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Observaciones
• En este archivo se encontraron dificultades, como por ejemplo, el dialecto del norte.
Por otro lado, en el archivo original se encontrarón faltas ortográficas y errores de
tipeo que no permiten saber con exactitud a qué palabra se refiere.
• De otro lado, las historias son muy divertidas y se puede traslucir e imaginar como
se vivían en esos tiempos, llenos de cumanas alrededor de la jarana con guitarra.
BENJAMIN CALDERON Y CALLE
DE PURA CEPA
(Motivos folklóricos de la Villa Etem)
Departamento de Lambayeque
2
A MIS RESPETABLES LECTORES
Obediente a los mandatos de mi conciencia y, sin tener la pretensión de creerme
erudito en la materia, me es grato, presentar a Uds. Este librito que intitulo: DE PURA
CEPA, que contiene mi modesta contribución al FOLKORE del departamento de
Lambayeque, en el que, de conformidad con el CUESTIONARIO respectivo, hago, la
reconstrucción de muchas costumbres típicas de nuestros indígenas particularmente de las
de los autóctonos de la Villa de Eten, que yo pacientemente he tenido coleccionadas desde
el año 1897 a 1909, que me cupo la honra de ser colaborador oficioso de mi malogrado
amigo, el sabio Arqueólogo Alemán, Sr. Enrique Brüning, durante la época en que ambos
residíamos en ella.
Como quiera que muchas de estas costumbres van desapareciendo con la evolución del
tiempo y el avance de la cultura moderna en todo orden de cosas, he creído conveniente,
darlas a la publicidad para que las NUEVAS GENERACIONES y las PERSONAS
AFICIONADAS a esta clase de cosas de ANTAÑO, las conozcan y comenten como mejor
les parezca.
No dudo que para los doctos, mi trabajo carezca de la literatura que a ellos les agrada; pero,
les ruego, que tengan presente que soy criollo y, por lo tanto me gusta la ORIGINALIDAD
Y EL CASTICISMO, antes que la EXAGERACIÓN Y EL FLOREO.
Ahora, si mi franqueza les agrada, me daré por satisfecho y, les estimaré, se sirvan: aceptar,
mis anticipados AGRADECIMIETOS por su GENEROSA, BENEVOLENCIA.
EL AUTOR
3
Índice
CUESTIONARIOS
Origen de los apodos o sobrenombres de los oriundos de la Villa de Eten 5
Desde el requerimiento amoroso hasta el matrimonio con todos sus detalles. 7
El papel de los mensajeros. 8
La ceremonia del consentimiento. 10
El día del matrimonio. 11
Costumbres absurdas que observan los indígenas de Eten. 13
El bautismo. 15
El primer coste de las uñas, el del pelo y la perforación de las orejas. 18
Muerte y funerales de los adultos. 20
Lo que son las cofradías. 21
Las mingas. 23
Como he visto yo elaborar la chicha. 24
Lo que son los panderos. 27
Lo que eran las gobernaciones en muchos distritos del Departamento. 29
Lo que fueron las llamadas petaterías. 30
Contratos leonios. 32
¿Tú has visto a donde ha caído el proyectil? 33
Manuel moreno (a) “El Loco” y el chino Atay de la Villa de Eten. 36
La geringa de Misiá Elvira. 37
Sambie, sambie. 39
Guenes diyes siñoríe. 41
Después del gusto vino el susto y tras de ambos el Disgusto. 44
Un paseo de campestre y la despedida de soltero que tuvo un etenano. 45
Un paseo a la bocanada del río y una aventura como pocas. 47
Baila mi comadre que o siaburra, mi mamá nues burra. 49
Sambio dame un golpe si sos mi amigo 51
China facinerosa hoy te rompo el poto. 53
Sí Doctor ya lo sabíamos pero luamos llamar. 54
¿Por qué te ríes, te has vuelto loca o te estás burlando de mí? 56
Culpable castigado por sí mismo. 58
Otra aventura de época. 60
Otra de nuestras diabluras infantiles en la Villa de Eten. 62
El miércoles santo y la mesa de la cena en la Villa de Eten, año 1892. 63
Mi gato Martín y mi vecino Alfonzo 65
Mañana lus espere pa que mus cumines una pete. 68
La economía de Nor Ligorio. 70
4
Se asé ti lo tienes por juera, como ti lo tinerás por dentro. 72
¿Quiorés ñor Jusé? Déiguee la yape púe. 74
Plome a tenide, nivel lumesme, oie ni se digue. 76
¿De quién es la gallina? 77
Adios ñor Pedre, quengride tasté. 79
Come liagues otre guelte. 82
Male ley, mia dade Miade. 83
Manifestaciones de Alegría. 85
Pa eso es mi maríu. 87
Malaye su purqueriye, paquiaguem. Tante gritere. 89
Déigueme la griye que lus hay traide. 90
Tan bruto sos suá nimal. 92
Una eshibiciòn política i sus consecuencias. 94
El Tore liá cachade mi chine. 97
Guele que guele. 100
Después de la octova. 103
El hombre de siete oficios. 105
Gobernador que hacía hablar a los Mudos. 106
San Sebastián bendito. 108
Costumbres atávicas. 110
Asine nues la gracie con sósferes. 112
Sabesté vecine, su chulite lua rote el pote a mi chine. 114
No lo sigasté contando, porque sino se va dir mermando. 118
¿Por qué el etenano ha sido siempre refracuario al Servicio Militar? 120
5
ORIGEN DE LOS APODOS O SOBRENOMBRES DE LOS ORIUNDOS DE LA
VILA DE ETEN
Desde que la chola está con síntomas de parto, la familia que la rodea se preocupa
vivamente en tomar nota de lo que ocurra en el preciso momento que ella da a luz, para
ponérselo como sobrenombre al recién nacido, por que tiene la arraigada costumbre de
creer, que sino lo hace así, peligra la vida de la “chinite” o “Varuncite” que ha venido a
alegrar el hogar.
Supongamos, que al nacer una criatura, estuviera lloviendo, se produjera un
movimiento sísmico, ladrara un perro, visitara el pueblo alguna autoridad de otros lugar, o
candidato para alguna representación parlamentaria, sonara la sirena de una locomotora o
Buque a Vapor, cantara un gallo, explosionara un cohete, o se produjera algún suceso, &,&.
Irremediablemente, el parvulito, recibirá como sobrenombre, cualquiera de ellos para toda
su vida, porque así lo llamarán sus padres, parientes y paisanos, aunque él, cuando llegue a
su mayor edad quiera evitarlo.
Por este motivo, existe en Villa de Eten, indígenas que responden a los apellidos de
Castilla, Pardo, Billingursts, Piérola, Cáceres, Leguía, Iglesias, Ferro; Macho, Chisco,
Cañazo, Rata, Pulpo, Conejo, Perro, Río, Temblor, Aguacero, Tazita, Canasta, Cabrito,
Manteca, Sobaco, Machetero, Camarón, Chaleco, Melón, Zorro, Guardaplata, Tinaja, Poto,
Perolito, pato, porrón, Viento, Toro Tramboyo, Pejerrey, Cachema, Mondongo, Cuchara,
Burro, que por lo general le dicen “Piajene”, pero, antes de pronunciar esta palabra, en
presencia de personas extrañas a ellos, tienen el cuidado de pedirles permiso, porque creen
que si no lo hacen así, les faltan al respeto.
Como se ve pues, toda la fauna y la flora del lugar tienen en los indígenas de la
Villa de Eten, alguien que lleve su nombre.
También existen muchos que tienen sobrenombres cuyo origen y significado, no me
ha sido posible conseguir persona que entre ellos me los expliquen. Por ejemplo:
“Currundengue”, “Turuque” “Cayambes”, “Zhatute”, “Fhiscal” “Pashuma”, “Rempujhis”,
“Manana”, “Nesho”, “Pinaje”, “Cohtal”, “Chimbe” “Turrumpithes”, “Moshque” “Hanhán”,
“Shéteque”, “Ojhis”, “yonce”, “Noshavo”, “Shingue”, “callallite”, “Ruque”, “calabashe” y
otros que sería largo enumerar.
Como esta costumbre es generalizada entre todos los indígenas de esta Villa, resulta
que los párrocos, el empleado del registro civil, como el del militar y aún el del electoral,
así como los maestros de las escuelas, se han visto en grandes apuros para inscribirlos
porque cuando les han preguntado por su ombre siempre les ha dado su apodo o
sobrenombre, porque desde que nacieron se les ha llamado por eli, raro es, el que de
primera intención le diga el de pila.
6
Son tan conservadores de sus costumbres los indígenas, que se las transmiten de generación
en generación con toda la fidelidad que hasta la fecha no hay poder humano que les
desvanezca este error. Es por esto que con muy contadas y raras excepciones, se puede
encontrar uno de ellos que al preguntarle su nombre, le de el verdadero que recibió en la
pila bautismal.
Cuando alguna persona quiere saber aunque sea por curiosidad el nombre de algún
cholito, e tiene que preguntar en esta forma: “Cuyije soyes vos?” seguramente, que le dá el
sobrenombre de su papá. I, si quiere saber también de la madre, lettiene que agregar:”
“Heche cun quien?. Es seguro, que le dá el sobrenombre de ella.
Es por esto que resulta muy difícil encontrar en la Villa de Eten, indígena que
cuando uno le pregunte por determinado etenano, le dé razón de él por su nombre, salvo
que sea autoridad local y el interrogado sea cholo “leído y escribido”
De conformidad con su dialecto, todas las palabras que terminan en a, o en o, las
dicen con e, o con u, verbigracia: en vez de decir: soldado dicen “Soldau o soldade” y así
sucesivamente, a personas o cosas, las denominan a su modo; por ejemplo: Al perro, le
dicen: “Lial”, al plátano, “Plantane”, al maíz, “Maice” al vaso de cristal, “Cope”, a la soga
“Huaraque” a la madre, “mame”, al padre, “Taite”, al suegro, “Cuñade” y viceversa; al hijo
hombre, “Varuncite”, a la mujer “Chinite”, al alcalde, “Juez”, a éste, “siñoríe”, a toda mujer
que no viste con “capús” aunque sea indígena le dicen “Mistiade” que suñe, le giede a
quese y su sobaque a salsa de frite”, a la chola que tiene marido y no es casada,
“Mancevede”, a la que con vive con un cholo casado, “Cunucide”, a la que ha tenido dos o
tres maridos, “Repartidore”, a la Botija, “Tinaje”, a las sillas, “Banquetes”, al conjunto de
ollas, porrones y demás artefactos que le sirven para elaborar y vender la chicha,
“Mueblerte”, a las aves de corral, “Críes”, al mèdico, “Doctor”, a las mujeres que asisten a
las parturientas, “Sobadores”, a los brujos, “Mestres”, a la mujer adúltera, “Mañoce”, al
marido de ésta, “Machón”, palabra que para ellos es ofensiva y que da motivos para
enjuiciar criminalmente a quien se lo diga.
A las personas que tienen los pómulos deformes les dicen “cachetudes”, a los de
mentón largo, “Cancudes”, a los flacos y grandes “Varilludes”, a los chicos y espigados,
“Saltoje sin rabe”, a los chicos y gordos, “Chape sin pates”, a la persona blanca, “serrane”,
a los mixtos, “Sambies”, a los negros, “Kuhques” o “Huihques”.
A pesar de que hacen más de setenta años que diariamente pasa por la Villa de Eten,
el ferrocarril de la Empresa de Eten, en el que viene a ella multitud de personas de toda
condición social, una a comprar sombreros, otras a pasear o a apadrinar bautizos y
matrimonios, o a residir temporal o definitivamente, porque tiene buen clima y vida
apacible, existen todavía un enorme porcentaje de analfabetos porque sus padres los
7
dedican al tejido de sombreros de “mocora” o de “junco de agua”, o a las famas del campo,
antes de mandarlos a las escuelas, por eso no evolucionan ni progresan. Los etenanos que
han tenido la suerte de cursar aunque sea la instrucción primaria completa, han emigrado de
su tierra y se han abierto campo de acción en otros lugares, siendo muy contados los que se
preocupen por librar a su pueblo y a sus paisanos del abandono y del atraso en que viven.
Los indígenas de la Villa de Eten, son gente sana, honesta y trabajadora, pero necesitan que
los Poderes Públicos, así como los que mediante su perseverancia en el trabajo, se han
conquistado una situación expectable y gozan de independencia económica, como sus
autoridades locales, se coludan para llevar a cabo una campaña de culturización y de
progreso que tanta le hace a ese pueblo digno de mejor suerte.
DESDE EL REQUERIMIENTO AMOROSO HASTA EL MATRIMONIO CON
TODOS SUS DETALLES
Cuando un cholo joven usa los domingos y días feriados, sombrero fino de mocora, con
cinta de colores llamativos, pañuelo de seda al cuello, camisa blanca con puños y pechera
bien almidonada y planchada, pantalón azul o negro de casimir o franela, cinturón de cuero
amarillo, hebilla plateada, los pies bien lavados y fua cigarrillos parado o recostado en
alguna esquina, silbado de cuando en cuando a los que pasan, es prueba inequívoca que está
“enquete ieche un Jusé de Nechina que le ha llenado el ojo” y para declarársele, comienza
por estacionarse en la esquila contigua a la casa donde ella reside, buscando el momento
propicio en el que pueda disipar su genio y hacerla depositaria de los secretos que bullen en
su cerebro y palpitan al compás de su corazoncito de impúber mancebo, expuesto a todas
las tentaciones femeninas que al fin y al cabo lo tienen que vencer.
Como “no hay plazo que no se cumpla”, y “quien la sigue la consigue” llega por fín, el
ansiado momento, en que la esperada china, sale de su casa y pasa por delante de este
moderno Adonis, el que, como l rapidez de un gavilán de presa, le tira un pellisco a los
senos, al que ella, le retorna con un revés y una serie de palabras de subido color rojos, con
las que se lleva de encuentro hasta a la madre de su futuro con toda su parentela.
Mi gallo, que por atavismo, es un buen ejemplar de su raza, no se acocora con la
intempestiva respuesta de su adorado tormento, y antes bien, ataca con más bríos y
resolución; pero, la polla, nada lerda, se defiende como se pide y piedar en mano lisura en
boca, enviste con furor, poniendo seriamente en peligro la tutuma de mi “Chanteclair”, él
que esquiva el golpe, y mediante una táctica muy de su caso, consigue que decline su
ofensiva y sobreando la requiere de amores, pidiéndole que le señale día y hora para
mandarle a sus padres sus “Mensajeres” a empedirle su mane”.
8
Si la china, no tiene “otre ENQUETE”, que le haya quitado alguna “priende”, (otro
enamorado que le haya arrebatado alguna de sus prendas como señal de compromiso) ella
misma, busca la oportunidad de volverse a encontrar con mi cholo que desde luego sabe
muy bien en que pié tiene la navaja, y llegado el caso le dá otro pellizco, teniendo cuidado,
en esta vez, de atraparle la mano a la china tan luego ésta, haga el ademán de ponérsela
violentamente en cualquiera parte vulnerable, y a continuación, trata de quitarle alguna
sortija o el guardapelo que por costumbre, llevan las cholas pendiente de una cinta negra de
terciopelo en el cuello, para tener así la consabida “Priende”.
Una vez que o consigue, se la guarda inmediatamente en alguno de los bolsillos del
pantalón, porque esta representa para él, la base fundamental de su conquista, y e eso de
volubilidad de su Dulcinea, él, hace valer sus derechos de prioridad amorosa, y entabla
reclamación contra sus procedimientos; primero, por medio de amonestaciones directas a
ella misma, y si no consigue su objeto, recurre a la campaña pasquinezca, que denuncian
sus “enquetes” con mi cholo, poniéndole debajo de la puerta de su contendor y en todas las
esquinas y lugares públicos de la población , bien pegadas con engrudo, las hojas volantes
sin pié de imprenta que al efecto ha mandado imprimir para satisfacer su venganza.
En esta inicua campaña, se repite casi con frecuencia, haciendo cada vez derroche de un
lenguaje impropio y de una construcción sintáctica extravagante, nutrida de barbarismo
muy vulgares entre ellos y en su propio dialecto, llamando mucho la atención, que hayan
imprentas y sobre todo editores propietarios, que le den cabida a esta clase de inmundicias
que está en abierta pugna con la civilización, con la cultura, con la moral pública y social y
aún contra su propio prestigio profesional.
Concretándonos al curso legal de la segunda envestida de mi cholo a su china, ésta, desde el
momento que “él le quitó la “Priende” ella le hace recriinaciones y forcejeos para que la
deje partir antes que sus padres los sorprendan en tales actividades, pero él no a deja, hasta
que ella, le prometa que acepta el envío de “Lus mensajeres”, y coieza a rascar el suelo con
el dedo gordo del pié, señal infalible de que la plaza se rinde y el triunfo es del sitiador, que
si el caso lo permite, aprovecha la oportunidad y asegura su candidatura.
EL PAPEL DE LOS MESAJEROS
Una vez que el cholo cuenta con la voluntad de la china, se va en pos de los “Mesajeres”,
dos indios viejos, que se dedican a servir de portavoces de los pretendientes ante los padres
de la que tiene ya bien “palabriade”, para que en nombres de su representado ”empedirle
aguije” (pedirle la mano de su hija”.
9
Puesto al habla con éllos, y previo pago adelantado por sus servicios, éstos, de
acuerdo con él, señalan el día en que van a cumplir su misión, para que desde la víspera, él
les dé una botella de aguardiente y una copita, para “gierrar” a su futuro suegro, tan luego
“Lúa aceite su pedido”.
A las cuatro de la mañana del día indicado, los “Mensajeres”, van a la casa del
padre de la china, cuya puerta al momento de tocársela, le agregan estas sacramentales
palabras : “ Avemari Purísima”, a las que responde el dueño de casa con las siguientes. “Sin
pecau consebiu santísima”, abriéndola e invitándolos a pasar adelante y a tomar asiento,
haciéndlo él, al lado de ellos, y preguntándoles que es lo que se les ofrece.
Entonces ambos a una voz, le dicen lo siguiente: “Sabeste, ñor Fulano, quilmés
veníu, a cuente diél chole X. a empedirle su chine la X. pá que case cun él, quiés un cholo
que tiene su chacra, su fínque, sus criyes y su poque muse; pere, comé soltero, y lúa gustau
suite diusté, nos ha mandado pá que lu palabriemes, pur que quiere casar cun elle, y pur
ese, nos mande empedír su chine, pá saber siusté luaceite, y lus díce que diye júeren hacer
el cunsentimiento; ya sabesté pá luquiames venido. Agore, esperamos su palabra, p adir
decirele ondél”.
El padre, que escuchó atentamente lo que le han dicho los “Mensajeres”, rompe su
silencio, y les dice: “Guene taitites, mi persone núa sabide lus enquetes de mi chine cun ese
chole, pere, agore le pregunti en dielente dustedes, pá que venguen lo quelle me consteste”,
luego con voz estentórea llama a su hija y a la madre, las que no tadan en presentarse y
saludar a los “Mensajeres”.
El padre, dirigiéndose a su mujer, le cide: “Vos chine, debes saber, los enquetes
desta tal vez por cual, con el chole X, cuando la mande empedir cun lus “Mensajeres, pero,
agore les hagui confesar cun la guaraque, y se avalanza contra ellas, pero intervienen Hells,
y le piden que se siente y le pregunta a su hija, si ellas, quiere casarse con su representado,
lo que el padre hace, recibiendo la respuesta afirmativa de su hija.
Luego, ambas chinas largan el llanto, y el cholo XXX las resondra severamente, repitiendo
su amenaza de que zurriagazos las tiene que hacer confesar.
Entonces el más viejo de los “Mensajeres”, saca la botella de debajo de su poncho,
y la copa de uno de los bolsillos de su pantalón, la que llena hasta los bordes y diciéndoles
salúd al padre de la china, se bebe de un solo trago, alcanzándole la botella y la copa a él,
para que se sirva y comprometa al otro “Mensajere”.
Si la recibe y toma, como queda dicho, e prueba que acepta la petición de su futura
yerno,, y entre copa y coa, se deben todo el líquido y acuerdan el día en que se debe
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relalizar en “Consentimiento”, o sea el cambio de aros, y se despiden así “Quedesté taitite,
quedesté”, y él les responde : “vaiguestitusté taitites, vaiguestuieté”.
Acto contínuo, los “Mensajeres”, le comunican el resultado a su mandante, y ésta, con esa
seguridad, procura entrevistarse con mayor frecuencia con su china, y cada vez que se
pueda, ir materializando su obra, por si acaso, los padres o éllas, le juegue alguna mala
pasada, y su contendor se burle de su desgracia en sus propias barbas.
LA CEREMONIA DEL CONSENTIMIENTO.
Desde el día que el cholo recibe la noticia de los “Mensajeres” comunicándole que
ha sido aceptada su petición, tiene que aportar a la casa de sus futuros suegros, e sus fainas
cotidianas del campo, cortar leña, cargar agua y segar pasto para traerlos a cas de aquel
todas las tardes (salvo que sea persona que tenga dinero con que pagar un peón que lo
reemplace,) y a aguantar los pencazos que propine cuando no sepa manjar vien la yunta, el
hacha, la lampa o el calabozo.
Tanto su familia como la de su china, le participan este suceso a toda su parentela y,
las invitan para que concurran a realizar con su presencia este acto y prestar su
consentimiento.
Desde la víspera, el cholo contrata al arpista que va amenizar la fiesta; a los
cargadores que de s casa lleven colgadas de las patas e una larga caña, todas las aves y los
víveres que tiene acumulados, a la casa de sus futuros suegros.
En todos estos ajetreos, sirven como maestros de ceremonia, los “Mensajeres”.
El día señalado, se reconcentran en la casa de los padres de la china, todos los
parientes de ambas familias, las que son atendidas con toda solicitud por los dueños de cas;
bailan incesantemente marineras y serranitas; mas es lo que beben que lo que comen, y a
cada momento, san vivas, con lo que demuestran su júbilo, y se escucha un murmullo de
voces que, para quienes nunca han presenciado tal acto, creen, que toda esa gente está loca.
En la noche, a eso de las 7, mas o menos, se sírve la comida; los “Mensajeros”, les
dan el aviso para que todos ocupen su asiento, y cuando cada uno está en el suyo, reanudan
la bebida, conversan y comen, hasta que poco a poco, aquellos, hablan sobre el objeto de
esta reunión, y píden a su modo, que los presentes, emitan su opinión al respecto.
Se sobre entiende, que, desde el momento que han asistido a dicho acto, es por que
lo han tenido a bien, pero, como es una arraigada costumbre entre éllos, hacer todas estas
11
pantominas, que no tiene objeto, que el de emborracharse, cada uno expone en su dialecto y
conforme a su criterio, lo que mejor le parece terminando por dar su consentimiento para
que el matrimonio se realise cuando man pronto a fin de que haya motivo, para volver a lo
mismo.
Esta fiesta, dura cuando menos ocho días, durante los cuales han bebido como
elefantes, han comindo como heliogábalos.
Tanto la pared fronteriza de la cas, cuanto la de los vecinos, así como las veredas y
calzadas de las mismas quedan hechas un verdadero charco, porque las pobres han servido
a todos los fiesteros y aún a los curiosos o fisgones de urinario público, que las hace
intransitables por muchos días.
En uno de los días subsiguientes, ante del octavo, designan a las personas que deben
apadrinar el matrimonio, a los que los padres de los novios acompañados de los
“Mensajeros”,, les participan su designación.
Conseguida su aceptación, Acuerdan, entre éllos, la casa en donde debe ser
depósitada la novia, hasta el día de su casamiento, con el fin de que, aprenda a rezar, a
cocinar, a lavar y la preparan para la confesión.
El reseto de la parentela, se preocupa de conseguir le “mane tapáu”, el regalo de
boda que la van a dar a los novios el día de que se casen.
Y el novio, a prepararse para hacerle frente a todos los gastos que le va a demandar
la elebración de su enlace.
EL DIA DEL MATRIMONIO
Este día, el novio, o mejor dicho, los padres y parientes más cercanos, se encargan
de dar los últimos toques a todo lo que se necesita para que la casa de los novios esté en
condiciones de recibir y poder atender a todos los que concurran a la ceremonia que se va a
realizar.
La parentela de ambos contrayentes, se ponen todo el repero y el cofere encima,
reconcentrándose en ella, horas antes de la fijada para la ceremonia matrimonial, llevando
las mujeres debajo de su manta o paño, “su mane tapáu”, para entregarlo a la oportuna.
