1. EDITORIAL.
Lo que está pasando en Costa de Marfil es sumamente esclarecedor sobre la actitud y
las contradicciones de la llamada Comunidad Internacional. Pero sobre todo es una
mina para extraer lecciones importantes.
La primera es la forma en que se ha orquestado la campaña contra Laurent Gbagbo: La
campaña orquestada para poner a casi todo el mundo en contra de Laurent Gbagbo,
quizás sea una de las más perfectas de estos últimos años.
Parecería que se ha sumido a todo el mundo en la amnesia y se ha despojado
mágicamente a muchísima gente de la capacidad de reflexionar y hacer algunas
preguntas elementales, que por regla de tres simple dan como resultado que Laurent
Gbagbo no es el malo de esta película, todo lo contrario: El presidente Francés Nicolás
Sarkozy, aparente “adalid” actual de la democracia en África y apoyo hipermilitante de
Allassane Ouattara, pronunció, el día 26 de julio de 2007 un discurso en la universidad
Cheik Anta Diop. Todo el mundo se subía por las paredes, al considerar que dicho
discurso era pro-colonialista, racista e insultante para África y los africanos. Dicho
discurso fue pronunciado ante el presidente senegalés Abdoulaye Wade, principal
amigo de Ouattara, que también fue criticado, por no dar la respuesta adecuada al
presidente francés. Se supone que los propósitos expresados por Sarkozy en dicho
discurso se corresponden a sus convicciones más profundas. Siendo esto así, ¿no es más
lógico pensar que el presidente francés está defendiendo el acceso al poder en Costa de
Marfil, no a alguien que haya ganado supuestamente unas elecciones cuanto a una
persona que casa mejor con la idea que tiene de superioridad y dominio de la
Françáfrica sobre África?
La Françáfrica siempre apoya a dictadores y a los que acceden por medios fraudulentos.
¿Y por qué en Costa de Marfil iría a apoyar la democracia más genuina? Como dicen
los españoles piensa mal y acertarás, es más razonable pensar que el campo que apoya
la Françáfrica en Costa de Marfil (Ouattara) es el grupo que quiere acceder al poder de
manera fraudulenta.
Las otras preguntas son las que plantea Chems Eddine Chitour, en Le Grand Soir sobre
la Unión Africana que se ha apresurado a alinearse (con la excepción de Angola).
¿Dónde está La unión Africana cuando machacan a los saharauis? ¿Dónde cuando
Mubarak diseña las elecciones legislativas a su conveniencia? ¿Dónde, en fin, cuando
acepta la partición que se cierne sobre Sudán y cuando Somalia ya ha dejado de ser un
Estado? ¿Por qué este extraño empeño en conseguir a toda costa la democracia en Costa
de Marfil y no en Somalia o en Egipto?
La soberanía y no injerencia que se respeta a todos los dictadores que machacan a sus
pueblos, ¿Por qué no se respeta mínimamente en Costa de Marfil a Gbagbo? ¿Cómo las
fuerzas armadas de la CEDAO van a hacer la guerra a un ejército nacional (el
marfileño) que no está matando a sus ciudadanos sino que está defendiendo sus
instituciones, y todo sólo para instalar a una persona que supuestamente ha ganado unas
elecciones?
Estas y otras muchas preguntas llevan a pensar, como hemos dicho, que los
movimientos de la Comunidad Internacional tienen por objeto, no instalar en el poder a
alguien que ha ganado las elecciones (que se ve que no las ha ganado), sino derrocar a
2. un presidente Gbagbo, que sin poner en peligro los intereses de dicha comunidad, sólo
pretende que el pueblo también se beneficie.
Cuando Allassane Ouattara era Primer Ministro de Ouphouette Boigniy, la constitución
de Costa de Marfil establecía que en caso de muerte del presidente, el Primer Ministro
es que le sustituía. Ouphouette Boigniy cambió la constitución e hizo sustituto al
presidente de la Asamblea, a la sazón, Henry Conan Bedié. Será que el propio
Ouphouette no quería ver en la presidencia de Costa de Marfil al que ahora quieren
meter por la fuerza sus amigos de la Françáfrica. Para ello han dado golpes de estado,
han armado rebeliones, han provocado guerras civiles, y ahora están a punto de
provocar otra ninguneando las instituciones del país.
Con la lectura de la selección de artículos que publicamos queda meridianamente claro
que a Gbagbo y a los que luchamos por el establecimiento y la consolidación de la
democracia en África nos han preparado una perfecta conspiración.
Estamos totalmente en contra de que las elecciones se celebren con intimidación, y
amenazas de militares y grupos armados. En las regiones del Norte, las elecciones se
han celebrado en estas condiciones de amenazas, intimidación, agresión, contra votantes
y representantes de Gbagbo, organizadas por los partidarios de Alassane Ouattara. En
estas condiciones, no tenemos más que solidarizarnos con Gbagbo, que es el que está
sufriendo el fraude, y que si en el Norte, controlado por los rebeldes y Allassane
Ouattara, las elecciones se hubieran celebrado como en el resto del país, nadie dudaría
de su victoria. Por su lado invitamos a los asesores de los dirigentes de la ONU, UE,
Estados Unidos a tener la valentía de desmarcarse, con los datos en la mano, de la
deriva violenta y vengativa de Nikolas Sarkozy y de la Françáfrica contra Laurent
Gbagbo.