrías
decirme que es?
- ¿Esto?- dijo señalando su cuello- Tan solo es el collar con el que mi dueño me agarra a la
cadena.
-¿Una cadena? –preguntó el Lobo muy sorprendido- Acaso pretendes decir que no tienes
libertad para moverte a donde gustes.
- Hay algunas veces que sí y otras que no. ¿Por qué te interesa tanto saberlo?
-Pues yo soy un animal que goza de la libertad y si para poder comer todos los días, he de
renunciar a ella, prefiero morir de hambre antes de verme preso.
Y tras decir esto, sacó las pocas fuerzas que le quedaban para volver a huir al bosque