2. 1. Primeras inquietudes
¿Y qué les voy a decir yo a los de mi grupo?
¿Cómo voy a hacer para que sea interesante lo
que quiero comunicar en la catequesis?
¿Voy a ser capaz de animar un grupo, de entrar
en relación con cada uno de los miembros?
Lo más importante es nuestro conocimiento y
vivencia de la fe en Dios, a quien conocemos y
amamos como Padre gracias a Jesucristo.
3. 2. El catequista es una
persona que cree y sigue a
Jesucristo
Pueden ser muchos los motivos :
las ganas de hacer algo por los
demás;
el deseo de poner a disposición
un poco de tiempo libre que
tengo;
la necesidad de catequistas en
la parroquia;
la insistencia del responsable
de la catequesis;
el querer comunicar el mensaje
de Jesús a otros…
4. Sea una de estas razones o cualquier otra, sólo
en el fondo de nosotros está el motivo que
sostiene a las demás. Somos catequistas
porque hemos descubierto la alegría de creer y
vivir siguiendo a Jesucristo.
5. Y esto para nosotros quiere
decir:
escuchar a Jesús a través del
Evangelio;
procurar ver a todas las
personas, las cosas, las
situaciones, tal como Él las
vería hoy;
intentar con su ayuda, ir
transformando nuestra
persona para que cada vez
adquiera el estilo de persona
que Él vivió.
6. 3. Siempre en camino por la vida
El catequista es un creyente en
Jesucristo: No un creyente que
considera que vive la fe cristiana a
la perfección y que por eso ya a
puede comunicar a los demás en la
catequesis.
Este tipo de creyentes “perfectos”
no existe entre nosotros, (gracias a
Dios).
Somos personas que nos sabemos
en búsqueda, en camino hacia la
casa de Dios, nuestro Padre.
7. Este camino lo hacemos guiados por Jesucristo y
en compañía de nuestros hermanos en la fe y de
todos los hombres.
Y como en todo camino, nuestro caminar por la
vida a veces, se hace entre oscuridades,
dificultades y sufrimientos.
Pero a pesar de todo, como Abraham,
continuamos confiando, esperando y creyendo
que Dios es quien nos guía y acompaña para
hacernos ver la luz.
8. 4. Personas y cristianos a la vez
No tenemos guardada la
fórmula mágica que nos
resuelva los problemas de la
vida o que nos transforme
automáticamente en cristianos.
Estamos siempre en situación
de cambio, a fin de ser cada día
un poco más personas que
esperan, aman y creen en Jesús.
No hemos llegado a la meta,
pero avanzamos sin cesar, a
veces más deprisa, otras más
despacio o a marcha lenta.
9. Nuestro esfuerzo se dirige a evitar que nuestra
fe y nuestra vida vayan por caminos distintos.
No queremos ser cristianos en unos
determinados momentos y hombres y mujeres
sin fe en otros. Buscamos ser, en toda
circunstancia y momento, personas y cristianos
a la vez.
10. 5. La fe transmitida por el pueblo de Dios
Este descubrimiento de la fe en Jesucristo ha sido
posible gracias a que otros cristianos nos han
comunicado su experiencia de fe.
Todos tenemos presentes a las personas gracias a las
cuales creemos. A través de nuestra familia, de
personas concretas, de grupos o comunidades
cristianas ha llegado hasta nosotros la fe.
11. La fe no es invención nuestra, es un don que hemos
recibido y aceptado con alegría.
A través de estas personas y grupos hemos ido haciendo la
experiencia de sentirnos dentro de un gran pueblo de
creyentes.
Participamos en la gran marcha de creyentes que han
recorrido y aún recorren la historia.
12. Esta gran marcha fue iniciada por el pueblo de Israel
antes de Jesucristo. Después de Él ha continuado en la
Iglesia y a través de ella ha llegado hasta nosotros.
Esta fe del pueblo de creyentes en Dios es la que
nosotros hemos recibido, vivido, y queremos
comunicar siendo catequistas en la Iglesia.
Por eso, lo más importante para ser catequista es ser
creyente dentro del Pueblo de Dios. A partir de aquí
ya podemos pensar en qué decir y cómo decirlo a
nuestro grupo.
13. REFLEXIÓN
¿Cuáles son o han sido las razones que te han
movido a ser catequista?
¿Estás convencido de que para ser catequista
cada día has de vivir más la fe en Jesucristo?
¿Qué haces para conseguirlo? ¿De qué medios
dispones?
Recuerda y luego explica al grupo cuáles son las
personas o grupos que más te han ayudado y
animado en tu vida cristiana; cuándo y de qué
forma lo han hecho.
14. 1. Consideraciones
Muchos no tienen claro el por qué se han
hecho catequistas.
Es fundamental formularnos esa pregunta y
saber darle una respuesta adecuada.
15. Debemos revisar las circunstancias, a veces
casuales, que nos llevaron a tomar la opción
de poner nuestras manos en la obra
catequética.
Es importante tener claro el porqué de
nuestro trabajo
16. 2. El Catequista es un
llamado.
La respuesta es profunda:
nuestra opción para ser
catequistas es producto de
una llamada del Señor.
Es una vocación. En
nosotros se cumple lo que
dice el evangelista
Marcos: “llamó a los que
Él quiso y se reunieron
con Él”. (Mc 3,13)
Somos llamados. La vocación del catequista tiene
su origen en un llamamiento de Dios a
determinados cristianos a quienes Él quiere
encomendar la tarea de catequista.
17. a. Se da en las circunstancias normales de la
vida.
¿Cómo nos llama Dios? ¿Cómo sabemos que es Él
quien nos llama?
¿No han sido una serie de situaciones muy
humanas las que nos han motivado a ser
catequistas?