1. Para cuando Alec y los demás llegaron a Alicante ya habían pasado
dos días, sus padres que habían permanecido ahí les habían pedido
que fueran, ya que Robert Lightwood sería nombrado Inquisidor. La
ceremonia de nombramiento fue mucho más sencilla de lo que
normalmente seria, así lo había querido Robert ya que la prioridad en
La Clave era capturar a Sebastian Morgenstern y por lo tanto también
del Inquisidor, solo asistieron La Cónsul, los representantes de los
diferentes reinos: Luke, Anselm Nightshade y representando a los
Hijos de Lilith, Magnus Bane, también un par de Hermanos
Silenciosos y por supuesto su familia. Una vez terminada la ceremonia
La Cónsul llamo a retirarse y aconsejo a Robert que no pasara por alto
la celebración de su nombramiento, una cena en familia sería una
buena forma de hacerlo, había dicho Jia a Robert.
Isabelle lanzo un bufido ante el comentario de La Cónsul. -¿Y ahora
pretenden que actuemos como una perfecta familia feliz?
Sus hermanos no respondieron. –Vamos –Dijo Jace y se dirigieron a la
salida.
Magnus se quedo un tiempo más para conversar con Luke sobre el
posible nuevo movimiento que Sebastian podría dar, pero no llegaron a
nada concreto, se dirigían a la salida cuando Magnus sintió una fuerte
mano sujetar su muñeca, este se dio la vuelta y miro a Robert
Lightwood, este no lo miraba a él si no a su mano y se miraba por
completo desconcertado.
Magnus era muy conocido por tener sus dedos siempre enjoyados por
todo tipo de anillos, pero en esta ocasión su mano izquierda solo
portaba uno; el anillo Lightwood.
-¿Por qué tienes ese anillo? –Pregunto Robert al brujo sin soltar su
muñeca.
La sala estaba ahora vacía a excepción de ellos dos. Magnus
entrecerró los ojos hacia Robert. – ¿No lo sabes?
2. -Alexander es un niño. –Dijo Robert levantando un poco la voz. –No
entiende lo que algo así significa.
Magnus se soltó del agarre de Robert un tanto brusco pero no le
importo. –Entiendo que consideres a Alec un niño, es tu hijo y los
padres suelen hacer eso. Pero estoy muy seguro de que sabe
perfectamente lo que significa.
Magnus comenzó a caminar hacia la salida, le parecía absurda la
aptitud de Robert, cuando la manera de tratar a su hijo dejaba mucho
que desear.
-¿Y tú? –Dijo Robert a Magnus haciendo que se detuviera y mirara
hacia él. -¿Sabes lo que significa Magnus Bane?
-Lo sé -Dijo Magnus.
-Eso espero, por tu bien brujo, espero y así sea.
Magnus siguió su camino por completo desconcertado, al llegar al
pasillo ahí estaba Alec con sus hermanos y amigos, se sintió mucho
mejor al verlo acercándose, se tomaron de las manos justo en el
mismo instante en que Robert salía de la sala, pero Alec no las aparto.
-Alexander –Dijo Robert con voz autoritaria mientras pasaba a lado de
ellos. –Tu madre te dejo a cargo del instituto en nuestra ausencia, ven
conmigo, quiero un informe de lo ocurrido ahí estos días.
Clary sintió a Jace tensarse por completo, era muy claro que Robert
intentaba alejar a Alec del lado de Magnus. Todos esperaron la
reacción de Alec.
-Hay un informe en tu escritorio en este momento. –Dijo Alec
tranquilamente. –Lo deje ahí esta mañana.
3. Todos se sorprendieron y Jace miro una sonrisa colarse en los duros
labios de Robert, se miraba oscuramente complacido por la eficiencia
de Alec y no podía ocultarlo.
-Bien –Dijo dirigiéndose a la salida. –Ahora por favor intenten no
meterse en problemas.
-¿Cuándo hiciste un informe? –Pregunto Isabelle después de salir de
su asombro, cuando su padre había dejado el edificio.
-No necesito dos horas para estar listo en las mañanas. –Dijo Alec y
miraba de Jace a Isabelle. –Tuve tiempo de sobra para hacerlo
mientras los esperaba.
-Necesitas tiempo para mirarte así. –Isabelle señalo hacia sí misma
con satisfacción.
Nuevamente todos rieron, era una sensación extraña, estar todos
juntos y bien, eran buenos tiempos con mucha incertidumbre,
necesitaban saber que haría Sebastian o cuando vendría por ellos.
-Necesito ir a casa. –Dijo Clary. –Luke solo me permitió quedarme
unos minutos. –Clary miro a Jace. –Le dije que me acompañarías de
vuelta.
-No podría ser de otra manera. –Jace sonrió a su novia.
-Mamá organizo una cena para celebrar el nombramiento de nuestro
padre. –Dijo Isabelle algo fastidiada por tan solo mencionarlo. –
Debemos estar ahí. –Isabelle miraba a Alec y Jace.
-Llevare a Clary y regresare en cuanto pueda. –Aclaro Jace. Después
miro a Simón. –Supongo que tú vienes con nosotros, ¿Cierto?
-Sabes que no puedo estar mucho tiempo sin ti.
4. -Me gustaría que vinieras con nosotros. –Isabelle miro a Simón. –
Pero…
-¿Qué? ¿Crees que al Inquisidor le moleste la presencia de los dos
novios subterráneos de sus hijos? –Magnus estaba detrás de Alec y
tenía sus manos atravesando el pecho de su novio, lo presiono contra
el suyo, su cabeza inclinada justo a la altura del oído de Alec. –Tengo
el traje perfecto para la ocasión, dos piezas, un diseño atigrado, una
exquisita pañoleta marrón complementado con un peinado mohicano.
-Oh dios. –Dijo Alec seguido de un “Auch” ya que Magnus lo reprendió
con una mordida en el lóbulo de su oreja.
Todos rieron nuevamente, Jace, Clary y Simón se despidieron en la
entrada del Gard. Para después dirigirse hacia la casa que fuera de la
hermana de Luke.
Magnus se coloco frente a Alec, este solo tenía que levantar un poco su
cabeza para alcanzar los labios del brujo.
-Te veo pronto. –Dijo Magnus dulcemente después de separarse de
Alec.
Isabelle miro a Magnus alejándose y después a Alec mirándolo, el cual
sintió la feroz mirada de su hermana.
-¿Qué? –Pregunto Alec.
-¿Se comportaran así todo el tiempo?
-¿De qué hablas?
-De ustedes dos. –Isabelle se noto reflexiva mientras miraba a Magnus
alejándose, y aun así mirar hacia atrás para dedicarle una mirada más
a su novio. –Son como planetas. Planetas en sus orbitas sin poder, o
en su caso, sin querer alejarse. Muy intenso. ¿No lo crees?
5. -¿Crees que eso es malo?
-Es raro. –Confeso Isabelle. –Verte así, es raro.
Alec se quedo en silencio intentando entender lo que su hermana
quería decirle. Antes de que hablara de nuevo, Isabelle aclaro su
punto.
-Es para siempre, ¿Cierto?
-No estoy seguro de lo que eso significa para nosotros. –Alec no aparto
la mirada de Magnus hasta que se perdió en la lejanía. –Estaré con él
tanto como me lo permita.
-Alec…
-Estaré bien Isabelle, ambos lo estaremos y me refiero a ti con Simón.
–Alec sonrió a su hermana, esa sonrisa de hermano mayor sobre
protector. –Eres un poco más joven que yo, pero creo que ya te diste
cuenta de que tu y Simón…
-Cállate, no quiero escucharlo.
Alec amplio mas su sonrisa. –Se que a ti nunca te perturbara el tema
Mortal-Inmortal como lo hizo conmigo, así que…
-No me interesa eso. Pero, Simón, él, no quería ser un vampiro, lo odia
y quiero que sea feliz.
-Debes ayudarlo.
Isabelle movió su cabeza mirándose sobrepasada. –Basta, suficiente de
cursilerías.
-Tú empezaste, con esa cosa de los planetas, ¿Desde cuándo eres tan
poética?
6. -Soy un artista de las palabras hermanito y no fue cursi, fue una
forma técnica de explicarlo.
-Pues el amor es como todas las ciencias, una vez que entiendes la
esencia de ellas, es fácil.
-Solo tú, Solo tu hermano puedes comparar el amor con una ciencia.
-Pero…
-Cierra ya la boca, debemos ir con nuestros padres.
-“Planetas en sus orbitas sin poder alejarse” ¿he? Espera a que
Magnus lo escuche.
Isabelle le dedico una mirada asesina a su hermano, el cual se sintió
agradecido de que estas realmente no pudieran lastimarlo.
* * * * *
Alec había terminado de vestirse esperaba a Jace ya que no había
regresado. Estaba sentado en el asiento de la ventana de su
habitación, escribiendo mensajes sobre ella con su estela, los
mensajes eran respondidos de inmediato, las palabras aparecían
dejando un rastro de polvo azul muy familiar. Una escritura delgada y
estilizada. Alec escucho que llamaban a su puerta.
Debo irme, es hora de la cena.
Suerte con eso. Te veo a media
noche en la cabaña de Fell, ¿Qué
dices?
Ahí estaré.
Te amo dulzura.
7. No me llames así… También te amo.
No hubo mas respuesta y las marcas en la ventana que Alec había
formado con su estela desaparecieron de inmediato. Salió al pasillo y
ahí estaba su hermana esperándolo, vistiendo espectacular como
siempre.
-¿Listo para la obra de teatro?