Una banda de Músicos contratada exprofesamente por el novio, preside el desfile
nupcial tocando en el trayecto hasta las alminias de la Iglesia una alegre marcha, y mientras
el Sacerdote cumple con su ritmo y les lee la epístola de San Pablo, ella ameniza el acto,
dejando oír las más selectas piezas de su repertorio.
12
Cuando los novios trasponen el quicio de la puerta, la Banda, se pone a la cabeza y
vuelven a tocar otra archa hasta que ellos y su comitiva han concluido de.
Despues alterna con la arpa, hasta que termina su contrato. Los presentes, toman
asiento al rededor de las dos mesas que paralelamente están colocadas, pero en este orden,
los hombres en una las mujeres en la otra.
Frente a cada uno de los padrinos, hay un pavo hornado, para éste disponga de el en
la forma que desee, es decír; ya descuartizándolo con sus propias manos y repartiéndolo
entre todos sus compañeros de mesa, o encomendándole esta tarea a otra persona.
Como es de suponerse en estos casos, los brindes se suceden con inusitada
frecuencia en honor de los casados y por su eterna luna de miel.
La novia está dedada de provar bocado, salvo que la madrina disponga locontrario
y rompa así esta inexplicable tradición, pero, en tal caso, tendrá sobre sí, mirada
interrogativa de todos los que la rodean, que aún que les cause asombro semejante
profanación, tiene sin embargo, la prudencia de no contrariar a su comadre común.
Como para que indio baile, es menestar que este cargado a la chicha o al alcohol, en
toda fiesta como en esta, su preocupación principal es comer , por supuesto mas bebida que
comida para ir preparando el ánimo y en seguida rendirle homenaje al divino arte de
Tersipcores.
Como el almuerzo toca a su fín, aparece por la puerta de calle, un cholo portando un
baúl a cuestas, el que avanzando hasta el centro de la sala, lo baja cuidadosamente
depositándolo en el suelo.
Acto contínuo, prevío permiso de la madrina y demás personas que rodean la mesa,
la madre de la novia, sale con dirección al baúl y sanando una llave que ella tieene entre el
ceñidor de su capúz, lo abre, y ayudada por los “Mensajeros”, saca y enseña levantado el
brazo en alto, todos los objetos y alhajas que contiene, agragando al finillo siguiente:
“Tueste que lus aimostrade, es heche cun el trabaje de mi chino, pur ese lus aimandade pa
que lus veiguen toda mis comadres, mis cumpadres, mis suegres, mis cunsuegres, mis
cuñados asine como lus deye, y mis ahijados, pa que sepen, que núa side une chine
comequiere, y mañanaa, naides lus digue, quiés arriemade ni reviente el male ley”. Luego
llorando guarda nuevamente todo, le pone llave, entregándoles esta a su hija; los
“Mensajeros”,, hacen conducir el baúl al dormitorio y, a continuación, -traen al novio al
centro de la sala, en cuyo sitio permanece depié, para recibiír “EL Mane Tapáu” que le ha
traído su parentela.
13
Esta “mane tapáu”, consiste por lo general, en camisas, calzoncillos, ponchos,
alforjas, paños de cara o manos, pañueleso,&, a veces ental cantida, que parece un
mercanchifle cargado de abundante mercadería.
COSTUMBRES ABSURDAS QUE OBSERVAN LOS INDIGENAS DE ETEN
Cuando una china está en meses mayores, contrata los servicios a una Comadrona,
que ellos denominan “Partere”, o “Sobadore”, para que la asista en su alumbramiento.
Si el recién nacido es del sexo masculino, al que ellos llaman “varunciete”, la
parturienta recibe los cumplidos de toda la parentela y tiene derecho a ocho días de dieta, a
base de caldo de gallina, arroz jugoso con la misma ave, chocolate y atención esmerada por
parte de su marido y demás parientes.
Pero, si es de sexo femenino, al que denominan “chinite”, entonces, se burlan de
ella, y entre broma y broma, le dicen: “Cicuniente, male ley has reventade, mejore seríe que
jueres prestade su camise o justán a tu vecine pa que tienseñe hacer varoncites”, china esta,
que sin duda, solo ha dado a luz hijos hombres.
En este caso, solo le permiten que guarde cama por tres días, durante los cuales le
dan como dieta, caldo de mondongo de res, arroz suelto con carne de cabro castrado que le
dicen “Capáu o Capade”, y chicha ordinaria de la llamada entre ellos “Aguade”.
Ella, tiene que trabajar para pagarle a la “Partere” sus servicios y hacer sus demás
menesteres.
Si el rerecién nacido se torna llorón, le atribuyen muchas enfermedades, cuyos
nombres y sistema de curación, ellos les asignana el que les sugiere su mente las mñs
comunes son: “El mal de siete diyes; la Ganguere; el Oje; el Cuchaque; el viche; el Mal
vietne, el Espante; el Dañe.
Para la curación d todas estas enfermedads, hay chinas y cholos que en el concepto
de sus “paisanes”, son los únicos que las curan, por este emotivo, son refractarios al
Médico.
Pero, es justo, dejemos constancia, que a partir del año 1922 que el Dr. Don José
Ignacioio Portocarrero Carrasco, desempeñaba el cargo de Médico Sanitario del Puerto,
Villa Eten, Monsefú y Reque hizo una plausible labor catequizadora, y consiguió, después
de vencer toda clase de supersticones, costumbres y resistencias, que l os indígenas de
ambos sexos y edades en su mayor parte, ocupan profesionales, tomen medicamentos
aconsejados por la ciencia para combatir las enfermedades y que les pongan inyecciones.
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Vamos a suponer, que una criatura recién nacida, llora varias veces en el día y la
noche, y que esto, lo consideren las “Curanderes”, El mal de siete diyes”, ésta, lo Copaiba,
para ellos “Copáu”, luego, la cubren bien con una torta de algodón pardo que lo zahuman
con alhucema, y lo abrigan con bastantes trapos de lana, dejándolo así hasta el día
siguiente, que si a seguido llorando, muelen hasta convertir en pasta, las pepitas del
algodón y se la embadurnan al bebe en su cabeza, volviendo a empaquetarlo como el día
anterior, y recomendado a la familia, que no hagan ruido de ninguna clase, por que “siá
rajade la cabece del cholite, cun el mal de siete diyes, y siaguen buye, tape su gete”. Es
decir, que se les muere.
Si dentro del tercero día, el enfermito según éllos no ha mejorado, entonces,
suponen que “Está cun Ojé, y procede a ponérselo sobre las faldas, y después de
persignarse,lle hacen varisosignos cabalisticos con la mano derecha, misitante y el
cuerpecito, un huevo fresco o huero de pato, el que después rompen en una palangana, le
aplican un poco de agusa fresca y tomándole primero, un brazo y después tiene que ser la
izquierda, isucesivamente baten todo con ellas hasta que levante espuma, la que es arrojada
a media calle, o en algún sitio traficable, dizque, “Pá que le viente se yeviel mal y cure el
cholite.”
Cuando el niño esta resfriado y n o puede respirar con facilidad dicen que está “cun
ganguere”, lo primero que hacen es absorverle con la boca puesta sobre la naríz, los mocos
que contenga, y luego, machucan con los dedos un insecto que llaman “Agüelite”, y hacen
que el bebe lo huela, por que así dicen que sana.
Si a medida que tiene mayor edad, el niño es dormilón o comedor de dulce dícen
que está “Cun viche”, y para curarlo, le introducen con el índice envuelto en algodón con
alcohol, a los hombrecitos en el ano, y a las mujercitas en la vulva, con lo que los vuelve
locos de dolor y lloran desesperadamente, hasta que quedan dormidos. Este es el motivo,
por el cual, existen muchas chinas desvirgada prematuramente, cuando se casan sufren
maltratos de su marido, por que él lo atribuye a causa distinta.
Conozco casos, en que, cuando un niño o niña de cierta edad, comete alguna falta, o
no avanza en el tejido de sombreros, es suficiente que le dígan: “Hoy tieche víche so
gedionde”, para el pobrecito o pobrecita, enmiende el rumbo, tal es el miedo y el terror que
seinten son solo oírlo como amenaza.
Cuando el bebe está estético, le introducen por el ano una vela de sebo repetidas
veces, para hacerlo defecar, por que no les gusta purgarlos.
El “Espante, el Daño y el Mal Viente”, son enfermedades que los indígenas recurren
a los Brujos y a ciertas “curanderes”, para que se las curen, los que saben sacar muy buen
partido de estas de todos estos incautos que caen en sus redes.
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El “Chucaque”, cuando tiene dolor de cabeza, le dan masajes sobre el cuero
cabelludo, y tomando pequeñas porciones de pelo entre los dedos, se los tiran hacia arriba o
a un costado, repitiendo esta operciòn en varias partes de la misma, tirándoles las orejas
para abajo suavemente y finalizando su trabajo, tomándole el mentón con una mano y,
conla otra la parte del cerebro, haciéndosela mover de izquierda a derecha paulatinamente,
hasta que en una de esas, se la empujan rápidamente a cualquiera de los dos lados y se la
sueltan.
Cuando el “Chucaque” es el estómago, o lo que es lo mismo un cólico, ponee
bocarriba al paciente, sobre su cama, le hacen que se baje el pantalón y el calzoncillo, y se
levanta la camisa y la camiseta si la tiene, luego le dan un masaje en todo el vientre;
después toan el tabaco de un cigarrillo, una cabeza de cebolla pequeña y un poquito de sal
molida, todo lo que desparraman sobre la barriga del enfermo y vuelven a mazajarlo hasta
reconcentrar en el ombligo todos los susodichos ingredientes, y ya con el pulgar o con el
índice y el mayor unidos, le hacen un movimiento de rotación hundiéndoselo así todo lo
que pueden; y finalmente lo hacen que se vuelva de espaldas bocabajo, para masajeárselas
también, y le dan a beber un poco de zumo o jugo de sauce verde con un poco de sal, que
les provoca nauseas y los dejan adoloridos con tato machucón.
Como esta gente es muy supersticiosa, es susceptible al engaño, y por eso, los
“vivos”, han formado una apreciable legión con el nombre de “curanderes, santiguadores y
Mestres o Brujes”, que los explotan a maravilla, y ejercen sobre ellos tal influencia, que son
sus fanáticos, porque les creen a pié de juntillas todas las farsas que les dicen y obedecen
ciegamente lo que les mandan.
Con esto, no quiero decir, que todos son iguales, porque también existen muy
honrosas excepciones; pero, desgraciadamente, estas están en mínima escala, y aún, a la
fecha, todavía, subsisten estas absurdas costumbres, que ojalá, pronto desaparezcan, para
bienestar prestigio de ese pueblo y de todos sus habitantes, entre los cuales, contamos, con
muy buenos y respetables amigos, dignos de toda nuestra consideración y aprecio.
EL BAUTISMO
En la Villa de Eten, acostumbraban los padres del bebe, buscar como padrinos del
bautismo de sus hijos, a personas que según ellos, fueran personas influyentes, de cierta
posesión económica o que estuviera investida con algún cargo de autoridad, tanto para
contar en caso dado con su apoyo; cuanto para que le regalen el ajuar al ahijado y su buen
capillo a toda la páretela.
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El día en que se iba a realizar el bautismo, la madre del bebé, le entregaba la
criatura a la madrina, solo en camisita, para que ésta, se encargara de poerle el respectivo
ajuar que desde luego, ya debería llevar consigo, salvo que la madrina fuera novel en esta
clase de costumbres, en este caso, tenía que pagar su noviciado y experimentar la sorpresa
consiguiente, así como las miradas desdeñosas e interrogativas de todos los parientes de sus
futuros “compadritos y cumadrites” que pa esta clase de actos, se reunían desde las
primeras horas del día indicado, dispuestos a recibir el consabido “capiye” que se creían
con derecho a reclamarlo a fuerza de vela y a sol y sombra.
Este era un poderoso motivo, para que ya muchas personas escarmentadas, no
aceptaran la repetición de tal deferencia, y que se lo adviritieran a sus amigos y familiares,
para que estuvieran prevenidos en caso de que aceptara el padrinazgo de algún indígena.
Vestido el bebe, por la madrina esta se los entregaba a la ama que debía llevarlo a la
Iglesia, y a continuación se iniciaba el desfile encabezado por los padrinos y seguidos por
todos los parientes de los padres y multitud de palomillas entre los que no faltaban hasta
padres de familias, que tan luego el sacerdote daba por terminada la ceremonia bautismal,
comenzaba la vía crucis de los padrinos, a los que los rodeaban completamente, pidiéndoles
a gritos el capillo.
Si por desgracia para estos, o se habían provisto con anticipación de buena cantidad
de centavos para obsequiárselos a los pedigüeños, entonces, menudeaban los siguientes
insultos: “Capiye padrene, bulsique rancáu; si no tegues medie, pa que tegues hijáu”, luego
lo tiraban del saco y hasta querían desfaltricarlo.
Otros, alentados con la primera embestida, le gritaban en coro, “Capiye padrine,
deíguéme tuisté, quiamí no miá dáu; pur que no me deigue , se muere su hijáu”, y hasta les
arrojaban a los padrinos puñados de tierra acompañados de frases hirientes, que les ponían
a los pobres con las orejas más rojas que brazas de candela y los hacían sudar a chorros de
tanto que forcejeaban para poder caminar.
Yo he presenciado casos, en que el padrino, herido e su amor propio y, ante la
insolencia de los granujas y de todos los maganzones que los azuzaban, se negaron
rotundamente a darle un solo centavo, y para evitar mayores ultrajes, alguno de los
acompañantes, tuvieron que tirarles a larga distancia, puñados de monedas a fin de los
dejaran caminar.
Ahora, en el caso de que los padrinos fueran bondadosos y accequibles a la
demanda de los pedigüeños, estos nunca se daban por satisfechos, y a cada instante, exigían
que les dieran más.
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Las dichas improvisaciones, tenía como fin, dedicárselas indirectamente o
directamente, a determinada pareja de bailadores, para que éstos, les dieran su gratificación
en efectivo o les convidaran su copa de licor.
Una vez asistí en calidad de invitado, a un bautizo, del que fue padrino un amigo
mío, en compañía de su enamorada; pareja esta, que los padres del niño, tenían bien
estudiada, y fácil de explotarla, dadas las circunstancias que mediaban entre ambos
enamorados.
Mi citado amigo, cuando se le solicitó su venia para apadrinar dicho bautismo, y se
le dijo que su compañera sería su adorado tormento, o se hizo repetir la solicitud y hasta
abrevió el plazo con el fin de tener la oportunidad que él ansiaba para satisfacer sus más
caros anhelos, de poder pasear en público y de brazo con su predilecta; hablarle de cerca
sobre sus proyectos y arrancarle una satisfactoria y definitiva declaración, que pusiera fin a
sus cuitas.
Entregados ambos a su idilio, él, durante el trayecto, casi maquinalmente les
arrojaba a largas distancias puñados de centavos a los palomillas y, hasta parece que le
encantaba que le fueran reteniendo el paso, para ir aprovechado el tiempo.
Que los capillos fueron de consideración no cabe la menor duda, pero, se olvidaron
de darle a los “Menestres” su parte. Entonces el cantor, se la guardó para cuando saliera a
bailar la primera marinera, que por regla general y de ordenanza, eran los llamados a iniciar
el baile.
Llegado ese momento, el susodicho cantor, les cantó con estentórea voz lo
siguiente:
(Estribillo)
“Están bailando amor miye
Lus padrines del hijáu,
Pere ningune miá dáu
Hastore mi capiye.
“No seyen tan citateres
Cuneste chole cantore
“Come pué taitite
Siguen bailande,
Y olviden al cholite,
Questá cantande.
Saque de tu bolsiye
Veinte centades,
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Que no luan dáu hastore
Ni chice pa su güerguere”.
Yiécheles a larpe
Come capiye”.
El padrino, se abrió en quinta, y le tiró sus cuantas monedas de plata, que o pudo
aprovecharlas ninguno de los “Mestres”, porque la palomillada, se abalanzó a recogerlas y
se armó una pelotera, que el pobre instrumento resultó seriamente averiado y algunos
contusos. Para seguir la fiesta fue necesario contratar obra arpa y echar puerta afuera a
todos los granujas para poder bailar.
Si por desgracia se muere el ahijado, el padrino tiene que correr con los gastaos del
sepelio y, contribuir la madrina con la mortaja y flores para adornar el altar donde se van a
velar los restos.
Después que el cortejo regresa del cementerio, los padres eligen a la pareja, que ha
de apadrinar la ceremonia del desarme del altar, par que estas a su vez, manden por el
aguardiente y paguen la música que amenice la jarana que se debe formar, para bailar el
“angelite que a dide al ciele pa lumbrarce el camine a sus taite, asine como a su mame y sus
padrines, el diye que mueren, pa que mia me siñore lus tengue en su gracie”.
Después de cada baile, hacen recuerdos del muertecito, lloriquea la madre y la
parentela, para reanudar la bebida y el baile, hasta altas horas de la noche, que para retirarse
cada uno a su casa, encienden los hombres un cigarrillo “para que no le vaigue espantare el
alme”.
Al padrino que se le mueren dos ahijados, no lo vuelven a buscar más porque dicen
que tiene “MALE MANE”.
EL PRIMER CORTE DE UÑAS
Cuando la madre ve que su nene tiene grandes las uñitas, se pone de acuerdo con su
marido, para elegir a los padrinos que se las corten. Por lo general designan a personas que
ellos, sepan que son enamorados o novios, y que desde luego, tengan alguna posesión
económica y social.
Puesto al habla con ellos, le lleva la ñaña para que se las corté, quedando desde ese
momento consagrados como compadres de toda la parentela, y a la vez padrinos de la
chiquillería, a los que les enseña a a que cada vez que los vean, los saluden y le pida su
“centade”.
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Si los padrinos son mano abierta, le regalan al ahijadito, su sortija o sus cuantos
soles, y ya tiene para rato, cuando esté grandecito y los centave.
EL PRIMER CORTE DEL PELO
Una vez que el niño tiene un año, y es abundante de cabellos, le buscan padrinos
para que se lo corte, en esta forma:
El día señalado, arreglan la casa, preparan una buena y extraordinaria comilona,
bastante que beber, y contratan un arpa para el baile.
Invitan a cuantas personas les parece bien, y a la vez le hablan a un peluquero para
que esté listo a la hora que le necesiten.
Una vez que todos está reunidos, se sirve la comida y todos los asistentes pasan a
ocupar sus asientos y o se levantan de éstos, hasta que la ceremonia termine, para proceder
al baile.
Concluida la comida, ponen al bebe sobre una mesa, al que han peinado haciéndole
multitud de moñitos, y al pie de él, un azafate con su respectiva tijera bien afilada.
Entonces, la madre invita a la madrina para que ella le de el primer corte hasta
quedarse con el moñito en los dedos, después de cuya operación, tiene que depositar en el
azafate su respectivo capillo.
A continuación toma las tijeras el padrino, y le corta otro moñito, debiendo doblar
el capillo de la madrina y luego todos los presentes vn cortando los demás moñitos y
depositando también su óbolo pecuniario en la proporción que lo deseen.
Cuando ya todos han cumplido esta ceremonia, el peluquero se encarga de emparejarle el
cabello al bebé, cuya cabecita, se la dejaro los primeros como paal de avispas agujereado a
pedradas por los palomillas.
El padrino le paga al peluquero su trabajo, y la madrina le pone al chico un gorrito
para que le abrigue la pelada, porque se la dejan como bola de billar.
En seguida, comienza el baile, y la madre se lleva al bebé y el azafate a su dormitorio, en
donde cuenta la cantidad de dinero que contiene, si este no alcanza para cubrir los gastos de
la comida, licores y arpa, busca la ocasión para hacérselo saber a su compadre, a fin de que
éste le de el resto y si es tacaño participa a su comadre para que ella sufrague lo que falta, o
lo haga a medias con su compañero.
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LA PERFORACIÓN DE LAS OREJAS es una ceremonia más o menos similar a la
de la uñas, con la única diferencia, de que en ésta sólo hay madrina, la que está obligada a
regalar su par de aretitos, y tampoco se prestan como las otras dos a que las hagan cortar
cuantas veces crezcan y los padres quieran explotarlas y sacar provecho a expensas del
sacrificio de los inocentes que son las víctimas.
MUERTE Y FUNERALES DE LOS ADULTOS
Cuando se produce el deceso de un indígena adulto, lo que ellos llaman “Ya tapade
su gete”, sus deudos proceden a colocar en ambas hojas de la puerta de calle, dos aspas de
género negro, un farol con una vela o lámpara colgada en el umbral de la misa y en el fondo
de la sala dando frente la puerta referida, un túmulo con varias calaveras sobre dos tibias
hechas en género blanco, al pie del cual, colocan una mesa toda cubierta de negro, en la que
ponen al ataúd con el cadáver y cuatro cirios a los costados, que en conjunto representan la
capilla ardiente.
Los deudos cercanos se encargan de darle aviso a toda la parentela de la desgracia
ocurrida para que asistan al duelo. Las mujeres de éstos, o mejor dicho todas las mujeres
que van a asociarse a este suceso, llevan dos cirios enlutados como ofrenda póstuma y
acompañan a llorar y lamentarse a la familia del occiso.
A la llegada de cada acompañante, largan el llanto y sacan a relucir en su dialecto,
todo cuanto conocen acerca de las actividades y costumbres del difunto, haciendo paradas
para tomar chicha, aguardiente o comer lo que les presentan y conversar en baja voz
haciendo comentarios acerca de los motivos que según ellas suponen que ha sido la causa
de la enfermedad y muerte del “Finado o finau”.
Esta cantaleta dura hasta los nueve días que los deudo le mandan hacer su misa y
desarman el túmulo, que este acto ellos le dominan “Bajade de lute”.
Media hora antes de la fijada para conducir los restos del cementerio, llega la banda
de músicos compuesta de saxofón, dos flautas, un bajo cantante, un clarinete, un trombón
de vara, un contrabajo, un pistó y la batería destemplada, la que desde que el cadáver es
sacado de la casa mortuoria hasta que llega al borde de la fosa en que va a ser sepultado,
tocan marcha fúnebre.
Como los indígenas tienen por costumbre, que las mujeres asistan al sepelio, éstas
durante todo el trayecto y hasta que el cadáver queda sepultado van llorando y repitiendo a
viva voz, todo lo que en sus concepto creen que deben de decir acerca de lo que dijo o hizo
el “pobre defunte”.
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Por ejemplo esto: “Páque pue siastemoride taitite, y nus a dejade güaches cumiél
lial; que será de osotros agore cuande estemes en la case, o vaiguemos a la chacre a coger
lus frijoles, las yuques y las caigües pal aguadite y no lus entremes” “Purqué púe siate
mueride, cuando me parece que lus lveigue motade en su perdonesté que lus falte su
respeto, trepade en su piajene, cargado cun suaflafe, con su panque y cun su leñe, &.”
Hecha la inhumación, regresan a la casa mortuoria en la que reinician su llanto sus
lamentaciones y sus juicios críticos.
En seguida, comen, beben y hablan acerca de los bienes que ha dejado el extinto,
opinando, cada uno a su criterio, como se debe hacer el reparto, y quienes son los llamados
a correr con los gastos que les a originado el sepelio.
Si por desgracia de la viuda, aportó a su matrimonio hijos de otros, los legítimos,
ven en ellos a sus enemigos, y tratan de echarlos de la casa lo más pronto posible,
temerosos de que también les reclamen herencia, y hasta no es extraño, que los parientes
cercanos del muerto, hagan lo mismo con la viuda, si ésta, no ha sido ni es de su simpatía.
Pues, a de tenerse en cuenta que, para la mayor parte de los indígenas de cierta
edad, viudos por ejemplo, tiene más valor una mujer, con hijos que estén en estado de
poder servir y que sepan tejer sombreros, porque los explota haciéndolos trabajar a todo
rigor, y guay de la madre, si se atreve a protestar, porque también ella, sufre las
consecuencias y se expone a que le enrostre su pasado.
LO QUE SO LAS COFRADÍAS
Las cofradías o hermandades que se forman en la Villa de Eten, y que yo he
conocido allá por el año de 1898 y aún hasta la fecha, no tienen como muchos suponen,
sanos fines religiosos, sino, más bien, pretextos para rendirle homenaje a Dios Baco, como
vamos a verlo enseguida.
Un grupo de los más VIVOS, se ponen de acuerdo para formar una hermandad bajo
la advocación de “San Armando Líos”, santo que nadie conoce pero que a ellos les
conviene explotar y basta.
