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ETICA Y SEXUALIDAD ¿SE PUEDEN COMPAGINAR?
La primera observación que hacemos al entrar en el campo de la moral aplicada a lo que
se quiera: a los negocios, a la política, a la docencia… y, por supuesto también a la
sexualidad, es que en cuestiones morales no basta decir: “Yo soy auténtico, yo soy
sincero; yo soy así; yo pienso así y obro de acuerdo con lo que pienso”. No basta,
porque “auténtico” es un adjetivo y hay que ver a qué sustantivo califica. Porque si uno
es un criminal, un ladrón, un “puerco”…, no se adelanta nada con que sea un “auténtico
puerco”.

Abundan lo que dicen: “Yo soy sincero, y eso basta”. No basta ser “sincero”, hay que
ser “verdadero”, adherirse a los verdaderos valores.



         Hay muchas personas sinceras, pero están “sinceramente equivocadas”


“Yo sigo mi conciencia”. Tampoco basta, a no ser que usted se preocupe por iluminar
esa conciencia; de lo contrario tenemos a un ciego que pretende guiar a otro ciego: una
inteligencia miope que pretende guiar el instinto. “Mi intención es recta y eso es
suficiente”. No lo es: la índole moral de una conducta no depende solamente de la
intención subjetiva…

Por estas y otras razones trataremos de elaborar esta ETICA SEXUAL, partiendo de
criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos. El misterio
de la persona tiene que estar en la base de toda moral y, entre todas, de la moral sexual.

En otras palabras, tenemos que partir de los datos que nos proporciona una
Antropología de la Sexualidad que nos muestra claramente los SIGNIFICADOS
HUMANOS DE LA SEXUALIDAD. Para determinar lo que el hombre “debe ser” –
en cualquiera de sus actividades libres- es preciso partir de “lo que es”, de las exigencias
de la persona total, con todas sus dimensiones. El “quehacer” del hombre, en su aspecto
ético, está orientado por su “ser”.

Ahí está la NORMA, la clave, el metro que nos permite medir si un acto libre es bueno
o malo.

Un comportamiento sexual es bueno si “personaliza” o “tiende a personalizar” al
hombre y a la mujer. Un comportamiento que no responde a las exigencias objetivas de
la persona humana total, se vuelve “ipso facto” negativo, deshumanizante.


                            La sexualidad es una cosa buena
                   Pero el hombre puede usar mal las cosas buenas…

No seguiremos una ética hedonista y utilitaria, esa que suelen vender los medios de
comunicación social como artículos de consumo y de diversión, esa ética “Play boy”,
hija de la Revolución Sexual “permisivita”…
Tampoco volveremos atrás, a una ética estética, con normas inmutables, rígidas,
centradas en la “procreación”, que fácilmente vinculaba sexualidad con pecado.

Partiremos de una ética sexual personalista, que tiene en cuenta los datos de la biología,
de la psicología, de la filosofía y otras ciencias humanas auxiliares.

En nuestras reflexiones suponemos que el lector admite la existencia de Dios; pero no
insistiremos en la dimensión teológica de la sexualidad. El que tiene una “cosmovisión
cristiana” sabrá integrar en ella lo que la razón va descubriendo. La voluntad de Dios,
por otra parte, está escrita en el hombre mismo, pensado y creado en Él.

No descenderemos a temas particulares de moral sexual, que se prestan a largas
discusiones, nos limitaremos a señalar los principios, los criterios básicos que nos
permitirán distinguir el trigo de la cizaña.

Para esto hemos escogido una lista de AFIRMACIONES FUNDAMENTALES que
reaparecen constantemente en los autores que abordan estos temas, porque pensamos
que lo más importante es entregar elementos de juicio que ayuden a discernir lo bueno
de lo malo en el comportamiento sexual.

Advertimos también desde el principio que aquí nos limitamos a proponer un IDEAL,
sin por eso desconocer el hecho de que cada persona es única y es un “ser histórico” en
proceso permanente de maduración para alcanzar la plena posesión de sí mismo. El
hombre está llamado a crecer hacia la madurez afectivo sexual en apertura y
reciprocidad, integrando la sexualidad en al pedagogía de la comprensión y de la
gradualidad.

Advertimos también desde el principio que aquí nos limitamos a proponer un IDEAL,
sin por eso desconocer el hecho de que cada persona es única y es un “ser histórico” en
proceso permanente de maduración para alcanzar la plena posesión de sí mismo. El
hombre está llamado a crecer hacia la madurez afectivo-sexual en apertura y
reciprocidad, integrando la sexualidad en el conjunto armónico de la persona. Hay que
aguantar las lentitudes y seguir la pedagogía de la comprensión y de la gradualidad.

Tampoco olvidaremos algunos condicionamientos                 culturales,   que   influyen
decisivamente en el ejercicio de una sana sexualidad.

Recordemos que no se educa la sexualidad; solamente la persona leude se objeto de
influjos educativos…

Veremos más adelante que hay que educar para el amor, a no ser que alguien considere
a la Pedagogía como “la ciencia que enseña a recuperar la animalidad originaria”.

3.4.8 CRITERIOS BÁSICOS PARA UNA ÉTICA DE LA SEXUALIDAD

Se oye decir por allí; El ejercicio de la sexualidad es lo más natural que existe”; pero se
olvida que hablar de naturaleza y de natural con respecto al animal y con respecto al
hombre, es hablar de cosas diferentes.
El animal es irracional y en él la sexualidad es un instinto que depende exclusivamente
de la acción de las hormonas sobre el sistema nervioso. En él es automático e
inconsciente.