-Solo no seas muy dura. –Dijo Alec, ambos comenzaron a caminar por
el pasillo. –Como sea se gano este nombramiento.
Isabelle rodo los ojos al techo. –Lo intentare, pero si algo pasa espero
contar con tu apoyo.
-Ese siempre lo tendrás hermana.
Ambos caminaron hacia el comedor pero antes de abrir la puerta
Isabelle indico a su hermano que se detuviera con un ademan y se
llevo un dedo a su boca para que guardara silencio. Isabelle coloco su
oído contra la enorme puerta de madera.
-¡Isabelle! –Reprendió Alec a su hermana. –No debes escuchar detrás
de las puertas.
-Mira quién habla. –Isabelle recordó la vez que Alec le había hablado
de Camille y como había escuchado gran parte de la conversación de
Magnus con ella a través de la puerta del Santuario.
-Esto es diferente. –Se defendió Alec. –Son nuestros padres.
Isabelle nuevamente rodo los ojos al techo y pensó que el día en que
su hermano fuera director del instituto las cosas serian muy pero muy
aburridas.
-¿Cambiarias de opinión si te digo que escuche ser mencionado el
nombre de Magnus?
8. Alec cambio su rostro a sorpresa y pego su oído a la gran puerta. –No
se escucha nada. –Reclamo el chico.
-Simón me dijo que para escuchar a través de las puertas debes
colocar un vaso, o algo así.
Alec soltó un bufido. –Simón es un mundano. –Alec tomo su estela y
trazo una runa en su muñeca después coloco su mano sobre la
puerta, las voces de sus padres comenzaron a colarse en su mente,
con su otra mano tomo la de su hermana, miro como esta cerraba los
ojos y comenzaba a escuchar.
* * * * *
-Sabes lo que hizo por Alexander, por nuestro hijo. –Maryse estaba
claramente intentado contener su voz.
-Eso lo sé, ¿Crees que no sé algo así?
-De nada sirve saberlo o sentirlo, si no lo dices.
-No es fácil, para nada es sencillo, Maryse tú no tienes idea de lo que
Alexander hizo.
-¿Lo dices por su anillo?
-Así es, ¿Viste a Magnus portándolo?
-No. Pero Alexander me dijo.
Robert se quedo congelado. -¿Te dijo?
-Si Robert, ellos me dicen ese tipo de cosas y lo harían contigo si tan
solo estuvieras dispuesto a escuchar sin que ellos piensen que los
desapruebas por completo.
9. -Amo a mis hijos, solo quiero lo mejor para ellos, para los tres.
* * * * *
-¿Qué hacen ahí ustedes dos? –Jace se acerco a ellos en el corredor. -
¿No les dijeron que ese tipo de comportamiento es terriblemente muy
mal visto? ¡Por Dios! ¿Qué clase de educación recibieron?
-¡Shhh! –Susurro Isabelle, -Están hablando del anillo en la mano de
Magnus.
Jace abrió los ojos como dos enormes platos y se abalanzo contra las
manos sujetas de sus hermanos. –Oh eso no me lo pierdo.
Alec le dedico una clara mirada de desaprobación. ¿Cuándo su vida se
había hecho tan complicada? Y aun más con la atención de
demasiadas personas para su gusto. Jace solo lo ignoro y cerrando los
ojos comenzó a escuchar las voces claras en la otra habitación.
* * * * *
-Es solo que, son tan jóvenes como para estar así de enamorados,
mira a Jace y Clarissa pasando todos esos peligros y Alexander, solo
dios sabe lo que hicieron para recuperar a Magnus.
-Debes dejar que decidan, que tomen sus propias decisiones, que se
equivoquen y que retomen el camino correcto. ¿No es eso lo que tus
padres te enseñaron? ¿Lo que la familia Lightwood predica? El terrible
final que tuvo uno de tus ancestros pero que fue redimido por
generaciones de inmutables y respetados descendientes, incluido tú…
-Y mis hijos –Dijo Robert, su mirada mucho más suave y su postura
relajada. –Agradeceré a Magnus por lo que hizo y hablare con nuestros
hijos en cuanto me sea posible.
-Sé que lo harás –Dijo comprensiva Maryse. –Y en cuanto a Isabelle y
ese chico Simón…
10. Isabelle se alerto de inmediato detrás de la puerta y decidió que no
quería escuchar nada que sus padres pudieran decir de ella y Simón,
tramposamente llamo de inmediato a la puerta. Sus hermanos la
miraron mientras ella solo entraba al comedor sintiéndose victoriosa.
La cena fue mucho más tranquila de lo que se pudieron haber
imaginado, fue entretenida e incluso divertida cuando Maryse le hablo
a sus hijos de cómo Michael Wayland y su padre se habían metido en
problemas por hacer apuestas con unos caballeros hadas. Hubo
mucha conversación y nada de reclamos o sombras de culpa entre
ellos.
* * * * *
Magnus abrió la puerta, ahí estaba Alec con su cara enrojecida a
causa del frio, era media noche y llevaba un abrigo bastante
pronunciado, su arco y flechas colgaban de su espalda como siempre,
de inmediato Magnus le sonrió y lo tomo del saco para meterlo a la
casa. Casi instantáneamente sintió el calor inundándolo, el fuego azul
que surgía de la chimenea era muy reconfortante necesitaba calor y
estaba agradecido por sentirlo nuevamente y enseguida se dio cuenta
que Magnus estaba ansioso de dárselo.
-Me quedare toda la noche, -Dijo Alec entre los fervientes labios de
Magnus. –No tienes que apresurarte.
-Cállate Lightwood. –El arco cayó al suelo apenas cruzo la puerta,
Magnus ya había quitado el abrigo de Alec y estaba con sus manos
sobre la hebilla de su cinturón o eso intento, Alec llevaba consigo
muchas armas. -¿Vas a una guerra dulzura?
-Te dije que no me llamaras así. –Alec sentía como Magnus lo
arrastraba hacia la cama despojándolo de su cinturón de armas.
11. -Y yo te dije que seguiría con él. –Magnus se dejo caer sobre la cama y
tiro a Alec hacia él, este colapso sobre Magnus, sus bocas aun unidas
ansiosas de sentir más.
Magnus dejo los labios de su novio para bajar a su cuello y con su
lengua sentir la piel suave y fría de Alec.
-Se ve mucho mejor. –Dijo Magnus refiriéndose a la marca casi
invisible ahora en el cuello de Alec.
Alec dejo salir un gemido al sentir la mordida de Magnus en su cuello,
pero aun así no se alejo ni un milímetro de él, por el contrario, sus
brazos lo rodearon con fuerza y determinación. Tal vez no necesitaban
apresurarse pero lo querían y lo estaban demostrando.
Magnus ya no tenía su camiseta cuando Alec bajo a su pecho para
besarlo, el brujo tenía sus dedos envueltos en el cabello de Alec. Sus
ojos cerrados disfrutando el momento cuando inesperadamente Alec
levanto su cabeza alejando sus labios de él.
-¿Oíste eso? –Dijo Alec.
Magnus odio la habilidad de Alec para desconcentrarse.
-Hace viento afuera. –Dijo Magnus jalando a Alec para que volviera
ahora a sus labios.
Alec regreso a Magnus pero no fue por mucho tiempo, nuevamente se
alejo, había una ventana que miraba hacia afuera muy cerca de ellos y
Alec estiro su cuello hacia ella. –Algo pasa. –Dijo, su respiración era
fuerte por su actual actividad pero había seriedad en su voz.
A Magnus no le importaba lo que pasaba en el mundo en este
momento y pozo sus labios en el estirado cuello de su novio para
obligarlo a concentrarse en lo único que quería que se concentrara. –
Hace viento, ya te lo dije. –Las manos de Magnus comenzaron a
apartar la camiseta de Alec ansiosamente cuando este las tomo y las
12. coloco firmemente a sus costados por encima de su cabeza
reteniéndolas contra las almohadas.
-¡Wow! –Dijo Magnus sonriendo pero su sonrisa se fugo cuando se dio
cuenta de que este no había sido un acto de lubricidad y pasión, Alec
lo había sujetado porque en verdad quería que se detuviera, ni
siquiera lo miraba a él ahí debajo de su cuerpo, su mirada estaba fija
en la ventana hacia afuera y lejos.
-De verdad algo está pasando. –Alec no apartaba la mirada de la
ventana y Magnus la subió para ver lo que lo estaba alarmando. Había
luz, una luz naranja que definitivamente no debería estar ahí.
-¿Qué demonios? –Dijo Magnus mientras Alec se ponía de pie y
levantaba su cinturón de armas del suelo.
Alec salió de la cabaña y miro el cielo, había demasiado viento, como si
inesperadamente una tormenta los hubiera alcanzado, su mirada
siguió el resplandor irregular color naranja y se quedo inmóvil al mirar
algo que estaba formándose en el cielo, tapando por completo las
estrellas, eso tan raro hacia parecer la noche como un amanecer de un
color extraño e innatural.
Magnus salió de la cabaña colocándose la camiseta. -¿Esta sobre
Alicante? –Pregunto con duda al ver la extraña actividad en el cielo.
-No –Dijo Alec. –Está sobre Brocelind, en la llanura tal vez.
Magnus se acerco a Alec cuando ambos miraron a las torres demonio
cambiar de color llamando a los Cazadores de Sombras a la guerra.
-Hare un portal a tu casa. –Dijo Magnus antecediéndose a la
preocupación que sabia Alec sentía hacia su familia.
-No –Dijo con determinación. –Debemos ir a la plaza del Ángel, estarán
ahí.
