SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 28
Descargar para leer sin conexión
Compartir cuentos y enriquecer la vida
Un proyecto en las bibliotecas patrocinado por el National Endowment for the Humanities
El vaso de leche
Manuel Rojas
En: Cuentos
Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1970
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas
TEXTO DEL CUENTO
PREPARACIÓN DEL CUENTO
Introducción
Primeras impresiones del coordinador sobre el
cuento
Aplicación del método: las cuatro categorías
Poética
Contrastes
Sombras
Temas
Notas del coordinador
LA SESIÓN: EL ENCUENTRO CON LOS PARTICIPANTES
Presentación del cuento al grupo
Lectura en voz alta
Algunas observaciones sobre el autor, país, etc.
Vocabulario
Alternativas para la discusión
Ejemplos de preguntas sobre el texto
Notas del coordinador después de la sesión
SUGERENCIAS PARA FUTURAS LECTURAS
El vaso de leche – Manuel Rojas
El vaso de leche – Manuel Rojas
El vaso de leche – Manuel Rojas
EL VASO DE LECHE
Afirmado en la barandilla de estribor, el marinero parecía
esperar a alguien. Tenía en la mano izquierda un envoltorio
de papel blanco, manchado de grasa en varias partes. Con la otra
mano atendía la pipa.
Entre unos vagones apareció un joven delgado; se detuvo
un instante, miró hacia el mar y avanzó después, caminando
por la orilla del muelle con las manos en los bolsillos, distraído
o pensando.
Cuando pasó frente al barco, el marinero le gritó en inglés:
– I say; look here! (¡Oiga, mire!)
El joven levantó la cabeza, y, sin detenerse, contestó en el
mismo idioma:
– Hallo! What? (¡Hola! ¿Qué?)
–Are you hungry? (¿Tiene hambre?)
Hubo un breve silencio, durante el cual el joven pareció
reflexionar y hasta dio un paso más corto que los demás, como para
detenerse; pero al fin dijo, mientras dirigía al marinero una sonrisa
triste:
–No, I am not hungry! Thank you, sailor. (No, no tengo
hambre. Muchas gracias, marinero.)
–Very well. (Muy bien.)
Sacóse la pipa de la boca el marinero, escupió y colocán-
dosela de nuevo entre los labios, miró hacia otro lado. El joven,
avergonzado de que su aspecto despertara sentimientos de ca-
ridad, pareció apresurar el paso, como temiendo arrepentirse
de su negativa.
Un instante después, un magnífico vagabundo, vestido inve-
rosímilmente de harapos, grandes zapatos rotos, larga barba
rubia y ojos azules, pasó ante el marinero, y éste, sin llamarlo
previamente, le gritó:
–Are you hungry?
No había terminado aún su pregunta, cuando el atorrante,
5
10
15
20
25
30
(página 127)
El vaso de leche – Manuel Rojas
128 MANUEL ROJAS
mirando con ojos brillantes el paquete que el marinero tenía
en las manos, contestó apresuradamente:
–Yes, sir, I am very much hungry! (Si, señor, tengo harta
hambre.)
... Sonrió el marinero. El paquete voló en el aire y fue a caer
entre las manos ávidas del hambriento. Ni siquiera dio las gracias, y
abriendo el envoltorio calentito aún, sentóse en el
suelo, restregándose las manos alegremente al contemplar su
contenido. Un atorrante de puerto puede no saber inglés, pero nunca
se perdonaría no saber el suficiente como para pedir
de comer a uno que habla ese idioma.
El joven que pasara momentos antes, parado a corta dis-
tancia de allí, presenció la escena.
El también tenía hambre. Hacía tres días justos que no
comía, tres largos días. Y más por timidez y vergüenza que
por orgullo, se resistía a pararse delante de las escalas de los
vapores, a las horas de comida, esperando de la generosidad
de los marineros algún paquete que contuviera restos de guisos
y trozos de carne. No podía hacerlo, no podría hacerlo nun-
ca. Y cuando, como en el caso reciente, alguno le ofrecía
sus sobras, las rechazaba heroicamente, sintiendo que la nega-
tiva aumentaba su hambre.
Seis días hacía que vagaba por las callejuelas y muelles de
aquel puerto. Lo había dejado allí un vapor inglés procedente
de Punta Arenas, puerto en donde había desertado de un
vapor en que servía como muchacho de capitán. Estuvo un mes
allí, ayudando en sus ocupaciones a un austriáco pescador de
centollas, y en el primer barco que pasó hacia el norte embar-
cóse ocultamente.
Lo descubrieron al día siguiente de zarpar y enviáronlo a trabajar
en las calderas. En el primer puerto grande que tocó
el vapor lo desembarcaron, y allí quedó, como un fardo sin
dirección ni destinatario, sin conocer a nadie, sin un centavo
en los bolsillos y sin saber trabajar en oficio alguno.
Mientras estuvo allí el vapor, pudo comer, pero después...
La ciudad enorme, que se alzaba más allá de las callejuelas
llenas de tabernas y posadas pobres, no le atraía; parecíale
un lugar de esclavitud, sin aire, obscura, sin esa grandeza am-
plia del mar, y entre cuyas altas paredes y calles rectas la
gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso.
5
10
15
20
25
30
35
40
El vaso de leche – Manuel Rojas
EL VASO DE LECHE 129
Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las
vidas más lisas y definidas como un brazo poderoso una del-
gada varilla. Aunque era muy joven había hecho varios viajes
por las costas de America del Sur, en diversos vapores, desem-
peñando distintos trabajos y faenas, faenas y trabajos que en
tierra casi no tenían aplicación.
Después que se fue el vapor, anduvo y anduvo, esperando
del azar algo que le permitiera vivir de algún modo mientras
tomaba sus canchas familiares; pero no encontró nada. El
puerto tenía poco movimiento y en los contados vapores en
que se trabajaba no lo aceptaron.
Ambulaban por allí infinidades de vagabundos de profesión;
marineros sin contrata, como él, desertados de un vapor o pró-
fugos de algún delito; atorrantes abandonados al ocio, que se
mantienen de no se sabe qué, mendigando o robando, pasando
los días como las cuentas de un rosario mugriento, esperando
quién sabe qué extraños acontecimientos, o no esperando na-
da, individuos de las razas y pueblos más exóticos y extraños,
aun de aquellos en cuya existencia no se cree hasta no haber
visto un ejemplar vivo.
Al día siguiente convencido de que no podría resistir mu-
cho más, decidió recurrir a cualquier medio para procurarse
alimentos.
Caminando, fue a dar delante de un vapor que había llegado
la noche anterior y que cargaba trigo. Una hilera de hombres
marchaba, dando la vuelta, al hombro los pesados sacos, desde
los vagones, atravesando una planchada, hasta la escotilla de la
bodega, donde los estibadores recibían la carga.
Estuvo un rato mirando hasta que atrevióse a hablar con
el capatáz, ofreciéndose. Fue aceptado y animosamente formó parte
de la larga fila de cargadores.
Durante el primer tiempo de la jornada, trabajó bien; pero después
empezó a sentirse fatigado y le vinieron vahídos, vaci-
lando en la planchada cuando marchaba con la carga al hom-
bro, viendo que a sus pies la abertura formada por el costado
del vapor y el murallón del muelle, en el fondo de la cual, el
mar, manchado de aceite y cubierto de desperdicios, gloglo-
teaba sordamente.
5
10
15
20
25
30
35
El vaso de leche – Manuel Rojas
130 MANUEL ROJAS
A la hora de almorzar hubo un breve descanso y en tanto
que algunos fueron a comer en los figones cercanos y otros
comían de lo que habían llevado, él se tendió en el suelo a
descansar, disimulando su hambre.
Terminó la jornada completamente agotado, cubierto de
sudor, reducido ya a lo último. Mientras los trabajadores se
retiraban, se sentó en unas bolsas acechando al capataz, y
cuando se hubo marchado el último, acercóse a él y confuso
y titubeante, aunque sin contarle lo que le sucedía, le pre-
guntó si podían pagarle inmediatamente o si era posible
conseguir un adelanto a cuenta de lo ganado.
Contestóle el capataz que la costumbre era pagar al final
del trabajo y que todavía sería necesario trabajar el día si-
guiente para concluir de cargar el vapor. ¡Un día más! Por
otro lado, no adelantaban un centavo.
–Pero –le dijo–, si usted necesita, yo podría prestarle unos
cuarenta centavos... No tengo más.
Le agradeció el ofrecimiento con una sonrisa angustiosa y
se fue.
Le acometió entonces una desesperación aguda. ¡Tenía
hambre, hambre, hambre! Un hambre que lo doblegaba como
un latigazo; veía todo a través de una niebla azul y al andar vacilaba
como un borracho. Sin embargo, no habría podido quejarse ni
gritar, pues su sufrimiento era obscuro y fatigante;
no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento; le parecía que
estaba aplastado por un gran peso.
Sintió de pronto como una quemadura en las entrañas, y se
detuvo. Se fue inclinando, doblándose forzadamente y creyó
que iba a caer. En ese instante, como si una ventana se hubiera
abierto ante él, vio su casa, el paisaje que se veía desde ella,
el rostro de su madre y el de sus hermanos, todo lo que él
quería y amaba apareció y desapareció ante sus ojos cerrados
por la fatiga... Después, poco a poco, cesó el desvanecimiento
y se fue enderezando, mientras la quemadura se enfriaba des-
pacio. Por fin se irguió, respirando profundamente. Una hora
más y caería al suelo.
Apuró el paso, como huyendo de un nuevo mareo, y mien-
tras marchaba resolvió ir a comer a cualquier parte, sin pagar,
dispuesto a que lo avergonzaran, a que le pegaran, a que lo
mandaran preso, a todo; lo importante era comer, comer, co-
5
10
15
20
25
30
35
40
El vaso de leche – Manuel Rojas
EL VASO DE LECHE 131
mer. Cien veces repitió mentalmente esta palabra: comer,
comer, comer, hasta que el vocablo perdió su sentido, dejándole una
impresión de vacío caliente en la cabeza.
No pensaba huir; le diría al dueño: “Señor, tenía hambre,
hambre, hambre, y no tengo con qué pagar... Haga lo que
quiera”.
Llegó hasta las primeras calles de la ciudad y en una de
ellas encontró una lechería. Era un negocito muy claro y lim-
pio, lleno de mesitas con cubiertas de mármol. Detrás de un
mostrador estaba de pie una señora rubia con un delantal
blanquísimo.
Eligió ese negocio. La calle era poco transitada. Habría
podido comer en uno de los figones que estaban junto al
muelle, pero se encontraban llenos de gente que jugaba y
bebía.
En la lechería no había sino un cliente. Era un vejete de
anteojos, que con la nariz metida entre las hojas de un perió-
dico, leyendo, permanecía inmóvil, como pegado a la silla.
Sobre la mesita había un vaso de leche a medio consumir.
Esperó que se retirara, paseando por la acera, sintiendo que poco
a poco se le encendía en el estómago la quemadura de
antes, y esperó cinco, diez, hasta quince minutos. Se cansó y paróse
a un lado de la puerta, desde donde lanzaba al viejo
unas miradas que parecían pedradas.
¡Qué diablos leería con tanta atención! Llegó a imaginarse
que era un enemigo suyo, el cual, sabiendo sus intenciones, se
hubiera propuesto entorpecerlas. Le daban ganas de entrar y
decirle algo fuerte que le obligara a marcharse, una grosería
o una frase que le indicara que no tenía derecho a permanecer
una hora sentado, y leyendo, por un gasto tan reducido.
Por fin el cliente terminó su lectura, o por lo menos la
interrumpió. Se bebió de un sorbo el resto de leche que
contenía el vaso, se levantó pausadamente, pagó y dirigióse a
la puerta. Salió; era un vejete encorvado, con trazas de carpin-
tero o barnizador.
Apenas estuvo en la calle, afirmóse los anteojos, metió de nuevo
la nariz entre las hojas del periódico y se fue, caminando despacito
y deteniéndose cada diez pasos para leer con más detenimiento.
Esperó que se alejara y entró. Un momento estuvo parado
5
10
15
20
25
30
35
El vaso de leche – Manuel Rojas
132 MANUEL ROJAS
a la entrada, indeciso, no sabiendo dónde sentarse; por fin
eligió una mesa y dirigióse hacia ella; pero a mitad de camino
se arrepintió, retrocedió y tropezó en una silla, instalándose después
en un rincón.
Acudió la señora, pasó un trapo por la cubierta de la mesa
y con voz suave, en la que se notaba un dejo de acento espa-
ñol, le preguntó:
–¿Qué se va usted a servir?
Sin mirarla, le contestó:
–Un vaso de leche.
–¿Grande?
–Sí, grande.
–¿Solo?
–¿Hay bizcochos?
–No; vainillas.
–Bueno, vainillas.
Cuando la señora se dio vuelta, él se restregó las manos
sobre las rodillas, regocijado, como quien tiene frío y va a
beber algo caliente.
Volvió la señora y colocó ante él un gran vaso de leche y
un platillo lleno de vainillas, dirigiéndose después a su puesto
detrás del mostrador.
Su primer impulso fue el de beberse la leche de un trago
y comerse después las vainillas, pero en seguida se arrepintió;
sentía que los ojos de la mujer lo miraban con curiosidad.
No se atrevía a mirarla; le parecía que, al hacerlo, conoceria su
estado de ánimo y sus propósitos vergonzosos y él tendría
que levantarse e irse, sin probar lo que había pedido.
Pausadamente tomó una vainilla, humedeciéndola en la leche
y le dio un bocado; bebió un sorbo de leche y sintió que
la quemadura; ya encendida en su estómago, se apagaba y
deshacía. Pero, en seguida, la realidad de su situación deses-
perada surgió ante él y algo apretado y caliente subió desde
su corazón hasta la garganta; se dio cuenta de que iba a
sollozar, a sollozar a gritos, y aunque sabía que la señora lo
estaba mirando, no pudo rechazar ni deshacer aquel nudo
ardiente que se estrechaba más y más. Resistió, y mientras
resistía, comió apresuradamente, como asustado, temiendo que
el llanto le impidiera comer. Cuando terminó con la leche
y las vainillas se le nublaron los ojos y algo tibio rodó por
5
10
15
20
25
30
35
40
El vaso de leche – Manuel Rojas
EL VASO DE LECHE 133
su nariz, cayendo dentro del vaso. Un terrible sollozo lo sa-
cudió hasta los zapatos.
Afirmó la cabeza en las manos y durante mucho rato lloró,
lloró con pena, con rabia, con ganas de llorar, como si nunca
hubiera llorado.
Inclinado estaba y llorando, cuando sintió que una mano
le acariciaba la cansada cabeza y una voz de mujer, con
