Las transformaciones socioeconómicas que caracterizan el final del siglo XX e inicio del XXI han planteado importantes retos a los sistemas de salud, especialmente en las sociedades occidentales, con sistemas altamente tecnificados y una población cuya esperanza de vida aumenta de forma progresiva. Y todo ello en un escenario de permanente esfuerzo de contención del gasto sanitario. La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la sanidad, la llamada salud electrónica o "eSalud", ha generado enormes expectativas como instrumento para hacer frente a esos retos, siendo la telemedicina una de las experiencias pioneras.
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La necesaria extensión de la Telemedicina by Dr. Francesc Saigí Rubió
1. Artículo de Autoría del:
Dr. Francesc Saigí Rubió
Department of Health Science [Telemedicine Programme Director]
Universitat Oberta de Catalunya
La necesaria extensión de la Telemedicina
Las transformaciones socioeconómicas que caracterizan el final del siglo XX e inicio del XXI han planteado importantes retos a los sistemas de salud, especialmente en las sociedades occidentales, con sistemas altamente tecnificados y una población cuya esperanza de vida aumenta de forma progresiva. Y todo ello en un escenario de permanente esfuerzo de contención del gasto sanitario. La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la sanidad, la llamada salud electrónica o "eSalud", ha generado enormes expectativas como instrumento para hacer frente a esos retos, siendo la telemedicina una de las experiencias pioneras.
Es en este escenario donde la Comisión Europea ha trazado un nuevo plan para impulsar la innovación en eSalud, el eHealth Action Plan 2012-2020. Este plan es una de las iniciativas de la estrategia Europa 2020 que debería asegurar una atención sanitaria de mejor calidad y más segura para los ciudadanos de la Unión Europea de cara a la primera mitad del siglo XXI. Es por ello que promueve el aumento de la sostenibilidad y la eficiencia de los sistemas sanitarios europeos mediante el desbloqueo de la innovación, y de fomentar los cambios en las organizaciones de salud, haciendo posible la atención centrada en el paciente y dando más poder al ciudadano.
Sin embargo, a pesar de las enormes posibilidades de los servicios electrónicos de salud y de la decidida voluntad política por impulsar el uso de las TIC, la baja adopción de la e-Salud es un patrón común en toda la Unión Europea. La brecha entre la evidencia y la práctica de la investigación sigue siendo amplia, y la preocupación por el gran número de estudios de "piloto" de nuevas intervenciones que nunca conducen a servicios sostenibles se expresa en varias ocasiones. Cuestiones vinculadas a la privacidad, las transformaciones en el modelo asistencial, la no siempre coincidente alineación estratégica, la resistencia al cambio ante la definición de roles y responsabilidades, los amplios esfuerzos necesarios para
2. ejecutar el proyecto, y la insatisfacción con el desempeño de la tecnología son las principales razones esgrimidas.
Y es que servicios electrónicos de salud como la Telemedicina es más que el resultado del desarrollo de un elemento tecnológico. Su alcance trasciende el ámbito médico, constituyendo, más bien, una nueva manera de organizar los servicios sanitarios, orientada a mejorar los procesos asistenciales, los mecanismos informativos y de comunicación entre los distintos agentes y agilizar los procesos burocráticos y organizativos internos de un sistema que gana, día a día, en complejidad.
Es por tanto básico buscar maneras de hallar esta evidencia científica que nos ayude a afianzar servicios electrónicos de salud como la Telemedicina en el sistema, y vislumbrar hacia un tratamiento integrado, globalizador y continuo de todo el proceso de atención sanitaria. De hecho, hoy ya podemos hablar con discreta normalidad de los avances –nada desdeñables– que se han dado en modelos de historia clínica compartida, carpetas personales de salud, hospitalización prolongada en el domicilio, centros hospitalarios digitales, endoscopias virtuales, robotización para cirugías a distancia, entre otros.
Pero todavía queda camino por andar para que la Telemedicina penetre de lleno en nuestra sociedad, promoviendo todavía más modelos tecnológicos de colaboración entre los distintos agentes y entidades que la conforman.
El avance de la tecnología móvil (mHealh), la aparición de la figura del paciente empoderado y las redes sociales, ya tan presentes en nuestro día a día, y las nuevas técnicas de manipulación y análisis de datos -como Big Data- también están llamadas a influir en este necesario proceso de normalización.
Pero hay algo que no debemos olvidar: esta normalización a la que aludo no sólo se debe circunscribir a los países del primer mundo, sino también –por no decir sobre todo– a países en vías de desarrollo, donde los importantes ahorros y el alto índice de efectividad de la Telemedicina puede revertir en una substancial mejora de la salud media de sus poblaciones.
Una parte importante del cometido ético de quienes trabajamos en este ámbito debe estar orientada a estos países a través de acciones concretas como, por ejemplo, el Clúster Iberoamericano de Colaboración Universitaria en Telemedicina (CICUT), que aúna distintas universidades y que este año celebra su ya cuarto Simposium Internacional de Telemedicina en Montevideo, Uruguay, en colaboración con la Sociedad Uruguaya de Telemedicina y Tele Salud.
Francesc Saigí - Director del Programa de Telemedicina. UOC