13. -¿Estás seguro de eso? ¿No quieres cerciorar primero tu casa?
-Están en la Plaza. Lo sé. Ni Jace ni mi padre e incluso Isabelle se
quedarían quietos. –Alec miro hacia Magnus, este estaba vistiendo solo
su camiseta, una de sus manos sujetaba su propio codo, hacia mucho
frio.
Alec entro a la cabaña y regreso con su abrigo en las manos, lo coloco
sobre los hombros de Magnus. –Estoy bien –Dijo el brujo claramente
conmovido por lo que Alec estaba haciendo.
-Podemos estar bien los dos. -Alec rio a Magnus, esa sonrisa que
iluminaba todo su rostro. Tomo su estela y dibujo la runa que le
ayudaba a mantener el calor de su cuerpo. –Debemos irnos ya.
Magnus abrió el portal y en un segundo estaban en plena plaza del
Ángel.
-Por acá. –Dijo Alec y tomo la muñeca de Magnus para comenzar a
moverse entre la multitud.
No paso mucho tiempo cuando entre los cientos de rostros Alec
encontró a quienes estaba buscando.
-Te lo dije. –Dijo Jace a Isabelle cuando Alec los alcanzo. Isabelle sabía
que tener un parabatai era algo especial, pero pensó en que quizás
nunca dejaría de sorprenderse la manera tan impresionante de
sentirse mutuamente.
-Bien pero y ahora que hacemos, no tenemos idea de lo que es eso. –
Isabelle señalo al cielo.
-Debemos acercarnos, -Dijo Jace sin rodeos. –Es la manera más lógica
de averiguar que es.
14. -Y también la más peligrosa. –Aclaro Alec y luego suspiro. –Pero tienes
razón, nos acercaremos a través del bosque, sea lo que sea esa cosa,
no debemos exponernos a campo abierto.
Clary, Jace, Isabelle, Simón, Magnus y Alec corrían entre los árboles,
se las habían ingeniado para salir de la vista de sus padres y los
demás Cazadores de Sombras, necesitaban ser sigilosos y no lo
lograrían si se convertían en una muchedumbre.
-¿Qué es esto? –Pregunto Isabelle siguiendo a Alec y Jace que iban a la
cabeza y sintiendo la pesadez en el aire.
-Niebla demoniaca. –Dijo Magnus.
Jace y Alec se detuvieron antes de salir por completo del bosque,
seguidos por los demás, hasta ahora no se habían encontrado con
ningún demonio, lo que hacía a la situación en verdad intrigante.
Ocultos en la línea de arboles con la llanura despejada frente a ellos
pudieron ver lo que estaba en el cielo: Un vórtice de color negro, nubes
de color turbio se arremolinaban a su alrededor, lo más impresionante
era el color naranja del cielo.
Todos miraban expectantes hacia el vórtice en el cielo.
-¿Qué demonios está esperando? –La voz de Magnus fue fría, todos
sabían a lo que se refería, no podía pasar otra cosa, estaban esperando
a los demonios surgir de él.
Y paso. Un sinfín de criaturas se dio paso a través del vórtice y caían
al suelo en la llanura, las espadas seráficas de los chicos se
encendieron pero antes de que se abalanzaran al inicio de la batalla
pudieron observar como de unos de los riscos que rodeaban la llanura
una mancha negra surgió y se abalanzo contra los demonios en tierra,
fue hasta que uno a uno fueron cayendo que se percataron de que la
mancha eran cientos de flechas que cubrieron el cielo y habían volado
para atacar.
15. -Los arqueros. –Informo Jace viéndose complacido de que su ataque
había traído muy buenos resultados.
-Se han organizado –Dijo Alec. –Debemos unirnos a ellos.
Los seis chicos se dirigieron hacia el risco y ahí se encontraba ya Jia y
Robert dando órdenes de ataque, así como Luke, Jocelyn y cientos de
Cazadores de Sombras, Los arqueros seguían haciendo volar flechas
hacia tierra al momento de ver cualquier movimiento entre las cenizas
que habían quedado de su ataque inicial.
-¿Crees que haya terminado? –Pregunto Alec a Magnus al ver la poca
actividad demoniaca.
Magnus miro nuevamente hacia el cielo. –Esa cosa sigue ahí.
No tuvo que decir más, sabía que la alarma seguía hasta que supieran
de qué se trataba lo que se cernía sobre ellos y lograran desaparecerlo.
Alec miraba a su padre dando instrucciones a los diferentes grupos
cuando un estruendo los hizo a todos estremecerse, rugidos, alaridos,
gritos y todo tipo sonidos escalofriantes se escucharon a su alrededor,
al parecer surgiendo del vórtice, al fijar la mirada sobre él lo peor
sucedió. Como si se tratase de un enjambre que hubiera sido
despertado, demonios comenzaron a darse paso hacia la llanura. Cada
Cazador de Sombras ahí se congelo y miraba fijamente hacia la lejanía
donde más y más criaturas surgían del agujero en el cielo.
-No es posible. –Robert Lightwood se miraba en verdad desconcertado.
No les ganaremos. No podremos con ellos. Los comentarios no se
hicieron esperar estaban a punto de entregarse a una batalla perdida.
Alec miro hacia sus hermanos, miro como Isabelle se aferraba al brazo
de Simón, por primera vez temerosa, Jace sujeto a Clary de la mano y
esta coloco su frente en su hombro, observo a sus padres acercarse y
16. mirarse tristemente y Jia dar una mirada hacia donde se encontraba
Aline con Helen, todos parecían estar despidiéndose. Alec dirigió su
atención a Magnus.
-Magnus. –Dijo con voz baja.
Magnus lo miro y se alarmo. –No. –Le dijo firmemente. –No lo hagas,
no te despidas.
Alec sonrió. –No planeaba hacerlo. –Era verdad, lo que tenía intención
de decir era absolutamente lo contrario. –Sé que es imposible, -Dijo
tímido. –Pero si hubiera una manera, es decir, alguna forma de que
pudiéramos…
-¿Alec? –Magnus se acerco al chico que estaba claramente
encontrando las palabras perdidas en su mente llenas de pena, intento
ayudarlo sujetando sus manos.
Alec respiro profundo y dejo que las palabras salieran finalmente con
precipitación. -Si hubiera una manera de que tú y yo pudiéramos
casarnos, algo que fuera real, que significara algo verdadero para mí.
Tu. ¿Lo harías? ¿Te… casarías conmigo?
Cientos de años vinieron a Magnus en respectiva en ese momento,
había creído y se había obligado a sí mismo a pensar que la felicidad
no era para él o no en su totalidad, todo lo que era bueno y pleno no
era duradero o eterno como él lo era, no había un Feliz para siempre
para él, lo sabía y lo había aceptado, hasta ahora. Ahora que miraba la
determinación en los ojos azules de Alec, nada había cambiado, él era
inmortal y Alec mortal pero aun así Alexander le abrió un mundo
nuevo, un mundo donde todo a partir de ahora seria nuevo y
renovador, estaba dispuesto a hacerlo eterno, sin importar lo que eso
significara para ellos, solo necesitaba fe y Alec la tenía, Tenia la fe que
ambos necesitaban.
-Claro… Por… Por supuesto que sí. Alec. Nada me gustaría más. Y lo
haremos, Alexander encontraremos la manera. Yo…
17. -Tendremos que dejarlo para después. –Dijo Alec haciendo que
Magnus saliera de un maravilloso aturdimiento y asombro. –Debemos
sobrevivir primero.
Magnus no pudo evitar sonreír a pesar de la muy pesimista situación.
Alec tenía una maravillosa forma de sorprenderlo y llenarlo de
esperanza –Bien, -Dijo sobrepasado en un suspiro. –Será después.
Las espadas seráficas brillaron, los arqueros nuevamente lanzaron
una ráfaga de flechas que ayudaron pero en poca medida, los
demonios les sobrepasaban tal vez cien veces en número.
Los primeros Cazadores se lanzaron hacia la batalla.
-¿Logro abrir un portal al Pandemónium? –Pregunto Jace.
-No –Dijo Magnus. –No tiene ese poder, lo escuche hablando con…
Asmodeus sobre eso y este le negó la ayuda. –Todos miraron a Magnus
incluso Robert. –Si es un portal, es en esta dimensión.
-¿Es posible que haya ese número de demonios en esta dimensión? –
Pregunto Robert a Magnus.
-No en un solo lugar.
-No tiene ningún sentido, -Dijo Robert. –Evidentemente encontró la
manera.
-¿Magnus? –Alec uso el tono de voz que le hacía saber que era hora de
decir lo que pensaba y sabía.
-Creo que es una invocación y los está liberando.
-¿No se necesita un pentagrama para eso? –Pregunto Isabelle.
18. -Así es. –Dijo Magnus. –Debemos encontrar el pentagrama y terminar
con el enlace.
-¿Cómo haremos eso? –Clary pregunto desconcertada.
-Magnus puede. –Dijo Alec y miro a su novio. –La magia, puedes
sentirla, ¿Cierto?
-Así es –Dijo Magnus mirándose complacido por el acertado
comentario de Alec. –Es una magia muy oscura y poderosa. Está en el
bosque.
-Entonces deben ir haya y encontrarlo. –Robert se miro más seguro,
por lo menos ahora había una posibilidad.
-No puedes enviarlos. –Dijo Maryse. –Son menores, ni siquiera
deberían de estar aquí.
-Entonces iremos Magnus y yo. –Dijo Alec.