un dulce acento español, le decía:
–Llore, hijo, llore…
Una nueva ola de llanto le arrasó los ojos y lloró con
tanta fuerza como la primera vez, pero ahora no angustiosa-
mente, sino con alegría, sintiendo que una gran frescura lo
penetraba, apagando eso caliente que le había estrangulado
la garganta. Mientras lloraba, parecióle que su vida y sus
sentimientos se limpiaban como un vaso bajo un chorro de
agua, recobrando la claridad y firmeza de otros días.
Cuando pasó el acceso de llanto, se limpió con su pañuelo
los ojos y la cara, ya tranquilo. Levantó la cabeza y miró a
la señora, pero ésta no le miraba ya, miraba hacia la calle,
a un punto lejano, y su rostro estaba triste.
En la mesita, ante él, había un nuevo vaso lleno de leche
y otro platillo colmado de vainillas; comió lentamente, sin
pensar en nada, como si nada le hubiera pasado, como si estu-
viera en su casa y su madre fuera esa mujer que estaba detrás
del mostrador.
Cuando terminó ya había obscurecido y el negocio se ilumi-
naba con la bombilla eléctrica. Estuvo un rato sentado, pen-
sando en lo que le diría a la señora al despedirse, sin ocurrír-
sele nada oportuno.
Al fin se levantó y dijo simplemente:
–Muchas gracias, señora; adiós…
–Adiós, hijo… –le contestó ella.
Salió. El viento que venía del mar refrescó su cara, caliente
aún por el llanto. Caminó un rato sin dirección, tomando
después por una calle que bajaba hacia los muelles. La noche
era hermosísima y grandes estrellas aparecían en el cielo de
verano.
Pensó en la señora rubia que tan generosamente se había
5
10
15
20
25
30
35
El vaso de leche – Manuel Rojas
134 MANUEL ROJAS
conducido, e hizo propósitos de pagarle y recompensarla de
una manera digna cuando tuviera dinero; pero estos pensa-
mientos de gratitud se desvanecían junto con el ardor de su
rostro, hasta que no quedó ninguno, y el hecho reciente re-
trocedió y se perdió en los recodos de su vida pasada.
De pronto se sorprendió cantando algo en voz baja. Se
irguió alegremente, pisando con firmeza y decisión.
Llegó a la orilla del mar y anduvo de un lado para otro,
elásticamente, sintiéndose rehacer, como si sus fuerzas inte-
riores, antes dispersas, se reunieran y amalgamaran sólida-
mente.
Después la fatiga del trabajo empezó a subirle por las pier-
nas en un lento hormigueo y se sentó sobre un montón de
bolsas.
Miró el mar. Las luces del muelle y la de los barcos se extendían
por el agua en un reguero rojizo y dorado, tem-
blando suavemente. Se tendió de espaldas, mirando el cielo
largo rato. No tenía ganas de pensar, ni de cantar, ni de
hablar. Se sentía vivir, nada más.
Hasta que se quedó dormido con el rostro vuelto hacia el mar.
5
10
15
20
El vaso de leche – Manuel Rojas
PREPARACIÓN DEL CUENTO
Introducción
“El vaso de leche” relata un episodio en la vida de un joven marinero que ambula
desesperadamente por los muelles de un puerto extraño, sin trabajo, sin comida, sin amigos. Es
un cuento con pasajes sumamente líricos pero el lirismo es predominantemente un lirismo de
pesadilla que describe la miseria que sufren el joven y los pobres que habitan el puerto. La
acción se desarrolla entre la dura realidad cotidiana del puerto y el fluir de la vida psíquica del
personaje. Escrito desde el punto de vista de los de abajo, es una fiel representación de la
angustia que puede sufrir el ser humano y hasta qué punto es capaz de soportar su miseria.
Cuando el protagonista llega al extremo de desesperación, nos preguntamos cómo se va a
resolver la crisis.
Al leer el cuento el participante va a notar la abundancia de voces e imágenes marítimas que
forman parte del léxico del marinero. También el cuento abunda en trozos poéticos y en
contrastes que forman la integridad de su estructura. Las sombras y ambigüedades sostienen el
suspenso hasta el final: ¿Es el mar una fuerza malévola que tuerce la vida del protagonista o es
un hermoso poder que lo libera de la esclavitud en la tierra? ¿Caerá el joven como víctima de sus
circunstancias o va a ser fiel a su humanidad y prevalecerse en la lucha por la vida?
Este cuento de aventura va a captar el interés de los participantes que indudablemente tendrán
muchos comentarios relativos a la dignidad del ser humano y la compasión que sentimos por el
sufrimiento del prójimo.
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 1 -
Primeras impresiones del coordinador sobre el
cuento
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 2 -
Aplicación del método: las cuatro categorías
Las notas que siguen son sólo sugerencias de cómo estudiar el texto. Después de leerlo, es
importante que cada coordinador trabaje el texto por sí mismo utilizando las diversas categorías
que integran nuestro método: poética, contrastes, sombras, temas. Luego debe formular
preguntas que le sirvan de marco para la discusión utilizando nuestras sugerencias.
Poética
A través de cuento hay descripciones líricas de la naturaleza, del ambiente y de los tipos y
costumbres marítimos. Pero el tono del lirismo fluctúa entre los pasajes más hermosos y unas
escenas de pesadilla lo cual establece el contraste que mantiene el suspenso del cuento.
1. Tipo clásico del marinero: “Afirmado en la barandilla de estribor, el marinero parecía
esperar a alguien. Tenía en la mano izquierda un envoltorio de papel blanco, manchado de
grasa en varias partes. Con la otra mano atendía la pipa.” (página 127, líneas 1-4.) “Sacóse la
pipa de la boca el marinero, escupió y colocándola de nuevo entre los labios, miró hacia el
otro lado.” (página 127, líneas 21-22.)
2. Tipo clásico del vagabundo: “Un instante después un magnífico vagabundo, vestido
inverosímilmente de harapos, grandes zapatos rotos, larga barba rubia y ojos azules, pasó
ante el marinero, y éste, sin llamarlo previamente, le gritó. (página 127, líneas 27-30.)
3. El mar como símbolo, a veces místico y seductor: “…se detuvo un instante, miró hacia el
mar y avanzó después, caminando por la orilla del muelle con las manos en los bolsillos,
distraído o pensando.” (página 127, líneas 5-8.) “…llegó a la orilla del mar y anduvo de un
lado para otro elásticamente, sintiéndose rehacer...” (página 134, líneas 8-9.) “Miró el mar.
Las luces del muelle y las de los barcos se extendían por el agua en un reguero rojizo y
dorado…” (página 134, líneas 15-19.)
4. Otras veces el mar parece ser destructor y maléfico: El mar es la personificación de una
fuerza humana. “Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las vidas más lisas y
definidas como un brazo poderoso una delgada varilla.” (página 129, líneas 1-3.)
5. Los puertos y la ciudad frecuentemente están retratados como lugares infernales donde el
hombre se pierde y sufre angustiosamente condenado a la esclavitud o a morirse de hambre:
“…parecíale un lugar de esclavitud, sin aire, oscura, sin esa grandeza amplia del mar, y entre
cuyas altas paredes y calles rectas la gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso.”
(página 128, líneas 37-40.) “Una hilera de hombres marchaba, dando la vuelta, al hombro los
pesados sacos…” (Página 129, líneas 25-28.) “Ambulaban por allí infinidad de vagabundos
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 3 -
de profesión, marineros sin contrata…mendigando o robando, pasando los días como las
cuentas de un rosario mugriento… (página 129, líneas 12-20.)
6. La reiteración de la negativa “sin” que se encuentra con frecuencia en el texto presta énfasis
en la falta y la ausencia de lo básico, lo esencial, que sustenta al ser humano - sea el alimento
para el cuerpo o la ternura para el alma.
7. El hombre ensucia y corrompe el mar sórdidamente con sus desperdicios y el aceite industrial
El joven marinero teme desmayarse y caerse en el agua contaminada entre el muelle y el
barco como si fuera una fosa: “…le vinieron vahídos, vacilando en la planchada cuando
marchaba con la carga al hombro, viendo a sus pies la abertura…el mar, manchado de aceite
y cubierto de desperdicios, glogoteaba sordamente.” (página 129, líneas 33-38).
8. La imagen marítima que expresa la congoja del joven. “Una nueva ola de llanto le arrasó los
ojos…” (página 133, línea 10.)
9. El mar también puede tranquilizar y adormecer al alma turbia: “Hasta que se quedó dormido
con el rostro vuelto hacia el mar.” (página 134, línea 20.)
10. El uso de ironía: “Un atorrante de puerto no puede no saber inglés, pero nunca se perdonaría
no saber el suficiente como para pedir de comer a uno que hable ese idioma.” (página 128,
líneas 9-11.)
11. La descripción vívida y realista de un hambriento “restregándose la manos alegremente”
contemplando la comida que va a devorar. (página 128, líneas 5-8.)
12. Figuras de retórica como la paradoja o la incompatibilidad para expresar ideas o valores que
parecen ser imposibles de conciliar: “No podía hacerlo, no podía hacerlo nunca. Y cuando,
en el caso reciente, alguno le ofrecía sus sobras, las rechazaba heroicamente, sintiendo que la
negativa aumentaba su hambre.” (página 128, líneas 19-22.)
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 4 -
Contrastes
La oposición entre diversos elementos en el relato forma la estructura. El mar inmenso y libre
contrasta con las callejuelas del puerto, la esclavitud de los estibadores con el marinero
trabajando su oficio en el vapor, lo sucio con lo limpio y claro, la fuerza con la ternura.
1. El uso del inglés del marinero en el buque y la traducción al español (entre paréntesis)
representa el hiato que existe entre el marinero en el barco que forma parte de los de arriba y
los hombres en el muelle que son los de abajo - tanto en términos literales como figurativos.
“-I say; look here! (¡Oiga, mire!)” Es una composición a modo de diálogo que forma tensión.
2. Hay una oposición clara entre el aspecto físico, la actitud y la postura del marinero y los
hombres sin trabajo en el muelle. “Sacóse la pipa de la boca el marinero, escupió y
colocándosela de nuevo entre los labios, miró hacia otro lado. El joven, avergonzado de que
su aspecto despertara sentimientos de caridad, pareció apresurar el paso. ” (página 127,
líneas 21-24.)
3. La vida a bordo del vapor donde hay trabajo y comida contrasta mucho con la vida y el
ambiente de la ciudad: “Mientras que estuvo allá el vapor, pudo comer, pero después… en la
ciudad enorme, que se alzaba más allá de las callejuelas…” (página 128, líneas 35-37.)
4. En el mar el hombre florece, en cambio, el ambiente de la ciudad sofoca y entorpece.
“…parecíale un lugar de esclavitud, sin aire oscura, sin esa grandeza amplia del mar…”
(página 128, líneas 37-39.)
5. A veces el mar “tuerce las vidas” (página 129, líneas 1-2.) y otras veces tranquiliza el ánimo
(“Llegó a la orilla del mar…sintiéndose rehacer…”) (página 134, líneas 8-9.)
6. La escena del joven en la calle esperando impacientemente que salga el vejete relajado es un
estudio clásico en conflicto y oposición. “¡Qué diablos leería con tanta atención! Llegó a
imaginarse que era un enemigo suyo…” (página 131, líneas 14-27.)
7. Los otros trabajadores van a almorzar a los fogones o tabernas, en cambio, el joven encuentra
una lechería. “Era un negocio claro y limpio, llenas de mesitas y cubiertas de mármol.”
(página 131, líneas 8-9.)
8. El joven se mueve más por timidez y vergüenza que por orgullo. “Y más por timidez y
vergüenza que por orgullo, se resistía a pararse delante de las escalas, a las horas de las
comidas.” (página 128, líneas 15-18.)
9. El contraste entre la vida exterior y la vida interior del protagonista. Es una paradoja que
parece unir dos cosas imposibles de conciliar – la sonrisa y la angustia. “–Pero –le dijo-, si
usted necesita, yo podría prestarle unos cuarenta centavos…No tengo más. /-Le agradeció el
ofrecimiento con una sonrisa angustiosa y se fue.” (página 130, líneas 16-19.)
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 5 -
10. El contraste entre la impaciencia de la juventud y la demora de la vejez en la escena de la
lechería. “Se cansó y paróse a un lado de la puerta, desde donde lanzaba al viejo unas
miradas que parecían pedradas.” (página 131, líneas 22-24.)
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 6 -
11. La ternura maternal de la señora rubia en la lechería se encuentra en oposición con la ley
exigente paternal del capataz. “¡Un día más! Por otro lado no adelantaban un centavo.”
(página 130, líneas 13-14.)
12. El marinero le tira la comida; la señora le sirve la leche y las vainillas.
Sombras
1. No se sabe nada del pasado de la familia del joven ni el motivo por qué deja su hogar menos
en el instante de reflexión y melancolía que sintió cuando estaba desesperado. “…como si
una ventana se hubiera abierto ante él, vio su casa, el paisaje que se veía desde ella, el rostro
de su madre y el de sus hermanos, todo lo que él quería y amaba…” (página 130, líneas 29-
32.)
2. No sabemos por qué es tan tímido hasta el punto de rechazar la comida cuando sufre tanta
hambre. (página 128, líneas 20 22.)
3. ¿Por qué desertó del vapor donde servía de muchacho del capitán? “Lo había dejado allí un
vapor inglés procedente de Punta Arenas, puerto en donde había desertado de un vapor en
que servía como muchacho del capitán”. (página 128, líneas 24-26.)
4. ¿En qué piensa la señora cuando mira hacia la calle? “Levantó la cabeza y miró a la señora,
pero ésta no le miraba ya, miraba hacia la calle, a un punto lejano, y su rostro estaba triste.
(página 133, líneas 18-20.)
5. El sufrimiento del joven es doble y complejo. Parece que existe más en su espíritu que en su
cuerpo. “Un hambre que lo doblegaba como un latigazo; veía todo a través de una niebla azul
y al andar vacilaba como un borracho. Sin embargo no podía quejarse ni gritar, pues su
sufrimiento era obscuro y fatigante; no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento…”
