2. La única relación humana que contribuye decididamente al origen a la persona es la relación sexual. Esta relación se inscribe en el contexto de la relación entre personas, por lo tanto sólo en el amor como máximo horizonte de realización encuentra su plenitud y sentido. Y al tener en el amor su horizonte necesariamente requiere de la responsabilidad y el compromiso con el otro. Sin embargo, como consecuencia del proceso de deshumanización o de pérdida del sentido de lo humano la institución matrimonial sufre consecuencias muy graves vinculadas a la dispersión propia de una cultura que se disuelve en el cambio acelerado y produce en las personas el fenómeno de la dispersión.
3. Muchas esposas guardan durante años quejas contra sus maridos. Se acostumbran a vivir "así nomás", a no pedir mejoras, y sobre todo a no buscar soluciones ni esforzarse por conseguirlas. No son pocas las que ya perdieron del todo la ilusión y buscan de manera más o menos abierta esa felicidad perdida en relaciones ilusorias y pasajeras. Algunas volverán a ser "chicas" con sus amigas. Se sentirán jóvenes, se asustarán de envejecer sin haber hecho nada valioso con sus vidas. En su lectura subjetiva él será el gran culpable de su infelicidad. Para Las esposas
4. Muchos maridos se aburrieron de sus esposas. Tienen la impresión de que "se acabó el amor". A veces sueñan con el pasado. Otras veces simplemente se acostumbran y cargan con su situación, "siguen nomás" sin esperar ya ningún cambio. Algunos se refugiarán en un pasatiempo creando un mundo aparte: el de los amigos. La esposa será la realidad castrante; la que le recuerda que tiene hijos, que tiene responsabilidades justo cuando él empezaba a sentirse adolescente de nuevo. En su lectura subjetiva ella será la gran culpable de su infelicidad. Para Los esposos
5. La crisis del matrimonio se expresa en tendencias concretas de pensamiento y acción que conducen a la disolución de vínculos personales estables entre los que el matrimonio ocupa un lugar muy importante. Pasamos a describirlas brevemente: Hedonismo: Esta tendencia sostiene que el único sentido de la vida lo puede dar el placer en sí mismo. En la vivencia del matrimonio En ese sentido se tiende a sobrevalorar el papel del placer sexual en su componente físico o fisiológico dándole categoría de decisivo dejando de lado los aspectos más psicológicos o morales. Tendencias del pensamiento que afectan el matrimonio
6. Nihilismo: Se trata de la negación por principio de la posibilidad de conocer algún sentido más allá de lo inmediato. En el matrimonio el nihilismo se expresa en la desesperanza, el aburrimiento, la desilusión o el cinismo frente al compromiso y la entrega. Se puede percibir un descreimiento cada vez más generalizado en compromisos estables. Utilitarismo: Es la reducción de la acción a lo útil como finalidad. Así el matrimonio se convierte en estrategia o contrato que puede ser disuelta cuando una de las partes no encuentra satisfacción.
7. Feminismo: Desde esta perspectiva también conocida como perspectiva de género o feminismo de género, el matrimonio es un instrumento de opresión de las mujeres. La sexualidad sería un mero producto cultural y las prácticas, heterosexuales sin compromiso alguno así como las homosexuales o bisexuales son perfectamente lícitas y respetables en el contexto de creación cultural y opción individual libre. Redefiniciones de la naturaleza del matrimonio y la familia: Se intenta redefinir la institución matrimonial legalizando las uniones homosexuales. Así la diferencia complementaria entre hombre y mujer es considerada relativa y no constitutiva.
