El Neoclasicismo impone las normas de la razón y la imitación de las obras clásicas griegas y romanas. Las obras literarias deben ser didácticas y seguir estrictas reglas. El teatro debe cumplir con las unidades de acción, tiempo y lugar. Autores representativos son Molière, que satiriza los vicios sociales, y Fernández de Moratín, cuya obra maestra El sí de las niñas critica los matrimonios y educación impuestos.