(página 130, líneas 20-25.)
6. ¿Adónde va el joven después? ¿Seguirá como marinero de vapor en vapor o regresará al
hogar que tanto añora? ¿Va a convertirse en otro vagabundo de profesión, mendigando y
robando?
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 7 -
Temas
1. El mar como una obsesión. El joven cree que el mar es una fuerza que tuerce las vidas.
También el mar atrae y tranquiliza el joven.
“Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las vidas más lisas…” (página 129,
líneas 1-3.)
“Llegó a la orilla del mar y anduvo de un lado para otro, elásticamente, sintiéndose
rehacer…” (página 134, líneas 8-20.)
2. Las causas y los efectos de la timidez y la vergüenza.
- “Y más por timidez y vergüenza que por orgullo, se resistía a pararse…” (página 128, líneas
15-16.)
- “Esperó que se retirara, paseando por la acera…” (página 131, líneas 20-24.)
3. La vida de los de abajo y su sufrimiento físico y emocional.
“Cien veces repitió mentalmente esta palabra: comer, comer, comer, hasta que el vocablo
perdió su sentido, dejándole una impresión de vacío caliente en la cabeza. (página 131, líneas
1-3.)
4. La añoranza de hogar que siente el joven y la melancolía que sufre.
-“En ese instante, como si una ventana se hubiera abierto ante él, vio su casa, el paisaje que
se veía desde ella, el rostro de su madre…” (página 130, líneas 29-36.)
5. La importancia de la compasión y la ternura para el ser humano.
- “Inclinado estaba y llorando cuando sintió que una mano le acariciaba la cansada cabeza…”
(página 133, líneas 6-8.)
6. La desesperación del ser humano cuando sufre hambre, pobreza y soledad.
- “…resolvió ir a comer a cualquier parte, sin pagar, dispuesto a que lo avergonzaran, a que
le pegaran, a que lo mandaran preso. (página 130, líneas 38-40.)
7. Los jóvenes y su lucha por la vida y la identidad. ¿Es el destino del protagonista ser
vagabundo o es capaz de rehacerse? (página 134, líneas 8-9.)
8. La belleza de la naturaleza y su efecto en el joven.
- “Se tendió de espaldas, mirando el cielo largo rato. No tenía ganas de pensar, ni de cantar,
ni de hablar. Se sentía vivir, nada más.” (página 134, líneas 17-19.)
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 8 -
Notas del coordinador
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 9 -
LA SESIÓN : EL ENCUENTRO CON LOS PARTICIPANTES
Presentación del cuento al grupo
Lectura en voz alta
Algunas observaciones sobre el autor, el país, etc.
Manuel Rojas nació en Argentina en 1896 de padres chilenos y se trasladó a Chile a los 16 años.
En su juventud desempeñó varios oficios ganándose el pan como jornalero del puerto, trabajador
en el campo y en el ferrocarril trasandino. Sus experiencias trabajando con los humildes le
servirían después como inspiración para los personajes y escenarios que se encuentran en sus
cuentos y novelas. Autodidacta y escritor prolífico, cultivó todos los géneros destacándose en el
cuento y la novela. Entre los muchos premios literarios que se le otorgaron se encuentran el
Premio Nacional de Literatura por la novela Lanchas en la bahía, publicada en 1932 y el Premio
Municipal por su novela Hijo de ladrón (1951), considerada como una de las mejores novelas de
Hispanoamérica. Fue profesor en la Universidad de Chile y. dictó conferencias en muchos países
hispanoamericanos y los Estados Unidos. Es el autor de muchos cuentos excelentes, tales como
“Laguna,” “El bonete maulino” y “El vaso de leche.” Manuel Rojas murió en Santiago de Chile
en 1972.
Se puede mostrar un mapa de América Latina que indique la localización de Chile y hablar sobre
la geografía del país desde el desierto del Atacama del norte y los puntos más altos de los Andes
hasta los varios puertos marítimos como Valparaíso y Concepción en la costa del Pacífico y
Punta Arenas en Magallanes.
Vocabulario
página 128 línea 1 estribor voz marítima: costado derecho del navío.
página 128 línea 22 centollas crustáceo, especie de araña del mar.
página 128 línea 22 Punta Arenas llamada a veces Magallanes, capital y
puerto de la provincia de Magallanes,
situada en el extremo sur de Chile.
página 128 línea 32 fardo un bulto grande.
página 128 línea 32 atorrante voz argentina: ocioso, holgazán, vago.
página 129 línea27 planchada tablado a la orilla del río para el embarco y
desembarco.
página 129 línea 27 escotilla abertura que se hace en las cubiertas para el
servicio del buque.
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 10 -
página 130 líneas 1-2 figón fonda o taberna de inferior categoría.
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 11 -
Alternativas para la discusión
La discusión se puede abordar de diferente maneras, pero siempre recordando que nuestro
método va del texto a la gente y de la gente al texto utilizando las categorías: poética, contrastes,
sombras y temas. Estas categorías no hay que utilizarlas en ningún orden especial, ni agotarlas
antes de proceder con otra. Por otra parte, el coordinador debe pensar también en unas preguntas
dirigidas a los participantes para ayudarlos a expresar cómo sienten el cuento en relación a su
vida. La propia discusión va abriendo el camino para las preguntas. Muchas veces a pesar de
habernos situado desde una estrategia, vemos cómo la discusión se desvía naturalmente de forma
no planificada, pero igualmente válida. Cada sesión toma vida propia y es precisamente en esta
flexibilidad que reside la vitalidad del programa.
Preguntas
Nota: Ppoética Ccontraste Ssombra Ttema Vvida
_____________________________________________________________________________
1. El marinero en el barco parecía esperar a alguien. ¿Qué aspecto físico tiene? ¿Cómo
es su actitud y cómo contrasta su postura con la del joven en el muelle? ¿Qué nos
revela la postura de una persona? (página 127, líneas 1-8, página 128, línea 5.) CPTV
2. ¿Por qué le habló el marinero al joven en inglés? ¿Cómo se explica el uso del inglés
en el diálogo entre el marinero y los dos hombres en el muelle? ¿Habla usted dos o
más idiomas? ¿Qué ventajas tienen las personas bilingües? ¿Cree usted que debemos
estudiar para aprender los idiomas de otras culturas? (página 127, líneas 10-14,
página 128, líneas 3-4.) CPTV
3. Después pasó por el muelle un “magnífico” vagabundo. (página 127, líneas 27-30.)
¿Cómo puede ser “magnífico” un vagabundo? ¿Cómo se viste el vagabundo? ¿Por
qué se viste así? ¿Qué nos revela la manera de vestirse de una persona? ¿Cómo le
gusta vestirse a usted? CPS
4. El joven tenía hambre. Hacía tres días que no comía; sin embargo, rechazó la comida
que le ofreció el marinero. ¿Por qué? (página 127, líneas 22-25.) ¿Cómo pueden la
vergüenza y la timidez afectar nuestro comportamiento o bienestar? PSV
5. El joven siempre rechazaba heroicamente las sobras de la comidas. (página 128,
líneas 19-22.) ¿Qué significa “heroicamente rechazaba” y por qué creía que la
negativa aumentaba su hambre? PSTV
6. El vagabundo, en cambio, aceptó las sobras de la comida y las comió alegremente. El
joven que sufría tanta hambre lo observó a corta distancia. (página 128, líneas 6-13.)
Si estuviera usted muriendo de hambre, ¿cómo se sentiría usted al observar a otra
persona comiendo así tan a gusto? CPTV
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 12 -
7. El protagonista había desertado de un vapor donde servía de muchacho al capitán y
había dejado el trabajo que tenía con un pescador. (página 128, líneas 18-31.) ¿Por
qué cree usted que abandonó los dos trabajos? STV
8. ¿Qué sensación nos produce la repetición de la palabra “sin” en la frase que sigue:
“…lo desembarcaron, y allí quedó, como un fardo sin dirección ni destinatario, sin
conocer a nadie, sin un centavo en los bolsillos y sin saber trabajar en oficio alguno.”
(página 128 líneas 32-34). ¿Qué nos sugiere la expresión “…allí quedó como un
fardo?” ¿Alguna vez en su vida se ha encontrado usted en un país extraño sin saber el
idioma, sin un centavo en el bolsillo? STV
9. Para procurarse alimentos, el joven se puso a trabajar llevando sacos pesados de trigo
con un grupo de estibadores, pero pronto sintió fatigado, le vinieron vahídos y tuvo
que dejar el trabajo. (página 129, líneas 32-35.) ¿Jamás ha trabajado usted hasta el
punto de desmayarse? TV
10. El joven sufría un gran dolor físico, “Un hambre que lo doblegaba como un
latigazo…” También sentía un decaimiento espiritual, “…su sufrimiento era oscuro y
fatigante; no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento; le parecía que estaba
aplastado por un gran peso.” (página 130, líneas 24-26.) ¿Cree usted que el
sufrimiento físico siempre está relacionado con un decaimiento moral? ¿Qué es la
angustia? ¿Qué pueden ser algunas causas de la angustia? PSTV
11. Al joven le atacó “una desesperación aguda” (página 130, línea 20). Resolvió ir a
comer sin pagar; ya no le importaba la vergüenza ni la cárcel: “Señor, tenía hambre,
hambre, hambre, y no tengo con qué pagar…haga lo que quiera.” (página 131, líneas
4-6). Se dice que la desesperación es la pérdida de la esperanza y la peor de las
calamidades. Cuando estamos desesperados, ¿hasta qué extremos somos capaces de
recurrir para sobrevivir? ¿Tenemos el derecho de no sufrir el hambre hasta recurrir al
robo? PSTV
12. ¿Por qué optó por ir a la lechería en vez de ir a comer en uno de los figones? (página
131, líneas 7-15.) ¿Cómo contrastan los figones con la lechería? ¿Adónde iría usted? CPTV
13. Describa la actitud del vejete en la lechería. ¿Cómo contrasta su actitud con la del
joven esperando en la calle? ¿Cómo llegó el joven a imaginarse que el vejete era su
enemigo? (página 131 líneas 16-31.) CPS
14. Después de tomar la leche, se puso a llorar. Entonces sintió una mano que le
acariciaba la cabeza y al oír la voz de mujer que le decía, “Llore, hijo, llore…”,
empezó a llorar con alegría. (página 133, líneas 6-9.) ¿Cómo explica usted su
reacción? ¿Cuánto tiempo hace que usted no ha llorado? ¿Lloran las mujeres más que
los hombres? ¿Cree usted que es saludable llorar así? ¿Cómo sintió el joven después
de pasar el acceso de llanto? (página 133, líneas17-20.) ¿Por qué lloramos? ¿Por qué
a veces lloran los mariachis cuando cantan? ¿Es macho llorar? ¿Cómo reaccionamos
cuando recibimos caricias o cariñitos? PT
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 13 -
15. Después de comer, el joven hizo propósitos de pagarle cuando tuviera dinero, pero
pronto estos pensamientos de gratitud se desvanecían. ¿Por qué? (pagina 134, líneas
1-4.) PSTV
16. Después de agradecerle a la señora, el joven salió a la calle. Era una noche de verano
hermosa. Relean y comenten los pasajes poéticos que describen la hermosura de la
noche. (página 133, líneas 33-37 y página 134, líneas 6-21.) ¿Cree usted que la
naturaleza puede ensanchar el espíritu del hombre? ¿Cómo afectó al joven? ¿Cómo le
afecta a usted? ¿Le gusta mirar las estrellas y el mar? ¿Camina usted por el parque a
menudo? Comente usted este trozo: “De pronto el joven se sorprendió cantando en
voz baja.” (página 134, líneas 6-7.) ¿Por qué cree usted que se puso a cantar? ¿Cree
usted que el llanto está relacionado con el canto? ¿Canta usted a veces? PSTV
17. A través del cuento parece que el mar le sigue fascinando al joven y le tiene una
atracción fuerte Por ejemplo, “…miró hacia el mar” (página 127, líneas 5-8);
“...Llegó a la orilla del mar…” (página 134, líneas 8-11.); “Miró el mar.” (página 134,
líneas 15-19.); y al final del cuento, “…se quedó dormido con el rostro vuelto hacia el
mar.” (página 134, líneas 21-22.) ¿Qué significado puede tener el mar para el joven?
¿Cómo se explica esta atracción? ¿Puede usted encontrar otros pasajes en el cuento
que tienen referencia al mar? Y a usted, ¿le atrae el mar? PST
18. .En el texto las descripciones hermosas y líricas contrastan fuertemente con las de
angustia, de sufrimiento y pesadez. Compárense los pasajes hermosos del mar al final
del cuento con los ejemplos que siguen: “paréciale un lugar de esclavitud, sin aire,
obscura, sin esa grandeza amplia del mar, entre cuyas altas paredes y calles rectas la
gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso.” (página 128, líneas 37-40.)
También vean ustedes el pasaje que describe a los vagabundos y marineros que
ambulan sin contrata en el puerto “pasando los días como las cuentas de un rosario
mugriento…” (página 129, líneas 13-20.) ¿Cree usted que el ambiente puede influir
mucho en el estado de ánimo del hombre? ¿Cómo está relacionado con el bienestar
del joven protagonista? CPST
19. El diccionario dice que la compasión es el movimiento del alma que nos hace
sensibles al mal que padece alguna persona. ¿Cómo le afectó al joven la compasión
que le mostró la mujer en la lechería? ¿Qué importancia tiene la caricia en la cabeza
que le dio la señora? ¿Cómo le afecta a usted el cariño? ST
20. ¿Qué clase de persona es este joven marinero? ¿Cómo es su carácter? ¿De dónde es y
cómo se encuentra trabajando en buques en puertos extraños? ¿Es el joven como los
demás marineros sin contrata que ambulan por los muelles del puerto o es diferente?
Si lo es, ¿cómo es diferente. ¿Es fiel a su integridad? ¿Luchará por su dignidad o va a
dejarse vencido por las circunstancias? CS
21. ¿Qué simboliza el vaso de leche? ¿Por qué lleva el cuento por título “El vaso de
leche?” ¿Hay algún significado o relación que existe entre la lechería clara y limpia,
la mujer simpática, el vaso de leche y las vainillas? ¿Nos recuerda una etapa de la
vida? ST
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 14 -
Notas del coordinador después de la sesión
Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 15 -
SUGERENCIAS PARA FUTURAS LECTURAS
Rojas, Manuel. Hijo de ladrón. 1951 (Novela)
____________. Cuentos del sur. 1963.
Neruda, Pablo. El mar y las campanas. 2000. (Poesía)