8. Lo esencial del matrimonio es la comunión de las personas. Cada uno de nosotros está llamado al encuentro con los demás desde lo más profundo de su ser y realizamos este llamado de diversas formas entre las que se encuentra el matrimonio. Es pues, una vocación a la comunión. El dinamismo ontológico de permanencia: El matrimonio es un camino de permanencia. Como en toda relación humana auténtica en él se experimenta que hay cosas que pasan y cambian pero que a su vez van expresando que seguimos siendo quienes somos. Lo esencial de la persona permanece en la relación de amor. Naturaleza de la relación conyugal
9. El dinamismo ontológico de despliegue: El despliegue se vincula necesariamente con la permanencia. No se dan una sin el otro. Esto se ve con claridad en la relación conyugal. La percepción de quien se enamora (una de las manifestaciones del despliegue) está siempre vinculada a la permanencia. En el matrimonio, la realización de la persona en el amor encuentra su lugar. La necesidad psicológica de seguridad: Como ya dijimos las necesidades básicas constituyen la percepción psicológica de lo que somos y necesitamos. Los esposos satisfacen su necesidad de seguridad amándose mutuamente. Siempre es necesario que los esposos vivan en una lucha continua por ahondar en la verdad sobre sí mismos y su relación.
10. La necesidad psicológica de significación: Esta necesidad también encuentra su satisfacción plena en el amor conyugal. La relación personal fundamenta la percepción del sentido de la vida. Hombre y mujer encuentran en la construcción de un hogar el significado de todos sus esfuerzos. Cuando se distorsiona la lectura de la necesidad se recurre a falsas satisfacciones. En el caso del matrimonio esto se traduce en imposiciones a los demás, búsqueda del aplauso o el quedar bien ante ellos.
11. El amor es solamente un sentimiento: Una fuerte carga de romanticismo exalta el amor como una pasión incontrolable que nada tiene que ver con la razón. Reducir el amor a la relación sexual: Pensar que el mero y solo placer sexual equivale al amor conduce necesariamente a convertir a las personas en objeto de placer. De otro lado debemos ver que el amor no es un mero sentimiento. Tampoco es un contenido puramente intelectual. Y menos es solamente acción. El amor es las tres cosas juntas expresadas en el compromiso de entrega desinteresada por el otro en el que encontramos a la vez nuestra propia identidad y plenitud. El amor integra niveles, dinamismos y necesidades de la persona. Reducciones del concepto del amor
12. El amor implica el conocimiento y la adhesión volitiva, afectiva y sensitiva a la persona en sus características absolutamente personales, únicas e irrepetibles. El amor integra: una consideración se hace necesaria para completar la reflexión que estamos haciendo sobre el amor conyugal. Se trata, una vez más, de la dimensión integradora y difusiva que el amor tiene. Dado que la persona es un ser biológico, psicológico y espiritual, el amor integra los tres niveles en el más alto. El amor es difusivo: no se encierra jamás en los amantes sino que genera un ámbito de esperanza en los que los rodean. El amor siempre engendra generosidad y capacidad de acogida a los demás porque es fuente de alegría, de un gozo íntimo que es inocultable
13. Esta institución humana es elevada por el Señor Jesús a Sacramento, convirtiéndola así en fuente de gracia y santidad. La realidad sacramental es un medio privilegiado por el cual Dios llega a los hombres. Él mismo convocó a la Iglesia como camino de salvación y vive en ella sosteniéndola en la historia a pesar de todas las miserias humanas que hay en ella y fuera de ella. El matrimonio cristiano
14. Todo sacramento tiene cinco aspectos fundamentales: • Materia: es el signo sensible que se usa como agua, aceite, imposición de manos, etc. • Forma: es la fórmula que dice el ministro y que explicita el sacramento. • Ministro: es el que administra el sacramento. • Sujeto: es el que recibe el sacramento. • Efecto: es la gracia específica del sacramento El matrimonio: sacramento
15. El matrimonio como Sacramento: Al ser elevado a Sacramento el matrimonio confiere la gracia del vínculo (efecto) que une a los esposos (ministros) mediante el consentimiento (fórmula) que convierte el amor conyugal (materia) en signo del amor de Dios por su Iglesia. Bienes y exigencias del matrimonio: La gracia del vínculo a su vez tiene una serie de características que se presentan como bienes y exigencias. Al estar inscrito en la relación del hombre con Dios, el matrimonio se convierte en una invitación y al mismo tiempo en un don que debe ser aprovechado por los cónyuges generándose así las exigencias de la unidad, indisolubilidad, fidelidad y apertura a la vida que a su vez son los bienes más preciados que el sacramento da a los esposos.