2. Cierta vez se llevó a cabo, en un hábitat no
muy lejano, la Primera Convención Ambiental; en
la cual participaron seres bióticos y abióticos, que
representaron a los diversos ecosistemas de
nuestro planeta, con la finalidad de exponer sus
propios problemas.
3. Por decisión mayoritaria de los asistentes se
eligió al señor León como moderador, quien
agradeció la confianza depositada en él
para dirigir la reunión.
4. La agrupación de los animales estaba
conformada por los señores: Cóndor, Oso Polar,
Elefante y Canguro; quienes representaban a
Sudamérica, Norteamérica, África y Oceanía,
respectivamente.
5. El grupo de las plantas, por decisión unánime, eligieron
como único representante al señor Roble, para que las
represente en tal magno evento.
Los seres abióticos contaron con la presencia de los
señores: Mar, Río, Suelo y Aire.
6. Al final del recinto se
hallaba el hombre, como
representante de todos los
seres humanos, quien
aguardaba con impaciencia
el inicio de la reunión, ya
que tenía conocimiento que
todos los presentes iban a
presentar sus reclamos por
todos los inconvenientes
ocasionados por su mala
conducta.
7. Inició su participación el señor Cóndor, dando a conocer
su pesar por el peligro de extinción que corren sus
hermanos colombianos y ecuatorianos; de pronto, rompe
en llanto al comunicar la extinción definitiva de sus
hermanos venezolanos, así como el mal estado en que se
encuentran algunos de sus parientes, las aves.
8. Seguidamente el señor Oso Polar, muy
apesadumbrado, se quejó por el
calentamiento global que causa la
desaparición de su hogar; es decir, los
hielos del Océano Ártico.
9. Del mismo modo, con voz
enérgica, el señor Elefante
pide al hombre dejar de
exterminar a sus
parientes, por la única
ambición de extraer sus
colmillos; lo cual está
ocasionando la
desaparición de su
especie.
10. El señor Canguro, muy
triste, explica cómo en
Australia, el hombre
invade con mucha
frecuencia las áreas que
antiguamente sólo le
pertenecían a ellos;
originando la muerte de
sus hermanos, al cruzar
las autopistas.
11. Llegó el turno del
señor Roble, como
representante de las
plantas, quien muy
adolorido se quejó
por la tala
indiscriminada que
realiza el hombre;
ocasionando la
deforestación y
desaparición de
antiguos bosques.
12. A continuación el señor León invitó a los seres
abióticos a exponer sus realidades; muy
presuroso el señor Suelo se quejó de ser
explotado y nunca recibir nutriente alguno, con
lo cual podría seguir dando alimentos de
excelente calidad al hombre.
13. De igual forma, el señor Río lloró amargamente por la
contaminación de sus aguas al recibir gran cantidad de
sustancias químicas; lo que produce la muerte de sus
habitantes. Haciendo llegar también la demanda de sus
hermanos Puquiales y Arroyos, para que el hombre los
trate con más cuidado.
14. El señor Aire protestó por la fuerte cantidad de gases
tóxicos que provoca el hombre; y agradeció únicamente a
las señoras plantas por su valentía y resistencia al
absorber lo que el hombre provoca sin contemplación
alguna.
15. El embravecido señor Mar reclamó que el hombre
deje de verter sus residuos a sus limpias aguas,
ya que empaña su elegancia y ocasiona la
muerte y desaparición de algunas especies
marinas.
16. Para finalizar, el señor León pidió al hombre
realizar su descargo frente a todas las
acusaciones expuestas por los representantes
ambientales presentes en la convención.
17. Muy acongojado, el hombre aceptó su culpa, pidiendo
perdón por todos los daños ocasionados; prometió
cambiar su desordenada forma de vida y lograr el
equilibrio de todo el ecosistema, garantizando la
biodiversidad mundial.