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (7)

SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR
SAN MANUEL BUENO, MÁRTIRSAN MANUEL BUENO, MÁRTIR
SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR
 
LAS LENGUAS Y SUS HABLANTES.pptx
LAS LENGUAS Y SUS HABLANTES.pptxLAS LENGUAS Y SUS HABLANTES.pptx
LAS LENGUAS Y SUS HABLANTES.pptx
 
Lectura segundo cantar
Lectura segundo cantarLectura segundo cantar
Lectura segundo cantar
 
Hoja de vida
Hoja de vidaHoja de vida
Hoja de vida
 
Dámaso alonso
Dámaso alonsoDámaso alonso
Dámaso alonso
 
generacion del 27
generacion del 27generacion del 27
generacion del 27
 
Novela de posguerra
Novela de posguerraNovela de posguerra
Novela de posguerra
 

Similar a Vaso de-leche

Similar a Vaso de-leche (20)

El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso de leche
El vaso de lecheEl vaso de leche
El vaso de leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-leche El vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso de leche
El vaso de leche El vaso de leche
El vaso de leche
 
El vaso de leche
El vaso de leche El vaso de leche
El vaso de leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
El vaso-de-leche
El vaso-de-lecheEl vaso-de-leche
El vaso-de-leche
 
Cuento el vaso de leche manuel rojas
Cuento el vaso de leche manuel rojasCuento el vaso de leche manuel rojas
Cuento el vaso de leche manuel rojas
 
El vaso de leche
El vaso de lecheEl vaso de leche
El vaso de leche
 
El vaso de leche cuento
El vaso de leche cuentoEl vaso de leche cuento
El vaso de leche cuento
 
Zonda del fuego
Zonda del fuegoZonda del fuego
Zonda del fuego
 
Si Yo Fuera Tú
Si Yo Fuera TúSi Yo Fuera Tú
Si Yo Fuera Tú
 
Dinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistas
Dinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistasDinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistas
Dinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistas
 
Dinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistas
Dinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistasDinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistas
Dinamita cerebral-coleccion-de-cuentos-anarquistas
 
La novela renacentista realista
La novela renacentista realistaLa novela renacentista realista
La novela renacentista realista
 

Más de Paula Andree

Fantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodanteFantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodantePaula Andree
 
Mac el microbio_desconocido
Mac el microbio_desconocidoMac el microbio_desconocido
Mac el microbio_desconocidoPaula Andree
 
mitos y leyendas de chile
  mitos y leyendas de chile  mitos y leyendas de chile
mitos y leyendas de chilePaula Andree
 
Fantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodanteFantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodantePaula Andree
 
papelucho historiador
papelucho historiadorpapelucho historiador
papelucho historiadorPaula Andree
 
manuel pena la literatura infantil en chile
 manuel pena  la literatura infantil en chile manuel pena  la literatura infantil en chile
manuel pena la literatura infantil en chilePaula Andree
 
gemma lluch textos y paratextos en los libros infantiles
gemma lluch textos y paratextos en los libros infantilesgemma lluch textos y paratextos en los libros infantiles
gemma lluch textos y paratextos en los libros infantilesPaula Andree
 
Textos lij biblioteca uss
Textos lij biblioteca ussTextos lij biblioteca uss
Textos lij biblioteca ussPaula Andree
 
Estandares orientadores 2a edicion
 Estandares orientadores 2a edicion Estandares orientadores 2a edicion
Estandares orientadores 2a edicionPaula Andree
 

Más de Paula Andree (10)

Fantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodanteFantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodante
 
Mac el microbio_desconocido
Mac el microbio_desconocidoMac el microbio_desconocido
Mac el microbio_desconocido
 
mitos y leyendas de chile
  mitos y leyendas de chile  mitos y leyendas de chile
mitos y leyendas de chile
 
Fantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodanteFantasmas en la casa rodante
Fantasmas en la casa rodante
 
papelucho historiador
papelucho historiadorpapelucho historiador
papelucho historiador
 
manuel pena la literatura infantil en chile
 manuel pena  la literatura infantil en chile manuel pena  la literatura infantil en chile
manuel pena la literatura infantil en chile
 
gemma lluch textos y paratextos en los libros infantiles
gemma lluch textos y paratextos en los libros infantilesgemma lluch textos y paratextos en los libros infantiles
gemma lluch textos y paratextos en los libros infantiles
 
Textos lij biblioteca uss
Textos lij biblioteca ussTextos lij biblioteca uss
Textos lij biblioteca uss
 
Estandares orientadores 2a edicion
 Estandares orientadores 2a edicion Estandares orientadores 2a edicion
Estandares orientadores 2a edicion
 
Textos LIJ
Textos LIJ Textos LIJ
Textos LIJ
 

Último

activ4-bloque4 transversal doctorado.pdf
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdfactiv4-bloque4 transversal doctorado.pdf
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdfRosabel UA
 
SISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIA
SISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIASISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIA
SISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIAFabiolaGarcia751855
 
Louis Jean François Lagrenée. Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...
Louis Jean François Lagrenée.  Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...Louis Jean François Lagrenée.  Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...
Louis Jean François Lagrenée. Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...Ars Erótica
 
RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACION
RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACIONRESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACION
RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACIONamelia poma
 
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docxPLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docxiemerc2024
 
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN  PARÍS. Por JAVIER SOL...ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN  PARÍS. Por JAVIER SOL...
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...JAVIER SOLIS NOYOLA
 
FICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdf
FICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdfFICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdf
FICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdfRaulGomez822561
 
prostitución en España: una mirada integral!
prostitución en España: una mirada integral!prostitución en España: una mirada integral!
prostitución en España: una mirada integral!CatalinaAlfaroChryso
 
Los avatares para el juego dramático en entornos virtuales
Los avatares para el juego dramático en entornos virtualesLos avatares para el juego dramático en entornos virtuales
Los avatares para el juego dramático en entornos virtualesMarisolMartinez707897
 
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docxEliaHernndez7
 
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024IES Vicent Andres Estelles
 
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Juan Martín Martín
 
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptxLA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptxlclcarmen
 
Factores que intervienen en la Administración por Valores.pdf
Factores que intervienen en la Administración por Valores.pdfFactores que intervienen en la Administración por Valores.pdf
Factores que intervienen en la Administración por Valores.pdfJonathanCovena1
 

Último (20)

Power Point E. S.: Los dos testigos.pptx
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptxPower Point E. S.: Los dos testigos.pptx
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptx
 
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdf
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdfactiv4-bloque4 transversal doctorado.pdf
activ4-bloque4 transversal doctorado.pdf
 
SISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIA
SISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIASISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIA
SISTEMA RESPIRATORIO PARA NIÑOS PRIMARIA
 
Louis Jean François Lagrenée. Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...
Louis Jean François Lagrenée.  Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...Louis Jean François Lagrenée.  Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...
Louis Jean François Lagrenée. Erotismo y sensualidad. El erotismo en la Hist...
 
Usos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicas
Usos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicasUsos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicas
Usos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicas
 
Tema 11. Dinámica de la hidrosfera 2024
Tema 11.  Dinámica de la hidrosfera 2024Tema 11.  Dinámica de la hidrosfera 2024
Tema 11. Dinámica de la hidrosfera 2024
 
RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACION
RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACIONRESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACION
RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL 00048 - 2024 EVALUACION
 
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docxPLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
 
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN  PARÍS. Por JAVIER SOL...ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN  PARÍS. Por JAVIER SOL...
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...
 
FICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdf
FICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdfFICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdf
FICHA PROYECTO COIL- GLOBAL CLASSROOM.docx.pdf
 
prostitución en España: una mirada integral!
prostitución en España: una mirada integral!prostitución en España: una mirada integral!
prostitución en España: una mirada integral!
 
Lecciones 06 Esc. Sabática. Los dos testigos
Lecciones 06 Esc. Sabática. Los dos testigosLecciones 06 Esc. Sabática. Los dos testigos
Lecciones 06 Esc. Sabática. Los dos testigos
 
Los avatares para el juego dramático en entornos virtuales
Los avatares para el juego dramático en entornos virtualesLos avatares para el juego dramático en entornos virtuales
Los avatares para el juego dramático en entornos virtuales
 
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
 
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
 
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
 
Los dos testigos. Testifican de la Verdad
Los dos testigos. Testifican de la VerdadLos dos testigos. Testifican de la Verdad
Los dos testigos. Testifican de la Verdad
 
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptxLA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
 
Sesión de clase APC: Los dos testigos.pdf
Sesión de clase APC: Los dos testigos.pdfSesión de clase APC: Los dos testigos.pdf
Sesión de clase APC: Los dos testigos.pdf
 
Factores que intervienen en la Administración por Valores.pdf
Factores que intervienen en la Administración por Valores.pdfFactores que intervienen en la Administración por Valores.pdf
Factores que intervienen en la Administración por Valores.pdf
 

