1. So m
le nidad S antísim Cu rpo
o e
y S angre de Cristo
2. “La eucaristía ha estado siempre en el centro
de la vida de la Iglesia. Por ella, Cristo hace
presente a lo largo de los siglos el misterio
de su muerte y resurrección. En ella se le
recibe a Él en persona, como ‘pan vivo
bajado del cielo’ y con Él se nos da la prenda
de la vida eterna” (Juan Pablo II).
3. “La Iglesia vive de la Eucaristía. Este sacramento marca sus
días, llenándola de confiada esperanza. Es fuente y cima de
toda vida cristiana” (Ecclesia de Eucharistia).
4. ¨La Eucaristía es misterio de presencia, a través del que se
realiza de modo supremo la promesa de Jesús de estar con
nosotros hasta el fin del mundo. A través de los signos, el
misterio se abre de alguna manera a los ojos del creyente”
5. “Dejadme, mis queridos hermanos y hermanas que,
con íntima emoción, en vuestra compañía y para
confortar vuestra fe, os dé testimonio de fe en la
Santísima Eucaristía” (Juan Pablo II).
6. Hace falta fomentar tanto en la celebración de la Misa como
en el culto eucarístico fuera de ella la conciencia viva de la
presencia real de Cristo, tratando de testimoniarla con el tono
de la voz, con los gestos, los movimientos y todo el modo de
comportarse” (Juan Pablo II).
7. Cristo está ahí y está para entrar en comunión directa
y personal con el creyente. El está ahí para que “nos
lleguemos a El”. El está ahí, no solo para comunicar
sus grandezas, sino para comunicarse Él mismo, de
persona a persona. Él busca siempre la comunicación
personal.
8. ‘Tomad, esto es mi cuerpo’.
Mano tendida para amar sin medida. La palabra más
genuina de Jesús: amar, darse, entregarse. Espejo donde
se mira la Iglesia, cuyo nombre más genuino es Cáritas.
Silencio asombrado para recibir y dar tanto amor, escondido
en el pan. Música callada para vibrar al son de la gracia.
Jesús, todo lo que yo deseo, y mucho más, me lo das en tu
pan. Tu amor despierta el mío dormido.
9. Tomando una copa, pronunció la acción de
gracias, se la dio y todos bebieron.
Solo quien sabe que todo es gracia, puede repartir
la gracia a manos llenas. No hay cosa más bella
que mirar a Jesús dándose a todos por entero.
Jesús, haz que mi
vida sea, como la tuya, un signo de amor.
10. ‘Esta es mi sangre,
sangre de la alianza,
derramada por todos.¨
Jesús da sentido a su vida
y a su muerte. Nadie le
quita la vida, Él la da. De
esta fuente mana nuestra
alegría. En esta alianza se
recrea la esperanza . Ya no
es momento de hablar;
ahora toca callar, callar y
obrar.
Hágase en mí
tu eucaristía...
Amén, Señor Jesús.