-¡No! –Protestaron Jace e Isabelle, a nadie le extraño.
-Irán todos. –Dijo Robert. –Y permanecerán juntos.
-Robert… -Maryse no podía creer lo que escuchaba.
-Alexander y Jace deben permanecer unidos, son más fuertes así. –
Robert tomo aire al parecer lo que estaba a punto de decir le costaba
trabajo pronunciarlo. –Todos son más fuertes estando juntos. Nos lo
han demostrado.
-Pero ustedes… -Dijo Isabelle se miraba preocupada. –Necesitan ayuda
aquí, son demasiados.
En ese momento saltaron de detrás de ellos un sinfín de lobos y
vampiros que al parecer habían venido a unirse a la batalla en contra
de los demonios, Alec reconoció a Jack el chico que les había ayudado
19. a buscar a Magnus. Raphael apareció corriendo en compañía de sus
aliados vampiros miro de soslayo a Magnus antes de comenzar su
lucha contra el primer demonio destrozándolo con sus garras.
Los chicos no habían despertado de su asombro pero Robert los obligo.
-¡Váyanse ahora!
Dejar a sus padres era muy difícil pero en este momento era necesario
para salvar cuántas vidas sean posibles. Corrieron de nuevo hacia el
bosque abriéndose paso entre los demonios que ya los estaban
rodeando, nuevamente Jace y Alec lideraban al grupo, la espada de
Jace y el arco de Alec eran una muy buena forma de sacar del camino
a los demonios que se abalanzaban contra ellos.
-¿Por dónde? –Pregunto Jace a Magnus.
Magnus no respondió, de sus manos surgió una niebla azul que paso
a través de su formación adelantándose a ellos para mostrarles el
camino. Jace sonrió complacido y siguieron avanzando, con forme mas
se alejaban de la llanura los demonios disminuyeron.
-Ahí adelante. –Advirtió Jace y aceleraron el paso, se vislumbraba un
brillo frente a ellos pero eso no fue lo que más les impresiono. Ahí al
pie del enorme pentagrama se encontraba Sebastian.
Sebastian los miro y sonrió maliciosamente. –No pensé que me
encontraran tan fácilmente, -miro a Magnus con desprecio. –Eso
supongo te lo debo a ti, ¿Cierto brujo?
Alec se movió inconscientemente frente a Magnus para protegerlo de
las amenazas de Sebastian. Este solo se burlo.
-Siguen protegiéndose entre ustedes, como si eso fuera a cambiar algo.
-Nunca lo sabrás. –Dijo Jace sombríamente. –No veo a nadie
intentando protegerte. No tienes idea de lo que eso significa.
20. -¿Cómo ustedes protegieron a su muy amado hermano menor?
-¡No te atrevas a mencionar a Max! ¡Desgraciado hijo de puta! –Isabelle
dejo libre su látigo y corrió hacia Sebastian sin pensarlo. Sus
hermanos la siguieron uniéndose a la batalla.
Magnus no perdió el tiempo y aprovecho la distracción de Sebastian
para acercarse al pentagrama y comenzar con la tarea de cerrarlo, se
quedo un momento de pie mirando a lo que se cernía sobre él y
entendió que Sebastian había creado un portal sobre el pentagrama
para enviar a los demonios a la llanura. Magnus escuchaba la violenta
batalla pero ahora no era buena idea prestar atención a ello,
necesitaba terminar con la masiva invocación y cerrar el portal lo
antes posible. Levanto sus manos las cuales estaban rodeadas de
magia azul y poderosa, comenzó con sus más poderosos
encantamientos de sellado, en medio de uno de sus canticos y con
toda su concentración en ello, algo inesperadamente lo golpeo con
tanta fuerza que lo hizo volar hacia atrás, alejándolo del pentagrama.
Al levantar la miraba pudo ver a lo lejos a Sebastian con su atención
puesta en él y una mano levantada en su dirección, Sebastian había
adquirido poder de lanzar energía a través de sus manos y con ella
había atacado a Magnus para evitar que terminara con su misión.
Alec miro esto con rabia y lanzo una ráfaga de flechas hacia Sebastian
este esquivo la mayoría pero se jacto de su poder al tomar una de ellas
antes de que lo alcanzara con su mano y romperla en dos para
después tirarla al suelo.
Sebastian estaba sonriendo. –Tu brujo morirá hoy aquí. ¿Lo sabes?
-Solo uno morirá hoy aquí. –Dijo Jace levantándose del suelo, todos
habían sido brutalmente reprendidos por Sebastian y estaban
incorporándose de nuevo. –Y será el único que no me agrada.
21. Jace corrió hacia Sebastian para renovar su ataque. Alec miro hacia
Magnus que estaba incorporándose nuevamente y con un
asentimiento de cabeza entendió que lo volvería a intentar, estaba en
ellos cinco que Sebastian no volviera a evitarlo.
Sebastian estaba usando todo su poder en contra de los chicos los
cuales hacían todo lo posible para lograr herirlo, Sebastian solo los
apartaba con energía o haciendo levitar sus armas en su contra, no
importaba que fueran cinco contra él, el poder era superior y
completamente nuevo para los Nephilim y Simón.
-Esto no está funcionando. –Dijo Simón limpiando sangre de la
comisura de su boca.
-Necesitamos darle tiempo. –Dijo Alec y miro hacia Magnus
concentrado en el pentagrama.
-Decirlo es fácil. –Simón dedico una risa resignada a Alec. Este se
levanto nuevamente y miro como Jace e Isabelle unían fuerzas para
intentar herir a Sebastian pero sin éxito, ambos Cazadores de Sobras
salieron disparados hacia atrás violentamente por la energía de
Sebastian y como si se tratara de una competencia de relevos, Simón y
Alec se unieron a la lucha, Simón se concentro en el cuello de
Sebastian cuando este evito la flecha que Alec le había arrojado pero
Sebastian sujeto la mano de Simón con sus garras expuestas a unos
centímetros de su objetivo, sonrió al vampiro maliciosamente pero la
sonrisa se esfumo al momento en que una daga corto el aire y se
inserto en su pecho, Sebastian miro hacia sí mismo y después hacia
adelante en donde a unos metros se encontraba Clary aun con su
mano extendida y una sonrisa triunfante. Todos en la expectativa
observaron como Sebastian soltaba sin ningún interés a Simón y
tomaba la daga en su pecho la cual retiro y arrojo a los pies de Clary.
-Solo tú. –Dijo Sebastian con tranquilidad desconcertante. –Solo tu
hermana podrías lastimarme.
22. -Y te matara. –Jace tomo nuevamente su espada y con energía
renovada se abalanzo contra Sebastian, ahora sabían que no era
invencible y no dejarían la batalla por ningún motivo.
Pero como si lo recién ocurrido hubiera sido un interruptor que
despertó lo más oscuro del Cazador de Sobras, arremetió contra los
chicos de la manera más brutal y sanguinaria, alcanzo a Jace por su
espalda para colocar la espada seráfica a través de su cuello y dar un
rodillazo tan fuerte que hizo que Jace escupiera sangre, Jace no había
terminado de caer al suelo cuando Sebastian se dirigió hacia Alec
quien no tuvo tiempo de reaccionar, antes de que levantara su arco
Sebastian logro arrebatarle una de sus flechas e incrustarla en su
hombro, muy cerca de su corazón, Alec soltó un grito lastimero y supo
que Sebastian había fallado por tan solo unos centímetros a su
propósito de matarlo. Isabelle corrió hacia su hermano solo para ser
interceptada por Sebastian y recibir una patada despiadada en la boca
de su estomago, Isabelle perdió el aire por completo y se desplomo al
suelo sin poder evitarlo, el siguiente en la línea de ataque del Cazador
de Sobras fue Simón que intento nuevamente herirlo con sus garras
pero Sebastian nuevamente lo sujeto y sin ningún contemplamiento
giro tanto la mano del vampiro que se escucho un desgarrador sonido
de hueso siendo destrozado, Simón grito y se dejo caer al suelo, todo
esto paso en tan solo unos segundos, Sebastian tomo lugar en medio
de los ahora mal heridos combatientes con satisfacción, Clary
observaba con horror la escena, y entendió que había sido una
revancha a su acto de valentía.
-Toma nuevamente una de tus dagas hermana y veamos si tus muy
amados amigos sobreviven tu siguiente acto valiente.
Clary mordió su labio con frustración y rabia mientras Sebastian se
acercaba lentamente a ella, nadie contaba con la voluntad de Jace al
ver a Clary en peligro, logro acercarse a Sebastian antes de que llegara
a ella, todos quedaron sorprendidos al ver que la mano con la que lo
sujetaba estaba encendida, El Fuego Celestial estaba aun presente,
cuando todos habían pensado que lo había abandonado en el
23. Pandemónium al haber enfrentado a Asmodeus, Sebastian se alejo de
Jace por primera vez temeroso de su poder.
Alec estaba inclinado sobre su hermana, trazando una Iratze, había
sacado la flecha de su hombro, surgía sangre de su herida, sin
embargo lo único que quería era sanar a Isabelle, Simón y Clary se
acercaron a ellos.
-¿Cómo está tu brazo? –Pregunto Clary con angustia a Simón.
-Esta sanando. –Respondió para calmar a su amiga.
Clary estaba ayudando a Alec con una Iratze sobre su herida mientras
que Isabelle se sentaba con un aspecto más recuperado.
-¿Dónde he visto esto? –Dijo Isabelle con ironía.