Vaso de-leche

  • 1. Compartir cuentos y enriquecer la vida Un proyecto en las bibliotecas patrocinado por el National Endowment for the Humanities El vaso de leche Manuel Rojas En: Cuentos Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1970
  • 2. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas TEXTO DEL CUENTO PREPARACIÓN DEL CUENTO Introducción Primeras impresiones del coordinador sobre el cuento Aplicación del método: las cuatro categorías Poética Contrastes Sombras Temas Notas del coordinador LA SESIÓN: EL ENCUENTRO CON LOS PARTICIPANTES Presentación del cuento al grupo Lectura en voz alta Algunas observaciones sobre el autor, país, etc. Vocabulario Alternativas para la discusión Ejemplos de preguntas sobre el texto Notas del coordinador después de la sesión SUGERENCIAS PARA FUTURAS LECTURAS
  • 3. El vaso de leche – Manuel Rojas
  • 4. El vaso de leche – Manuel Rojas
  • 5. El vaso de leche – Manuel Rojas EL VASO DE LECHE Afirmado en la barandilla de estribor, el marinero parecía esperar a alguien. Tenía en la mano izquierda un envoltorio de papel blanco, manchado de grasa en varias partes. Con la otra mano atendía la pipa. Entre unos vagones apareció un joven delgado; se detuvo un instante, miró hacia el mar y avanzó después, caminando por la orilla del muelle con las manos en los bolsillos, distraído o pensando. Cuando pasó frente al barco, el marinero le gritó en inglés: – I say; look here! (¡Oiga, mire!) El joven levantó la cabeza, y, sin detenerse, contestó en el mismo idioma: – Hallo! What? (¡Hola! ¿Qué?) –Are you hungry? (¿Tiene hambre?) Hubo un breve silencio, durante el cual el joven pareció reflexionar y hasta dio un paso más corto que los demás, como para detenerse; pero al fin dijo, mientras dirigía al marinero una sonrisa triste: –No, I am not hungry! Thank you, sailor. (No, no tengo hambre. Muchas gracias, marinero.) –Very well. (Muy bien.) Sacóse la pipa de la boca el marinero, escupió y colocán- dosela de nuevo entre los labios, miró hacia otro lado. El joven, avergonzado de que su aspecto despertara sentimientos de ca- ridad, pareció apresurar el paso, como temiendo arrepentirse de su negativa. Un instante después, un magnífico vagabundo, vestido inve- rosímilmente de harapos, grandes zapatos rotos, larga barba rubia y ojos azules, pasó ante el marinero, y éste, sin llamarlo previamente, le gritó: –Are you hungry? No había terminado aún su pregunta, cuando el atorrante, 5 10 15 20 25 30 (página 127)
  • 6. El vaso de leche – Manuel Rojas 128 MANUEL ROJAS mirando con ojos brillantes el paquete que el marinero tenía en las manos, contestó apresuradamente: –Yes, sir, I am very much hungry! (Si, señor, tengo harta hambre.) ... Sonrió el marinero. El paquete voló en el aire y fue a caer entre las manos ávidas del hambriento. Ni siquiera dio las gracias, y abriendo el envoltorio calentito aún, sentóse en el suelo, restregándose las manos alegremente al contemplar su contenido. Un atorrante de puerto puede no saber inglés, pero nunca se perdonaría no saber el suficiente como para pedir de comer a uno que habla ese idioma. El joven que pasara momentos antes, parado a corta dis- tancia de allí, presenció la escena. El también tenía hambre. Hacía tres días justos que no comía, tres largos días. Y más por timidez y vergüenza que por orgullo, se resistía a pararse delante de las escalas de los vapores, a las horas de comida, esperando de la generosidad de los marineros algún paquete que contuviera restos de guisos y trozos de carne. No podía hacerlo, no podría hacerlo nun- ca. Y cuando, como en el caso reciente, alguno le ofrecía sus sobras, las rechazaba heroicamente, sintiendo que la nega- tiva aumentaba su hambre. Seis días hacía que vagaba por las callejuelas y muelles de aquel puerto. Lo había dejado allí un vapor inglés procedente de Punta Arenas, puerto en donde había desertado de un vapor en que servía como muchacho de capitán. Estuvo un mes allí, ayudando en sus ocupaciones a un austriáco pescador de centollas, y en el primer barco que pasó hacia el norte embar- cóse ocultamente. Lo descubrieron al día siguiente de zarpar y enviáronlo a trabajar en las calderas. En el primer puerto grande que tocó el vapor lo desembarcaron, y allí quedó, como un fardo sin dirección ni destinatario, sin conocer a nadie, sin un centavo en los bolsillos y sin saber trabajar en oficio alguno. Mientras estuvo allí el vapor, pudo comer, pero después... La ciudad enorme, que se alzaba más allá de las callejuelas llenas de tabernas y posadas pobres, no le atraía; parecíale un lugar de esclavitud, sin aire, obscura, sin esa grandeza am- plia del mar, y entre cuyas altas paredes y calles rectas la gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso. 5 10 15 20 25 30 35 40
  • 7. El vaso de leche – Manuel Rojas EL VASO DE LECHE 129 Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las vidas más lisas y definidas como un brazo poderoso una del- gada varilla. Aunque era muy joven había hecho varios viajes por las costas de America del Sur, en diversos vapores, desem- peñando distintos trabajos y faenas, faenas y trabajos que en tierra casi no tenían aplicación. Después que se fue el vapor, anduvo y anduvo, esperando del azar algo que le permitiera vivir de algún modo mientras tomaba sus canchas familiares; pero no encontró nada. El puerto tenía poco movimiento y en los contados vapores en que se trabajaba no lo aceptaron. Ambulaban por allí infinidades de vagabundos de profesión; marineros sin contrata, como él, desertados de un vapor o pró- fugos de algún delito; atorrantes abandonados al ocio, que se mantienen de no se sabe qué, mendigando o robando, pasando los días como las cuentas de un rosario mugriento, esperando quién sabe qué extraños acontecimientos, o no esperando na- da, individuos de las razas y pueblos más exóticos y extraños, aun de aquellos en cuya existencia no se cree hasta no haber visto un ejemplar vivo. Al día siguiente convencido de que no podría resistir mu- cho más, decidió recurrir a cualquier medio para procurarse alimentos. Caminando, fue a dar delante de un vapor que había llegado la noche anterior y que cargaba trigo. Una hilera de hombres marchaba, dando la vuelta, al hombro los pesados sacos, desde los vagones, atravesando una planchada, hasta la escotilla de la bodega, donde los estibadores recibían la carga. Estuvo un rato mirando hasta que atrevióse a hablar con el capatáz, ofreciéndose. Fue aceptado y animosamente formó parte de la larga fila de cargadores. Durante el primer tiempo de la jornada, trabajó bien; pero después empezó a sentirse fatigado y le vinieron vahídos, vaci- lando en la planchada cuando marchaba con la carga al hom- bro, viendo que a sus pies la abertura formada por el costado del vapor y el murallón del muelle, en el fondo de la cual, el mar, manchado de aceite y cubierto de desperdicios, gloglo- teaba sordamente. 5 10 15 20 25 30 35
  • 8. El vaso de leche – Manuel Rojas 130 MANUEL ROJAS A la hora de almorzar hubo un breve descanso y en tanto que algunos fueron a comer en los figones cercanos y otros comían de lo que habían llevado, él se tendió en el suelo a descansar, disimulando su hambre. Terminó la jornada completamente agotado, cubierto de sudor, reducido ya a lo último. Mientras los trabajadores se retiraban, se sentó en unas bolsas acechando al capataz, y cuando se hubo marchado el último, acercóse a él y confuso y titubeante, aunque sin contarle lo que le sucedía, le pre- guntó si podían pagarle inmediatamente o si era posible conseguir un adelanto a cuenta de lo ganado. Contestóle el capataz que la costumbre era pagar al final del trabajo y que todavía sería necesario trabajar el día si- guiente para concluir de cargar el vapor. ¡Un día más! Por otro lado, no adelantaban un centavo. –Pero –le dijo–, si usted necesita, yo podría prestarle unos cuarenta centavos... No tengo más. Le agradeció el ofrecimiento con una sonrisa angustiosa y se fue. Le acometió entonces una desesperación aguda. ¡Tenía hambre, hambre, hambre! Un hambre que lo doblegaba como un latigazo; veía todo a través de una niebla azul y al andar vacilaba como un borracho. Sin embargo, no habría podido quejarse ni gritar, pues su sufrimiento era obscuro y fatigante; no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento; le parecía que estaba aplastado por un gran peso. Sintió de pronto como una quemadura en las entrañas, y se detuvo. Se fue inclinando, doblándose forzadamente y creyó que iba a caer. En ese instante, como si una ventana se hubiera abierto ante él, vio su casa, el paisaje que se veía desde ella, el rostro de su madre y el de sus hermanos, todo lo que él quería y amaba apareció y desapareció ante sus ojos cerrados por la fatiga... Después, poco a poco, cesó el desvanecimiento y se fue enderezando, mientras la quemadura se enfriaba des- pacio. Por fin se irguió, respirando profundamente. Una hora más y caería al suelo. Apuró el paso, como huyendo de un nuevo mareo, y mien- tras marchaba resolvió ir a comer a cualquier parte, sin pagar, dispuesto a que lo avergonzaran, a que le pegaran, a que lo mandaran preso, a todo; lo importante era comer, comer, co- 5 10 15 20 25 30 35 40
  • 9. El vaso de leche – Manuel Rojas EL VASO DE LECHE 131 mer. Cien veces repitió mentalmente esta palabra: comer, comer, comer, hasta que el vocablo perdió su sentido, dejándole una impresión de vacío caliente en la cabeza. No pensaba huir; le diría al dueño: “Señor, tenía hambre, hambre, hambre, y no tengo con qué pagar... Haga lo que quiera”. Llegó hasta las primeras calles de la ciudad y en una de ellas encontró una lechería. Era un negocito muy claro y lim- pio, lleno de mesitas con cubiertas de mármol. Detrás de un mostrador estaba de pie una señora rubia con un delantal blanquísimo. Eligió ese negocio. La calle era poco transitada. Habría podido comer en uno de los figones que estaban junto al muelle, pero se encontraban llenos de gente que jugaba y bebía. En la lechería no había sino un cliente. Era un vejete de anteojos, que con la nariz metida entre las hojas de un perió- dico, leyendo, permanecía inmóvil, como pegado a la silla. Sobre la mesita había un vaso de leche a medio consumir. Esperó que se retirara, paseando por la acera, sintiendo que poco a poco se le encendía en el estómago la quemadura de antes, y esperó cinco, diez, hasta quince minutos. Se cansó y paróse a un lado de la puerta, desde donde lanzaba al viejo unas miradas que parecían pedradas. ¡Qué diablos leería con tanta atención! Llegó a imaginarse que era un enemigo suyo, el cual, sabiendo sus intenciones, se hubiera propuesto entorpecerlas. Le daban ganas de entrar y decirle algo fuerte que le obligara a marcharse, una grosería o una frase que le indicara que no tenía derecho a permanecer una hora sentado, y leyendo, por un gasto tan reducido. Por fin el cliente terminó su lectura, o por lo menos la interrumpió. Se bebió de un sorbo el resto de leche que contenía el vaso, se levantó pausadamente, pagó y dirigióse a la puerta. Salió; era un vejete encorvado, con trazas de carpin- tero o barnizador. Apenas estuvo en la calle, afirmóse los anteojos, metió de nuevo la nariz entre las hojas del periódico y se fue, caminando despacito y deteniéndose cada diez pasos para leer con más detenimiento. Esperó que se alejara y entró. Un momento estuvo parado 5 10 15 20 25 30 35
  • 10. El vaso de leche – Manuel Rojas 132 MANUEL ROJAS a la entrada, indeciso, no sabiendo dónde sentarse; por fin eligió una mesa y dirigióse hacia ella; pero a mitad de camino se arrepintió, retrocedió y tropezó en una silla, instalándose después en un rincón. Acudió la señora, pasó un trapo por la cubierta de la mesa y con voz suave, en la que se notaba un dejo de acento espa- ñol, le preguntó: –¿Qué se va usted a servir? Sin mirarla, le contestó: –Un vaso de leche. –¿Grande? –Sí, grande. –¿Solo? –¿Hay bizcochos? –No; vainillas. –Bueno, vainillas. Cuando la señora se dio vuelta, él se restregó las manos sobre las rodillas, regocijado, como quien tiene frío y va a beber algo caliente. Volvió la señora y colocó ante él un gran vaso de leche y un platillo lleno de vainillas, dirigiéndose después a su puesto detrás del mostrador. Su primer impulso fue el de beberse la leche de un trago y comerse después las vainillas, pero en seguida se arrepintió; sentía que los ojos de la mujer lo miraban con curiosidad. No se atrevía a mirarla; le parecía que, al hacerlo, conoceria su estado de ánimo y sus propósitos vergonzosos y él tendría que levantarse e irse, sin probar lo que había pedido. Pausadamente tomó una vainilla, humedeciéndola en la leche y le dio un bocado; bebió un sorbo de leche y sintió que la quemadura; ya encendida en su estómago, se apagaba y deshacía. Pero, en seguida, la realidad de su situación deses- perada surgió ante él y algo apretado y caliente subió desde su corazón hasta la garganta; se dio cuenta de que iba a sollozar, a sollozar a gritos, y aunque sabía que la señora lo estaba mirando, no pudo rechazar ni deshacer aquel nudo ardiente que se estrechaba más y más. Resistió, y mientras resistía, comió apresuradamente, como asustado, temiendo que el llanto le impidiera comer. Cuando terminó con la leche y las vainillas se le nublaron los ojos y algo tibio rodó por 5 10 15 20 25 30 35 40