Co su botella de cañazo o anisado y su copa respectiva, visitan en la madrugada, a
todos los tontos que tienen catalogados en su libreta de apuntes, y tocándoles la parte débil,
les hablan de sus propósitos, de los milagros de su santo patrón y de la conveniencia de que
sean sus devotos, para celebrarle su fiesta, en determinado día, que cuando menos es el del
cumpleaños, del Cabecilla, para lo cual, le piden que señale el monto de su limosna, a fin
de anotarlo en el libro de inscripción de la Cofradía o Hermandad que ellos han formado.
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Luego, le sirven una copa y después que algunos de ellos se la bebe, le sirve otra al
visitado, para que haga lo mismo, si la recibe y se la seca, ya cayó en la trampa, y le
asegunda otra, para que quede bien “gierrade”, o sea comprometido formalmente.
Cuando ya han hecho buena casa de esta clase de incautos, cuya contribución
asegura los gastos de la festividad, van en pos de las personas principalmente mujeres, para
comprometerlas a que cada una, durante los días que dure la payasada, les den que comer y
beber sucesivamente a todos los miembros de la susodicha hermandad y a los músicos; y a
otras, para que contribuyan con ramos de flores, velas, adornos, misas, &, &.
Después, buscan a los que pueden darles cierta cantidad de libras de cera para hacer
velas, cuya labranza la llevan a cabo en la casa de la alguno de estos tontos que a la vez
tienen que darle de comer y beber a los Mayordomos y demás componentes de la Cofradía
después que ha hecho explosionar en el espacio media docena de cohetes surgidores que
denominan “diarranque”, son los que indican que ha quedado terminada la labranza
Desde el día que comienzan las novenas hasta el tercero de la octava de San
Armando Líos, vienen quemando cohetes frente a la puerta de alguno de los devotos que
están de turno, haciendo que la banda de músicos toque cualquiera pieza que sea de su
agrado y si se ofrece, alegres marineras que los paisanos las bailan de cualquier manera.
A partir de la víspera, los mayordomos presididos por la banda de músicos, y
portando un báculo el que está de turno, visitan a todos sus compañeros invitándolos a misa
y demás ceremonias religiosas que tienen programadas.
Las medidas, estampas y cordones conmemorativas de su milagrosa imagen, las
venden exclusivamente los mayordomos, los mismo que la limosnas y ofrendas que
depositan los fieles, las recogen y guardan ellos.
El tercer día de la octava, se reúnen en casa del devoto respectivo y después que
comen y beben hasta no poder eligen a los que entre ellos van a ser los mayordomos para el
siguiente año, a fin de que estos vayan buscando con tiempo a cuantos mentecatos puedan
pescar para celebrar a sus costillas la fiesta del pobre santo cuyo nombre explotan.
Como estas fiestas no tienen otro fin que el de la borrachera, el pueblo no recibe
ningún beneficio en su ornato público, pues por el contrario sus calles se convierten hasta
en reservados comunes y los devotos entrampados hasta las orejas.
Todas las aves que con tanto trabajo cuidaron durante el año, pasaron a los
estómagos de los miembros de su cofradía o hermandad y cuando termina la fiesta, su
familia no encuentra ni las plumas para consolarse.
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Estas son en puridad de verdad las famosas cofradías o hermandades que tanto les
agrado a los oriundos de la Villa de Eten que a nada bueno los conduce, pero, que les tienen
ley.
LAS MINGAS
Las mingas, están constituidas por grupo determinado de indígenas, que de mutuo
acuerdo, se prestan entre sí, servicios recíprocos y también aceptan trabajos de tal índole
por contrato a particulares, para invertir su producto, en la celebración de alguno de los
tantos santos que, los mayordomos o gerentes de las llamadas cofradías o hermandades, los
comprometieron como devotos.
Por ejemplo: un agricultor necesita peones para desyerbar su arroz o para hacer
cualquiera otra faena en su chacra, busca al cabecilla de alguna de estas mingas, al que le
participa, lo que desea; éste de acuerdo con sus comparos, hacen una visita ocular y ajustan
con el interesado el precio respectivo.
Desde el día que van a dar comienzo a la obra, hasta que la terminan, cada uno porta
sobre el hombro su herramienta necesaria y presididos por un cholo, que lleva en la diestra,
una cruz de caña brava y, a manera de bufanda un cabestro, que le dan la jerarquía de
caporal, a cuyo costado, lo acompaña otro cholo tocado un pito de carrizo y un tamboril de
más o menos de ocho pulgadas de alto, por otras tantas de diámetro que lleva pendiente del
dedo meñique de la mano izquierda que es con la también sostiene el pito, sirviéndole los
demás dedos como llaves para dar las notas de las piezas que toca, y en la derecha un
palillo a baqueta, con el que le da acompasados golpecitos al tamboril, que hace de batería
y de dos en fondo, marchan al lugar de su destino todas las mañanas para regresar en las
tardes a casa del caporal a tomar sus cuantos mates de chicha y retirarse de cada cual a su
domicilio.
Cuando llegan al trabajo, hacen alto; el caporal, pone la cruz bien plantada en el
sitios más alto que encuentre en el terreno, y en los brazos de esta, el cabestro.
Enseguida, a golpe de pito y caja, comienzan y termia la faena de cada día,
comiendo y bebiendo a intervalos, lo que sus mujeres les llevan preparado, o les cocinan
allí, las personas que el dueño del trabajo, manda con ese fin según su contrato.
El día que terminan el trabajo, se reconcentran todos frente a la cruz colocan sus
herramientas a un costado en forma de pabellón, se descubren ate ella, y de uno en uno l
doran sucesivamente, pasando luego a sentarse alrededor del mantel o manteles que están
tendidos en el suelo, para comer lo que les hayan preparado y beber su chicha.
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Terminado este acto, el caporal, hace que recen el bendito, y a continuación, se
encamina a la cruz, tomando el cabestro en la diestra, va llamando a su lado a todos los que
durante la faena estuvieron sacando la vuelta o no hicieron bien la tarea que tuvieron a su
cargo, increpándole su conducta, y ordenándoles que se crucen de brazos, les faja tres
pencazos bien sentados en las posaderas, con el aplauso y el beneplácito de sus demás
compañeros que se ríen y se burlan de ellos , secundados por músico que toca una alegre
diana o una marcha.
Acto continuo, recogen sus herramientas y vuelven al pueblo quemando cohetes en
el trayecto, con los que indican, que la minga ha terminado el trabajo y esto da motivo, para
que en casa del caporal, se propinen su buena mona y bailen hasta altas horas de la noche.
El íntegro de la contrata, pasa de hecho, a aumentar los fondos de la cofradía a que
pertenezcan.
Por este mismo sentido, son las mingas de sombreros, las de materiales de
construcción y todas aquellas que realizan como pretexto para justificar sus borracheras,
más que los beneficios que les reportan o pueden reportarles.
COMO HE VISTO YO ELABORAR LA CHICHA
La chicha, como bien lo saben todos, es una bebida fermentada de cualidades
tóxicas degenerantes, que los indígenas la usan hasta para lactar a sus bebés cuando quieren
hacerlos dormir para dedicarse a sus quehaceres o jolgorios, sin importarles las funestas
consecuencias ni el mal que le causan a esos pobrecitos inocentes, que desde que los
engendran, ya llevan consigo el germen alcohólico que se transmiten por atavismo fatal de
generación a generación.
O tengo la menor intención de herir las para mí, muy respetables suceptibilidades,
de los que se crean ofendidos con mis juicios críticos pero lo hago, con el sao y patriótico
propósito, de que los poderes públicos y todos los buenos hijos y vecinos de esos pueblos
desamparados como el de la Villa de Eten, tomen nota de lo que denuncio, y traten de
remediar en la mejor forma, los males que se ciernen sobre los que consumen esta
repugnante bebida.
He aquí, como he visto yo preparar la chicha:
1. Hacen germinar en arena húmeda, una gran cantidad de maíz colorado hasta que sus
raíces y hojas, han alcanzado uno o dos centímetros de largo; luego lo tienden sobre
los tejados de sus chozas, para que los refrigerios del sol lo sequen bien y, los gatos
lo usen como cama y receptáculo de sus urgentes necesidades, idem de los
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gallinazos y de las ratas que tanto abundan en estos trigales de Dios, icluso el polvo
que los cubre piadosamente.
2. Cuando ya está seco, lo recogen poniéndolo el saco para llevarlo a los molinos ad
hoc que los pulverizan con todo lo que contiene, convirtiéndolo en lo que
denominan: “Jorge”.
3. En su casa, lo mezclan con abundante agua, ya sea de la que discurre por las
acequias o de las norias que nunca les falta en su corral, en una olla de barro
calcinado, que en conjunto llaman: “Taberne”, en las que lo cocinan por espacio de
6 a 8 horas consecutivas, agregándole algunos, astillas de taczana, o ramas de una
planta que se conoce con el nombre de “Vichayo”, la primera según dicen, es, para
facilitar la fermentación, y la última para que los que la consuman sientan insaciable
sed y la sigan tomando.
4. Cuando ya está frio el cocimiento, cuelan el líquido en unos crudos de yute o
balletas de lana, (que por lo general sirven para otros usos) depositándolo en unos
porrones que les dicen “Murlos”, en los que dejan que se asiente el sedimento, para
extraer cuidadosamente el líquido de encima que lo endulzan con miel de caña y
después que lo dejan fermentar varios días lo embotellan dándole el nombre
“Clare”.
5. El resto, lo trasegan a otros depósitos que llaman “Chapes” el que endulzan y
venden fermentado a medida que sus clientes con el nombre de “Colade”.
6. El afrecho lo vuelven a cocinar con regular cantidad de agua, y cuando está frio, lo
endulzan y venden con el nombre de “Chiche Agüade” mucho más barato que las
dos anteriores.
7. Algunos industriales de ese ramo, le agregan al cocimiento, mayenes, patas de res y
hasta gallinas, cuando las necesita para su consumo personal o para celebrar alguna
fiesta familiar.
8. La venta de la chicha, la anuncian colocando en el umbral de la puerta de calle o del
callejón de la misma, una figura de cualquiera animal hecho y pintado en hojalata,
adornado con flecos de papel de colores vivos, y si la vendedora está de luto, le
ponen negro.
9. La del “Agüade” la indican colando una caña brava en forma oblicua sobre una de
las hojas de la misma puerta, con un manojo de ramas de una planta conocida con el
nombre de “chope”, otras veces las sustituyen con las de mamey o naranjo; esta
chicha sola la consumen los pobres y las chinas que dan a luz mujercitas.
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10. Cuando se concluye la venta de la chicha, cuyos residuos quedan en el fondo de los
“chapes”, los juntan todos y, los ponen nuevamente a cocinar, agregándoles buena
porción de agua, por un par de horas, cocimiento que después de colado y frio, lo
endulzan, dejándolo fermentar por unos dos o tres días, el que con el nombre de
“San Juan”, la “Parcera”, calificativo que le dan a la chichera, casi se lo obsequia a
sus parroquianos que le apuraro la venta de toda su tabernada.
He conocido cholas, que le echaban a su chica, bicarbonato de soda o cal viva,
según ellas para aligerar la fermentación y hacer que levante bastante espuma
cuando la sirven.
También he tenido ocasión de comprobar, que hay otras, que tan luego está
en fermentación la chicha que han endulzado, le ponen huesos de falanges humanas
amarradas en un trapo en el fondo de los “chapes”, disque, para que la pruebe, no se
retire rápidamente y siempre vuelva a beberla con mayor avidez, pues, creen, que
estos los atraen a los borrachos, como el imán al acero.
Queda plenamente demostrado, que la chica tal como yo la he visto preparar,
no es la bebida nutritiva, fortificante y alimenticia que muchos se suponen, ni se
igualan a la que elaboraba y consumían los incas, porque según los estudiosos
practicados por el sabio arqueólogo alemán, Sr. Enrique Brüning, de quien tuve la
honra de ser amigo y colaborador oficioso, durante el tiempo que el residió en la
Villa de Eten, la chicha de los incas era solo de maíz bien germinado, cocido y sin
más dulce que el del mismo grano.
En la serie de artículos que yo publique el año 1924 en el diario “La tarde”
de Chiclayo, sobre diversos tópicos regionales, he denunciado esto y, aún opiné en
el sentido, de que por humanidad y por patriotismo, se dictara una ley, que prohíba
terminantemente la elaboración de la chicha de jora en la forma que hasta la fecha
se sigue haciendo en el departamento de Lambayeque, o en su defecto, se le creara
un impuesto progresivo semestral o anualmente que doble el que tuvo el año
anterior, para de esta manera, elevarle el precio a tal extremo, que la convierta en
artículo de lujo, poniéndola así fuera del alcance de la clase trabajadora y de la
media también, porque en este sector, es notorio que tenemos muy apreciable
número de consumidores, que, como ignoran como la elaboran, la beben,
creyéndola una especialidad.
Y propuse también que solo se permitiera, que la elaboraran como lo hacían
los incas, para que la raza indígena contemporánea, y sus descendientes, sean
fuertes y sanos, para que contribuyan al engrandecimiento patrio y a su propio
bienestar común.
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LO QUE SON LOS PANDEROS
Un día del mes de marzo de 1900, un amigo me invitó la que lo acompañara
a la inauguración de un Pandero de $500.00, quinientos soles de plata, encabezado
por un destacado financista a quien llamaremos Don Ambrosio Lancetilla, a quien
asesoraba su dignísimo secretario Don Pío Rebusquillas a quienes Dios crió y el
rabudo juntó para desplumar a cuantos incautos cayeran entre las mallas de su red o
entre sus filudas garras.
El citado amigo era nada menos que uno de los arrastradores que tenía a su
orden el honorable señor Lancetilla, en cuya casa, se erguía sobre el techo de la sala,
o mejor dicho, en la cornisa de la puerta de la calle, una hermosa caña de Guayaquil
a manera de asta, en cuyo extremo superior flameaba al tope una gran bandera
blanca con la siguiente inscripción: “Pandero de Don Ambrosio Lacetilla,
compuesto de 125 socios, que pagarán S/. 4.00 semanales cada uno y el favorecido
está obligado a dar comida y chicha par todos sus consocios”.
En el reverso tenía pintado, una mesa sobre la que se veía mates para beber
chicha, botellas y vasos; en uno de sus costados una arpa y otro una botija, con lo
que significaba la obligación de los asociados, según la explicación que me dio
ladinamente mi invitante, que sea dicho de paso, me creyó un manso y tuvo la
candorosidad de quererme catequizar.
Cuando estuvimos en la casa del Jefe Panderista, me presentó a él y a su
secretario, quienes me recibieron con muestras de la mayor cortesía, poniéndose a
mis órdenes y brindándome asiento.
Luego se hacían lenguas hablándome de la ardua misión que tenían a
cuestas, todo por hacerles el bien a sus asociados, enseñándoles el ahorro y las
ventajas que este sistema les reporta, así como las facilidades que el cabecilla les da
cuando se atrasan el e pago de sus cuotas semanales, cobrándoles solamente el 10%
“Cade oche díyes”
A medida que me ponderaban las excelencias de su industria, iban llegando
cholas y chinas, las que después del saludo le entregaban al señor Lancetilla los
cuatro morlacos sonantes contantes, que él deposita en una especie de cofre,
mientras que su secretario anotaba la entrega en una cuartilla de papel de despacho.
Los que no asistían personalmente por alguna emergencia mandaban su
cuota con sus parientes, hasta que se completó el número y los quinientos soles
pasaron a depositarse en “Baule” del cabecilla.
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Esta suma por ser la de inauguración del Pandero, queda íntegramente a
favor del jefe o cabecilla del pandero, sin cargo de reciprocidad.
En seguida el secretario, dio lectura a la nómina de los socios, resultando que
los diez primeros números corresponden a la mujer, hijo, hermanos y parientes más
cercanos de este moderno redentor, y todos los que ocupa la segunda decena, tienen
que tomar forzosamente otro número de la última decena, es decir, el 11 con el 125;
el 12 con el 124; así sucesivamente.
El que sale favorecido, tiene que presentar una fianza hipotecaria con pacto
de retroventa a favor del cabecilla, o la garantía de persona abonable a su entera
satisfacción. Llenado este requisito tiene que correr con los gastos que le originan
darle de comer, beber y bailar a todos sus consocios por partida doble, porque es
costumbre que los primeros platos y una jarra de chicha para directamente a la casa
de la familia de cada uno de ellos, y en seguida les tiene que servir su parte.
Por consiguiente, esto le cuesta una merma de más o menos la quinta parte
de lo que debe de recibir y si el favorecido es suelto de manos, se abre en quinta y
gasta muchas veces hasta la mitad.
El único compromiso que voluntariamente contiene el cabecilla es el de
agasajar con su media docena de botellas de cañazo, su picante de pescado con mote
o cancha y su botija de chicha, que en aquella época no representaba más de 10 o 15
soles en total el día de la inauguración; pero en cambio, él y su parentela, les sacan
el kilo a sus cabritos.
El día menos pesado se da por quebrado el panderista alegando que los
socios fulano, zutano y mengano, que cuando menos ha pasado a mejor vida,
recibieron el pandero y no siguieron pagando lo que les correspondía; como nadie
tiene la vida comprada, él explota la muerte de aquellos y sin lugar a reclamo.
Otras de las disculpas que también suelen hacer es que el socio X no ha
pagado sus cuotas desde que recibió su primer número; que el socio B se ha
mandado cambiar entre gallos y media noche, en resumen los paganos son los
tontos que contribuyeron para que otros se armen.
Yo he conocido individuos tanto en Eten como en Monsefú, que sólo con
productos de sus combinaciones como cabecillas de panderos se han hecho
propietarios de fincas agrícolas, han derrochado dinero a manos llenas y como gala
han tenido hasta cuatro mujeres en su mismo pueblo.
Por eso, al comprobar, yo estas inmoralidades y negociados tan censurables
y dolosos también los he denunciado en 1924, en el diario “La tarde” de Chiclayo,
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para que llegue a conocimiento de las autoridades superiores del Departamento y de
los Poderes Públicos, para que dicten una ley que ampare el derecho de los coios de
esos panderos y le reglamente sus funciones, a fin de que desaparezca el agio y la
rapacidad que predomina en el ánimo de los que encabezan y explotan
maliciosamente.
COMO SE REBUSCABAN LOS GOBERNADORES
Con muy contadas excepciones, la mayor parte de los que han desempeñado el
cargo de Gobernador en muchos distritos del Departamento de Lambayeque, lo
primero que han hecho es tener como amanuenses o secretarios a cualquier
conocido bribón, experto en papeluchadas y a un Alguacil que conociera al pueblo y
sus habitantes al derecho y al revés.
Instalaban su Despacho en la misma sala de su domicilio familiar y hacían publicar
su Bando respectivo, para conocimiento de todos los de su mando.
Cuando se presentaba algún vecino a demandar a alguien, tenía que pagarle S/. 0.20
al contado rabioso, al Alguacil, por derecho de notificación y otros S/. 0.20 al
demandado por derecho de comparecencia, si ambos litigantes eran indígenas.
Hecho el comparendo y deslindadas las responsabilidades multa al delincuente
desde S/.2.00 hasta donde resistiera éste, porque sino, pasaba a la cárcel amenazado
por el Gobernador para remitirle al siguiente día a órdenes del Subprefecto de la
Provincia.
Pero esta amenaza, no era mas que una treta, por que a cierta hora, el Secretario,
visitaba al preso y le contaba el cuento haciéndole creer que él había intercedido en
su favor, para que el Gobernador no lo remitiera a disposición del Superior
Jerárquico, porque eso le iba a costar pérdida de tiempo, vergüenza y gasto de
dinero en buscar quien lo defienda; que mejor pagara la multa impuesta para útiles
de escritorio y que sería puesto inmediatamente en libertad.
El hecho es que el sujeto era su víctima y hacía lo que él le sugería para evitarse
mayores molestias.
Con este truco ya tenía asegurado el Secretario el 50% de la multa y su respectivo
agasajo por parte de su deudo defendido, que desde luego había contraído con él
una deuda de gratitud.
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Cuando la mini crisis económica estaba aguada para el Gobernador y sus corchetes,
hacía llamar con su Alguacil al “Comisario” o Jefe de Patrulla Urbana, al que le
ordenaba que esa noche con sus hombres, le pidieran boleta de Inscripción Militar a
todo individuo que encontraran en la calle, después de las ocho de la noche y el que
no la tuviera consigo que le pusiera en detención hasta que él fuera a entenderse con
ellos.
Como la patrulla rondaba sólo hasta las dos de la mañana el Gobernador
acompañado por su Secretario iban a las cuatro a visitar a los omisos a quienes les
increpaban su conducta, hacían el simulacro de afiliarlos, tomar sus nombres,
participarles que estaban enrolados, luego salían dejándolos bajo esa impresión por
supuesto nada edificante para los pobres que no tenían ni con quién hacérselo saber
a su familia.
Media hora más tarde se les presentaba el Secretario y después de conversar
aisladamente con cada uno, pactaba el precio de su libertad y el que tenía dinero a la
mano ipso facto se iba a su casa, pero con la advertencia de que guardara reserva,
porque si el gobernador lo llegaba a saber lo haría recapturar y entonces lo
enrolaban en el ejercito.
Esta maniobra les reportaba buena suma de soles y a la mañana siguiente no
amanecia ningún omiso en la cárcel y todo era paz y aquí gloria.
Como el Secretario se ofrecía para darle aviso a la familia de los que en ese
momento carecían de dinero, ellos le daban al dirección y él se encargaba del resto,
por que para eso maestro en la materia y le servía de asesor a todos los novicios que
asumían al mando gubernativo de la población que tenía la suerte de contarlos en su
seno como buenso hijos o vecinos para prestigiarla y administrar justicia con
honestidad (¿?).
Particularmente en la Villa de Eten, en donde estos puestos son
ambicionados por ciertos individuos, para explotarlos a su entera satisfacción.
LO QUE FUERON LAS LLAMADAS PETATERIAS.
Con el nombre de Petaterías, establecieron en la Villa de Eten y aún en Monsefú,
determinado grupo de Caciques de los mismos pueblos, casi desde los albores del
Siglo XIX, enormes salones en el interior de casas adhoc, en los que recluían a
todos los indígenas de ambos sexos y hasta a los hijos de éstos, que les debieran
pequeñas sumas de dinero que les hubieran prestado, para que se la pagaran con el
tejido de sombreros, que ellos, les hubieran prestado, para que se la pagaran con el
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tejido de sombreros, que ellos, les valorizaban su trabajo como les diera la gana, los
mismos que negociaban a otros lugares obteniendo píngües ganancias a expensas de
los pulmones de sus pobres esclavos, a los que hacían trabajar a todo rigor, bajo la
severa vigilancia de un Verdugo, que denominaban Caporal, sugeto este, que, estaba
autorizado para moles a palos y poner en el cepo a todos los que no terminaran la
tarea que les señalara, y aún tenía la barbaridad de zurriagarle sobre las hornas de
madera, los dedos a los niños o niñas que no pudieran hacer bien el tejido de los
sombreros que les encomendaban.
Antes de continuar, es justo declarar, que entre los dueños de esas Petaterías
lo que voy a relatar enseguida.
1. Importaban de Guayaquil, grandes cantidades de paja de mocora, a la que ellos
le ponían el precio de venta que les convenía;
2. Al venderle la paja a los compradores, les advertían la clase de sombreros que
debían de tejer, por que como ellos, eran los únicos que los compraban, y
después de esta industria, no tenían los tejedores en que ocuparse, no había caso,
que hacían lo que les ordenaban, estos señores de horca y cuchillo, a muchos de
los cuales yo conocí, hasta hace algunos años;
3. Cuando se les ofrecían en venta, ellos, les fijaban el precio, calculando que no
ganaran los tejedores más de quince a cincuenta centavos en cada uno, que
según la clase, empleaban de uno a tres días para terminarlos.
4. Si por desgracia, para estos infelices, se veían en la imprescindible necesidad, de
hacerles un préstamo de S/.10.00 por ejemplo, para descontárselos por
dividentos de uno o dos soles semanales, y no cumplirán por que el producto de
los que tejían, solo les alcanzaba para vivir a ración de hambre, los hacían
recluír con su mujer e hijos supieran tejer en su Petatería, para que el Caporal,
los hiciera trabajar a todo rigor día y noche a fin de completar el pedido que sus
clientes les decían,
5. Cuando el cholo que solicitaba el préstamo, tenía hija o mujer que le gustaba al
dueño de la Petatería, no le entregaba a él el dinero, pretextando alguna
ocupación, y le decía que mandara a la víctima que había elegido a tal hora, para
atender su pedido, oportunidad que aprovechaba, para abusar cobardemente de
ella, con la seguridad, de que todo quedaría impune, porque en aquella época,
eran los amos y señores del pueblo y de todos sus explotados.