Alec estaba mirando hacia Magnus con todo su poder concentrado en
el pentagrama de donde no dejaban de surgir los demonios que
cruzaban el portal hacia la llanura, pero gracias al comentario de
Isabelle una idea cruzo por su mente, ya habían pasado por esto al
enfrentarse a Asmodeus y habían podido contenerlo con la runa que
Clary había creado, la runa que parecía atacar a los poderes
demoniacos, poderes que Sebastian había adquirido, había una
posibilidad de que funcionara como lo había hecho con Asmodeus.
Alec extendió sus flechas hacia Clary y le pidió que trazara la runa,
Los rostros de los chicos cambiaron y Clary comenzó a trazar.
Sebastian atacaba a Jace con precaución, cuidando no estar lo
suficientemente cerca de él como para ser atacado por el Fuego
Celestial, cuando por primera vez después de un buen tiempo
Sebastian prestó su atención nuevamente a Magnus, lo había olvidado
y no podía permitir que terminara con las invocaciones, Jace estaba
claramente en cierta ventaja ante él, miro hacia los chicos y noto a
Clary concentrada en las flechas de Alec, observo a Magnus con su
misión a punto de ser cumplida tenía que evitarlo se sintió acorralado
por primera vez pero no se quedo con los brazos cruzados.
24. Sebastian levanto su mano en dirección al portal sobre el pentagrama
y en un segundo este se cerró, haciendo que los demonios que aun
salían del pentagrama se dispersaran ahora sobre ellos, Magnus se
conmociono por un momento pero los demonios difícilmente le
prestaron atención lo que permitió que siguiera con el objetivo de
sellar el pentagrama. Los chicos en un segundo se miraron rodeados
de criaturas demoniacas, El Fuego Celestial terminaba rápidamente
con muchos de ellos pero eran demasiados, Las espadas seráficas
brillaron imponentes y comenzaron a destrozar demonios
convirtiéndolos en cenizas, lograron contenerlos con habilidad
sobresaliente, cuidando sus espaldas, comportándose como una muy
eficiente maquina, un perfecto equipo. Todos son más fuertes estando
juntos. Robert lo había dicho porque era verdad y lo estaban
demostrando. Sebastian logro evadirse entre la batalla para caminar
hacia Magnus pero Jace no se lo permitió, frustrado Sebastian uso la
única arma que tenía a su disposición que podía dañar a Magnus.
-¡El brujo! –Grito al cielo, dirigiéndose a los demonios. – ¡Maten al
brujo!
La orden fue tomada al instante, Magnus sintió el peligro y abrió los
ojos, una ola de demonios se abalanzo hacia él, apenas alcanzo a
poner una red de energía que logro protegerlo del primer impacto, sin
embargo su energía ya era poca por el esfuerzo y no pudo evitar salir
disparado hacia atrás por el ataque. Alec ya había comenzado a correr
hacia él pero aun tenía en su camino a una decena de demonios para
combatir antes de llegar a Magnus. No llegare, no lo lograre Pensó con
terror. Alec grito el nombre de Magnus cuando observo como la red de
energía se esfumaba y los demonios se dirigieron directamente hacia él
expuesto en el suelo, Magnus levanto sus manos para prepararse, el
demonio que estaba dispuesto a acabar con él, callo convertido en
cenizas, Magnus miro la espada seráfica responsable pero le
sorprendió mucho mas el portador. Robert Lightwood estaba parado
frente a él y lo había salvado, en un segundo Magnus y los chicos se
vieron rodeados de Cazadores, vampiros, brujos y lobos que estaban
luchando para eliminar a los demonios.
25. Sebastian había olvidado una parte muy importante de ser un Cazador
de Sombras: nunca abandonan. Lo que Sebastian había pensado como
una ventaja de inmediato se convirtió en la peor idea para él, cerrando
el portal había permitido que los guerreros en la llanura lograran ir en
ayuda de los jóvenes.
-Maldita sea. –Aspecto Sebastian mirando la batalla desarrollándose y
tomando una nueva dirección.
-¿Qué esperabas? –Dijo Jace brillando y caminando hacia él. –
Subestimaste a los Nephilim y a los mismos subterráneos, intentaste
separarlos sin pensar en lo que realmente les importa a ambos:
eliminar a los demonios. Nos diste un enemigo en común. –Jace
sonrió. –Gracias.
* * * * *
Alec logro por fin llegar a Magnus, lo sujeto por los hombros. -
¿Magnus? –Dijo temeroso.
-Estoy bien. –Dijo tranquilo y miro a Robert aun parado frente a ellos
con la guardia encendida. –Gracias a tu padre.
Alec miro a su padre. –Gracias –Le dijo sorprendido.
Su padre no tuvo tiempo de responder, un par de demonios intentaron
atacar de nuevo a Magnus por la espalda, Alec se movió ágilmente y
termino con uno de ellos, Raphael apareció sorpresivamente y termino
con el segundo.
-¿Hiciste enfurecer a alguien brujo? –Raphael mostro sus colmillos con
una sonrisa maliciosa.
-¿Por qué lo están atacando? –Pregunto Robert al ver la muy evidente
fijación de los demonios en su contra.
26. -Estoy a punto de sellar el pentagrama. –Dijo Magnus poniéndose de
pie con la ayuda de Alec. –Solo necesito un poco más de tiempo, yo…
-No digas más, -Robert se escucho decidido. – ¡Cazadores aquí! –Grito
captando la atención de una decena de Nephilim. – ¡Un circulo de
defensa alrededor de Magnus! ¡Nada entra! ¡Lo protegeremos hasta que
selle la invocación!
Magnus tomo la mano de Alec que lo estaba sujetando fuertemente del
abrigo. –Debes soltarme. –Dijo.
Alec renuente lo hizo y Magnus camino de nuevo hacia el pentagrama.
-Debes ir con Jace y tu hermana, te necesitan. –Dijo Robert a su hijo.
-No lo dejare.
-Sé que es imprudente pedirte esto. –Robert fijo su mirada en la de su
hijo. –Pero confía en mí. Nada le ocurrirá.
Confía en mí. Era difícil, era muy difícil, llego a pensar en negarse, algo
de lo que su padre no podría culparlo. Jace y tu hermana, te necesitan.
Estas palabras hicieron que reaccionara, miro a Magnus nuevamente
y su confianza surgió, Magnus le estaba sonriendo con seguridad.
Confía en tu padre. Le dijo su mirada. Y lo hizo.
* * * * *
-¿un enemigo en común? –Sebastian se notaba irritadamente
satisfecho por la situación. –No te engañes hermano, los Nephilim
nunca aceptaran a los subterráneos, tú mismo los desprecias.
-Solo hay alguien a quien desprecio. –Jace levanto su espada, El Fuego
Celestial crespo sobre su piel y se abalanzo contra Sebastian.
La lucha a su alrededor parecía lejana a ellos, sus movimientos eran
exactos y terriblemente mortales, Sebastian precavido con cada uno,
27. su expresión indicaba que no podía darle ninguna oportunidad a Jace,
ahora el poder era muy similar y estaba muy consciente de que podía
matarlo. Tenía que usar a su favor la ventaja que tenía a su alcance,
en un instante una decena de demonios se abalanzaron directamente
contra Jace haciendo que perdiera parte de la concentración que
mantenía sobre Sebastian. Jace no tuvo muchos problemas contra los
demonios pero término bastante alejado de su objetivo: Sebastian.
Para seguir con las malas noticias pudo observar como Clary corrió
hacia él, su espada corta diestramente sujetada lista para atacar.
Jace llamo a Clary en el momento en que esta se unía a la batalla
contra Sebastian el cual tenía una sonrisa escalofriante en su rostro al
ver la temeraria acción de su hermana.
-Cada día me sorprende más tu valentía hermanita.
Clary no dijo nada solo siguió lanzando estocadas hacia su hermano
para intentar herirlo. Sebastian miro su propósito afianzado en su
expresión y algo dentro de él se encendió; furia hacia su hermana,
furia hacia la manera tan ferviente de odiarlo.
-Nunca me diste una oportunidad. –Dijo Sebastian mientras esquivaba
hábilmente cada estocada de Clary como si en realidad ninguna de
ellas fuera peligrosa. –Soy tu hermano, tu lugar es a mi lado.
-Y el tuyo es en el infierno. –Clary estaba luchando con todas sus
fuerzas, Sebastian apenas se inmutaba.
-Mira a tu alrededor Clarissa. Tú puedes terminar con todo esto. Ven
conmigo y dejare a los Cazadores, Termina con la batalla. Tú tienes
ese poder.
Clary se detuvo con su respiración fuerte en su pecho y miro a su
alrededor, miro a Isabelle mal herida blandiendo su látigo con
eficiencia, observo a Simón cerca de ella intentando mantenerse en pie
frente a los demonios que en cada momento se hacían mas y mas,
miro a Jace, Alec, Luke y su madre unidos a una batalla que a cada
28. segundo se hacía mucho más difícil de ganar, observo a los vampiros y
lobos pasar de ataque a defensa para lograr mantener sus vidas.
-Puedo jurarlo. –Dijo Sebastian sintiéndose triunfante. –Puedo jurar
que nos iremos y dejare a los Cazadores tranquilos.
-Los Cazadores –Dijo Clary sonriendo dolorosamente, -¿Ese es el
truco? ¿Qué hay de los Subterráneos que están luchando?
Sebastian sonrió. –No puedes tenerlo todo hermanita.
-Eres un…
-Los Subterráneos son una abominación un derivado de los demonios.