  • 11. El vaso de leche – Manuel Rojas EL VASO DE LECHE 133 su nariz, cayendo dentro del vaso. Un terrible sollozo lo sa- cudió hasta los zapatos. Afirmó la cabeza en las manos y durante mucho rato lloró, lloró con pena, con rabia, con ganas de llorar, como si nunca hubiera llorado. Inclinado estaba y llorando, cuando sintió que una mano le acariciaba la cansada cabeza y una voz de mujer, con un dulce acento español, le decía: –Llore, hijo, llore… Una nueva ola de llanto le arrasó los ojos y lloró con tanta fuerza como la primera vez, pero ahora no angustiosa- mente, sino con alegría, sintiendo que una gran frescura lo penetraba, apagando eso caliente que le había estrangulado la garganta. Mientras lloraba, parecióle que su vida y sus sentimientos se limpiaban como un vaso bajo un chorro de agua, recobrando la claridad y firmeza de otros días. Cuando pasó el acceso de llanto, se limpió con su pañuelo los ojos y la cara, ya tranquilo. Levantó la cabeza y miró a la señora, pero ésta no le miraba ya, miraba hacia la calle, a un punto lejano, y su rostro estaba triste. En la mesita, ante él, había un nuevo vaso lleno de leche y otro platillo colmado de vainillas; comió lentamente, sin pensar en nada, como si nada le hubiera pasado, como si estu- viera en su casa y su madre fuera esa mujer que estaba detrás del mostrador. Cuando terminó ya había obscurecido y el negocio se ilumi- naba con la bombilla eléctrica. Estuvo un rato sentado, pen- sando en lo que le diría a la señora al despedirse, sin ocurrír- sele nada oportuno. Al fin se levantó y dijo simplemente: –Muchas gracias, señora; adiós… –Adiós, hijo… –le contestó ella. Salió. El viento que venía del mar refrescó su cara, caliente aún por el llanto. Caminó un rato sin dirección, tomando después por una calle que bajaba hacia los muelles. La noche era hermosísima y grandes estrellas aparecían en el cielo de verano. Pensó en la señora rubia que tan generosamente se había 5 10 15 20 25 30 35
  • 12. El vaso de leche – Manuel Rojas 134 MANUEL ROJAS conducido, e hizo propósitos de pagarle y recompensarla de una manera digna cuando tuviera dinero; pero estos pensa- mientos de gratitud se desvanecían junto con el ardor de su rostro, hasta que no quedó ninguno, y el hecho reciente re- trocedió y se perdió en los recodos de su vida pasada. De pronto se sorprendió cantando algo en voz baja. Se irguió alegremente, pisando con firmeza y decisión. Llegó a la orilla del mar y anduvo de un lado para otro, elásticamente, sintiéndose rehacer, como si sus fuerzas inte- riores, antes dispersas, se reunieran y amalgamaran sólida- mente. Después la fatiga del trabajo empezó a subirle por las pier- nas en un lento hormigueo y se sentó sobre un montón de bolsas. Miró el mar. Las luces del muelle y la de los barcos se extendían por el agua en un reguero rojizo y dorado, tem- blando suavemente. Se tendió de espaldas, mirando el cielo largo rato. No tenía ganas de pensar, ni de cantar, ni de hablar. Se sentía vivir, nada más. Hasta que se quedó dormido con el rostro vuelto hacia el mar. 5 10 15 20
  • 13. El vaso de leche – Manuel Rojas PREPARACIÓN DEL CUENTO Introducción “El vaso de leche” relata un episodio en la vida de un joven marinero que ambula desesperadamente por los muelles de un puerto extraño, sin trabajo, sin comida, sin amigos. Es un cuento con pasajes sumamente líricos pero el lirismo es predominantemente un lirismo de pesadilla que describe la miseria que sufren el joven y los pobres que habitan el puerto. La acción se desarrolla entre la dura realidad cotidiana del puerto y el fluir de la vida psíquica del personaje. Escrito desde el punto de vista de los de abajo, es una fiel representación de la angustia que puede sufrir el ser humano y hasta qué punto es capaz de soportar su miseria. Cuando el protagonista llega al extremo de desesperación, nos preguntamos cómo se va a resolver la crisis. Al leer el cuento el participante va a notar la abundancia de voces e imágenes marítimas que forman parte del léxico del marinero. También el cuento abunda en trozos poéticos y en contrastes que forman la integridad de su estructura. Las sombras y ambigüedades sostienen el suspenso hasta el final: ¿Es el mar una fuerza malévola que tuerce la vida del protagonista o es un hermoso poder que lo libera de la esclavitud en la tierra? ¿Caerá el joven como víctima de sus circunstancias o va a ser fiel a su humanidad y prevalecerse en la lucha por la vida? Este cuento de aventura va a captar el interés de los participantes que indudablemente tendrán muchos comentarios relativos a la dignidad del ser humano y la compasión que sentimos por el sufrimiento del prójimo.
  • 14. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 1 - Primeras impresiones del coordinador sobre el cuento
  • 15. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 2 - Aplicación del método: las cuatro categorías Las notas que siguen son sólo sugerencias de cómo estudiar el texto. Después de leerlo, es importante que cada coordinador trabaje el texto por sí mismo utilizando las diversas categorías que integran nuestro método: poética, contrastes, sombras, temas. Luego debe formular preguntas que le sirvan de marco para la discusión utilizando nuestras sugerencias. Poética A través de cuento hay descripciones líricas de la naturaleza, del ambiente y de los tipos y costumbres marítimos. Pero el tono del lirismo fluctúa entre los pasajes más hermosos y unas escenas de pesadilla lo cual establece el contraste que mantiene el suspenso del cuento. 1. Tipo clásico del marinero: “Afirmado en la barandilla de estribor, el marinero parecía esperar a alguien. Tenía en la mano izquierda un envoltorio de papel blanco, manchado de grasa en varias partes. Con la otra mano atendía la pipa.” (página 127, líneas 1-4.) “Sacóse la pipa de la boca el marinero, escupió y colocándola de nuevo entre los labios, miró hacia el otro lado.” (página 127, líneas 21-22.) 2. Tipo clásico del vagabundo: “Un instante después un magnífico vagabundo, vestido inverosímilmente de harapos, grandes zapatos rotos, larga barba rubia y ojos azules, pasó ante el marinero, y éste, sin llamarlo previamente, le gritó. (página 127, líneas 27-30.) 3. El mar como símbolo, a veces místico y seductor: “…se detuvo un instante, miró hacia el mar y avanzó después, caminando por la orilla del muelle con las manos en los bolsillos, distraído o pensando.” (página 127, líneas 5-8.) “…llegó a la orilla del mar y anduvo de un lado para otro elásticamente, sintiéndose rehacer...” (página 134, líneas 8-9.) “Miró el mar. Las luces del muelle y las de los barcos se extendían por el agua en un reguero rojizo y dorado…” (página 134, líneas 15-19.) 4. Otras veces el mar parece ser destructor y maléfico: El mar es la personificación de una fuerza humana. “Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las vidas más lisas y definidas como un brazo poderoso una delgada varilla.” (página 129, líneas 1-3.) 5. Los puertos y la ciudad frecuentemente están retratados como lugares infernales donde el hombre se pierde y sufre angustiosamente condenado a la esclavitud o a morirse de hambre: “…parecíale un lugar de esclavitud, sin aire, oscura, sin esa grandeza amplia del mar, y entre cuyas altas paredes y calles rectas la gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso.” (página 128, líneas 37-40.) “Una hilera de hombres marchaba, dando la vuelta, al hombro los pesados sacos…” (Página 129, líneas 25-28.) “Ambulaban por allí infinidad de vagabundos
  • 16. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 3 - de profesión, marineros sin contrata…mendigando o robando, pasando los días como las cuentas de un rosario mugriento… (página 129, líneas 12-20.) 6. La reiteración de la negativa “sin” que se encuentra con frecuencia en el texto presta énfasis en la falta y la ausencia de lo básico, lo esencial, que sustenta al ser humano - sea el alimento para el cuerpo o la ternura para el alma. 7. El hombre ensucia y corrompe el mar sórdidamente con sus desperdicios y el aceite industrial El joven marinero teme desmayarse y caerse en el agua contaminada entre el muelle y el barco como si fuera una fosa: “…le vinieron vahídos, vacilando en la planchada cuando marchaba con la carga al hombro, viendo a sus pies la abertura…el mar, manchado de aceite y cubierto de desperdicios, glogoteaba sordamente.” (página 129, líneas 33-38). 8. La imagen marítima que expresa la congoja del joven. “Una nueva ola de llanto le arrasó los ojos…” (página 133, línea 10.) 9. El mar también puede tranquilizar y adormecer al alma turbia: “Hasta que se quedó dormido con el rostro vuelto hacia el mar.” (página 134, línea 20.) 10. El uso de ironía: “Un atorrante de puerto no puede no saber inglés, pero nunca se perdonaría no saber el suficiente como para pedir de comer a uno que hable ese idioma.” (página 128, líneas 9-11.) 11. La descripción vívida y realista de un hambriento “restregándose la manos alegremente” contemplando la comida que va a devorar. (página 128, líneas 5-8.) 12. Figuras de retórica como la paradoja o la incompatibilidad para expresar ideas o valores que parecen ser imposibles de conciliar: “No podía hacerlo, no podía hacerlo nunca. Y cuando, en el caso reciente, alguno le ofrecía sus sobras, las rechazaba heroicamente, sintiendo que la negativa aumentaba su hambre.” (página 128, líneas 19-22.)
  • 17. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 4 - Contrastes La oposición entre diversos elementos en el relato forma la estructura. El mar inmenso y libre contrasta con las callejuelas del puerto, la esclavitud de los estibadores con el marinero trabajando su oficio en el vapor, lo sucio con lo limpio y claro, la fuerza con la ternura. 1. El uso del inglés del marinero en el buque y la traducción al español (entre paréntesis) representa el hiato que existe entre el marinero en el barco que forma parte de los de arriba y los hombres en el muelle que son los de abajo - tanto en términos literales como figurativos. “-I say; look here! (¡Oiga, mire!)” Es una composición a modo de diálogo que forma tensión. 2. Hay una oposición clara entre el aspecto físico, la actitud y la postura del marinero y los hombres sin trabajo en el muelle. “Sacóse la pipa de la boca el marinero, escupió y colocándosela de nuevo entre los labios, miró hacia otro lado. El joven, avergonzado de que su aspecto despertara sentimientos de caridad, pareció apresurar el paso. ” (página 127, líneas 21-24.) 3. La vida a bordo del vapor donde hay trabajo y comida contrasta mucho con la vida y el ambiente de la ciudad: “Mientras que estuvo allá el vapor, pudo comer, pero después… en la ciudad enorme, que se alzaba más allá de las callejuelas…” (página 128, líneas 35-37.) 4. En el mar el hombre florece, en cambio, el ambiente de la ciudad sofoca y entorpece. “…parecíale un lugar de esclavitud, sin aire oscura, sin esa grandeza amplia del mar…” (página 128, líneas 37-39.) 5. A veces el mar “tuerce las vidas” (página 129, líneas 1-2.) y otras veces tranquiliza el ánimo (“Llegó a la orilla del mar…sintiéndose rehacer…”) (página 134, líneas 8-9.) 6. La escena del joven en la calle esperando impacientemente que salga el vejete relajado es un estudio clásico en conflicto y oposición. “¡Qué diablos leería con tanta atención! Llegó a imaginarse que era un enemigo suyo…” (página 131, líneas 14-27.) 7. Los otros trabajadores van a almorzar a los fogones o tabernas, en cambio, el joven encuentra una lechería. “Era un negocio claro y limpio, llenas de mesitas y cubiertas de mármol.” (página 131, líneas 8-9.) 8. El joven se mueve más por timidez y vergüenza que por orgullo. “Y más por timidez y vergüenza que por orgullo, se resistía a pararse delante de las escalas, a las horas de las comidas.” (página 128, líneas 15-18.) 9. El contraste entre la vida exterior y la vida interior del protagonista. Es una paradoja que parece unir dos cosas imposibles de conciliar – la sonrisa y la angustia. “–Pero –le dijo-, si usted necesita, yo podría prestarle unos cuarenta centavos…No tengo más. /-Le agradeció el ofrecimiento con una sonrisa angustiosa y se fue.” (página 130, líneas 16-19.)
  • 18. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 5 - 10. El contraste entre la impaciencia de la juventud y la demora de la vejez en la escena de la lechería. “Se cansó y paróse a un lado de la puerta, desde donde lanzaba al viejo unas miradas que parecían pedradas.” (página 131, líneas 22-24.)
  • 19. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 6 - 11. La ternura maternal de la señora rubia en la lechería se encuentra en oposición con la ley exigente paternal del capataz. “¡Un día más! Por otro lado no adelantaban un centavo.” (página 130, líneas 13-14.) 12. El marinero le tira la comida; la señora le sirve la leche y las vainillas. Sombras 1. No se sabe nada del pasado de la familia del joven ni el motivo por qué deja su hogar menos en el instante de reflexión y melancolía que sintió cuando estaba desesperado. “…como si una ventana se hubiera abierto ante él, vio su casa, el paisaje que se veía desde ella, el rostro de su madre y el de sus hermanos, todo lo que él quería y amaba…” (página 130, líneas 29- 32.) 2. No sabemos por qué es tan tímido hasta el punto de rechazar la comida cuando sufre tanta hambre. (página 128, líneas 20 22.) 3. ¿Por qué desertó del vapor donde servía de muchacho del capitán? “Lo había dejado allí un vapor inglés procedente de Punta Arenas, puerto en donde había desertado de un vapor en que servía como muchacho del capitán”. (página 128, líneas 24-26.) 4. ¿En qué piensa la señora cuando mira hacia la calle? “Levantó la cabeza y miró a la señora, pero ésta no le miraba ya, miraba hacia la calle, a un punto lejano, y su rostro estaba triste. (página 133, líneas 18-20.) 5. El sufrimiento del joven es doble y complejo. Parece que existe más en su espíritu que en su cuerpo. “Un hambre que lo doblegaba como un latigazo; veía todo a través de una niebla azul y al andar vacilaba como un borracho. Sin embargo no podía quejarse ni gritar, pues su sufrimiento era obscuro y fatigante; no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento…” (página 130, líneas 20-25.) 6. ¿Adónde va el joven después? ¿Seguirá como marinero de vapor en vapor o regresará al hogar que tanto añora? ¿Va a convertirse en otro vagabundo de profesión, mendigando y robando?