6. Consumado su crimen, todavía tenían la villanía de anotarle en una libreta, la
cantidad entregada, a cargo del que había cometido su miserable prestamista.
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7. Cuando el ultrajado cholo, hacía la primera entrega, se encontraba con la
inesperada sorpresa, de que su deuda se había triplicado y al hacer el reclamo
respectivo, recibía como respuesta, amenazas y groserías tales como estas “indio
sinvergüenza, ladrón y zamarro; ¡como te permites la insolencia, de dudar, de la
honorabilidad de un caballero como yo. ¿Has crído que soy tu padre o… para
que niegues la plata que te hice el favor de darte, para que aplacaras tu hambre y
el de todos los perros de tu familia, so indio canalla? Fíjate, S/: 10.00 que me
pediste; S/. 10.00 que le dí a tu mujer y S/. 10.00 que te apunté en tu libreta, son
S/. 30.00 soles ¿Qué alegas ahora? Retírate de mi presencia antes que te eche de
aquí a puntapiés, indio imbécil, o te haga poner en el cepo del cogote por
animal; y
8. Si el pobre paria se aventuraba a replicarle, lo hacía poner en el capo de los dos
pies, y trabajar a todo rigor, hasta que pagara la deuda, lo que era imposible que
lo hiciera, dado el bajo precio que ese desalmado le pagaba por el tejido de cada
sombrero, que no le alcanzaba ni para comer; siendo este el motivo porque
muchos índigenas murieron sin poder cancelar su triplicada cuenta, que para
mayor sarcasmo, todavía se la cobraron esos malvados a los descendientes de
sus víctimas, validos a que como eran los Capituleros de todos los políticos
arribistas, estaban con todos los gobiernos, gozaban de influencias ilimitadas y
tenían el privilegio de ser alcaldes, gobernadores o jueces de paz, cuantas veces
les diera la gana o de hacer nombrar al autómata que ellos manejaban a su
antojo y conveniencias.
Por eso también, procuraban mantener como sus cancerberos a ciertos tipos, a
quienes le encomendaban la requisa de sus peones y la de los hijos de éstos, en su
Petatería, para explotarlos, impidiendo así la instrucción de los pequeños para que
sean analfabetos y nunca sepan defender sus derechos.
CONTRATOS LEONINOS
El año 1928 llegó a mi poder y la hice publicar comentándola, una fórmula
conforme a la cual los llamados Contratistas de peones para las haciendas del Valle
de Chiclayo, explotaban la ignorancia las necesidades y la idiosincrasia de estos
infelices, que tienen la desgracia de que los atrapen en sus redes.
La famosa fórmula a que me refiero, dice literalmente esto: “Conste por el presente
documento que yo…………….. hábil y expedito para contratar, declaro que con
esta fecha he celebrado con don……… un contrato de locación de servicios
personales, recibiendo al efecto y adelantado la cantidad de…… soles plata, la que
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me obligó a amortizarla en jornales en la hacienda…. O en el lugar que designe mi
acreedor a razón de……….. por tarea o por día, según la naturaleza del trabajo y
circunstancia del tiempo, entendiéndose que esta locación de servicios es
preferentemente a cualquiera otra obligación, por lo que me someto a la
competencia de la autoridad que designe mi acreedor señor………… para conseguir
que yo pague con mi trabajo personal, la cantidad que hoy recibo y la que en
adelante recibiré en la forma pactada, y para lo que en caso necesario a mi costo se
me hará constituir en el lugar del trabajo que me designe mi patrón y obligándome
además con mis bienes en general a renunciar las leyes y excepciones que pudieran
favorecerme en juicio o fuera de él.
Como se ve por el texto de este documento, el infeliz socorrido, queda maniatado de
pies y manos, condenado a sufrir toda clase de vejámenes, de humillaciones, de
martirios y de sacrificios, sin derecho a reclamo alguno, porque para él no existe ley
ni autoridad que lo redima de la esclavitud a que su Contratista lo reduce.
Y si por desgracia, hastiado de sufrir los rigores de su infortunio, se fugara de donde
lo explotan y maltrata a su amo; el Contratista lo hace perseguir por sus corchetes
que nunca le faltan y, una vez que lo capturen, le recarga a su cuenta los gastos que
según ellos han hecho en su persecución, poniéndolo así en la triste condición de no
poderse redimir jamás de semejante condición y expuesto todavía a que le rebajen el
20 o 30% del mísero salario que lo tiene a ración de hambre.
Ahora sí como consecuencia del rudo trabajo a que se le somete, caerá en el lecho
del dolor para no levantarse más, su pobre y desventurada familia queda obligada a
responder por la deuda que aquel contrajo y nadie ni nada podrá librarlo de esa
interminable cadena que los aprisiona porque sus explotadores están seguros de que
esos parias no serán capaces de denunciar ante las autoridades competentes a esos
agiotistas que trafican con la desgracia, con el hambre y la ignorancia de tantas
víctimas, ni recurrirán a la prensa honrada....... etc.
¿TU HAS VISTO DONDE HA CAIDO EL PROYECTIRL? Si siñorie.
Era Juez Instructor de la Provincia de Chiclayo el Dr. Don Augusto R. Llontop,
Magistrado integérrimo, recto, sagaz o incorruptible que tenía muy elevado
concepto de su misión.
Una tarde, a eso de las 7 y media p.m. mas o menos, se produjo una reyerta
entre varios indígenas con un forastero, en el interior de una chichería, el que para
evitar que lo molieran a palos dio un salto a la calle, creyendo que así se tendría
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libre el camino para retirarse a toda máquina del campo de batalla, que ponían en
peligro su vida; pero, le fallo la suposición, por que los mirones, lo recibieron de
muy mala manera, que no le quedó otro recurso que el de desenfundar su 38, y
hacer dos disparos al aire, para amedrentarlos y aprovechar el pánico para poner las
Villadiego.
Al oir las detonaciones los indígenas, unos se tiraron al suelo y otros se
atropellaron por correr en diversas direcciones, resultando algunos contusos y dos
con ligeras heridas en la frente por haber caído de bruses sobre el sardinel de la
vereda.
A los gritos de “agárrenle, salían muchos cholos a inmpedirle el paso al
“forastero”, el que a medida que corría disparó tres tíros mas, pero, al tratar de
volver a cargar su revolver, un cholo de apodo “Manteca”, se le tiró a los pies, y
consiguió traérselo a tierra, circunstancia que aprovecharon otros paisanos para
desarmarlo y llevarlo a golpes a presencia del Gobernador, que era un indio alto
corpudo y viejo, a quien sus paisanos llamaban “Burro Grande”, apodo que sin
averiguaciones de ninguna clase, lo hizo poner en el cepo de los pies, después de
insultarlo en su dialecto.
A continuación se presentaron al Gobernador los dos heridos, que ya se
habían embadurnado la cara, la pechera y las mangas de la camisa, con la sangre
que le manaron las heridas, y por donde alguien los tocaba, daban gritos alarmantes
simulando que estaban fracturados de los brazos de las piernas y de las costillas,
haciéndose los que se caían cuando sus paisanos los soltaban para hacer la
demostración gráfica de la escena que se había desarrollado.
Inmediatamente el Gobernador, hizo llamar a su Secretario que era un
tinterillo mas borracho y zamarro que él mismo, el que en menos de los que canta
un gallo, lo empapeló al preso hasta las orejas, acumulándole multitud de faltas y
poniendo como testigo presenciales a determinados sujetos que siempre se
prestaban para tales, entre los que figuraba Sebastián Nuntón “a) “Chéteque”.
Puesto al segundo día a disposición del Juez Instructor, y después de los trámites de
ley, hizo comparecer a su despacho a “Chéteque”, al que sometió a un severo
interrogatorio, deduciendo de las respuestas de éste, que era un testigo falso del que
ya él tenía referencias, y para acabarse de convencer, lo invitó a que pasara al corral,
en el que le enseñó un revolver a cuyos cinco proyectiles les había quitado
anticipadamente el plomo, y le dijo: “De manera que tu puedes ver fácilmente
cuando el proyectil sale del revolver y a donde casi”.
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“Si siñorie”, responde el cholo con la mayor naturalidad. “Bueno, díce el
juez, “Ahora fíjate bien por que voy a disparar”, “Gueno siñorie”.-Pum. Hace el
disparo, y le pregunta que si ha visto a donde a caído, y el le contesta
afirmativamente dirigiéndose a la pared en la que hace el que busca la bala, pero
como nunca la iba a encontrar el Juez, le díce: ¿Cómo, tu me digiste que la habias
visto a donde cayo, y sin embargo, no la encuentras?. No importa, voy a disparar
otro” “Fijate bien”, Pum. Anda tráemela”.
“Gueno siñorie” y va para hacer lo mismo, entonces el Juez le dice que por
tercera vez va a disparar, pero que tenga mucho cuidado de ver en donde cae la baja
y dispara.
“Chéteque”, que a cada disparo, daba un salto atrás y ya estaba temblando
como un carrizo, se fue nuevamente a la pared cuyas grietas de los adobes, hundía
el índice y las hurgaba repetidas veces.
Hasta que el Juez, no pudiendo reprimír mas su impaciencia, le díce
cólerico”, mentiroso, tú crees, que a mí me vas a engañar con lo que estas haciendo
ni con lo que me has dicho, hoy te mando preso a la Cárcel para que otra vez no
permitas la insolencia de prestarte para ser testigo falso” “vamos a mi despacho”.
Ante esta amenaza, “Chéteque” se le arrodilla por delante al Juez y con las
manos juntas le díce: “Si es verd siñorie que lus ay engañade, pero no tengui la
culpe, pur que ami siempre me mande mi compa juse timoteye pa que seye testigue,
y puroso hai venide, purque sino llagui me mente en el cepo y no me pague”.
“Perdoneme este siñorie, que le jure que no guelvi a ser mas testigue false de
naides, por lore miame taitite siñorie, no me mandi prese, dejemo dir mi pueblo”,
llorando como un niño que el Juez, comprendiendo el gran sus to que el cholo
experimentaba, lo hizo que se levantara y una vez que estuvo en despacho lo
amonestó seriamente, haciéndole ver el delitos que cometía siendo testigo falso y
después de amenazarlo con ponerlo preso si reincidía, lo dejó en libertad.
Tan luego “Chéteque” estuvo en la calle, las puso hasta la Villa llegando a su
casa como a las siete de la noche echando los bofes por la boca, y no volvió a
prestarse de testigo en el resto de su vida.
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MANUEL MORENO (a) “EL LOCO”, ATAY DE LA VILLA DE ETEN
Estaba en todo su apogeo la revolución de Piérola contra el gobierno del
General Cáceres, en el departamento de Lambayeque, abundaban los Pierolistas, y
hasta los alumnos de las Escuelas eran de su causa, los gobernistas estaban
reducidos al mínimum, pero no obstante esto, existían los dos bandos, y donde
quiera que se encontraban, presentaban combate a piedra limpia; el triunfo era de
los revolucionarios irremediablemente, tanto por el número, cuanto por que sus filas
estaban engrosadas por mocetones de 18 a 20 años de edad, y multitud de granujas
que no respetaban baches.1
Cada domingo o día feriado, los alumnos de las Escuelas del Puerto y de la Villa de
Eten, se reconcentraban en ésta, y asaltaban los parapetos enemigos que
improvisaban los Caceristas, a los que detrotaban con 1
Cada Comandante General, tenía la obligación de hacer acopio de víveres y
de municiones para el grueso de su ejército, y todo prisionero era cangeado por un
“cupo” consistente en pan, frutas o galletas.
frecuencia.
Manuel Moreno, como Jefe de una Compañía, fue comisionado por el
Estado Mayor Revolucionario de la Villa, a conseguir provisiones para un
Regimiento de Caballería que los aliados del Puerto, les ibam a mandar la noche del
24 de Diciembre de 1894, para celebrar unidos el nacimiento del niño Jesús, esto
era, atacando al enemigo en sus poseciones con la seguridad de vencerlos.
Moreno, hizo su excursión primero al campo, y tomó de facto, cuanta fruta
encontró a su paso, y con las debidas precausiones requeridas, se apropió de un
Panal de Pulatos, el que guardó cuidadosamente en un sito reservado.
A las ocho de la noche el Regimiento de Caballería aludido, hizo su entrada
a la Villa, siendo recibido desde las afueras por sus colegas en medio de atranadores
hurraha y sonoras palmas, acompañadas de vivas al triunfo de su causa. La Banda
de Músicos de los revolucionarios de Eten, compuesta por mas de cuarenta
profesores de rondín, pitos, latas peines escarmenadores forrados con papel de seda
y, tubos de metal, tocó alegres dianas, y con una marcha militar capáz de volver
loco a un sordo mudo de nacimiento, los condujo a su cuartel que estaba ubicado en
la parte Este de la población.
1
Baches: En el texto original la palabra estaba borrosa.
37
Amarrados los caballos de palo de escoba y los fusiles puestos en pabellón,
se mandó romper filas, y se dio comienzo a la distribución de víveres a los recién
llegados.
Moreno, dándose cuenta que muchos se iban a quedar sin parte, pidió
permiso y salió al mando de diez soldados de su confianza, con dirección al sitio en
donde tenía guardado el panal, y una vez que lo tenía en la mano, dispuso que sus
hombres entraran a la tienda del chino Atay, y cada uno pidiera rosquitas, pan
sardinas, galletas, bizcochos, cigarrillos y fósforos, que el se encargaría de pagar
todo, advirtiéndoles, que tuvieran buen cuidado de asegurar lo que pidieron y que
estuvieran listos para correr puerta afuera, tan pronto él les diera la voz de “ya
vienen las tropas del gobierno”.
Hecho y dícho, cuando cada uno tenía su respectivo paquete debajo del
brazo y hacía la apariencia de sacar el dinero para pagar lo pedido, aparece
intempestivamente, Moreno y les grita, “muchachos, corran que ya vienen las tropas
del gobierno”, y a continuación tira con violencia el panal sobre el mostrador,
volando en distintas direcciones los pulatos y acribillando a picotones al chino Atay,
que tuvo que tirarse al suelo y gritas no solo de rabia sino de dolor, por que los
pulatos le habían puesto los ojos como globos de carnaval y las orejas y los pómulos
como papas amarillas.
LA GERINGA DE MISIA ELVIRA
Misiá Elvira, era una anciana muy popular en el Puerto y Villa de Eten, que se
dedicaba a la curación de enfermos con yerbas caseras, y a la vez hacía de
comadrona, habiendo adquirido tal práctica, que siempre se veía solicitada por
numerosos clientes de ambos sexos, y día tras día su prestigio iba en aumento, por
que en aquellos tiempos idos, estos pueblos no tenían médico permanente ni
profesora de partos. Por consiguiente, aquí tenía plena justificación ese sabio
aforismo que dice: “En la tierra de los ciegos de tuerto es Rey”.
Era el año de 1894, un día a eso de las 7 de la noche, una chola de la Villa de Eten,
cuyo nombre o apodo no viene al caso, le solicitó apresuradamente sus servicios a
Misiá Elvira, para que atendiera a su hijos “Agüadite”, que se encontraba muy mal,
por que “Había golpiado el alma en la madrugada de los otros diez, y estaba ya pa
tapar la gete”.
Como Misiá Elvira, estaba autorizada para usar el carrito de mano de la Cuadrilla
del Muelle o el de la reparación de la línez, ordenó a sus conocidos “muchachos”,
38
que se lo alistaran, mientras ella se cambiaba de indumentaria y proveía su maleta
de las medicinas y demás artefactos que el eran indispensables para cualquier caso
de emergencia.
En menos de media hora, ya todo estaba lista, y emprendió el viaje con toda
celeridad hasta la Estación de la Villa, en la cual sus “muchachos” procedieron a
desarmar el carrito piniéndolo a un costado de la línea como medida precautoria
hasta el regreso, y la emprendieron al domicilio del enfermo, al que iso facto,
examinó minuciosamente Misiá Elvira, llegando al convencimiento de que el cholo
estaba con un empacho de la madona, producido sin duda alguna por el exceso de
mote “arrechite”, que había consumido y por otros desarreglos alimenticios que le
tenían postrado en tal estado.
Ante esta conclusión, Misiá Elvira, le suministró un purgante de ricino y dispuso la
clase de agua de tiempo que deberían darle cuando tuviera sed, así como el régimen
alimenticio, con cargo de regresar al siguiente dia, para ver el efecto que le había
hecho y, según eso, darle otras medicinas.
Tenían tan dura la tuza el cholo “Agüadite”, que eran las seis y media de la tarde del
día siguiente y el purgante no podía encontrar salida.
Obvio es decir que el cholo estaba grave y la familia optó, por ver a Misiá Elvira,
para informarla del estado del enfermo, puesto que élla, no había ido en todo el dia
como se lo había ofrecido.
Tal como lo pensaron lo hicieron, la madre del cholo y una de sus hermanas que a
toda prisa vinieron y llegaron en los precisos momentos, que Misiá Elvira, llegaba a
su casa después de atender a una parturienta que había dado a luz mellizos con toda
felicidad.
Verla las cholas, y decirle lo ocurrido, fue cosa de un instante, derramando a
continuación copiosas lágrimas y recriminaciones contra Misiá Elvira, a quien
culpaban de la gravedad de su enfermo, y le pedían que fuera a verlo antes que
“tapare su gete”.
Como ella estaba acostumbrada a esta clase de acusaciones, y no obstante su
avanzada edad y lo cansada que estaba hizo lo posible y se encaminó a la Villa en la
forma que acostumbraba.
Estando en presencia del paciente, lo examinó y comprobó que efectivamente el
purgante no le había hecho efecto, y que algo muy duro le impedía la defecación.
Entonces, resolvió ponerle una enema, y tal como lo pensó lo hizo. Pero, sucede,
que como consecuencia del forcejeo que hacía para introducirle el bitoque de la
39
geringa, que era un aparato de cobre, de dos pies de largo, por tres pulgadas de
ancho, incluso el bitoque que tenía cuatro pulgadas de largo en forma cónica con
una bola en la punta de más o menos tres cuartos de pulgadas de circunferencia,
logró romperle la tuza, y con el fuerte pujado del cholo, lo destapa, y recibe en
pleno rostro y vestido una formidable descarga de los intestinos, que la dejó casi
ciega por largo rato y perfumada en toda forma.
Ante esta inesperada sorpresa, Misiá Elvira, suelta la sinhueso y le propina al cholo
en las posaderas dos terribles geringas que lo hacen evacuar, el resto que le había
quedado de reserva, y con las mismas sale puerta a fuera maldiciendo hasta la hora
en que hizo tal operación.
La pobre Misiá Elvira tuvo que regresar al Puerto, toda confitada, a desinfectarse
como el caso lo requería y a cambiarse de ropa porque ni ella misma resistía la
fragancia.
El cholo “Agüadite”, recobró la salud, y según supe después, no le pagó la curación
a Misiá Elvira, so pretexto, de que con el purgante casi “lo hace tapar su gete”.
“SAMIE” “SAMBIE”
Celébrase en la Villa de Eten, el 16 de setiembre, la fiesta del Sr. De los Milagros, o
sea, la del “primer hermanos de nuestre ame siñor del Cautibles de Monsefú”, como
le dicen los paisanos.
En este día como es costumbre acuden los devotos, los mayordomos y los feligreses
a oír la misa en la antigua Capilla del Puerto de Eten, y después de esta ceremonia,
se dedican los asistentes a darle que hacer a las mandíbulas y a libar sendos potos de
chica, así como licores de diversas clases.
En la parte Este de la Capilla, las vivanderas bajo la sombra de sus toldos crudos y
esteras, hacen varios potajes típicos y picantes de todo lo que puedan, vendiéndolos
a precios razonables, que contribuyen a su demanda y consumo inmediato.
Los devotos de Dios Baco, que forman la Legión mas numerosa de todo el
Universo, se propinan su buena #turca”, que muchas veces pasan de la octava, y
como entre los indígenas la chicha y el cañazo son las bebidas favoritas, las
consumen con avidez, y por cualquier motivo le ceban agua a la caballada,
llegándose a poner en tal estado de embriaguéz, que hasta se idiotizan por varios
días, y comenten multitud de disparates que cuando vuelven a su estado normal,
reniegan de haberlos cometido; pero, como el arrepentimiento de los borrachos es
40
hermano carnal del de las paridas, vuelven a delinquir cuantas veces se ofrece, por
que no es fiebre para que se les quite, ni necesitan que los empujen para caerse.
Pero, vamos al grano, y dejémonos de tantos rodeos, que para el ganado que
tenemos, estamos perdiendo el tiempo en darle tanto valor al cobre, y dejando que
se mueran los terneros.
Entro los comerciantes de Saña, que habían traído Naranjas en conserva, Dátiles
confitados, huevos de ídem, confites y chancaquitas, &, &. Se contaba un sambo
corpulento, que desde de haber vendido todos sus productos en la Feria de Monsefú,
se vino a la Villa de Eten, a divertirse, y empinó numeroso vasos de anizado marca
“Payaso”, y multitud de mates de chicha embotellada, que lo hicierón subirse al
cerezo y, le dieron ánimo para cabalgar un pobre jumento en pelo que en esos
momentos pasaba por media calle recogiendo las hierbitas que a su paso encontraba.
Aunque el burro tiene fama de ser un animal paciente, y resignado, éste de mi
cuento, resultó todo lo contrario, por que mas tardó el sambo en hacer el ademán de
cabalgarlo, cuando le hizo un quite a los Belmonte, que lo hizo caer de bruses en
plena calzada, dejándolo grogí y haciéndolo devolver por boca y naríz, casi todo lo
que con tanto gusto almacenó durante el día en su insaciable vientre. Esta escena,
produjo la hilaridad de los espectadores y la compasión de algunas mujeres
sencibles que cuando están en punto de caramelo, se deshagan llorando por
cualquiera nimiedad y todo les causa pena.
Recogido el jinete por un cuaderno de borrachitos, lo llevaron entre tumbos y
zigzag, a la taberna en donde se encontraban empinando el codo, y después de
limpiarle el rostro y cepillarle el encapillado, lo acostaron en una estará para que
siguiera durmiendo hasta que le pasara el susto.
Este sueño le duró mas o menos dos hora, y cuando despertó, sus camaradas que ya
estaban con exesivo vapor en la chimenea, le exigieron que tomara una dosis doble
de aníz y chica para que “se le entonara el cuerpo y se enfrentara a la “perseguidora.
Como el combustible era bueno, por su grado alcohólico, levantó vapor el caldero, y
mi hombre se puso como camareta lista para estallar al primer contacto que tuviera.
En tales circunstancias, uno de los contertulios, vió y concilió a un campesino que
en esos momentos venía del campo montados en su burra que estaba cargada de
pasto y leña, a quien invitó para que tomara una copa, lo que éste aceptó de sumo
agrado, por que quien le ofrece chica al cholo, es como darle agua al pato.
41
Mientras ambos libaban la segunda, unos mataperros trataban de agarrar al pollino
que había venido siguiendo a la madre lo que les era difícil conseguirlo, por que el
no se consentía.
Como otra partida de palomillas trataban de hacer cosa semejante con la burra, el
cholo, se despidió y cabalgó sobre de ella, diciendo a viva voz, “Sambie,
Sambie”Sambie”. Palabras que el sambo las tomó a pecho, y le dijo al cholo, “oye
cholo, déjate de tonterías, y no le digas a sambo a tu burro, porque si lo repites le
rompo el hocico”.
Todos tomaron a broma la actitud del sambo, y el cholo sin hacerle caso a la
amenaza, volvió a decir, “Sambie, Sambie”, y continuación silvó en el mismo tono
a su pollino, el que le respondía con un rebuzno.
El sambo que no aguantaba pulgas, dio un salto hacia la calle, y acercándose al lado
de la burra, coge con rapidez una raja de leña, y diciéndole, “Indio Indio”, le pega
su estacazo al cholo y se lo trae al suelo, en donde queda privado del conocimiento
y con una herida de muy apreciable dimensión en la cabeza, y otra en la frente como
consecuencia de la caída.