¿Cómo…
-Hay sangre de demonio en ti. –Dijo Clary sin piedad. –Tú eres la
abominación que nuestro padre creo, algo que no debió haber
existido…
-¡Cállate! –Sebastian perdió todo miramiento hacia su hermana y sin
compasión la tomo del cuello y lo presiono para causar daño. –Si no
vienes conmigo, morirás hoy aquí.
Clary comenzó a jadear y luchar por aire, dejo caer su espada, a pesar
de los puntapiés que Sebastian recibía, este pareciera que tomaba más
fuerza.
En los siguientes segundos y antes de que la inconsciencia le llamara,
Clary cayó al suelo liberada, tosiendo y jadeando, al mirar hacia arriba
su miedo termino de acentuarse, Sebastian tenía entre sus palmas el
filo de una espada seráfica, la espada estaba sostenida por Jocelyn.
-Aléjate de ella. –Dijo Jocelyn a Sebastian el cual la miraba con ojos
desorbitados.
29. Sebastian despertó de su asombro para repeler la espada pero La
Cazadoras de Sobras tenía más experiencia en batalla, Sebastian se
quedo inmóvil al sentir una daga en su cuello antes de que pudiera
moverse y con el frio filo en su piel percibió una línea de sangre que
recorrió su garganta.
-No te muevas. –Advirtió Jocelyn a su hijo con voz peligrosa.
-¿Qué pretendes Jocelyn Fairchild? –Sebastian hablaba a su madre
como una perfecta desconocida ya que eso era para él. –No iré preso a
La Clave, si vas a matarme hazlo de una vez. ¡Haz lo que has querido
hacer desde el primer momento que me miraste! ¡Termina con tu error!
Jocelyn presiono mas la daga en el cuello de su hijo, Sebastian apenas
hizo un gesto de curiosidad.
Jocelyn había amado a su hijo desde el momento en que supo que
crecía en su vientre, lo había amado durante los meses que poco a
poco se creaba ese lazo tan enérgico que se forma naturalmente entre
un hijo y su madre en la preñez, había amado a ese hijo en su mente
con ojos probablemente verdes, con su cabello rubio, anhelando su
llanto, ese llanto que nunca conoció, añorando verlo crecer y ser
formado como un excelente Cazador de Sombras, amando y siendo
amado por sus padres, por Luke, por su hermana y sus abuelos, esos
abuelos que ahora no existían, que habían muerto junto aquel hijo que
nunca tuvo pero que existía, que estaba frente a él con su vida en sus
manos y dispuesta a quitársela. Al momento en que sus ojos se
llenaron de lágrimas se dio cuenta que pese a todo lo ocurrido, aun
amaba a su hijo.
Sebastian miro las lágrimas corriendo por el rostro de su madre pero
esto no causo más que desprecio hacia ella. Tomo la daga de la mano
de Jocelyn sin ningún problema.
-Eres… En verdad te desprecio, mi hermana por lo menos está
decidida a matarme, eso la hace admirable, pero tú… tú eres débil.
30. Sebastian levanto la daga teniendo como objetivo el corazón de su
madre el tiempo se detuvo para Clary al ver con horror la escena y no
tener la fuerza para impedirlo. El alivio se apodero de ella al ver la
daga volar lejos de la mano de Sebastian al haber chocado con una
flecha, Clary levanto la mirada para ver a Alec su mirada penetrante
fija en Sebastian, no perdió el tiempo y estiro su mano hacia su
espalda para tomar una flecha mas la cual hizo volar hacia el Cazador,
Sebastian levanto su mano en su dirección para desviar la flecha con
energía pero no funciono, las flechas de Alec tenían la nueva runa de
Clary y logro traspasar el poder demoniaco y enterrarse en su mano
haciendo que Sebastian gritara mas de sorpresa que de dolor. Alec no
pudo evitar una sonrisa de satisfacción y continúo con la ráfaga de
flechas hacia Sebastian.
* * * * *
Magnus seguía con su poder enfocado en el pentagrama, los
Cazadores de sombras que lo rodeaban para protegerlo se estaban
mirando en mas y mas problemas para cumplir su propósito, esto hizo
que Magnus tomara una decisión.
Magnus siempre había sido precavido con sus poderes, había sido
instruido por los hermanos silenciosos en un lejano país hacia cientos
de años para lograr controlar su poder y aceptar lo que era sin sentirse
mal por ello. Se había prometido a si mismo que no dejaría que su
poder lo controlara y se repitiera la tragedia que ocurrió aquel fatídico
día en que mato a su padrastro sin poder evitarlo y se encontró
pensando en lo mucho que las cosas habían cambiado, ahí en medio
de los Nephilim que fielmente lo estaban protegiendo, nunca nadie lo
había intentado proteger a excepción de Alexander y le tomo mucho
esfuerzo aceptar algo así, pero sabía que el cambio era necesario y en
su mayoría bueno, lo tomo y acepto, como acepto la manera tan
extraordinaria en que amaba a Alec. Alec que llego a su vida para
quedarse siempre. Alec que estaba luchando no muy lejos de él.
Magnus se lleno de energía renovada y se dio cuenta de que era
momento de confiar más en su propio poder.
31. Robert, Kadir y Raphael eran los más próximos a Magnus, cuidando
que ningún demonio se le acercara a pesar de sus constantes ataques
directos hacia él. Los tres se quedaron por un momento congelados al
percatarse de la nube azul de energía que surgía del cuerpo de
Magnus, este poder estaba provocando algo completamente
inesperado, dejaron de surgir demonios y los que estaban cerca del
pentagrama estaban siendo atraídos nuevamente hacia él.
-No sabía que los Brujos eran capaces de hacer algo así. –Dijo Kadir
con asombro.
-Cosas de brujos. –Dijo Raphael atónito.
-No. –Dijo Robert mirando fijamente a Magnus y a los demonios que
inevitablemente eran atraídos hacia el pentagrama por su poder. –
Cosas de Magnus.
* * * * *
Luke corrió hacia Jocelyn ahora en el suelo claramente consternada,
Jace miro con amplias expectativas hacia las flechas dirigiéndose
hacia Sebastian, la mayoría provoco daño haciendo que la furia del
Cazador se encendiera hacia el responsable. Sebastian miro hacia Alec
y corrió hacia él con espada en mano, Alec dejo su arco y tomo una
espada de su espalda para prepararse. La espada de Sebastian choco
estruendosamente contra la brillante de Jace que se había colocado
frente a su parabatai para protegerlo.
-Aun no terminamos tú y yo. –Dijo Jace y se reanudo su batalla. El
fuego Celestial se había ido, Alec entendió que probablemente era a
consecuencia del desgastamiento en la energía de Jace.
Alec no lo dudo y se unió a la batalla, sus movimientos y fuerza se
acompasaron con los de Jace, sentía su runa parabatai más viva que
nunca. Sin dejar a Sebastian siquiera respirar, atacaban sin piedad,
movimientos en completa sincronía, sin embargo Sebastian hizo uso
nuevamente de su poder demoniaco al atacar a Alec con energía que
32. golpeo en la boca de su estomago, Alec cayó sobre una de sus rodillas
y antes de que Sebastian intentara atravesarlo con su espada, el látigo
de Isabelle se enredo en su brazo para evitarlo, antes de que pudiera
mirar hacia ella Simón se pego a su espalda encajando sus garras con
la esperanza de alcanzar sus pulmones, Jace tomo su espada y se
precipito contra él, Alec hizo lo mismo pero Sebastian los desplego
violentamente haciendo escapar una ola de energía de su cuerpo. Jace
y Alec cayeron al suelo pero no se quedaron ahí. El látigo de Isabelle
había permanecido así como Simón dando una ventaja considerable y
no podían desperdiciar la oportunidad. Alec y Jace se miraron por un
segundo antes de tomar sus espadas Por Max. Las palabras se colaron
en sus mentes como si ambos las hubieran dicho y el momento llego,
como si se trataran de una sola persona vista a través de un espejo
por la sincronía en sus movimientos, ambas espadas se cruzaron para
terminar en el cuerpo de Sebastian, el cual no pudo hacer más que
mirar a sí mismo y darse cuenta de cómo surgía la sangre de sus
heridas. Sebastian grito con furia y los cuatro chicos que lo tenían
apresado sintieron el poder surgir de él. Sabían que era todo o nada,
Sebastian dejaría salir una ola de energía tan poderosa que
probablemente los mataría a los cuatro, pero ninguno de ellos se alejo
o titubeo, si morirían, Sebastian moriría también con ellos.
-Cazadores de Sombras. –Dijo Sebastian y escupió sangre. –Siempre
dispuestos a morir, ¿Cierto?
Jace y Alec empujaron aun más sus espadas hacia el cuerpo de
Sebastian y se prepararon para el final.
Los chicos se tensaron para esperar lo inevitable pero esto no paso. El
poder de Sebastian se miro frustrado por el dolor, dolor que surgió al
sentir la espada Morgenstern llegar a su corazón, Clary se había
movido lo más rápido que pudo, para colarse entre Jace y Alec y lograr
alcanzar el pecho de su hermano con su espada.
Jace y Alec retiraron sus espadas causando más daño y Sebastian
sonrió mirando a su hermana con su mano aun alrededor de la
empuñadura. –Me llenas de orgullo hermanita.
33. Simón se alejo y el látigo de Isabelle tomo su lugar en su muñeca, una
vez que Sebastian estuvo libre, este cayo. Antes de llegar al suelo Clary
lo sujeto.
-Jonathan. –Dijo Clary con voz triste. Estaba sujetando a su hermano
en su regazo, la espada en su pecho subía y bajaba con su irregular
respiración.