  • 20. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 7 - Temas 1. El mar como una obsesión. El joven cree que el mar es una fuerza que tuerce las vidas. También el mar atrae y tranquiliza el joven. “Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las vidas más lisas…” (página 129, líneas 1-3.) “Llegó a la orilla del mar y anduvo de un lado para otro, elásticamente, sintiéndose rehacer…” (página 134, líneas 8-20.) 2. Las causas y los efectos de la timidez y la vergüenza. - “Y más por timidez y vergüenza que por orgullo, se resistía a pararse…” (página 128, líneas 15-16.) - “Esperó que se retirara, paseando por la acera…” (página 131, líneas 20-24.) 3. La vida de los de abajo y su sufrimiento físico y emocional. “Cien veces repitió mentalmente esta palabra: comer, comer, comer, hasta que el vocablo perdió su sentido, dejándole una impresión de vacío caliente en la cabeza. (página 131, líneas 1-3.) 4. La añoranza de hogar que siente el joven y la melancolía que sufre. -“En ese instante, como si una ventana se hubiera abierto ante él, vio su casa, el paisaje que se veía desde ella, el rostro de su madre…” (página 130, líneas 29-36.) 5. La importancia de la compasión y la ternura para el ser humano. - “Inclinado estaba y llorando cuando sintió que una mano le acariciaba la cansada cabeza…” (página 133, líneas 6-8.) 6. La desesperación del ser humano cuando sufre hambre, pobreza y soledad. - “…resolvió ir a comer a cualquier parte, sin pagar, dispuesto a que lo avergonzaran, a que le pegaran, a que lo mandaran preso. (página 130, líneas 38-40.) 7. Los jóvenes y su lucha por la vida y la identidad. ¿Es el destino del protagonista ser vagabundo o es capaz de rehacerse? (página 134, líneas 8-9.) 8. La belleza de la naturaleza y su efecto en el joven. - “Se tendió de espaldas, mirando el cielo largo rato. No tenía ganas de pensar, ni de cantar, ni de hablar. Se sentía vivir, nada más.” (página 134, líneas 17-19.)
  • 21. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 8 - Notas del coordinador
  • 22. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 9 - LA SESIÓN : EL ENCUENTRO CON LOS PARTICIPANTES Presentación del cuento al grupo Lectura en voz alta Algunas observaciones sobre el autor, el país, etc. Manuel Rojas nació en Argentina en 1896 de padres chilenos y se trasladó a Chile a los 16 años. En su juventud desempeñó varios oficios ganándose el pan como jornalero del puerto, trabajador en el campo y en el ferrocarril trasandino. Sus experiencias trabajando con los humildes le servirían después como inspiración para los personajes y escenarios que se encuentran en sus cuentos y novelas. Autodidacta y escritor prolífico, cultivó todos los géneros destacándose en el cuento y la novela. Entre los muchos premios literarios que se le otorgaron se encuentran el Premio Nacional de Literatura por la novela Lanchas en la bahía, publicada en 1932 y el Premio Municipal por su novela Hijo de ladrón (1951), considerada como una de las mejores novelas de Hispanoamérica. Fue profesor en la Universidad de Chile y. dictó conferencias en muchos países hispanoamericanos y los Estados Unidos. Es el autor de muchos cuentos excelentes, tales como “Laguna,” “El bonete maulino” y “El vaso de leche.” Manuel Rojas murió en Santiago de Chile en 1972. Se puede mostrar un mapa de América Latina que indique la localización de Chile y hablar sobre la geografía del país desde el desierto del Atacama del norte y los puntos más altos de los Andes hasta los varios puertos marítimos como Valparaíso y Concepción en la costa del Pacífico y Punta Arenas en Magallanes. Vocabulario página 128 línea 1 estribor voz marítima: costado derecho del navío. página 128 línea 22 centollas crustáceo, especie de araña del mar. página 128 línea 22 Punta Arenas llamada a veces Magallanes, capital y puerto de la provincia de Magallanes, situada en el extremo sur de Chile. página 128 línea 32 fardo un bulto grande. página 128 línea 32 atorrante voz argentina: ocioso, holgazán, vago. página 129 línea27 planchada tablado a la orilla del río para el embarco y desembarco. página 129 línea 27 escotilla abertura que se hace en las cubiertas para el servicio del buque.
  • 23. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 10 - página 130 líneas 1-2 figón fonda o taberna de inferior categoría.
  • 24. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 11 - Alternativas para la discusión La discusión se puede abordar de diferente maneras, pero siempre recordando que nuestro método va del texto a la gente y de la gente al texto utilizando las categorías: poética, contrastes, sombras y temas. Estas categorías no hay que utilizarlas en ningún orden especial, ni agotarlas antes de proceder con otra. Por otra parte, el coordinador debe pensar también en unas preguntas dirigidas a los participantes para ayudarlos a expresar cómo sienten el cuento en relación a su vida. La propia discusión va abriendo el camino para las preguntas. Muchas veces a pesar de habernos situado desde una estrategia, vemos cómo la discusión se desvía naturalmente de forma no planificada, pero igualmente válida. Cada sesión toma vida propia y es precisamente en esta flexibilidad que reside la vitalidad del programa. Preguntas Nota: Ppoética Ccontraste Ssombra Ttema Vvida _____________________________________________________________________________ 1. El marinero en el barco parecía esperar a alguien. ¿Qué aspecto físico tiene? ¿Cómo es su actitud y cómo contrasta su postura con la del joven en el muelle? ¿Qué nos revela la postura de una persona? (página 127, líneas 1-8, página 128, línea 5.) CPTV 2. ¿Por qué le habló el marinero al joven en inglés? ¿Cómo se explica el uso del inglés en el diálogo entre el marinero y los dos hombres en el muelle? ¿Habla usted dos o más idiomas? ¿Qué ventajas tienen las personas bilingües? ¿Cree usted que debemos estudiar para aprender los idiomas de otras culturas? (página 127, líneas 10-14, página 128, líneas 3-4.) CPTV 3. Después pasó por el muelle un “magnífico” vagabundo. (página 127, líneas 27-30.) ¿Cómo puede ser “magnífico” un vagabundo? ¿Cómo se viste el vagabundo? ¿Por qué se viste así? ¿Qué nos revela la manera de vestirse de una persona? ¿Cómo le gusta vestirse a usted? CPS 4. El joven tenía hambre. Hacía tres días que no comía; sin embargo, rechazó la comida que le ofreció el marinero. ¿Por qué? (página 127, líneas 22-25.) ¿Cómo pueden la vergüenza y la timidez afectar nuestro comportamiento o bienestar? PSV 5. El joven siempre rechazaba heroicamente las sobras de la comidas. (página 128, líneas 19-22.) ¿Qué significa “heroicamente rechazaba” y por qué creía que la negativa aumentaba su hambre? PSTV 6. El vagabundo, en cambio, aceptó las sobras de la comida y las comió alegremente. El joven que sufría tanta hambre lo observó a corta distancia. (página 128, líneas 6-13.) Si estuviera usted muriendo de hambre, ¿cómo se sentiría usted al observar a otra persona comiendo así tan a gusto? CPTV
  • 25. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 12 - 7. El protagonista había desertado de un vapor donde servía de muchacho al capitán y había dejado el trabajo que tenía con un pescador. (página 128, líneas 18-31.) ¿Por qué cree usted que abandonó los dos trabajos? STV 8. ¿Qué sensación nos produce la repetición de la palabra “sin” en la frase que sigue: “…lo desembarcaron, y allí quedó, como un fardo sin dirección ni destinatario, sin conocer a nadie, sin un centavo en los bolsillos y sin saber trabajar en oficio alguno.” (página 128 líneas 32-34). ¿Qué nos sugiere la expresión “…allí quedó como un fardo?” ¿Alguna vez en su vida se ha encontrado usted en un país extraño sin saber el idioma, sin un centavo en el bolsillo? STV 9. Para procurarse alimentos, el joven se puso a trabajar llevando sacos pesados de trigo con un grupo de estibadores, pero pronto sintió fatigado, le vinieron vahídos y tuvo que dejar el trabajo. (página 129, líneas 32-35.) ¿Jamás ha trabajado usted hasta el punto de desmayarse? TV 10. El joven sufría un gran dolor físico, “Un hambre que lo doblegaba como un latigazo…” También sentía un decaimiento espiritual, “…su sufrimiento era oscuro y fatigante; no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento; le parecía que estaba aplastado por un gran peso.” (página 130, líneas 24-26.) ¿Cree usted que el sufrimiento físico siempre está relacionado con un decaimiento moral? ¿Qué es la angustia? ¿Qué pueden ser algunas causas de la angustia? PSTV 11. Al joven le atacó “una desesperación aguda” (página 130, línea 20). Resolvió ir a comer sin pagar; ya no le importaba la vergüenza ni la cárcel: “Señor, tenía hambre, hambre, hambre, y no tengo con qué pagar…haga lo que quiera.” (página 131, líneas 4-6). Se dice que la desesperación es la pérdida de la esperanza y la peor de las calamidades. Cuando estamos desesperados, ¿hasta qué extremos somos capaces de recurrir para sobrevivir? ¿Tenemos el derecho de no sufrir el hambre hasta recurrir al robo? PSTV 12. ¿Por qué optó por ir a la lechería en vez de ir a comer en uno de los figones? (página 131, líneas 7-15.) ¿Cómo contrastan los figones con la lechería? ¿Adónde iría usted? CPTV 13. Describa la actitud del vejete en la lechería. ¿Cómo contrasta su actitud con la del joven esperando en la calle? ¿Cómo llegó el joven a imaginarse que el vejete era su enemigo? (página 131 líneas 16-31.) CPS 14. Después de tomar la leche, se puso a llorar. Entonces sintió una mano que le acariciaba la cabeza y al oír la voz de mujer que le decía, “Llore, hijo, llore…”, empezó a llorar con alegría. (página 133, líneas 6-9.) ¿Cómo explica usted su reacción? ¿Cuánto tiempo hace que usted no ha llorado? ¿Lloran las mujeres más que los hombres? ¿Cree usted que es saludable llorar así? ¿Cómo sintió el joven después de pasar el acceso de llanto? (página 133, líneas17-20.) ¿Por qué lloramos? ¿Por qué a veces lloran los mariachis cuando cantan? ¿Es macho llorar? ¿Cómo reaccionamos cuando recibimos caricias o cariñitos? PT
  • 26. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 13 - 15. Después de comer, el joven hizo propósitos de pagarle cuando tuviera dinero, pero pronto estos pensamientos de gratitud se desvanecían. ¿Por qué? (pagina 134, líneas 1-4.) PSTV 16. Después de agradecerle a la señora, el joven salió a la calle. Era una noche de verano hermosa. Relean y comenten los pasajes poéticos que describen la hermosura de la noche. (página 133, líneas 33-37 y página 134, líneas 6-21.) ¿Cree usted que la naturaleza puede ensanchar el espíritu del hombre? ¿Cómo afectó al joven? ¿Cómo le afecta a usted? ¿Le gusta mirar las estrellas y el mar? ¿Camina usted por el parque a menudo? Comente usted este trozo: “De pronto el joven se sorprendió cantando en voz baja.” (página 134, líneas 6-7.) ¿Por qué cree usted que se puso a cantar? ¿Cree usted que el llanto está relacionado con el canto? ¿Canta usted a veces? PSTV 17. A través del cuento parece que el mar le sigue fascinando al joven y le tiene una atracción fuerte Por ejemplo, “…miró hacia el mar” (página 127, líneas 5-8); “...Llegó a la orilla del mar…” (página 134, líneas 8-11.); “Miró el mar.” (página 134, líneas 15-19.); y al final del cuento, “…se quedó dormido con el rostro vuelto hacia el mar.” (página 134, líneas 21-22.) ¿Qué significado puede tener el mar para el joven? ¿Cómo se explica esta atracción? ¿Puede usted encontrar otros pasajes en el cuento que tienen referencia al mar? Y a usted, ¿le atrae el mar? PST 18. .En el texto las descripciones hermosas y líricas contrastan fuertemente con las de angustia, de sufrimiento y pesadez. Compárense los pasajes hermosos del mar al final del cuento con los ejemplos que siguen: “paréciale un lugar de esclavitud, sin aire, obscura, sin esa grandeza amplia del mar, entre cuyas altas paredes y calles rectas la gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso.” (página 128, líneas 37-40.) También vean ustedes el pasaje que describe a los vagabundos y marineros que ambulan sin contrata en el puerto “pasando los días como las cuentas de un rosario mugriento…” (página 129, líneas 13-20.) ¿Cree usted que el ambiente puede influir mucho en el estado de ánimo del hombre? ¿Cómo está relacionado con el bienestar del joven protagonista? CPST 19. El diccionario dice que la compasión es el movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padece alguna persona. ¿Cómo le afectó al joven la compasión que le mostró la mujer en la lechería? ¿Qué importancia tiene la caricia en la cabeza que le dio la señora? ¿Cómo le afecta a usted el cariño? ST 20. ¿Qué clase de persona es este joven marinero? ¿Cómo es su carácter? ¿De dónde es y cómo se encuentra trabajando en buques en puertos extraños? ¿Es el joven como los demás marineros sin contrata que ambulan por los muelles del puerto o es diferente? Si lo es, ¿cómo es diferente. ¿Es fiel a su integridad? ¿Luchará por su dignidad o va a dejarse vencido por las circunstancias? CS 21. ¿Qué simboliza el vaso de leche? ¿Por qué lleva el cuento por título “El vaso de leche?” ¿Hay algún significado o relación que existe entre la lechería clara y limpia, la mujer simpática, el vaso de leche y las vainillas? ¿Nos recuerda una etapa de la vida? ST
  • 27. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 14 - Notas del coordinador después de la sesión
  • 28. Cuaderno – El vaso de leche – Manuel Rojas - 15 - SUGERENCIAS PARA FUTURAS LECTURAS Rojas, Manuel. Hijo de ladrón. 1951 (Novela) ____________. Cuentos del sur. 1963. Neruda, Pablo. El mar y las campanas. 2000. (Poesía)