Se arma una pelotera, por que los borrachos se dividen en dos grupos, uno a favor
sambo, y otro a favor del cholo, que tiene que intervenir el Gobernador y cargar con
los pujilietas a chirona, hasta el siguiente día que se hicieron las aclaraciones, y se
puso fin amistoso al incidente, por que se aclaró, que en la Villa, los indígenas se
dícen “Sambie” a los pollinos, y que como el sambo no sabía esto, se había dado
ofendido y por eso procedió.
La curación del cholo, corrió a medias con el herido y los demás boseadores fueron
multados con un par de soles de nueve décimos cada uno para desagravio y
beneficio del señor Gobernados que no tenía por que molestar su atención en estos
escándalos de borrachos, cuando a él le faltaba tiempo para recibir la invitación de
los mayordomos de la fiesta, y para asistir a la “Boda del Devoto del día”.
GUNES DIYES SIÑORIE
Desde que el Puerto Eten, nació a la vida pública, fue anexo a la Villa, cuya
Municipalidad, le designó como Agente Municipal a don Dario San Jinéz,
sobreviviente del Húascar, que a la vez desempeaba el cargo de Cabo de Matrícula.
Este ciudadano, era semianalfabeto, pero, se interesaba vivamente, por que todos los
niños de ambos sexos, recibieran la Instrucción elemental que entonces se daba en
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  • 2. 1 Observaciones • En este archivo se encontraron dificultades, como por ejemplo, el dialecto del norte. Por otro lado, en el archivo original se encontrarón faltas ortográficas y errores de tipeo que no permiten saber con exactitud a qué palabra se refiere. • De otro lado, las historias son muy divertidas y se puede traslucir e imaginar como se vivían en esos tiempos, llenos de cumanas alrededor de la jarana con guitarra. BENJAMIN CALDERON Y CALLE DE PURA CEPA (Motivos folklóricos de la Villa Etem) Departamento de Lambayeque
  • 3. 2 A MIS RESPETABLES LECTORES Obediente a los mandatos de mi conciencia y, sin tener la pretensión de creerme erudito en la materia, me es grato, presentar a Uds. Este librito que intitulo: DE PURA CEPA, que contiene mi modesta contribución al FOLKORE del departamento de Lambayeque, en el que, de conformidad con el CUESTIONARIO respectivo, hago, la reconstrucción de muchas costumbres típicas de nuestros indígenas particularmente de las de los autóctonos de la Villa de Eten, que yo pacientemente he tenido coleccionadas desde el año 1897 a 1909, que me cupo la honra de ser colaborador oficioso de mi malogrado amigo, el sabio Arqueólogo Alemán, Sr. Enrique Brüning, durante la época en que ambos residíamos en ella. Como quiera que muchas de estas costumbres van desapareciendo con la evolución del tiempo y el avance de la cultura moderna en todo orden de cosas, he creído conveniente, darlas a la publicidad para que las NUEVAS GENERACIONES y las PERSONAS AFICIONADAS a esta clase de cosas de ANTAÑO, las conozcan y comenten como mejor les parezca. No dudo que para los doctos, mi trabajo carezca de la literatura que a ellos les agrada; pero, les ruego, que tengan presente que soy criollo y, por lo tanto me gusta la ORIGINALIDAD Y EL CASTICISMO, antes que la EXAGERACIÓN Y EL FLOREO. Ahora, si mi franqueza les agrada, me daré por satisfecho y, les estimaré, se sirvan: aceptar, mis anticipados AGRADECIMIETOS por su GENEROSA, BENEVOLENCIA. EL AUTOR
  • 4. 3 Índice CUESTIONARIOS Origen de los apodos o sobrenombres de los oriundos de la Villa de Eten 5 Desde el requerimiento amoroso hasta el matrimonio con todos sus detalles. 7 El papel de los mensajeros. 8 La ceremonia del consentimiento. 10 El día del matrimonio. 11 Costumbres absurdas que observan los indígenas de Eten. 13 El bautismo. 15 El primer coste de las uñas, el del pelo y la perforación de las orejas. 18 Muerte y funerales de los adultos. 20 Lo que son las cofradías. 21 Las mingas. 23 Como he visto yo elaborar la chicha. 24 Lo que son los panderos. 27 Lo que eran las gobernaciones en muchos distritos del Departamento. 29 Lo que fueron las llamadas petaterías. 30 Contratos leonios. 32 ¿Tú has visto a donde ha caído el proyectil? 33 Manuel moreno (a) “El Loco” y el chino Atay de la Villa de Eten. 36 La geringa de Misiá Elvira. 37 Sambie, sambie. 39 Guenes diyes siñoríe. 41 Después del gusto vino el susto y tras de ambos el Disgusto. 44 Un paseo de campestre y la despedida de soltero que tuvo un etenano. 45 Un paseo a la bocanada del río y una aventura como pocas. 47 Baila mi comadre que o siaburra, mi mamá nues burra. 49 Sambio dame un golpe si sos mi amigo 51 China facinerosa hoy te rompo el poto. 53 Sí Doctor ya lo sabíamos pero luamos llamar. 54 ¿Por qué te ríes, te has vuelto loca o te estás burlando de mí? 56 Culpable castigado por sí mismo. 58 Otra aventura de época. 60 Otra de nuestras diabluras infantiles en la Villa de Eten. 62 El miércoles santo y la mesa de la cena en la Villa de Eten, año 1892. 63 Mi gato Martín y mi vecino Alfonzo 65 Mañana lus espere pa que mus cumines una pete. 68 La economía de Nor Ligorio. 70
  • 5. 4 Se asé ti lo tienes por juera, como ti lo tinerás por dentro. 72 ¿Quiorés ñor Jusé? Déiguee la yape púe. 74 Plome a tenide, nivel lumesme, oie ni se digue. 76 ¿De quién es la gallina? 77 Adios ñor Pedre, quengride tasté. 79 Come liagues otre guelte. 82 Male ley, mia dade Miade. 83 Manifestaciones de Alegría. 85 Pa eso es mi maríu. 87 Malaye su purqueriye, paquiaguem. Tante gritere. 89 Déigueme la griye que lus hay traide. 90 Tan bruto sos suá nimal. 92 Una eshibiciòn política i sus consecuencias. 94 El Tore liá cachade mi chine. 97 Guele que guele. 100 Después de la octova. 103 El hombre de siete oficios. 105 Gobernador que hacía hablar a los Mudos. 106 San Sebastián bendito. 108 Costumbres atávicas. 110 Asine nues la gracie con sósferes. 112 Sabesté vecine, su chulite lua rote el pote a mi chine. 114 No lo sigasté contando, porque sino se va dir mermando. 118 ¿Por qué el etenano ha sido siempre refracuario al Servicio Militar? 120
  • 6. 5 ORIGEN DE LOS APODOS O SOBRENOMBRES DE LOS ORIUNDOS DE LA VILA DE ETEN Desde que la chola está con síntomas de parto, la familia que la rodea se preocupa vivamente en tomar nota de lo que ocurra en el preciso momento que ella da a luz, para ponérselo como sobrenombre al recién nacido, por que tiene la arraigada costumbre de creer, que sino lo hace así, peligra la vida de la “chinite” o “Varuncite” que ha venido a alegrar el hogar. Supongamos, que al nacer una criatura, estuviera lloviendo, se produjera un movimiento sísmico, ladrara un perro, visitara el pueblo alguna autoridad de otros lugar, o candidato para alguna representación parlamentaria, sonara la sirena de una locomotora o Buque a Vapor, cantara un gallo, explosionara un cohete, o se produjera algún suceso, &,&. Irremediablemente, el parvulito, recibirá como sobrenombre, cualquiera de ellos para toda su vida, porque así lo llamarán sus padres, parientes y paisanos, aunque él, cuando llegue a su mayor edad quiera evitarlo. Por este motivo, existe en Villa de Eten, indígenas que responden a los apellidos de Castilla, Pardo, Billingursts, Piérola, Cáceres, Leguía, Iglesias, Ferro; Macho, Chisco, Cañazo, Rata, Pulpo, Conejo, Perro, Río, Temblor, Aguacero, Tazita, Canasta, Cabrito, Manteca, Sobaco, Machetero, Camarón, Chaleco, Melón, Zorro, Guardaplata, Tinaja, Poto, Perolito, pato, porrón, Viento, Toro Tramboyo, Pejerrey, Cachema, Mondongo, Cuchara, Burro, que por lo general le dicen “Piajene”, pero, antes de pronunciar esta palabra, en presencia de personas extrañas a ellos, tienen el cuidado de pedirles permiso, porque creen que si no lo hacen así, les faltan al respeto. Como se ve pues, toda la fauna y la flora del lugar tienen en los indígenas de la Villa de Eten, alguien que lleve su nombre. También existen muchos que tienen sobrenombres cuyo origen y significado, no me ha sido posible conseguir persona que entre ellos me los expliquen. Por ejemplo: “Currundengue”, “Turuque” “Cayambes”, “Zhatute”, “Fhiscal” “Pashuma”, “Rempujhis”, “Manana”, “Nesho”, “Pinaje”, “Cohtal”, “Chimbe” “Turrumpithes”, “Moshque” “Hanhán”, “Shéteque”, “Ojhis”, “yonce”, “Noshavo”, “Shingue”, “callallite”, “Ruque”, “calabashe” y otros que sería largo enumerar. Como esta costumbre es generalizada entre todos los indígenas de esta Villa, resulta que los párrocos, el empleado del registro civil, como el del militar y aún el del electoral, así como los maestros de las escuelas, se han visto en grandes apuros para inscribirlos porque cuando les han preguntado por su ombre siempre les ha dado su apodo o sobrenombre, porque desde que nacieron se les ha llamado por eli, raro es, el que de primera intención le diga el de pila.
  • 7. 6 Son tan conservadores de sus costumbres los indígenas, que se las transmiten de generación en generación con toda la fidelidad que hasta la fecha no hay poder humano que les desvanezca este error. Es por esto que con muy contadas y raras excepciones, se puede encontrar uno de ellos que al preguntarle su nombre, le de el verdadero que recibió en la pila bautismal. Cuando alguna persona quiere saber aunque sea por curiosidad el nombre de algún cholito, e tiene que preguntar en esta forma: “Cuyije soyes vos?” seguramente, que le dá el sobrenombre de su papá. I, si quiere saber también de la madre, lettiene que agregar:” “Heche cun quien?. Es seguro, que le dá el sobrenombre de ella. Es por esto que resulta muy difícil encontrar en la Villa de Eten, indígena que cuando uno le pregunte por determinado etenano, le dé razón de él por su nombre, salvo que sea autoridad local y el interrogado sea cholo “leído y escribido” De conformidad con su dialecto, todas las palabras que terminan en a, o en o, las dicen con e, o con u, verbigracia: en vez de decir: soldado dicen “Soldau o soldade” y así sucesivamente, a personas o cosas, las denominan a su modo; por ejemplo: Al perro, le dicen: “Lial”, al plátano, “Plantane”, al maíz, “Maice” al vaso de cristal, “Cope”, a la soga “Huaraque” a la madre, “mame”, al padre, “Taite”, al suegro, “Cuñade” y viceversa; al hijo hombre, “Varuncite”, a la mujer “Chinite”, al alcalde, “Juez”, a éste, “siñoríe”, a toda mujer que no viste con “capús” aunque sea indígena le dicen “Mistiade” que suñe, le giede a quese y su sobaque a salsa de frite”, a la chola que tiene marido y no es casada, “Mancevede”, a la que con vive con un cholo casado, “Cunucide”, a la que ha tenido dos o tres maridos, “Repartidore”, a la Botija, “Tinaje”, a las sillas, “Banquetes”, al conjunto de ollas, porrones y demás artefactos que le sirven para elaborar y vender la chicha, “Mueblerte”, a las aves de corral, “Críes”, al mèdico, “Doctor”, a las mujeres que asisten a las parturientas, “Sobadores”, a los brujos, “Mestres”, a la mujer adúltera, “Mañoce”, al marido de ésta, “Machón”, palabra que para ellos es ofensiva y que da motivos para enjuiciar criminalmente a quien se lo diga. A las personas que tienen los pómulos deformes les dicen “cachetudes”, a los de mentón largo, “Cancudes”, a los flacos y grandes “Varilludes”, a los chicos y espigados, “Saltoje sin rabe”, a los chicos y gordos, “Chape sin pates”, a la persona blanca, “serrane”, a los mixtos, “Sambies”, a los negros, “Kuhques” o “Huihques”. A pesar de que hacen más de setenta años que diariamente pasa por la Villa de Eten, el ferrocarril de la Empresa de Eten, en el que viene a ella multitud de personas de toda condición social, una a comprar sombreros, otras a pasear o a apadrinar bautizos y matrimonios, o a residir temporal o definitivamente, porque tiene buen clima y vida apacible, existen todavía un enorme porcentaje de analfabetos porque sus padres los
  • 8. 7 dedican al tejido de sombreros de “mocora” o de “junco de agua”, o a las famas del campo, antes de mandarlos a las escuelas, por eso no evolucionan ni progresan. Los etenanos que han tenido la suerte de cursar aunque sea la instrucción primaria completa, han emigrado de su tierra y se han abierto campo de acción en otros lugares, siendo muy contados los que se preocupen por librar a su pueblo y a sus paisanos del abandono y del atraso en que viven. Los indígenas de la Villa de Eten, son gente sana, honesta y trabajadora, pero necesitan que los Poderes Públicos, así como los que mediante su perseverancia en el trabajo, se han conquistado una situación expectable y gozan de independencia económica, como sus autoridades locales, se coludan para llevar a cabo una campaña de culturización y de progreso que tanta le hace a ese pueblo digno de mejor suerte. DESDE EL REQUERIMIENTO AMOROSO HASTA EL MATRIMONIO CON TODOS SUS DETALLES Cuando un cholo joven usa los domingos y días feriados, sombrero fino de mocora, con cinta de colores llamativos, pañuelo de seda al cuello, camisa blanca con puños y pechera bien almidonada y planchada, pantalón azul o negro de casimir o franela, cinturón de cuero amarillo, hebilla plateada, los pies bien lavados y fua cigarrillos parado o recostado en alguna esquina, silbado de cuando en cuando a los que pasan, es prueba inequívoca que está “enquete ieche un Jusé de Nechina que le ha llenado el ojo” y para declarársele, comienza por estacionarse en la esquila contigua a la casa donde ella reside, buscando el momento propicio en el que pueda disipar su genio y hacerla depositaria de los secretos que bullen en su cerebro y palpitan al compás de su corazoncito de impúber mancebo, expuesto a todas las tentaciones femeninas que al fin y al cabo lo tienen que vencer. Como “no hay plazo que no se cumpla”, y “quien la sigue la consigue” llega por fín, el ansiado momento, en que la esperada china, sale de su casa y pasa por delante de este moderno Adonis, el que, como l rapidez de un gavilán de presa, le tira un pellisco a los senos, al que ella, le retorna con un revés y una serie de palabras de subido color rojos, con las que se lleva de encuentro hasta a la madre de su futuro con toda su parentela. Mi gallo, que por atavismo, es un buen ejemplar de su raza, no se acocora con la intempestiva respuesta de su adorado tormento, y antes bien, ataca con más bríos y resolución; pero, la polla, nada lerda, se defiende como se pide y piedar en mano lisura en boca, enviste con furor, poniendo seriamente en peligro la tutuma de mi “Chanteclair”, él que esquiva el golpe, y mediante una táctica muy de su caso, consigue que decline su ofensiva y sobreando la requiere de amores, pidiéndole que le señale día y hora para mandarle a sus padres sus “Mensajeres” a empedirle su mane”.
  • 9. 8 Si la china, no tiene “otre ENQUETE”, que le haya quitado alguna “priende”, (otro enamorado que le haya arrebatado alguna de sus prendas como señal de compromiso) ella misma, busca la oportunidad de volverse a encontrar con mi cholo que desde luego sabe muy bien en que pié tiene la navaja, y llegado el caso le dá otro pellizco, teniendo cuidado, en esta vez, de atraparle la mano a la china tan luego ésta, haga el ademán de ponérsela violentamente en cualquiera parte vulnerable, y a continuación, trata de quitarle alguna sortija o el guardapelo que por costumbre, llevan las cholas pendiente de una cinta negra de terciopelo en el cuello, para tener así la consabida “Priende”. Una vez que o consigue, se la guarda inmediatamente en alguno de los bolsillos del pantalón, porque esta representa para él, la base fundamental de su conquista, y e eso de volubilidad de su Dulcinea, él, hace valer sus derechos de prioridad amorosa, y entabla reclamación contra sus procedimientos; primero, por medio de amonestaciones directas a ella misma, y si no consigue su objeto, recurre a la campaña pasquinezca, que denuncian sus “enquetes” con mi cholo, poniéndole debajo de la puerta de su contendor y en todas las esquinas y lugares públicos de la población , bien pegadas con engrudo, las hojas volantes sin pié de imprenta que al efecto ha mandado imprimir para satisfacer su venganza. En esta inicua campaña, se repite casi con frecuencia, haciendo cada vez derroche de un lenguaje impropio y de una construcción sintáctica extravagante, nutrida de barbarismo muy vulgares entre ellos y en su propio dialecto, llamando mucho la atención, que hayan imprentas y sobre todo editores propietarios, que le den cabida a esta clase de inmundicias que está en abierta pugna con la civilización, con la cultura, con la moral pública y social y aún contra su propio prestigio profesional. Concretándonos al curso legal de la segunda envestida de mi cholo a su china, ésta, desde el momento que “él le quitó la “Priende” ella le hace recriinaciones y forcejeos para que la deje partir antes que sus padres los sorprendan en tales actividades, pero él no a deja, hasta que ella, le prometa que acepta el envío de “Lus mensajeres”, y coieza a rascar el suelo con el dedo gordo del pié, señal infalible de que la plaza se rinde y el triunfo es del sitiador, que si el caso lo permite, aprovecha la oportunidad y asegura su candidatura. EL PAPEL DE LOS MESAJEROS Una vez que el cholo cuenta con la voluntad de la china, se va en pos de los “Mesajeres”, dos indios viejos, que se dedican a servir de portavoces de los pretendientes ante los padres de la que tiene ya bien “palabriade”, para que en nombres de su representado ”empedirle aguije” (pedirle la mano de su hija”.
  • 10. 9 Puesto al habla con éllos, y previo pago adelantado por sus servicios, éstos, de acuerdo con él, señalan el día en que van a cumplir su misión, para que desde la víspera, él les dé una botella de aguardiente y una copita, para “gierrar” a su futuro suegro, tan luego “Lúa aceite su pedido”. A las cuatro de la mañana del día indicado, los “Mensajeres”, van a la casa del padre de la china, cuya puerta al momento de tocársela, le agregan estas sacramentales palabras : “ Avemari Purísima”, a las que responde el dueño de casa con las siguientes. “Sin pecau consebiu santísima”, abriéndola e invitándolos a pasar adelante y a tomar asiento, haciéndlo él, al lado de ellos, y preguntándoles que es lo que se les ofrece. Entonces ambos a una voz, le dicen lo siguiente: “Sabeste, ñor Fulano, quilmés veníu, a cuente diél chole X. a empedirle su chine la X. pá que case cun él, quiés un cholo que tiene su chacra, su fínque, sus criyes y su poque muse; pere, comé soltero, y lúa gustau suite diusté, nos ha mandado pá que lu palabriemes, pur que quiere casar cun elle, y pur ese, nos mande empedír su chine, pá saber siusté luaceite, y lus díce que diye júeren hacer el cunsentimiento; ya sabesté pá luquiames venido. Agore, esperamos su palabra, p adir decirele ondél”. El padre, que escuchó atentamente lo que le han dicho los “Mensajeres”, rompe su silencio, y les dice: “Guene taitites, mi persone núa sabide lus enquetes de mi chine cun ese chole, pere, agore le pregunti en dielente dustedes, pá que venguen lo quelle me consteste”, luego con voz estentórea llama a su hija y a la madre, las que no tadan en presentarse y saludar a los “Mensajeres”. El padre, dirigiéndose a su mujer, le cide: “Vos chine, debes saber, los enquetes desta tal vez por cual, con el chole X, cuando la mande empedir cun lus “Mensajeres, pero, agore les hagui confesar cun la guaraque, y se avalanza contra ellas, pero intervienen Hells, y le piden que se siente y le pregunta a su hija, si ellas, quiere casarse con su representado, lo que el padre hace, recibiendo la respuesta afirmativa de su hija. Luego, ambas chinas largan el llanto, y el cholo XXX las resondra severamente, repitiendo su amenaza de que zurriagazos las tiene que hacer confesar. Entonces el más viejo de los “Mensajeres”, saca la botella de debajo de su poncho, y la copa de uno de los bolsillos de su pantalón, la que llena hasta los bordes y diciéndoles salúd al padre de la china, se bebe de un solo trago, alcanzándole la botella y la copa a él, para que se sirva y comprometa al otro “Mensajere”. Si la recibe y toma, como queda dicho, e prueba que acepta la petición de su futura yerno,, y entre copa y coa, se deben todo el líquido y acuerdan el día en que se debe
  • 11. 10 relalizar en “Consentimiento”, o sea el cambio de aros, y se despiden así “Quedesté taitite, quedesté”, y él les responde : “vaiguestitusté taitites, vaiguestuieté”. Acto contínuo, los “Mensajeres”, le comunican el resultado a su mandante, y ésta, con esa seguridad, procura entrevistarse con mayor frecuencia con su china, y cada vez que se pueda, ir materializando su obra, por si acaso, los padres o éllas, le juegue alguna mala pasada, y su contendor se burle de su desgracia en sus propias barbas. LA CEREMONIA DEL CONSENTIMIENTO. Desde el día que el cholo recibe la noticia de los “Mensajeres” comunicándole que ha sido aceptada su petición, tiene que aportar a la casa de sus futuros suegros, e sus fainas cotidianas del campo, cortar leña, cargar agua y segar pasto para traerlos a cas de aquel todas las tardes (salvo que sea persona que tenga dinero con que pagar un peón que lo reemplace,) y a aguantar los pencazos que propine cuando no sepa manjar vien la yunta, el hacha, la lampa o el calabozo. Tanto su familia como la de su china, le participan este suceso a toda su parentela y, las invitan para que concurran a realizar con su presencia este acto y prestar su consentimiento. Desde la víspera, el cholo contrata al arpista que va amenizar la fiesta; a los cargadores que de s casa lleven colgadas de las patas e una larga caña, todas las aves y los víveres que tiene acumulados, a la casa de sus futuros suegros. En todos estos ajetreos, sirven como maestros de ceremonia, los “Mensajeres”. El día señalado, se reconcentran en la casa de los padres de la china, todos los parientes de ambas familias, las que son atendidas con toda solicitud por los dueños de cas; bailan incesantemente marineras y serranitas; mas es lo que beben que lo que comen, y a cada momento, san vivas, con lo que demuestran su júbilo, y se escucha un murmullo de voces que, para quienes nunca han presenciado tal acto, creen, que toda esa gente está loca. En la noche, a eso de las 7, mas o menos, se sírve la comida; los “Mensajeros”, les dan el aviso para que todos ocupen su asiento, y cuando cada uno está en el suyo, reanudan la bebida, conversan y comen, hasta que poco a poco, aquellos, hablan sobre el objeto de esta reunión, y píden a su modo, que los presentes, emitan su opinión al respecto. Se sobre entiende, que, desde el momento que han asistido a dicho acto, es por que lo han tenido a bien, pero, como es una arraigada costumbre entre éllos, hacer todas estas
  • 12. 11 pantominas, que no tiene objeto, que el de emborracharse, cada uno expone en su dialecto y conforme a su criterio, lo que mejor le parece terminando por dar su consentimiento para que el matrimonio se realise cuando man pronto a fin de que haya motivo, para volver a lo mismo. Esta fiesta, dura cuando menos ocho días, durante los cuales han bebido como elefantes, han comindo como heliogábalos. Tanto la pared fronteriza de la cas, cuanto la de los vecinos, así como las veredas y calzadas de las mismas quedan hechas un verdadero charco, porque las pobres han servido a todos los fiesteros y aún a los curiosos o fisgones de urinario público, que las hace intransitables por muchos días. En uno de los días subsiguientes, ante del octavo, designan a las personas que deben apadrinar el matrimonio, a los que los padres de los novios acompañados de los “Mensajeros”,, les participan su designación. Conseguida su aceptación, Acuerdan, entre éllos, la casa en donde debe ser depósitada la novia, hasta el día de su casamiento, con el fin de que, aprenda a rezar, a cocinar, a lavar y la preparan para la confesión. El reseto de la parentela, se preocupa de conseguir le “mane tapáu”, el regalo de boda que la van a dar a los novios el día de que se casen. Y el novio, a prepararse para hacerle frente a todos los gastos que le va a demandar la elebración de su enlace. EL DIA DEL MATRIMONIO Este día, el novio, o mejor dicho, los padres y parientes más cercanos, se encargan de dar los últimos toques a todo lo que se necesita para que la casa de los novios esté en condiciones de recibir y poder atender a todos los que concurran a la ceremonia que se va a realizar. La parentela de ambos contrayentes, se ponen todo el repero y el cofere encima, reconcentrándose en ella, horas antes de la fijada para la ceremonia matrimonial, llevando las mujeres debajo de su manta o paño, “su mane tapáu”, para entregarlo a la oportuna. Una banda de Músicos contratada exprofesamente por el novio, preside el desfile nupcial tocando en el trayecto hasta las alminias de la Iglesia una alegre marcha, y mientras el Sacerdote cumple con su ritmo y les lee la epístola de San Pablo, ella ameniza el acto, dejando oír las más selectas piezas de su repertorio.