-Me llenas de orgullo. –Murmuro Sebastian. –No lo hagas, -Dijo
débilmente. –No llores por mí.
Clary no dijo nada solo se quedo ahí sujetándolo, sintiendo sus
lagrimas recorrer su rostro, no estaba muy segura del porque lloraba,
nunca había odiado a alguien tanto como había odiado a Sebastian,
pero ahí estaba sujetando a su hermano moribundo y derramando
lagrimas por él y entendió que lloraba por el hermano que le habían
arrebatado, el hermano que debió haberla cuidado, el hermano que
debió haber sido un hijo del ángel y no corrompido por la sangre de
demonio, sintió la tristeza que su madre había sentido al darse cuenta
de que ese hermano nunca existió pese a sus esperanzas.
-No merezco tus lágrimas. –Dijo y quito una de ellas del rostro de
Clary. –Gracias. –Dijo apenas en un suspiro. –Gracias por
brindármelas. Hija del ángel…
Clary no volvería a escuchar a su hermano hablar.
Clary estaba muy quieta aun con el cuerpo de su hermano en su
regazo, Jace se acerco temeroso y estiro una mano hacia ella.
-¡Alec! –Isabelle advirtió a su hermano despertando a todos del
impacto de lo ocurrido. Alec giro solo para darse cuenta de que un
demonio estaba ya muy cerca de él como para poder evitar un daño.
Alec intento esquivarlo y cayó sobre su espalda esperando lo peor pero
no sucedió. El demonio se vio envuelto en una nube azul muy familiar
que lo hizo alejarse del Nephilim hacia el pentagrama.
34. -¿Qué demonios? –Dijo Isabelle mirando hacia Magnus parado frente
al enorme pentagrama. Por primera vez los chicos se percataron de la
increíble cantidad de magia que surgía del brujo.
-¿Qué está haciendo? –Dijo Alec preocupado mirando como la magia
de Magnus se esparcía por todo el lugar atrapando a todo demonio que
era alcanzado para hacerlo volver al pentagrama.
Alec corrió hacia Magnus pero antes de llegar a él fue detenido por su
padre.
–No podemos acercarnos a él. –Sus brazos aferraban a Alec con fuerza.
–Hay demasiada energía, si te acercas te lastimara.
-Morirá si no lo detengo.
-No nos escucha. –Dijo Robert y soltó a su hijo. –Está en una especie
de transe.
Alec dirigió toda su atención a su novio. -¡Magnus! ¡Es suficiente!,
¡debes detenerte! por favor es demasiada energía. ¡DETENTE!
Magnus sentía su sangre hervir dentro de él, sentía el poder de su
sangre surgir para su propósito, los demonios se conectaron con su
poder y era así como ninguno de ellos lograba escapar. Su sangre
había sido algo que en verdad le molestaba por provenir de un príncipe
del infierno pero también era parte de su ser, era lo que lo hacia lo que
era y le gustaba. Su magia tomo un nuevo respiro, como una llama
que ha sido avivada con gasolina, se percato de los demonios que
regresaban forzados al pentagrama para desaparecer de esta
dimensión, poco a poco se fue perdiendo más en su sangre y en su
propio poder hasta que algo lo alerto, estaba sintiendo dolor, ¿Acaso
había perdido el control? ¿Estaba a punto de perderse a sí mismo
como muchos de los brujos de los que había escuchado? Tal vez las
cosas así tendrían que terminar después de todo. Sabía que para un
35. brujo muchas cosas son completamente inevitables, tal vez él no era la
excepción.
-¡DETENTE!
Sintió como si Alec lo hubiera sacado de un abismo del que no podía
salir por sus propios medios. Magnus abrió los ojos, levanto sus
manos, el último demonio entro a la estrella, acto seguido el
pentagrama perdió su brillo, estaba por completo inactivo y apagado.
Magnus había logrado sellarlo eficientemente. Alec corrió hacia él y lo
alcanzo apenas para evitar que llegara al suelo.
-¿Magnus? Magnus háblame.
-Estoy bien. –Dijo el brujo en los brazos de Alec.
-Raziel. –Dijo Alec con Alivio. -¿Qué fue todo eso? ¿Qué pretendías?
-Eh… ¿Encerrar a los demonios y… cerrar el pentagrama?
Todos los presentes observaron boquiabiertos la impresionante
demostración de poder de Magnus.
-No vuelvas a intentar algo como eso –Dijo Alec apartando cabello de la
frente de Magnus. –NUNCA.
-¿Qué paso con eso de eres un héroe?
La muchedumbre había comenzado a esparcirse para sanar a los
heridos, un portal se abrió para llevar a los combatientes de regreso a
Alicante.
-Ser un héroe no significa que me hagas sufrir.
Jace los observaba, le gustaba la manera en que Alec y Magnus podían
concentrarse en tan solo ellos mismos cuando querían, como un
propio universo contenido.
36. -Aja –Dijo Magnus débil pero sarcástico, ya se había sentado con los
ojos azules preocupados de Alec fijos sobre él. –Bienvenido a mi
mundo.
-Yo no… -Alec entendió a lo que se refería, su profesión no era
exactamente la más segura del mundo. –Te concedo eso. –Dijo
comprensivo. –Pero puedo cuidarme solo…
-No tenemos que estar solos. –Dijo Magnus y sonrió. –NUNCA.
Sus labios aun tenían una sonrisa cuando se unieron al besarse,
Magnus paso sus manos para aferrarse a la espalda de Alec mientras
este lo sostenía y disfrutaban de un pleno e intenso beso.
Estar juntos significa ser más fuertes.
* * * * *
Isabelle, Jace y Alec habían regresado al instituto, Clary junto a Simón
y su familia también estaban de nuevo en Nueva York, todo parecía
estar tomando su lugar, Sin embargo sus padres se habían quedado
en Alicante para arreglar asuntos pendientes, los cuales les habían
pedido a Alec y Jace que compartieran la habitación para que sus
heridas sanaran mucho más rápido, algo que no les molesto en lo
absoluto hasta ahora. Jace intentaba dormir mientras Alec daba
vueltas en su cama.
-¡Oh por el amor de dios! –Dijo Jace lanzando una almohada hacia la
cama de su hermano haciéndolo sentarse y protestar. -No vas a
dejarme dormir ¿Cierto?
-No estoy haciendo nada. –Reclamo Alec.
-No dejas de moverte y puedo oír como muerdes tus uñas.
37. Alec oculto sus manos bajo la manta. –Solo estoy preocupado. –
Confeso.
-Pues ve a verlo.
Alec le dedico una mirada aburrida a su parabatai.
-No me mires así. –Dijo Jace malhumorado. –Solo está a dos
habitaciones, realmente no entiendo que haces aquí. –Jace acomodo
su almohada y se tumbo sobre ella para intentar dormir nuevamente
quitando su atención de Alec.
-Solo iré a cerciorarme de que este bien.
-Sí, sí, lo que digas. –Jace movió con desdeño su mano hacia su
hermano.
Alec salió de la habitación y cruzo el pasillo con sus pies descalzos y
su luz mágica para llegar a la puerta de su habitación que ahora
estaba siendo ocupada por Magnus. Se detuvo para pensar en tocar o
no, podría despertar a Magnus algo que no quería hacer. Decidió que
entraría cuidadosamente solo para revisar que estuviera bien, tomo el
picaporte con cuidado y echo un vistazo, al levantar la luz mágica para
que su brillo alcanzara la cama, se dio cuenta de que estaba vacía,
camino más al centro de la habitación y gracias a su luz encontró a
Magnus sentado en un sofá despreocupado y mirándolo con gracia.
Habían llegado al instituto a través del portal que Magnus se había
empeñado a realizar pese a las protestas de Alec debido a su reciente
acto temerario con su poder, el sentido común le dio la razón ya que
una vez que todos cruzaron Magnus cayó sobre sus rodillas agotado
por el esfuerzo de su aun no recuperada magia, por aquello Alec le
había pedido casi exigiéndole que se quedara esa noche, ahora estaba
ocupando su habitación recuperando su energía.
-¿No deberías de estar descansando?
38. -Estoy en un instituto Nephilim. –Dijo Magnus. –Eso le quita el sueño
a cualquier subterráneo.
-Eso depende de que tan limpia tengas tu conciencia… -Alec sonrió
con burla. –Creo que no dormirás hoy.
-Muy gracioso Lightwood. –Magnus se levanto y camino hacia él. –
Supongo que es una nueva experiencia.
-Tienes cuatrocientos años ¿y nunca habías pasado la noche en un
instituto?
-Que escándalo solo de pensarlo. –Dijo Magnus, este ya estaba cerca
de Alec, paso su mano por su hombro suave y lentamente para
después sentir los músculos de la larga línea de su espalda, coloco sus
labios en su sien donde se arremolinaba su cabello suave y oscuro.
Alec miro como la mano de Magnus tomaba junto a la suya la luz
mágica y en ese momento la habitación se lleno de colores, rosa, azul,
verde, creando un maravilloso espectáculo de tranquilidad.
-A ku cinta kamu –Dijo Magnus lentamente en un murmullo cerca del
oído de Alec. Magnus lo aparto un poco para buscar sus ojos azules. –
Se que te lo dije aquel día en ese túnel. –Los ojos de gato de Magnus
parecían ser lastimados por solo pensar en aquel día en que habían
terminado. –Pero no quiero que asocies esas palabras a eso. Yo…
-Lo dijiste porque era verdad.
Magnus amo la nueva manera de Alec para hablar de su amor como lo
que era; algo real.