  • 13. 12 Cuando los novios trasponen el quicio de la puerta, la Banda, se pone a la cabeza y vuelven a tocar otra archa hasta que ellos y su comitiva han concluido de. Despues alterna con la arpa, hasta que termina su contrato. Los presentes, toman asiento al rededor de las dos mesas que paralelamente están colocadas, pero en este orden, los hombres en una las mujeres en la otra. Frente a cada uno de los padrinos, hay un pavo hornado, para éste disponga de el en la forma que desee, es decír; ya descuartizándolo con sus propias manos y repartiéndolo entre todos sus compañeros de mesa, o encomendándole esta tarea a otra persona. Como es de suponerse en estos casos, los brindes se suceden con inusitada frecuencia en honor de los casados y por su eterna luna de miel. La novia está dedada de provar bocado, salvo que la madrina disponga locontrario y rompa así esta inexplicable tradición, pero, en tal caso, tendrá sobre sí, mirada interrogativa de todos los que la rodean, que aún que les cause asombro semejante profanación, tiene sin embargo, la prudencia de no contrariar a su comadre común. Como para que indio baile, es menestar que este cargado a la chicha o al alcohol, en toda fiesta como en esta, su preocupación principal es comer , por supuesto mas bebida que comida para ir preparando el ánimo y en seguida rendirle homenaje al divino arte de Tersipcores. Como el almuerzo toca a su fín, aparece por la puerta de calle, un cholo portando un baúl a cuestas, el que avanzando hasta el centro de la sala, lo baja cuidadosamente depositándolo en el suelo. Acto contínuo, prevío permiso de la madrina y demás personas que rodean la mesa, la madre de la novia, sale con dirección al baúl y sanando una llave que ella tieene entre el ceñidor de su capúz, lo abre, y ayudada por los “Mensajeros”, saca y enseña levantado el brazo en alto, todos los objetos y alhajas que contiene, agragando al finillo siguiente: “Tueste que lus aimostrade, es heche cun el trabaje de mi chino, pur ese lus aimandade pa que lus veiguen toda mis comadres, mis cumpadres, mis suegres, mis cunsuegres, mis cuñados asine como lus deye, y mis ahijados, pa que sepen, que núa side une chine comequiere, y mañanaa, naides lus digue, quiés arriemade ni reviente el male ley”. Luego llorando guarda nuevamente todo, le pone llave, entregándoles esta a su hija; los “Mensajeros”,, hacen conducir el baúl al dormitorio y, a continuación, -traen al novio al centro de la sala, en cuyo sitio permanece depié, para recibiír “EL Mane Tapáu” que le ha traído su parentela.
  • 14. 13 Esta “mane tapáu”, consiste por lo general, en camisas, calzoncillos, ponchos, alforjas, paños de cara o manos, pañueleso,&, a veces ental cantida, que parece un mercanchifle cargado de abundante mercadería. COSTUMBRES ABSURDAS QUE OBSERVAN LOS INDIGENAS DE ETEN Cuando una china está en meses mayores, contrata los servicios a una Comadrona, que ellos denominan “Partere”, o “Sobadore”, para que la asista en su alumbramiento. Si el recién nacido es del sexo masculino, al que ellos llaman “varunciete”, la parturienta recibe los cumplidos de toda la parentela y tiene derecho a ocho días de dieta, a base de caldo de gallina, arroz jugoso con la misma ave, chocolate y atención esmerada por parte de su marido y demás parientes. Pero, si es de sexo femenino, al que denominan “chinite”, entonces, se burlan de ella, y entre broma y broma, le dicen: “Cicuniente, male ley has reventade, mejore seríe que jueres prestade su camise o justán a tu vecine pa que tienseñe hacer varoncites”, china esta, que sin duda, solo ha dado a luz hijos hombres. En este caso, solo le permiten que guarde cama por tres días, durante los cuales le dan como dieta, caldo de mondongo de res, arroz suelto con carne de cabro castrado que le dicen “Capáu o Capade”, y chicha ordinaria de la llamada entre ellos “Aguade”. Ella, tiene que trabajar para pagarle a la “Partere” sus servicios y hacer sus demás menesteres. Si el rerecién nacido se torna llorón, le atribuyen muchas enfermedades, cuyos nombres y sistema de curación, ellos les asignana el que les sugiere su mente las mñs comunes son: “El mal de siete diyes; la Ganguere; el Oje; el Cuchaque; el viche; el Mal vietne, el Espante; el Dañe. Para la curación d todas estas enfermedads, hay chinas y cholos que en el concepto de sus “paisanes”, son los únicos que las curan, por este emotivo, son refractarios al Médico. Pero, es justo, dejemos constancia, que a partir del año 1922 que el Dr. Don José Ignacioio Portocarrero Carrasco, desempeñaba el cargo de Médico Sanitario del Puerto, Villa Eten, Monsefú y Reque hizo una plausible labor catequizadora, y consiguió, después de vencer toda clase de supersticones, costumbres y resistencias, que l os indígenas de ambos sexos y edades en su mayor parte, ocupan profesionales, tomen medicamentos aconsejados por la ciencia para combatir las enfermedades y que les pongan inyecciones.
  • 15. 14 Vamos a suponer, que una criatura recién nacida, llora varias veces en el día y la noche, y que esto, lo consideren las “Curanderes”, El mal de siete diyes”, ésta, lo Copaiba, para ellos “Copáu”, luego, la cubren bien con una torta de algodón pardo que lo zahuman con alhucema, y lo abrigan con bastantes trapos de lana, dejándolo así hasta el día siguiente, que si a seguido llorando, muelen hasta convertir en pasta, las pepitas del algodón y se la embadurnan al bebe en su cabeza, volviendo a empaquetarlo como el día anterior, y recomendado a la familia, que no hagan ruido de ninguna clase, por que “siá rajade la cabece del cholite, cun el mal de siete diyes, y siaguen buye, tape su gete”. Es decir, que se les muere. Si dentro del tercero día, el enfermito según éllos no ha mejorado, entonces, suponen que “Está cun Ojé, y procede a ponérselo sobre las faldas, y después de persignarse,lle hacen varisosignos cabalisticos con la mano derecha, misitante y el cuerpecito, un huevo fresco o huero de pato, el que después rompen en una palangana, le aplican un poco de agusa fresca y tomándole primero, un brazo y después tiene que ser la izquierda, isucesivamente baten todo con ellas hasta que levante espuma, la que es arrojada a media calle, o en algún sitio traficable, dizque, “Pá que le viente se yeviel mal y cure el cholite.” Cuando el niño esta resfriado y n o puede respirar con facilidad dicen que está “cun ganguere”, lo primero que hacen es absorverle con la boca puesta sobre la naríz, los mocos que contenga, y luego, machucan con los dedos un insecto que llaman “Agüelite”, y hacen que el bebe lo huela, por que así dicen que sana. Si a medida que tiene mayor edad, el niño es dormilón o comedor de dulce dícen que está “Cun viche”, y para curarlo, le introducen con el índice envuelto en algodón con alcohol, a los hombrecitos en el ano, y a las mujercitas en la vulva, con lo que los vuelve locos de dolor y lloran desesperadamente, hasta que quedan dormidos. Este es el motivo, por el cual, existen muchas chinas desvirgada prematuramente, cuando se casan sufren maltratos de su marido, por que él lo atribuye a causa distinta. Conozco casos, en que, cuando un niño o niña de cierta edad, comete alguna falta, o no avanza en el tejido de sombreros, es suficiente que le dígan: “Hoy tieche víche so gedionde”, para el pobrecito o pobrecita, enmiende el rumbo, tal es el miedo y el terror que seinten son solo oírlo como amenaza. Cuando el bebe está estético, le introducen por el ano una vela de sebo repetidas veces, para hacerlo defecar, por que no les gusta purgarlos. El “Espante, el Daño y el Mal Viente”, son enfermedades que los indígenas recurren a los Brujos y a ciertas “curanderes”, para que se las curen, los que saben sacar muy buen partido de estas de todos estos incautos que caen en sus redes.
  • 16. 15 El “Chucaque”, cuando tiene dolor de cabeza, le dan masajes sobre el cuero cabelludo, y tomando pequeñas porciones de pelo entre los dedos, se los tiran hacia arriba o a un costado, repitiendo esta operciòn en varias partes de la misma, tirándoles las orejas para abajo suavemente y finalizando su trabajo, tomándole el mentón con una mano y, conla otra la parte del cerebro, haciéndosela mover de izquierda a derecha paulatinamente, hasta que en una de esas, se la empujan rápidamente a cualquiera de los dos lados y se la sueltan. Cuando el “Chucaque” es el estómago, o lo que es lo mismo un cólico, ponee bocarriba al paciente, sobre su cama, le hacen que se baje el pantalón y el calzoncillo, y se levanta la camisa y la camiseta si la tiene, luego le dan un masaje en todo el vientre; después toan el tabaco de un cigarrillo, una cabeza de cebolla pequeña y un poquito de sal molida, todo lo que desparraman sobre la barriga del enfermo y vuelven a mazajarlo hasta reconcentrar en el ombligo todos los susodichos ingredientes, y ya con el pulgar o con el índice y el mayor unidos, le hacen un movimiento de rotación hundiéndoselo así todo lo que pueden; y finalmente lo hacen que se vuelva de espaldas bocabajo, para masajeárselas también, y le dan a beber un poco de zumo o jugo de sauce verde con un poco de sal, que les provoca nauseas y los dejan adoloridos con tato machucón. Como esta gente es muy supersticiosa, es susceptible al engaño, y por eso, los “vivos”, han formado una apreciable legión con el nombre de “curanderes, santiguadores y Mestres o Brujes”, que los explotan a maravilla, y ejercen sobre ellos tal influencia, que son sus fanáticos, porque les creen a pié de juntillas todas las farsas que les dicen y obedecen ciegamente lo que les mandan. Con esto, no quiero decir, que todos son iguales, porque también existen muy honrosas excepciones; pero, desgraciadamente, estas están en mínima escala, y aún, a la fecha, todavía, subsisten estas absurdas costumbres, que ojalá, pronto desaparezcan, para bienestar prestigio de ese pueblo y de todos sus habitantes, entre los cuales, contamos, con muy buenos y respetables amigos, dignos de toda nuestra consideración y aprecio. EL BAUTISMO En la Villa de Eten, acostumbraban los padres del bebe, buscar como padrinos del bautismo de sus hijos, a personas que según ellos, fueran personas influyentes, de cierta posesión económica o que estuviera investida con algún cargo de autoridad, tanto para contar en caso dado con su apoyo; cuanto para que le regalen el ajuar al ahijado y su buen capillo a toda la páretela.
  • 17. 16 El día en que se iba a realizar el bautismo, la madre del bebé, le entregaba la criatura a la madrina, solo en camisita, para que ésta, se encargara de poerle el respectivo ajuar que desde luego, ya debería llevar consigo, salvo que la madrina fuera novel en esta clase de costumbres, en este caso, tenía que pagar su noviciado y experimentar la sorpresa consiguiente, así como las miradas desdeñosas e interrogativas de todos los parientes de sus futuros “compadritos y cumadrites” que pa esta clase de actos, se reunían desde las primeras horas del día indicado, dispuestos a recibir el consabido “capiye” que se creían con derecho a reclamarlo a fuerza de vela y a sol y sombra. Este era un poderoso motivo, para que ya muchas personas escarmentadas, no aceptaran la repetición de tal deferencia, y que se lo adviritieran a sus amigos y familiares, para que estuvieran prevenidos en caso de que aceptara el padrinazgo de algún indígena. Vestido el bebe, por la madrina esta se los entregaba a la ama que debía llevarlo a la Iglesia, y a continuación se iniciaba el desfile encabezado por los padrinos y seguidos por todos los parientes de los padres y multitud de palomillas entre los que no faltaban hasta padres de familias, que tan luego el sacerdote daba por terminada la ceremonia bautismal, comenzaba la vía crucis de los padrinos, a los que los rodeaban completamente, pidiéndoles a gritos el capillo. Si por desgracia para estos, o se habían provisto con anticipación de buena cantidad de centavos para obsequiárselos a los pedigüeños, entonces, menudeaban los siguientes insultos: “Capiye padrene, bulsique rancáu; si no tegues medie, pa que tegues hijáu”, luego lo tiraban del saco y hasta querían desfaltricarlo. Otros, alentados con la primera embestida, le gritaban en coro, “Capiye padrine, deíguéme tuisté, quiamí no miá dáu; pur que no me deigue , se muere su hijáu”, y hasta les arrojaban a los padrinos puñados de tierra acompañados de frases hirientes, que les ponían a los pobres con las orejas más rojas que brazas de candela y los hacían sudar a chorros de tanto que forcejeaban para poder caminar. Yo he presenciado casos, en que el padrino, herido e su amor propio y, ante la insolencia de los granujas y de todos los maganzones que los azuzaban, se negaron rotundamente a darle un solo centavo, y para evitar mayores ultrajes, alguno de los acompañantes, tuvieron que tirarles a larga distancia, puñados de monedas a fin de los dejaran caminar. Ahora, en el caso de que los padrinos fueran bondadosos y accequibles a la demanda de los pedigüeños, estos nunca se daban por satisfechos, y a cada instante, exigían que les dieran más.
  • 18. 17 Las dichas improvisaciones, tenía como fin, dedicárselas indirectamente o directamente, a determinada pareja de bailadores, para que éstos, les dieran su gratificación en efectivo o les convidaran su copa de licor. Una vez asistí en calidad de invitado, a un bautizo, del que fue padrino un amigo mío, en compañía de su enamorada; pareja esta, que los padres del niño, tenían bien estudiada, y fácil de explotarla, dadas las circunstancias que mediaban entre ambos enamorados. Mi citado amigo, cuando se le solicitó su venia para apadrinar dicho bautismo, y se le dijo que su compañera sería su adorado tormento, o se hizo repetir la solicitud y hasta abrevió el plazo con el fin de tener la oportunidad que él ansiaba para satisfacer sus más caros anhelos, de poder pasear en público y de brazo con su predilecta; hablarle de cerca sobre sus proyectos y arrancarle una satisfactoria y definitiva declaración, que pusiera fin a sus cuitas. Entregados ambos a su idilio, él, durante el trayecto, casi maquinalmente les arrojaba a largas distancias puñados de centavos a los palomillas y, hasta parece que le encantaba que le fueran reteniendo el paso, para ir aprovechado el tiempo. Que los capillos fueron de consideración no cabe la menor duda, pero, se olvidaron de darle a los “Menestres” su parte. Entonces el cantor, se la guardó para cuando saliera a bailar la primera marinera, que por regla general y de ordenanza, eran los llamados a iniciar el baile. Llegado ese momento, el susodicho cantor, les cantó con estentórea voz lo siguiente: (Estribillo) “Están bailando amor miye Lus padrines del hijáu, Pere ningune miá dáu Hastore mi capiye. “No seyen tan citateres Cuneste chole cantore “Come pué taitite Siguen bailande, Y olviden al cholite, Questá cantande. Saque de tu bolsiye Veinte centades,
  • 19. 18 Que no luan dáu hastore Ni chice pa su güerguere”. Yiécheles a larpe Come capiye”. El padrino, se abrió en quinta, y le tiró sus cuantas monedas de plata, que o pudo aprovecharlas ninguno de los “Mestres”, porque la palomillada, se abalanzó a recogerlas y se armó una pelotera, que el pobre instrumento resultó seriamente averiado y algunos contusos. Para seguir la fiesta fue necesario contratar obra arpa y echar puerta afuera a todos los granujas para poder bailar. Si por desgracia se muere el ahijado, el padrino tiene que correr con los gastaos del sepelio y, contribuir la madrina con la mortaja y flores para adornar el altar donde se van a velar los restos. Después que el cortejo regresa del cementerio, los padres eligen a la pareja, que ha de apadrinar la ceremonia del desarme del altar, par que estas a su vez, manden por el aguardiente y paguen la música que amenice la jarana que se debe formar, para bailar el “angelite que a dide al ciele pa lumbrarce el camine a sus taite, asine como a su mame y sus padrines, el diye que mueren, pa que mia me siñore lus tengue en su gracie”. Después de cada baile, hacen recuerdos del muertecito, lloriquea la madre y la parentela, para reanudar la bebida y el baile, hasta altas horas de la noche, que para retirarse cada uno a su casa, encienden los hombres un cigarrillo “para que no le vaigue espantare el alme”. Al padrino que se le mueren dos ahijados, no lo vuelven a buscar más porque dicen que tiene “MALE MANE”. EL PRIMER CORTE DE UÑAS Cuando la madre ve que su nene tiene grandes las uñitas, se pone de acuerdo con su marido, para elegir a los padrinos que se las corten. Por lo general designan a personas que ellos, sepan que son enamorados o novios, y que desde luego, tengan alguna posesión económica y social. Puesto al habla con ellos, le lleva la ñaña para que se las corté, quedando desde ese momento consagrados como compadres de toda la parentela, y a la vez padrinos de la chiquillería, a los que les enseña a a que cada vez que los vean, los saluden y le pida su “centade”.
  • 20. 19 Si los padrinos son mano abierta, le regalan al ahijadito, su sortija o sus cuantos soles, y ya tiene para rato, cuando esté grandecito y los centave. EL PRIMER CORTE DEL PELO Una vez que el niño tiene un año, y es abundante de cabellos, le buscan padrinos para que se lo corte, en esta forma: El día señalado, arreglan la casa, preparan una buena y extraordinaria comilona, bastante que beber, y contratan un arpa para el baile. Invitan a cuantas personas les parece bien, y a la vez le hablan a un peluquero para que esté listo a la hora que le necesiten. Una vez que todos está reunidos, se sirve la comida y todos los asistentes pasan a ocupar sus asientos y o se levantan de éstos, hasta que la ceremonia termine, para proceder al baile. Concluida la comida, ponen al bebe sobre una mesa, al que han peinado haciéndole multitud de moñitos, y al pie de él, un azafate con su respectiva tijera bien afilada. Entonces, la madre invita a la madrina para que ella le de el primer corte hasta quedarse con el moñito en los dedos, después de cuya operación, tiene que depositar en el azafate su respectivo capillo. A continuación toma las tijeras el padrino, y le corta otro moñito, debiendo doblar el capillo de la madrina y luego todos los presentes vn cortando los demás moñitos y depositando también su óbolo pecuniario en la proporción que lo deseen. Cuando ya todos han cumplido esta ceremonia, el peluquero se encarga de emparejarle el cabello al bebé, cuya cabecita, se la dejaro los primeros como paal de avispas agujereado a pedradas por los palomillas. El padrino le paga al peluquero su trabajo, y la madrina le pone al chico un gorrito para que le abrigue la pelada, porque se la dejan como bola de billar. En seguida, comienza el baile, y la madre se lleva al bebé y el azafate a su dormitorio, en donde cuenta la cantidad de dinero que contiene, si este no alcanza para cubrir los gastos de la comida, licores y arpa, busca la ocasión para hacérselo saber a su compadre, a fin de que éste le de el resto y si es tacaño participa a su comadre para que ella sufrague lo que falta, o lo haga a medias con su compañero.
  • 21. 20 LA PERFORACIÓN DE LAS OREJAS es una ceremonia más o menos similar a la de la uñas, con la única diferencia, de que en ésta sólo hay madrina, la que está obligada a regalar su par de aretitos, y tampoco se prestan como las otras dos a que las hagan cortar cuantas veces crezcan y los padres quieran explotarlas y sacar provecho a expensas del sacrificio de los inocentes que son las víctimas. MUERTE Y FUNERALES DE LOS ADULTOS Cuando se produce el deceso de un indígena adulto, lo que ellos llaman “Ya tapade su gete”, sus deudos proceden a colocar en ambas hojas de la puerta de calle, dos aspas de género negro, un farol con una vela o lámpara colgada en el umbral de la misa y en el fondo de la sala dando frente la puerta referida, un túmulo con varias calaveras sobre dos tibias hechas en género blanco, al pie del cual, colocan una mesa toda cubierta de negro, en la que ponen al ataúd con el cadáver y cuatro cirios a los costados, que en conjunto representan la capilla ardiente. Los deudos cercanos se encargan de darle aviso a toda la parentela de la desgracia ocurrida para que asistan al duelo. Las mujeres de éstos, o mejor dicho todas las mujeres que van a asociarse a este suceso, llevan dos cirios enlutados como ofrenda póstuma y acompañan a llorar y lamentarse a la familia del occiso. A la llegada de cada acompañante, largan el llanto y sacan a relucir en su dialecto, todo cuanto conocen acerca de las actividades y costumbres del difunto, haciendo paradas para tomar chicha, aguardiente o comer lo que les presentan y conversar en baja voz haciendo comentarios acerca de los motivos que según ellas suponen que ha sido la causa de la enfermedad y muerte del “Finado o finau”. Esta cantaleta dura hasta los nueve días que los deudo le mandan hacer su misa y desarman el túmulo, que este acto ellos le dominan “Bajade de lute”. Media hora antes de la fijada para conducir los restos del cementerio, llega la banda de músicos compuesta de saxofón, dos flautas, un bajo cantante, un clarinete, un trombón de vara, un contrabajo, un pistó y la batería destemplada, la que desde que el cadáver es sacado de la casa mortuoria hasta que llega al borde de la fosa en que va a ser sepultado, tocan marcha fúnebre. Como los indígenas tienen por costumbre, que las mujeres asistan al sepelio, éstas durante todo el trayecto y hasta que el cadáver queda sepultado van llorando y repitiendo a viva voz, todo lo que en sus concepto creen que deben de decir acerca de lo que dijo o hizo el “pobre defunte”.
  • 22. 21 Por ejemplo esto: “Páque pue siastemoride taitite, y nus a dejade güaches cumiél lial; que será de osotros agore cuande estemes en la case, o vaiguemos a la chacre a coger lus frijoles, las yuques y las caigües pal aguadite y no lus entremes” “Purqué púe siate mueride, cuando me parece que lus lveigue motade en su perdonesté que lus falte su respeto, trepade en su piajene, cargado cun suaflafe, con su panque y cun su leñe, &.” Hecha la inhumación, regresan a la casa mortuoria en la que reinician su llanto sus lamentaciones y sus juicios críticos. En seguida, comen, beben y hablan acerca de los bienes que ha dejado el extinto, opinando, cada uno a su criterio, como se debe hacer el reparto, y quienes son los llamados a correr con los gastos que les a originado el sepelio. Si por desgracia de la viuda, aportó a su matrimonio hijos de otros, los legítimos, ven en ellos a sus enemigos, y tratan de echarlos de la casa lo más pronto posible, temerosos de que también les reclamen herencia, y hasta no es extraño, que los parientes cercanos del muerto, hagan lo mismo con la viuda, si ésta, no ha sido ni es de su simpatía. Pues, a de tenerse en cuenta que, para la mayor parte de los indígenas de cierta edad, viudos por ejemplo, tiene más valor una mujer, con hijos que estén en estado de poder servir y que sepan tejer sombreros, porque los explota haciéndolos trabajar a todo rigor, y guay de la madre, si se atreve a protestar, porque también ella, sufre las consecuencias y se expone a que le enrostre su pasado. LO QUE SO LAS COFRADÍAS Las cofradías o hermandades que se forman en la Villa de Eten, y que yo he conocido allá por el año de 1898 y aún hasta la fecha, no tienen como muchos suponen, sanos fines religiosos, sino, más bien, pretextos para rendirle homenaje a Dios Baco, como vamos a verlo enseguida. Un grupo de los más VIVOS, se ponen de acuerdo para formar una hermandad bajo la advocación de “San Armando Líos”, santo que nadie conoce pero que a ellos les conviene explotar y basta. Co su botella de cañazo o anisado y su copa respectiva, visitan en la madrugada, a todos los tontos que tienen catalogados en su libreta de apuntes, y tocándoles la parte débil, les hablan de sus propósitos, de los milagros de su santo patrón y de la conveniencia de que sean sus devotos, para celebrarle su fiesta, en determinado día, que cuando menos es el del cumpleaños, del Cabecilla, para lo cual, le piden que señale el monto de su limosna, a fin de anotarlo en el libro de inscripción de la Cofradía o Hermandad que ellos han formado.
  • 23. 22 Luego, le sirven una copa y después que algunos de ellos se la bebe, le sirve otra al visitado, para que haga lo mismo, si la recibe y se la seca, ya cayó en la trampa, y le asegunda otra, para que quede bien “gierrade”, o sea comprometido formalmente. Cuando ya han hecho buena casa de esta clase de incautos, cuya contribución asegura los gastos de la festividad, van en pos de las personas principalmente mujeres, para comprometerlas a que cada una, durante los días que dure la payasada, les den que comer y beber sucesivamente a todos los miembros de la susodicha hermandad y a los músicos; y a otras, para que contribuyan con ramos de flores, velas, adornos, misas, &, &. Después, buscan a los que pueden darles cierta cantidad de libras de cera para hacer velas, cuya labranza la llevan a cabo en la casa de la alguno de estos tontos que a la vez tienen que darle de comer y beber a los Mayordomos y demás componentes de la Cofradía después que ha hecho explosionar en el espacio media docena de cohetes surgidores que denominan “diarranque”, son los que indican que ha quedado terminada la labranza Desde el día que comienzan las novenas hasta el tercero de la octava de San Armando Líos, vienen quemando cohetes frente a la puerta de alguno de los devotos que están de turno, haciendo que la banda de músicos toque cualquiera pieza que sea de su agrado y si se ofrece, alegres marineras que los paisanos las bailan de cualquier manera. A partir de la víspera, los mayordomos presididos por la banda de músicos, y portando un báculo el que está de turno, visitan a todos sus compañeros invitándolos a misa y demás ceremonias religiosas que tienen programadas. Las medidas, estampas y cordones conmemorativas de su milagrosa imagen, las venden exclusivamente los mayordomos, los mismo que la limosnas y ofrendas que depositan los fieles, las recogen y guardan ellos. El tercer día de la octava, se reúnen en casa del devoto respectivo y después que comen y beben hasta no poder eligen a los que entre ellos van a ser los mayordomos para el siguiente año, a fin de que estos vayan buscando con tiempo a cuantos mentecatos puedan pescar para celebrar a sus costillas la fiesta del pobre santo cuyo nombre explotan. Como estas fiestas no tienen otro fin que el de la borrachera, el pueblo no recibe ningún beneficio en su ornato público, pues por el contrario sus calles se convierten hasta en reservados comunes y los devotos entrampados hasta las orejas. Todas las aves que con tanto trabajo cuidaron durante el año, pasaron a los estómagos de los miembros de su cofradía o hermandad y cuando termina la fiesta, su familia no encuentra ni las plumas para consolarse.
  • 24. 23 Estas son en puridad de verdad las famosas cofradías o hermandades que tanto les agrado a los oriundos de la Villa de Eten que a nada bueno los conduce, pero, que les tienen ley. LAS MINGAS Las mingas, están constituidas por grupo determinado de indígenas, que de mutuo acuerdo, se prestan entre sí, servicios recíprocos y también aceptan trabajos de tal índole por contrato a particulares, para invertir su producto, en la celebración de alguno de los tantos santos que, los mayordomos o gerentes de las llamadas cofradías o hermandades, los comprometieron como devotos. Por ejemplo: un agricultor necesita peones para desyerbar su arroz o para hacer cualquiera otra faena en su chacra, busca al cabecilla de alguna de estas mingas, al que le participa, lo que desea; éste de acuerdo con sus comparos, hacen una visita ocular y ajustan con el interesado el precio respectivo. Desde el día que van a dar comienzo a la obra, hasta que la terminan, cada uno porta sobre el hombro su herramienta necesaria y presididos por un cholo, que lleva en la diestra, una cruz de caña brava y, a manera de bufanda un cabestro, que le dan la jerarquía de caporal, a cuyo costado, lo acompaña otro cholo tocado un pito de carrizo y un tamboril de más o menos de ocho pulgadas de alto, por otras tantas de diámetro que lleva pendiente del dedo meñique de la mano izquierda que es con la también sostiene el pito, sirviéndole los demás dedos como llaves para dar las notas de las piezas que toca, y en la derecha un palillo a baqueta, con el que le da acompasados golpecitos al tamboril, que hace de batería y de dos en fondo, marchan al lugar de su destino todas las mañanas para regresar en las tardes a casa del caporal a tomar sus cuantos mates de chicha y retirarse de cada cual a su domicilio. Cuando llegan al trabajo, hacen alto; el caporal, pone la cruz bien plantada en el sitios más alto que encuentre en el terreno, y en los brazos de esta, el cabestro. Enseguida, a golpe de pito y caja, comienzan y termia la faena de cada día, comiendo y bebiendo a intervalos, lo que sus mujeres les llevan preparado, o les cocinan allí, las personas que el dueño del trabajo, manda con ese fin según su contrato. El día que terminan el trabajo, se reconcentran todos frente a la cruz colocan sus herramientas a un costado en forma de pabellón, se descubren ate ella, y de uno en uno l doran sucesivamente, pasando luego a sentarse alrededor del mantel o manteles que están tendidos en el suelo, para comer lo que les hayan preparado y beber su chicha.
  • 25. 24 Terminado este acto, el caporal, hace que recen el bendito, y a continuación, se encamina a la cruz, tomando el cabestro en la diestra, va llamando a su lado a todos los que durante la faena estuvieron sacando la vuelta o no hicieron bien la tarea que tuvieron a su cargo, increpándole su conducta, y ordenándoles que se crucen de brazos, les faja tres pencazos bien sentados en las posaderas, con el aplauso y el beneplácito de sus demás compañeros que se ríen y se burlan de ellos , secundados por músico que toca una alegre diana o una marcha. Acto continuo, recogen sus herramientas y vuelven al pueblo quemando cohetes en el trayecto, con los que indican, que la minga ha terminado el trabajo y esto da motivo, para que en casa del caporal, se propinen su buena mona y bailen hasta altas horas de la noche. El íntegro de la contrata, pasa de hecho, a aumentar los fondos de la cofradía a que pertenezcan. Por este mismo sentido, son las mingas de sombreros, las de materiales de construcción y todas aquellas que realizan como pretexto para justificar sus borracheras, más que los beneficios que les reportan o pueden reportarles. COMO HE VISTO YO ELABORAR LA CHICHA La chicha, como bien lo saben todos, es una bebida fermentada de cualidades tóxicas degenerantes, que los indígenas la usan hasta para lactar a sus bebés cuando quieren hacerlos dormir para dedicarse a sus quehaceres o jolgorios, sin importarles las funestas consecuencias ni el mal que le causan a esos pobrecitos inocentes, que desde que los engendran, ya llevan consigo el germen alcohólico que se transmiten por atavismo fatal de generación a generación. O tengo la menor intención de herir las para mí, muy respetables suceptibilidades, de los que se crean ofendidos con mis juicios críticos pero lo hago, con el sao y patriótico propósito, de que los poderes públicos y todos los buenos hijos y vecinos de esos pueblos desamparados como el de la Villa de Eten, tomen nota de lo que denuncio, y traten de remediar en la mejor forma, los males que se ciernen sobre los que consumen esta repugnante bebida. He aquí, como he visto yo preparar la chicha: 1. Hacen germinar en arena húmeda, una gran cantidad de maíz colorado hasta que sus raíces y hojas, han alcanzado uno o dos centímetros de largo; luego lo tienden sobre los tejados de sus chozas, para que los refrigerios del sol lo sequen bien y, los gatos lo usen como cama y receptáculo de sus urgentes necesidades, idem de los
  • 26. 25 gallinazos y de las ratas que tanto abundan en estos trigales de Dios, icluso el polvo que los cubre piadosamente. 2. Cuando ya está seco, lo recogen poniéndolo el saco para llevarlo a los molinos ad hoc que los pulverizan con todo lo que contiene, convirtiéndolo en lo que denominan: “Jorge”. 3. En su casa, lo mezclan con abundante agua, ya sea de la que discurre por las acequias o de las norias que nunca les falta en su corral, en una olla de barro calcinado, que en conjunto llaman: “Taberne”, en las que lo cocinan por espacio de 6 a 8 horas consecutivas, agregándole algunos, astillas de taczana, o ramas de una planta que se conoce con el nombre de “Vichayo”, la primera según dicen, es, para facilitar la fermentación, y la última para que los que la consuman sientan insaciable sed y la sigan tomando. 4. Cuando ya está frio el cocimiento, cuelan el líquido en unos crudos de yute o balletas de lana, (que por lo general sirven para otros usos) depositándolo en unos porrones que les dicen “Murlos”, en los que dejan que se asiente el sedimento, para extraer cuidadosamente el líquido de encima que lo endulzan con miel de caña y después que lo dejan fermentar varios días lo embotellan dándole el nombre “Clare”. 5. El resto, lo trasegan a otros depósitos que llaman “Chapes” el que endulzan y venden fermentado a medida que sus clientes con el nombre de “Colade”. 6. El afrecho lo vuelven a cocinar con regular cantidad de agua, y cuando está frio, lo endulzan y venden con el nombre de “Chiche Agüade” mucho más barato que las dos anteriores. 7. Algunos industriales de ese ramo, le agregan al cocimiento, mayenes, patas de res y hasta gallinas, cuando las necesita para su consumo personal o para celebrar alguna fiesta familiar. 8. La venta de la chicha, la anuncian colocando en el umbral de la puerta de calle o del callejón de la misma, una figura de cualquiera animal hecho y pintado en hojalata, adornado con flecos de papel de colores vivos, y si la vendedora está de luto, le ponen negro. 9. La del “Agüade” la indican colando una caña brava en forma oblicua sobre una de las hojas de la misma puerta, con un manojo de ramas de una planta conocida con el nombre de “chope”, otras veces las sustituyen con las de mamey o naranjo; esta chicha sola la consumen los pobres y las chinas que dan a luz mujercitas.
  • 27. 26 10. Cuando se concluye la venta de la chicha, cuyos residuos quedan en el fondo de los “chapes”, los juntan todos y, los ponen nuevamente a cocinar, agregándoles buena porción de agua, por un par de horas, cocimiento que después de colado y frio, lo endulzan, dejándolo fermentar por unos dos o tres días, el que con el nombre de “San Juan”, la “Parcera”, calificativo que le dan a la chichera, casi se lo obsequia a sus parroquianos que le apuraro la venta de toda su tabernada. He conocido cholas, que le echaban a su chica, bicarbonato de soda o cal viva, según ellas para aligerar la fermentación y hacer que levante bastante espuma cuando la sirven. También he tenido ocasión de comprobar, que hay otras, que tan luego está en fermentación la chicha que han endulzado, le ponen huesos de falanges humanas amarradas en un trapo en el fondo de los “chapes”, disque, para que la pruebe, no se retire rápidamente y siempre vuelva a beberla con mayor avidez, pues, creen, que estos los atraen a los borrachos, como el imán al acero. Queda plenamente demostrado, que la chica tal como yo la he visto preparar, no es la bebida nutritiva, fortificante y alimenticia que muchos se suponen, ni se igualan a la que elaboraba y consumían los incas, porque según los estudiosos practicados por el sabio arqueólogo alemán, Sr. Enrique Brüning, de quien tuve la honra de ser amigo y colaborador oficioso, durante el tiempo que el residió en la Villa de Eten, la chicha de los incas era solo de maíz bien germinado, cocido y sin más dulce que el del mismo grano. En la serie de artículos que yo publique el año 1924 en el diario “La tarde” de Chiclayo, sobre diversos tópicos regionales, he denunciado esto y, aún opiné en el sentido, de que por humanidad y por patriotismo, se dictara una ley, que prohíba terminantemente la elaboración de la chicha de jora en la forma que hasta la fecha se sigue haciendo en el departamento de Lambayeque, o en su defecto, se le creara un impuesto progresivo semestral o anualmente que doble el que tuvo el año anterior, para de esta manera, elevarle el precio a tal extremo, que la convierta en artículo de lujo, poniéndola así fuera del alcance de la clase trabajadora y de la media también, porque en este sector, es notorio que tenemos muy apreciable número de consumidores, que, como ignoran como la elaboran, la beben, creyéndola una especialidad. Y propuse también que solo se permitiera, que la elaboraran como lo hacían los incas, para que la raza indígena contemporánea, y sus descendientes, sean fuertes y sanos, para que contribuyan al engrandecimiento patrio y a su propio bienestar común.
  • 28. 27 LO QUE SON LOS PANDEROS Un día del mes de marzo de 1900, un amigo me invitó la que lo acompañara a la inauguración de un Pandero de $500.00, quinientos soles de plata, encabezado por un destacado financista a quien llamaremos Don Ambrosio Lancetilla, a quien asesoraba su dignísimo secretario Don Pío Rebusquillas a quienes Dios crió y el rabudo juntó para desplumar a cuantos incautos cayeran entre las mallas de su red o entre sus filudas garras. El citado amigo era nada menos que uno de los arrastradores que tenía a su orden el honorable señor Lancetilla, en cuya casa, se erguía sobre el techo de la sala, o mejor dicho, en la cornisa de la puerta de la calle, una hermosa caña de Guayaquil a manera de asta, en cuyo extremo superior flameaba al tope una gran bandera blanca con la siguiente inscripción: “Pandero de Don Ambrosio Lacetilla, compuesto de 125 socios, que pagarán S/. 4.00 semanales cada uno y el favorecido está obligado a dar comida y chicha par todos sus consocios”. En el reverso tenía pintado, una mesa sobre la que se veía mates para beber chicha, botellas y vasos; en uno de sus costados una arpa y otro una botija, con lo que significaba la obligación de los asociados, según la explicación que me dio ladinamente mi invitante, que sea dicho de paso, me creyó un manso y tuvo la candorosidad de quererme catequizar. Cuando estuvimos en la casa del Jefe Panderista, me presentó a él y a su secretario, quienes me recibieron con muestras de la mayor cortesía, poniéndose a mis órdenes y brindándome asiento. Luego se hacían lenguas hablándome de la ardua misión que tenían a cuestas, todo por hacerles el bien a sus asociados, enseñándoles el ahorro y las ventajas que este sistema les reporta, así como las facilidades que el cabecilla les da cuando se atrasan el e pago de sus cuotas semanales, cobrándoles solamente el 10% “Cade oche díyes” A medida que me ponderaban las excelencias de su industria, iban llegando cholas y chinas, las que después del saludo le entregaban al señor Lancetilla los cuatro morlacos sonantes contantes, que él deposita en una especie de cofre, mientras que su secretario anotaba la entrega en una cuartilla de papel de despacho. Los que no asistían personalmente por alguna emergencia mandaban su cuota con sus parientes, hasta que se completó el número y los quinientos soles pasaron a depositarse en “Baule” del cabecilla.
  • 29. 28 Esta suma por ser la de inauguración del Pandero, queda íntegramente a favor del jefe o cabecilla del pandero, sin cargo de reciprocidad. En seguida el secretario, dio lectura a la nómina de los socios, resultando que los diez primeros números corresponden a la mujer, hijo, hermanos y parientes más cercanos de este moderno redentor, y todos los que ocupa la segunda decena, tienen que tomar forzosamente otro número de la última decena, es decir, el 11 con el 125; el 12 con el 124; así sucesivamente. El que sale favorecido, tiene que presentar una fianza hipotecaria con pacto de retroventa a favor del cabecilla, o la garantía de persona abonable a su entera satisfacción. Llenado este requisito tiene que correr con los gastos que le originan darle de comer, beber y bailar a todos sus consocios por partida doble, porque es costumbre que los primeros platos y una jarra de chicha para directamente a la casa de la familia de cada uno de ellos, y en seguida les tiene que servir su parte. Por consiguiente, esto le cuesta una merma de más o menos la quinta parte de lo que debe de recibir y si el favorecido es suelto de manos, se abre en quinta y gasta muchas veces hasta la mitad. El único compromiso que voluntariamente contiene el cabecilla es el de agasajar con su media docena de botellas de cañazo, su picante de pescado con mote o cancha y su botija de chicha, que en aquella época no representaba más de 10 o 15 soles en total el día de la inauguración; pero en cambio, él y su parentela, les sacan el kilo a sus cabritos. El día menos pesado se da por quebrado el panderista alegando que los socios fulano, zutano y mengano, que cuando menos ha pasado a mejor vida, recibieron el pandero y no siguieron pagando lo que les correspondía; como nadie tiene la vida comprada, él explota la muerte de aquellos y sin lugar a reclamo. Otras de las disculpas que también suelen hacer es que el socio X no ha pagado sus cuotas desde que recibió su primer número; que el socio B se ha mandado cambiar entre gallos y media noche, en resumen los paganos son los tontos que contribuyeron para que otros se armen. Yo he conocido individuos tanto en Eten como en Monsefú, que sólo con productos de sus combinaciones como cabecillas de panderos se han hecho propietarios de fincas agrícolas, han derrochado dinero a manos llenas y como gala han tenido hasta cuatro mujeres en su mismo pueblo. Por eso, al comprobar, yo estas inmoralidades y negociados tan censurables y dolosos también los he denunciado en 1924, en el diario “La tarde” de Chiclayo,
  • 30. 29 para que llegue a conocimiento de las autoridades superiores del Departamento y de los Poderes Públicos, para que dicten una ley que ampare el derecho de los coios de esos panderos y le reglamente sus funciones, a fin de que desaparezca el agio y la rapacidad que predomina en el ánimo de los que encabezan y explotan maliciosamente. COMO SE REBUSCABAN LOS GOBERNADORES Con muy contadas excepciones, la mayor parte de los que han desempeñado el cargo de Gobernador en muchos distritos del Departamento de Lambayeque, lo primero que han hecho es tener como amanuenses o secretarios a cualquier conocido bribón, experto en papeluchadas y a un Alguacil que conociera al pueblo y sus habitantes al derecho y al revés. Instalaban su Despacho en la misma sala de su domicilio familiar y hacían publicar su Bando respectivo, para conocimiento de todos los de su mando. Cuando se presentaba algún vecino a demandar a alguien, tenía que pagarle S/. 0.20 al contado rabioso, al Alguacil, por derecho de notificación y otros S/. 0.20 al demandado por derecho de comparecencia, si ambos litigantes eran indígenas. Hecho el comparendo y deslindadas las responsabilidades multa al delincuente desde S/.2.00 hasta donde resistiera éste, porque sino, pasaba a la cárcel amenazado por el Gobernador para remitirle al siguiente día a órdenes del Subprefecto de la Provincia. Pero esta amenaza, no era mas que una treta, por que a cierta hora, el Secretario, visitaba al preso y le contaba el cuento haciéndole creer que él había intercedido en su favor, para que el Gobernador no lo remitiera a disposición del Superior Jerárquico, porque eso le iba a costar pérdida de tiempo, vergüenza y gasto de dinero en buscar quien lo defienda; que mejor pagara la multa impuesta para útiles de escritorio y que sería puesto inmediatamente en libertad. El hecho es que el sujeto era su víctima y hacía lo que él le sugería para evitarse mayores molestias. Con este truco ya tenía asegurado el Secretario el 50% de la multa y su respectivo agasajo por parte de su deudo defendido, que desde luego había contraído con él una deuda de gratitud.
  • 31. 30 Cuando la mini crisis económica estaba aguada para el Gobernador y sus corchetes, hacía llamar con su Alguacil al “Comisario” o Jefe de Patrulla Urbana, al que le ordenaba que esa noche con sus hombres, le pidieran boleta de Inscripción Militar a todo individuo que encontraran en la calle, después de las ocho de la noche y el que no la tuviera consigo que le pusiera en detención hasta que él fuera a entenderse con ellos. Como la patrulla rondaba sólo hasta las dos de la mañana el Gobernador acompañado por su Secretario iban a las cuatro a visitar a los omisos a quienes les increpaban su conducta, hacían el simulacro de afiliarlos, tomar sus nombres, participarles que estaban enrolados, luego salían dejándolos bajo esa impresión por supuesto nada edificante para los pobres que no tenían ni con quién hacérselo saber a su familia. Media hora más tarde se les presentaba el Secretario y después de conversar aisladamente con cada uno, pactaba el precio de su libertad y el que tenía dinero a la mano ipso facto se iba a su casa, pero con la advertencia de que guardara reserva, porque si el gobernador lo llegaba a saber lo haría recapturar y entonces lo enrolaban en el ejercito. Esta maniobra les reportaba buena suma de soles y a la mañana siguiente no amanecia ningún omiso en la cárcel y todo era paz y aquí gloria. Como el Secretario se ofrecía para darle aviso a la familia de los que en ese momento carecían de dinero, ellos le daban al dirección y él se encargaba del resto, por que para eso maestro en la materia y le servía de asesor a todos los novicios que asumían al mando gubernativo de la población que tenía la suerte de contarlos en su seno como buenso hijos o vecinos para prestigiarla y administrar justicia con honestidad (¿?). Particularmente en la Villa de Eten, en donde estos puestos son ambicionados por ciertos individuos, para explotarlos a su entera satisfacción. LO QUE FUERON LAS LLAMADAS PETATERIAS. Con el nombre de Petaterías, establecieron en la Villa de Eten y aún en Monsefú, determinado grupo de Caciques de los mismos pueblos, casi desde los albores del Siglo XIX, enormes salones en el interior de casas adhoc, en los que recluían a todos los indígenas de ambos sexos y hasta a los hijos de éstos, que les debieran pequeñas sumas de dinero que les hubieran prestado, para que se la pagaran con el tejido de sombreros, que ellos, les hubieran prestado, para que se la pagaran con el
  • 32. 31 tejido de sombreros, que ellos, les valorizaban su trabajo como les diera la gana, los mismos que negociaban a otros lugares obteniendo píngües ganancias a expensas de los pulmones de sus pobres esclavos, a los que hacían trabajar a todo rigor, bajo la severa vigilancia de un Verdugo, que denominaban Caporal, sugeto este, que, estaba autorizado para moles a palos y poner en el cepo a todos los que no terminaran la tarea que les señalara, y aún tenía la barbaridad de zurriagarle sobre las hornas de madera, los dedos a los niños o niñas que no pudieran hacer bien el tejido de los sombreros que les encomendaban. Antes de continuar, es justo declarar, que entre los dueños de esas Petaterías lo que voy a relatar enseguida. 1. Importaban de Guayaquil, grandes cantidades de paja de mocora, a la que ellos le ponían el precio de venta que les convenía; 2. Al venderle la paja a los compradores, les advertían la clase de sombreros que debían de tejer, por que como ellos, eran los únicos que los compraban, y después de esta industria, no tenían los tejedores en que ocuparse, no había caso, que hacían lo que les ordenaban, estos señores de horca y cuchillo, a muchos de los cuales yo conocí, hasta hace algunos años; 3. Cuando se les ofrecían en venta, ellos, les fijaban el precio, calculando que no ganaran los tejedores más de quince a cincuenta centavos en cada uno, que según la clase, empleaban de uno a tres días para terminarlos. 4. Si por desgracia, para estos infelices, se veían en la imprescindible necesidad, de hacerles un préstamo de S/.10.00 por ejemplo, para descontárselos por dividentos de uno o dos soles semanales, y no cumplirán por que el producto de los que tejían, solo les alcanzaba para vivir a ración de hambre, los hacían recluír con su mujer e hijos supieran tejer en su Petatería, para que el Caporal, los hiciera trabajar a todo rigor día y noche a fin de completar el pedido que sus clientes les decían, 5. Cuando el cholo que solicitaba el préstamo, tenía hija o mujer que le gustaba al dueño de la Petatería, no le entregaba a él el dinero, pretextando alguna ocupación, y le decía que mandara a la víctima que había elegido a tal hora, para atender su pedido, oportunidad que aprovechaba, para abusar cobardemente de ella, con la seguridad, de que todo quedaría impune, porque en aquella época, eran los amos y señores del pueblo y de todos sus explotados. 6. Consumado su crimen, todavía tenían la villanía de anotarle en una libreta, la cantidad entregada, a cargo del que había cometido su miserable prestamista.