-Me gusta que lo digas, -Dijo Alec tranquilamente. –Indonesio es tu
idioma natal y no veo una mejor forma de que me digas Te amo.
-Encontrare nuevas formas de decírtelo. –Los colores seguían girando
a su alrededor creando maravillosas sombras en ambos rostros. –Te
39. amo Alexander Lightwood. –Magnus se inclino para besarlo, tierna y
dulcemente.
-Y yo te amo… -Magnus coloco un dedo sobre los labios de Alec antes
de que terminara la frase y se inclino para decirle algo al oído.
Los ojos de Alec brillaron con asombro. -¿De verdad? ¿Ese es tu
nombre?
-Es el nombre que mis padres eligieron para mí al nacer.
Magnus observo el rostro de Alec cambiar del asombro a la alegría en
un segundo -Es hermoso. –Alec se mostro pensativo. –Pero… creo que
seguiré con Magnus, ¿Te parece?
-Va mucho más conmigo y mi profesión.
-Gracias por decírmelo. Yo…
-Alexander –Comenzó Magnus. –No tienes idea de lo que has hecho por
mí, siempre había pensado que había vivido todo, que había estado en
todos los lugares, pensé que nada nunca volvería asombrarme o a
hacerme sentir vivo. Hasta que te mire en esa fiesta y después
subiendo las escaleras de mi edificio para pedirme una cita. Soy yo el
que debe agradecerte. Por salvar mi vida con todo lo que provocas en
mí. Cada día a tu lado es una increíble nueva experiencia, no importa
los años que tenga. Alexander nunca me había sentido tan vivo como
estos últimos meses a tu lado.
La luz mágica entre sus manos comenzó a brillar de un rojo oscuro
como el carbón al rojo vivo. Alec la miraba con maravilla, le encantaba
la impresionante manera que tenia Magnus de llenar su mundo de
magia y fantasía.
-Quiero darte todas las nuevas experiencias que me sea posible. –Dijo
Alec y sus mejillas tomaron color casi espontáneamente. –Podemos
crear una ahora mismo.
40. -¿Te refieres a dormir en un instituto?
Alec mordió su labio inferior, se miraba apenado. –No precisamente
dormir en un instituto.
Magnus sonrió.
Alec tomo la luz mágica apartándola de la mano de Magnus, el cuarto
se ilumino con su blanco brillo particular solo por un momento antes
de que la soltara para dejarla caer al suelo, los brazos de Alec
rodearon el cuello de Magnus, lo más visible en la habitación ahora
eran los ojos de gato verde dorado del brujo que inevitablemente se
cerraron al sentir los tiernos brazos de Alec recorrer su espalda y sus
labios sobre los propios, la oscuridad los rodeaba pero para Magnus
siempre había sido muy fácil encontrar su lugar en el cuerpo de Alec,
ya que se complementaban a la perfección. La noche fue lenta y corta
al mismo tiempo cuando se dieron cuenta que ninguno de los dos
dormiría esa noche.
* * * * *
La puerta del Loft se abrió dando paso a Magnus y Alec, ambos vestían
un traje de gala, Magnus con ciertos brillos de lentejuelas en algunas
de sus costuras.
-Por lo general soy de los invitados que se quedan hasta el amanecer. –
Dijo Magnus mirando hacia su novio cerrando la puerta detrás de
ellos. -¿Por qué tu insistencia en regresar?
-Debes descansar. –Dijo Alec de una manera técnica, colocando las
llaves sobre la cómoda a un lado de la puerta.
-Por un momento pensé que me estabas reprendiendo aun por mi
maravillosa actuación en…
41. -No tuvo nada de maravilloso en realidad pudiste haber muerto… -Alec
miro una sobra de desilusión en el rostro del brujo y agrego
rápidamente. –Pero sí. Todos saben que fue impresionante.
-Muy impresionante. –Agrego Magnus. Alec ya estaba aflojando la
corbata de su cuello. Magnus miro la oportunidad. –Te mire en la
fiesta hablando con Oscar. –Dijo con suspicacia. –Espero y eso no
haya tenido que ver con tu urgencia de regresar.
Alec se miro extrañado. –No. –Dijo sincero. –Para nada, me gusto
hablar con él, seguiremos en contacto, de hecho. -Dijo Alec, este
miraba el suelo y Magnus no pudo dejar de notar la sombra de dolor y
melancolía que aun lo envolvía. –Me conto sobre la desaparición de
Meliorn. –Comenzó Alec. –Él fue uno de los que se unió al equipo de
búsqueda. Lo encontraron, puso resistencia como lo esperaban e
incluso hirió a uno de ellos -Alec suspiro. –Oscar me dijo que lo
asesino, fue necesario, es decir… No había alguna otra manera.
-Entiendo. –Dijo Magnus comprensivo. La venganza siempre había
estado involucrada en las peores catástrofes del mundo. Mundana o
no las emociones humanas estaban presentes no importaba el tipo de
sangre que corría por tus venas, eso lo había sabido desde hace
cientos de años. –Meliorn no hubiera dejado que lo capturaran sin
oponer resistencia.
-Oscar se veía complacido.
-Es un Cazador de Sobras.
Alec se sintió ofendido y golpeo el hombro de su novio -¿Qué se
supone que significa eso?
-Tú eres diferente Alexander…
-No. No realmente. –Alec miro a sus propias manos.
42. -No te sientas culpable por sentir lo que sientes. –Dijo Magnus
mirando fijamente a los ojos azules de Alec. –Si alguien te hiciera
daño, probablemente lo buscaría lo destrozaría y se lo daría de comer
a los perros.
-Magnus.
-El punto es, que Meliorn se busco su final y que precisamente haya
sido Oscar quien ayudara a llegar a él fue como un evento divino, era
su mejor amigo y de alguna manera obtuvo su venganza.
-También era mi amigo.
-Eras mucho más que eso. –Magnus no se miraba molesto más bien
triste. –No le hubiera gustado mirarte en algún tipo de peligro por él.
Créeme.
-Hablas como si lo hubieras conocido. –Dijo Alec con curiosidad.
-Tuvimos algunas charlas. –Magnus sonrió con melancolía. –Y
compartimos los mismos sentimientos hacia la misma persona. –
Magnus coloco su mano con el anillo Lightwood sobre la mejilla de
Alec. –Mi suerte fue infinitamente mejor, es todo.
Él te ama. Más que a nada. Y tú… ¡No mereces eso! Le había gritado
Micah y en algún momento lo había creído, en algunas ocasiones
pensaba en la vida si Micah hubiera logrado sobrevivir y sabia que
probablemente las cosas pudieron ser diferentes, ¿Alec lo hubiera
elegido aun así?
-No hubiera cambiado nada. –Dijo Alec inesperadamente como si
hubiera leído los pensamientos de Magnus. Presiono más la mano de
Magnus contra su propio rostro. –Nunca deje de amarte, algo así
nunca podría pasar y Micah lo sabía.
-Le debo tanto. –El rostro de Alec estaba ahora entre ambas manos del
brujo. –Estuvo ahí cuando yo no y…
43. Alec rio pensando en Micah esperando algo de Magnus, claro que lo
esperaría. –Él lo sabe. Y si estuviera aquí, él te lo recordaría, cada día,
cada hora del resto de su vida.
-Le brindare homenaje cada día cuidándote.
Alec se zafo del agarre de Magnus para caminar hacia la habitación se
miraba feliz, hablar de Micah ahora provocaba eso en él. –Jocelyn y
Luke se miraban muy felices. –Dijo Alec que se había acercado a un
grupo de maletas en la puerta de la habitación, las miraba pensativo.
-¡Por fin! –Dijo Magnus levantando las manos dramáticamente. –Si
esos dos no se casaban pronto… bueno.
Magnus camino hacia el equipaje y tomo dos de las bolsas. –
Mirándolas no harás que se desempaquen.
-Podríamos… -Alec chasqueo los dedos imitando a Magnus cuando
hacia su magia.
-¿Y quitarle lo divertido? –Magnus coloco unas de las valijas sobre la
cama y la abrió mirando la mucha ropa ya conocida de Alec.
-¿En serio? ¿Lo haremos al método convencional? –Alec dejo caer
sobre la cama otros dos bolsos que hicieron mucho más ruido. Armas.
Pensó Magnus pero ya no le extrañaba.
Al ver el entusiasmo de Magnus al comenzar a ordenar su ropa en las
gavetas se resigno. –Pero por lo menos sigue contándome lo que paso
en Perú, ¿Volviste a ver a Imasu? ¿Se reconciliaron?
Alec y Magnus habían pasado las últimas noches desde que volvieron
de Alicante hablando de la vida de Magnus, este le contaba
absolutamente todo lo que Alec quería saber y como era de esperarse
esto les hacia permanecer despiertos hasta mirar los primeros rayos
del sol, también cavia mencionar que desde el día que regresaron ya
44. sea en el instituto o en el loft de Brooklyn no habían dormido una
noche separados.
Magnus dejo salir un bufido ante la última pregunta de su novio. –Por
supuesto que no, tengo pocas reglas pero una de ellas es no volver con
mis exs.
Alec que caminaba por detrás de Magnus cerca del armario se detuvo
en seco. -¿De qué hablas? –Dijo con asombro sincero. –Volviste
conmigo.
Magnus dejo por completo todo lo que estaba haciendo para arrojar
sus brazos alrededor de Alec.
-Pero tú, Alexander Gideon. –Dijo Magnus sonriendo ampliamente. –
Eres la excepción a todas mis reglas.
Fin
MayGraciela♥
(*_*)/