  • 33. 32 7. Cuando el ultrajado cholo, hacía la primera entrega, se encontraba con la inesperada sorpresa, de que su deuda se había triplicado y al hacer el reclamo respectivo, recibía como respuesta, amenazas y groserías tales como estas “indio sinvergüenza, ladrón y zamarro; ¡como te permites la insolencia, de dudar, de la honorabilidad de un caballero como yo. ¿Has crído que soy tu padre o… para que niegues la plata que te hice el favor de darte, para que aplacaras tu hambre y el de todos los perros de tu familia, so indio canalla? Fíjate, S/: 10.00 que me pediste; S/. 10.00 que le dí a tu mujer y S/. 10.00 que te apunté en tu libreta, son S/. 30.00 soles ¿Qué alegas ahora? Retírate de mi presencia antes que te eche de aquí a puntapiés, indio imbécil, o te haga poner en el cepo del cogote por animal; y 8. Si el pobre paria se aventuraba a replicarle, lo hacía poner en el capo de los dos pies, y trabajar a todo rigor, hasta que pagara la deuda, lo que era imposible que lo hiciera, dado el bajo precio que ese desalmado le pagaba por el tejido de cada sombrero, que no le alcanzaba ni para comer; siendo este el motivo porque muchos índigenas murieron sin poder cancelar su triplicada cuenta, que para mayor sarcasmo, todavía se la cobraron esos malvados a los descendientes de sus víctimas, validos a que como eran los Capituleros de todos los políticos arribistas, estaban con todos los gobiernos, gozaban de influencias ilimitadas y tenían el privilegio de ser alcaldes, gobernadores o jueces de paz, cuantas veces les diera la gana o de hacer nombrar al autómata que ellos manejaban a su antojo y conveniencias. Por eso también, procuraban mantener como sus cancerberos a ciertos tipos, a quienes le encomendaban la requisa de sus peones y la de los hijos de éstos, en su Petatería, para explotarlos, impidiendo así la instrucción de los pequeños para que sean analfabetos y nunca sepan defender sus derechos. CONTRATOS LEONINOS El año 1928 llegó a mi poder y la hice publicar comentándola, una fórmula conforme a la cual los llamados Contratistas de peones para las haciendas del Valle de Chiclayo, explotaban la ignorancia las necesidades y la idiosincrasia de estos infelices, que tienen la desgracia de que los atrapen en sus redes. La famosa fórmula a que me refiero, dice literalmente esto: “Conste por el presente documento que yo…………….. hábil y expedito para contratar, declaro que con esta fecha he celebrado con don……… un contrato de locación de servicios personales, recibiendo al efecto y adelantado la cantidad de…… soles plata, la que
  • 34. 33 me obligó a amortizarla en jornales en la hacienda…. O en el lugar que designe mi acreedor a razón de……….. por tarea o por día, según la naturaleza del trabajo y circunstancia del tiempo, entendiéndose que esta locación de servicios es preferentemente a cualquiera otra obligación, por lo que me someto a la competencia de la autoridad que designe mi acreedor señor………… para conseguir que yo pague con mi trabajo personal, la cantidad que hoy recibo y la que en adelante recibiré en la forma pactada, y para lo que en caso necesario a mi costo se me hará constituir en el lugar del trabajo que me designe mi patrón y obligándome además con mis bienes en general a renunciar las leyes y excepciones que pudieran favorecerme en juicio o fuera de él. Como se ve por el texto de este documento, el infeliz socorrido, queda maniatado de pies y manos, condenado a sufrir toda clase de vejámenes, de humillaciones, de martirios y de sacrificios, sin derecho a reclamo alguno, porque para él no existe ley ni autoridad que lo redima de la esclavitud a que su Contratista lo reduce. Y si por desgracia, hastiado de sufrir los rigores de su infortunio, se fugara de donde lo explotan y maltrata a su amo; el Contratista lo hace perseguir por sus corchetes que nunca le faltan y, una vez que lo capturen, le recarga a su cuenta los gastos que según ellos han hecho en su persecución, poniéndolo así en la triste condición de no poderse redimir jamás de semejante condición y expuesto todavía a que le rebajen el 20 o 30% del mísero salario que lo tiene a ración de hambre. Ahora sí como consecuencia del rudo trabajo a que se le somete, caerá en el lecho del dolor para no levantarse más, su pobre y desventurada familia queda obligada a responder por la deuda que aquel contrajo y nadie ni nada podrá librarlo de esa interminable cadena que los aprisiona porque sus explotadores están seguros de que esos parias no serán capaces de denunciar ante las autoridades competentes a esos agiotistas que trafican con la desgracia, con el hambre y la ignorancia de tantas víctimas, ni recurrirán a la prensa honrada....... etc. ¿TU HAS VISTO DONDE HA CAIDO EL PROYECTIRL? Si siñorie. Era Juez Instructor de la Provincia de Chiclayo el Dr. Don Augusto R. Llontop, Magistrado integérrimo, recto, sagaz o incorruptible que tenía muy elevado concepto de su misión. Una tarde, a eso de las 7 y media p.m. mas o menos, se produjo una reyerta entre varios indígenas con un forastero, en el interior de una chichería, el que para evitar que lo molieran a palos dio un salto a la calle, creyendo que así se tendría
  • 35. 34 libre el camino para retirarse a toda máquina del campo de batalla, que ponían en peligro su vida; pero, le fallo la suposición, por que los mirones, lo recibieron de muy mala manera, que no le quedó otro recurso que el de desenfundar su 38, y hacer dos disparos al aire, para amedrentarlos y aprovechar el pánico para poner las Villadiego. Al oir las detonaciones los indígenas, unos se tiraron al suelo y otros se atropellaron por correr en diversas direcciones, resultando algunos contusos y dos con ligeras heridas en la frente por haber caído de bruses sobre el sardinel de la vereda. A los gritos de “agárrenle, salían muchos cholos a inmpedirle el paso al “forastero”, el que a medida que corría disparó tres tíros mas, pero, al tratar de volver a cargar su revolver, un cholo de apodo “Manteca”, se le tiró a los pies, y consiguió traérselo a tierra, circunstancia que aprovecharon otros paisanos para desarmarlo y llevarlo a golpes a presencia del Gobernador, que era un indio alto corpudo y viejo, a quien sus paisanos llamaban “Burro Grande”, apodo que sin averiguaciones de ninguna clase, lo hizo poner en el cepo de los pies, después de insultarlo en su dialecto. A continuación se presentaron al Gobernador los dos heridos, que ya se habían embadurnado la cara, la pechera y las mangas de la camisa, con la sangre que le manaron las heridas, y por donde alguien los tocaba, daban gritos alarmantes simulando que estaban fracturados de los brazos de las piernas y de las costillas, haciéndose los que se caían cuando sus paisanos los soltaban para hacer la demostración gráfica de la escena que se había desarrollado. Inmediatamente el Gobernador, hizo llamar a su Secretario que era un tinterillo mas borracho y zamarro que él mismo, el que en menos de los que canta un gallo, lo empapeló al preso hasta las orejas, acumulándole multitud de faltas y poniendo como testigo presenciales a determinados sujetos que siempre se prestaban para tales, entre los que figuraba Sebastián Nuntón “a) “Chéteque”. Puesto al segundo día a disposición del Juez Instructor, y después de los trámites de ley, hizo comparecer a su despacho a “Chéteque”, al que sometió a un severo interrogatorio, deduciendo de las respuestas de éste, que era un testigo falso del que ya él tenía referencias, y para acabarse de convencer, lo invitó a que pasara al corral, en el que le enseñó un revolver a cuyos cinco proyectiles les había quitado anticipadamente el plomo, y le dijo: “De manera que tu puedes ver fácilmente cuando el proyectil sale del revolver y a donde casi”.
  • 36. 35 “Si siñorie”, responde el cholo con la mayor naturalidad. “Bueno, díce el juez, “Ahora fíjate bien por que voy a disparar”, “Gueno siñorie”.-Pum. Hace el disparo, y le pregunta que si ha visto a donde a caído, y el le contesta afirmativamente dirigiéndose a la pared en la que hace el que busca la bala, pero como nunca la iba a encontrar el Juez, le díce: ¿Cómo, tu me digiste que la habias visto a donde cayo, y sin embargo, no la encuentras?. No importa, voy a disparar otro” “Fijate bien”, Pum. Anda tráemela”. “Gueno siñorie” y va para hacer lo mismo, entonces el Juez le dice que por tercera vez va a disparar, pero que tenga mucho cuidado de ver en donde cae la baja y dispara. “Chéteque”, que a cada disparo, daba un salto atrás y ya estaba temblando como un carrizo, se fue nuevamente a la pared cuyas grietas de los adobes, hundía el índice y las hurgaba repetidas veces. Hasta que el Juez, no pudiendo reprimír mas su impaciencia, le díce cólerico”, mentiroso, tú crees, que a mí me vas a engañar con lo que estas haciendo ni con lo que me has dicho, hoy te mando preso a la Cárcel para que otra vez no permitas la insolencia de prestarte para ser testigo falso” “vamos a mi despacho”. Ante esta amenaza, “Chéteque” se le arrodilla por delante al Juez y con las manos juntas le díce: “Si es verd siñorie que lus ay engañade, pero no tengui la culpe, pur que ami siempre me mande mi compa juse timoteye pa que seye testigue, y puroso hai venide, purque sino llagui me mente en el cepo y no me pague”. “Perdoneme este siñorie, que le jure que no guelvi a ser mas testigue false de naides, por lore miame taitite siñorie, no me mandi prese, dejemo dir mi pueblo”, llorando como un niño que el Juez, comprendiendo el gran sus to que el cholo experimentaba, lo hizo que se levantara y una vez que estuvo en despacho lo amonestó seriamente, haciéndole ver el delitos que cometía siendo testigo falso y después de amenazarlo con ponerlo preso si reincidía, lo dejó en libertad. Tan luego “Chéteque” estuvo en la calle, las puso hasta la Villa llegando a su casa como a las siete de la noche echando los bofes por la boca, y no volvió a prestarse de testigo en el resto de su vida.
  • 37. 36 MANUEL MORENO (a) “EL LOCO”, ATAY DE LA VILLA DE ETEN Estaba en todo su apogeo la revolución de Piérola contra el gobierno del General Cáceres, en el departamento de Lambayeque, abundaban los Pierolistas, y hasta los alumnos de las Escuelas eran de su causa, los gobernistas estaban reducidos al mínimum, pero no obstante esto, existían los dos bandos, y donde quiera que se encontraban, presentaban combate a piedra limpia; el triunfo era de los revolucionarios irremediablemente, tanto por el número, cuanto por que sus filas estaban engrosadas por mocetones de 18 a 20 años de edad, y multitud de granujas que no respetaban baches.1 Cada domingo o día feriado, los alumnos de las Escuelas del Puerto y de la Villa de Eten, se reconcentraban en ésta, y asaltaban los parapetos enemigos que improvisaban los Caceristas, a los que detrotaban con 1 Cada Comandante General, tenía la obligación de hacer acopio de víveres y de municiones para el grueso de su ejército, y todo prisionero era cangeado por un “cupo” consistente en pan, frutas o galletas. frecuencia. Manuel Moreno, como Jefe de una Compañía, fue comisionado por el Estado Mayor Revolucionario de la Villa, a conseguir provisiones para un Regimiento de Caballería que los aliados del Puerto, les ibam a mandar la noche del 24 de Diciembre de 1894, para celebrar unidos el nacimiento del niño Jesús, esto era, atacando al enemigo en sus poseciones con la seguridad de vencerlos. Moreno, hizo su excursión primero al campo, y tomó de facto, cuanta fruta encontró a su paso, y con las debidas precausiones requeridas, se apropió de un Panal de Pulatos, el que guardó cuidadosamente en un sito reservado. A las ocho de la noche el Regimiento de Caballería aludido, hizo su entrada a la Villa, siendo recibido desde las afueras por sus colegas en medio de atranadores hurraha y sonoras palmas, acompañadas de vivas al triunfo de su causa. La Banda de Músicos de los revolucionarios de Eten, compuesta por mas de cuarenta profesores de rondín, pitos, latas peines escarmenadores forrados con papel de seda y, tubos de metal, tocó alegres dianas, y con una marcha militar capáz de volver loco a un sordo mudo de nacimiento, los condujo a su cuartel que estaba ubicado en la parte Este de la población. 1 Baches: En el texto original la palabra estaba borrosa.
  • 38. 37 Amarrados los caballos de palo de escoba y los fusiles puestos en pabellón, se mandó romper filas, y se dio comienzo a la distribución de víveres a los recién llegados. Moreno, dándose cuenta que muchos se iban a quedar sin parte, pidió permiso y salió al mando de diez soldados de su confianza, con dirección al sitio en donde tenía guardado el panal, y una vez que lo tenía en la mano, dispuso que sus hombres entraran a la tienda del chino Atay, y cada uno pidiera rosquitas, pan sardinas, galletas, bizcochos, cigarrillos y fósforos, que el se encargaría de pagar todo, advirtiéndoles, que tuvieran buen cuidado de asegurar lo que pidieron y que estuvieran listos para correr puerta afuera, tan pronto él les diera la voz de “ya vienen las tropas del gobierno”. Hecho y dícho, cuando cada uno tenía su respectivo paquete debajo del brazo y hacía la apariencia de sacar el dinero para pagar lo pedido, aparece intempestivamente, Moreno y les grita, “muchachos, corran que ya vienen las tropas del gobierno”, y a continuación tira con violencia el panal sobre el mostrador, volando en distintas direcciones los pulatos y acribillando a picotones al chino Atay, que tuvo que tirarse al suelo y gritas no solo de rabia sino de dolor, por que los pulatos le habían puesto los ojos como globos de carnaval y las orejas y los pómulos como papas amarillas. LA GERINGA DE MISIA ELVIRA Misiá Elvira, era una anciana muy popular en el Puerto y Villa de Eten, que se dedicaba a la curación de enfermos con yerbas caseras, y a la vez hacía de comadrona, habiendo adquirido tal práctica, que siempre se veía solicitada por numerosos clientes de ambos sexos, y día tras día su prestigio iba en aumento, por que en aquellos tiempos idos, estos pueblos no tenían médico permanente ni profesora de partos. Por consiguiente, aquí tenía plena justificación ese sabio aforismo que dice: “En la tierra de los ciegos de tuerto es Rey”. Era el año de 1894, un día a eso de las 7 de la noche, una chola de la Villa de Eten, cuyo nombre o apodo no viene al caso, le solicitó apresuradamente sus servicios a Misiá Elvira, para que atendiera a su hijos “Agüadite”, que se encontraba muy mal, por que “Había golpiado el alma en la madrugada de los otros diez, y estaba ya pa tapar la gete”. Como Misiá Elvira, estaba autorizada para usar el carrito de mano de la Cuadrilla del Muelle o el de la reparación de la línez, ordenó a sus conocidos “muchachos”,
  • 39. 38 que se lo alistaran, mientras ella se cambiaba de indumentaria y proveía su maleta de las medicinas y demás artefactos que el eran indispensables para cualquier caso de emergencia. En menos de media hora, ya todo estaba lista, y emprendió el viaje con toda celeridad hasta la Estación de la Villa, en la cual sus “muchachos” procedieron a desarmar el carrito piniéndolo a un costado de la línea como medida precautoria hasta el regreso, y la emprendieron al domicilio del enfermo, al que iso facto, examinó minuciosamente Misiá Elvira, llegando al convencimiento de que el cholo estaba con un empacho de la madona, producido sin duda alguna por el exceso de mote “arrechite”, que había consumido y por otros desarreglos alimenticios que le tenían postrado en tal estado. Ante esta conclusión, Misiá Elvira, le suministró un purgante de ricino y dispuso la clase de agua de tiempo que deberían darle cuando tuviera sed, así como el régimen alimenticio, con cargo de regresar al siguiente dia, para ver el efecto que le había hecho y, según eso, darle otras medicinas. Tenían tan dura la tuza el cholo “Agüadite”, que eran las seis y media de la tarde del día siguiente y el purgante no podía encontrar salida. Obvio es decir que el cholo estaba grave y la familia optó, por ver a Misiá Elvira, para informarla del estado del enfermo, puesto que élla, no había ido en todo el dia como se lo había ofrecido. Tal como lo pensaron lo hicieron, la madre del cholo y una de sus hermanas que a toda prisa vinieron y llegaron en los precisos momentos, que Misiá Elvira, llegaba a su casa después de atender a una parturienta que había dado a luz mellizos con toda felicidad. Verla las cholas, y decirle lo ocurrido, fue cosa de un instante, derramando a continuación copiosas lágrimas y recriminaciones contra Misiá Elvira, a quien culpaban de la gravedad de su enfermo, y le pedían que fuera a verlo antes que “tapare su gete”. Como ella estaba acostumbrada a esta clase de acusaciones, y no obstante su avanzada edad y lo cansada que estaba hizo lo posible y se encaminó a la Villa en la forma que acostumbraba. Estando en presencia del paciente, lo examinó y comprobó que efectivamente el purgante no le había hecho efecto, y que algo muy duro le impedía la defecación. Entonces, resolvió ponerle una enema, y tal como lo pensó lo hizo. Pero, sucede, que como consecuencia del forcejeo que hacía para introducirle el bitoque de la
  • 40. 39 geringa, que era un aparato de cobre, de dos pies de largo, por tres pulgadas de ancho, incluso el bitoque que tenía cuatro pulgadas de largo en forma cónica con una bola en la punta de más o menos tres cuartos de pulgadas de circunferencia, logró romperle la tuza, y con el fuerte pujado del cholo, lo destapa, y recibe en pleno rostro y vestido una formidable descarga de los intestinos, que la dejó casi ciega por largo rato y perfumada en toda forma. Ante esta inesperada sorpresa, Misiá Elvira, suelta la sinhueso y le propina al cholo en las posaderas dos terribles geringas que lo hacen evacuar, el resto que le había quedado de reserva, y con las mismas sale puerta a fuera maldiciendo hasta la hora en que hizo tal operación. La pobre Misiá Elvira tuvo que regresar al Puerto, toda confitada, a desinfectarse como el caso lo requería y a cambiarse de ropa porque ni ella misma resistía la fragancia. El cholo “Agüadite”, recobró la salud, y según supe después, no le pagó la curación a Misiá Elvira, so pretexto, de que con el purgante casi “lo hace tapar su gete”. “SAMIE” “SAMBIE” Celébrase en la Villa de Eten, el 16 de setiembre, la fiesta del Sr. De los Milagros, o sea, la del “primer hermanos de nuestre ame siñor del Cautibles de Monsefú”, como le dicen los paisanos. En este día como es costumbre acuden los devotos, los mayordomos y los feligreses a oír la misa en la antigua Capilla del Puerto de Eten, y después de esta ceremonia, se dedican los asistentes a darle que hacer a las mandíbulas y a libar sendos potos de chica, así como licores de diversas clases. En la parte Este de la Capilla, las vivanderas bajo la sombra de sus toldos crudos y esteras, hacen varios potajes típicos y picantes de todo lo que puedan, vendiéndolos a precios razonables, que contribuyen a su demanda y consumo inmediato. Los devotos de Dios Baco, que forman la Legión mas numerosa de todo el Universo, se propinan su buena #turca”, que muchas veces pasan de la octava, y como entre los indígenas la chicha y el cañazo son las bebidas favoritas, las consumen con avidez, y por cualquier motivo le ceban agua a la caballada, llegándose a poner en tal estado de embriaguéz, que hasta se idiotizan por varios días, y comenten multitud de disparates que cuando vuelven a su estado normal, reniegan de haberlos cometido; pero, como el arrepentimiento de los borrachos es
  • 41. 40 hermano carnal del de las paridas, vuelven a delinquir cuantas veces se ofrece, por que no es fiebre para que se les quite, ni necesitan que los empujen para caerse. Pero, vamos al grano, y dejémonos de tantos rodeos, que para el ganado que tenemos, estamos perdiendo el tiempo en darle tanto valor al cobre, y dejando que se mueran los terneros. Entro los comerciantes de Saña, que habían traído Naranjas en conserva, Dátiles confitados, huevos de ídem, confites y chancaquitas, &, &. Se contaba un sambo corpulento, que desde de haber vendido todos sus productos en la Feria de Monsefú, se vino a la Villa de Eten, a divertirse, y empinó numeroso vasos de anizado marca “Payaso”, y multitud de mates de chicha embotellada, que lo hicierón subirse al cerezo y, le dieron ánimo para cabalgar un pobre jumento en pelo que en esos momentos pasaba por media calle recogiendo las hierbitas que a su paso encontraba. Aunque el burro tiene fama de ser un animal paciente, y resignado, éste de mi cuento, resultó todo lo contrario, por que mas tardó el sambo en hacer el ademán de cabalgarlo, cuando le hizo un quite a los Belmonte, que lo hizo caer de bruses en plena calzada, dejándolo grogí y haciéndolo devolver por boca y naríz, casi todo lo que con tanto gusto almacenó durante el día en su insaciable vientre. Esta escena, produjo la hilaridad de los espectadores y la compasión de algunas mujeres sencibles que cuando están en punto de caramelo, se deshagan llorando por cualquiera nimiedad y todo les causa pena. Recogido el jinete por un cuaderno de borrachitos, lo llevaron entre tumbos y zigzag, a la taberna en donde se encontraban empinando el codo, y después de limpiarle el rostro y cepillarle el encapillado, lo acostaron en una estará para que siguiera durmiendo hasta que le pasara el susto. Este sueño le duró mas o menos dos hora, y cuando despertó, sus camaradas que ya estaban con exesivo vapor en la chimenea, le exigieron que tomara una dosis doble de aníz y chica para que “se le entonara el cuerpo y se enfrentara a la “perseguidora. Como el combustible era bueno, por su grado alcohólico, levantó vapor el caldero, y mi hombre se puso como camareta lista para estallar al primer contacto que tuviera. En tales circunstancias, uno de los contertulios, vió y concilió a un campesino que en esos momentos venía del campo montados en su burra que estaba cargada de pasto y leña, a quien invitó para que tomara una copa, lo que éste aceptó de sumo agrado, por que quien le ofrece chica al cholo, es como darle agua al pato.
  • 42. 41 Mientras ambos libaban la segunda, unos mataperros trataban de agarrar al pollino que había venido siguiendo a la madre lo que les era difícil conseguirlo, por que el no se consentía. Como otra partida de palomillas trataban de hacer cosa semejante con la burra, el cholo, se despidió y cabalgó sobre de ella, diciendo a viva voz, “Sambie, Sambie”Sambie”. Palabras que el sambo las tomó a pecho, y le dijo al cholo, “oye cholo, déjate de tonterías, y no le digas a sambo a tu burro, porque si lo repites le rompo el hocico”. Todos tomaron a broma la actitud del sambo, y el cholo sin hacerle caso a la amenaza, volvió a decir, “Sambie, Sambie”, y continuación silvó en el mismo tono a su pollino, el que le respondía con un rebuzno. El sambo que no aguantaba pulgas, dio un salto hacia la calle, y acercándose al lado de la burra, coge con rapidez una raja de leña, y diciéndole, “Indio Indio”, le pega su estacazo al cholo y se lo trae al suelo, en donde queda privado del conocimiento y con una herida de muy apreciable dimensión en la cabeza, y otra en la frente como consecuencia de la caída. Se arma una pelotera, por que los borrachos se dividen en dos grupos, uno a favor sambo, y otro a favor del cholo, que tiene que intervenir el Gobernador y cargar con los pujilietas a chirona, hasta el siguiente día que se hicieron las aclaraciones, y se puso fin amistoso al incidente, por que se aclaró, que en la Villa, los indígenas se dícen “Sambie” a los pollinos, y que como el sambo no sabía esto, se había dado ofendido y por eso procedió. La curación del cholo, corrió a medias con el herido y los demás boseadores fueron multados con un par de soles de nueve décimos cada uno para desagravio y beneficio del señor Gobernados que no tenía por que molestar su atención en estos escándalos de borrachos, cuando a él le faltaba tiempo para recibir la invitación de los mayordomos de la fiesta, y para asistir a la “Boda del Devoto del día”. GUNES DIYES SIÑORIE Desde que el Puerto Eten, nació a la vida pública, fue anexo a la Villa, cuya Municipalidad, le designó como Agente Municipal a don Dario San Jinéz, sobreviviente del Húascar, que a la vez desempeaba el cargo de Cabo de Matrícula. Este ciudadano, era semianalfabeto, pero, se interesaba vivamente, por que todos los niños de ambos sexos, recibieran la Instrucción elemental que entonces se daba en