El hombre es racional y, en realidad, no tiene instintos programados, estereotipados;
siente necesidades, pulsiones, pero no dispone de automatismos para satisfacerlas
correctamente. Para eso tiene la corteza cerebral sede de la inteligencia y de la libertad,
que le permiten imponer a su sexualidad condiciones y límites humanos.

La sexualidad humana es muy poco programada. Corresponde al hombre estructurarla
consciente y libremente, de acuerdo con una imagen de sí mismo, modelada por el
ámbito cultural que le rodea. La educación, en esto, es decisiva.
No podemos identificar sexualidad animal y sexualidad humana, porque ésta, si quiere
ser humana, tiene que evolucionar no en forma ciega, sino lúcida y en un contexto de
libertad.

Lo espiritual, en el hombre, tiene que hacerse cargo de lo erótico y de lo instintivo,
porque se trata de ser hombres y mujeres en un mundo humanizado y no machos y
hembras de un mundo animalizado.

No es malo satisfacer “humanamente” los instintos, los impulsos sexuales, lo que es
malo es dejarse dominar por ellos, porque eso limita la libertad. Y hay veces en que
uno debe dejar de satisfacer los impulsos del sexo… sin que eso amenace la propia vida.

       No sucede lo mismo con las exigencias del hambre, la sed, la necesidad de
dormir. El instinto sexual es un “instinto de lujo” decía Marc Oraison. Decir que el
sexo es “puro instinto” equivale a decir que es una actividad que3 debe satisfacerse de
manera inevitable, y que es imposible controlar…, lo cual es un disparate. Sin
embargo eso es lo que piensan muchos que es una necesidad biológica como cualquier
otra…

       a.      El ejercicio genital del sexo no es una necesidad

El acto sexual no es necesario para la sobrevivencia del individuo. No se muerte por
falta de sexo, pero puede morirse por falta de afecto. Pensar que es una “necesidad”
lleva a comportamientos caprichosos e inmaduros. Hay que repetirlo, porque algunos
identifican “virilidad” (personalidad) con “capacidad genital”.

Y no faltan padres que impulsan a sus hijos (varones) a un ejercicio prematuro del sexo:
“Tienes que demostrar tu “virilidad”, les dicen… y festejan sus conquistas sexuales o,
peor, los orientan a casas de prostitución. Esos hijos se convierten, a la larga, en
máquinas automáticas, irracionales y sin voluntad.

El acto sexual no es una necesidad. Nuestra relación con el otro sexo es siempre
sexuada, pero no necesariamente “genital”. Varones y mujeres podemos abstenernos
voluntariamente de la actividad sexual por motivos superiores, sin comprometer nuestra
realización.
Algunas mujeres creen que la maternidad física es un “destino fatal de la mujer”. Es un
prejuicio malsano. Es inútil, incluso, que una mujer sea materialmente “madre” si no lo
es espiritualmente.

           Los hijos, como personas, son más fruto del amor educativo que de la
                                         biología.


La actividad sexual debe partir de la libertad, de la autonomía `personal y no de una
obsesión asfixiante, centrada en el sexo.

Volviendo al tema: el sexo humano no es estereotípico como el sexo animal, que tiene
metas fijas, épocas de celo. El sexo humano no es puramente instintivo: está sujeto al
aprendizaje, es maleable, plástico, no está programado como el del animal; puede ser
puesto en función de un “proyecto de vida” elegido libremente por cada uno. Según sea
el aprendizaje en el campo sexual, el hombre se realiza…, o no se realiza
absolutamente.

b.     En el acto sexual la ética exige que se acepten y se respeten los datos
biológicos (genéticos, fisiológicos, anatómico)

Expliquemos esta afirmación abstracta.
La relación sexual entre personas debe realizarse en la “diferencia sexual”, en la
heterosexualidad, no en la homosexualidad. Es cierto, puede existir amor y amor
oblativo en otras formas diferentes de amor interpersonal; varón con varón, mujer con
mujer. Pero cuando se trata del acto sexual, del ejercicio biológico, hay que tener en
cuenta, las estructuras naturales de la sexualidad y personalizarlas. Si hay una
perversión o desviación de la estructura sexual, se destruye la sexualidad como lenguaje
de amor oblativo. Es decir, hay que tener en cuenta la finalidad inscrita en la misma
naturaleza humana. La facultad sexual exige alteridad, complementariedad de sexos, y
se ordena por sí misma a la generación. Hay que respetar esa función importante –la
generación-, sin afirmar que sea exclusiva.

Así, pues los datos biológicos no hay que echarlos al olvido. No hemos de centrarnos
en este aspecto abstracto, fisicista, pero tampoco dejarlo de lado a la hora de juzgar la
masturbación, el control egoísta de la natalidad, la homosexualidad… Esta no es una
“variante normal” el lado de la heterosexualidad. Es una anomalía, una deficiencia
estructural que incapacita al acoger al otro como diferente y dificulta la planificación
humana. ¿Qué sentido tiene un acoplamiento entre machos?

3.3.9. La sexualidad humana desborda su significado procreador: apunta más allá
       de su función biológica.


       a.     Un signo de que no es la procreación la única finalidad, es que en el
     hombre la sexualidad no ejerce únicamente en los períodos de celo, sino que tanto
     la atracción como el comportamiento sexual son continuados y dejan amplio
     margen a la creatividad.
Es cierto que los primates subhumanos ya dan indicios de una actividad sexual
     no solamente reproductora, pero esto, exigido por el proceso de la cría, no pasa de
     ser un signo de que son un eslabón intermedio.


              Para los animales el sexo es un dar y recibir puramente biológico.
                     Los animales se acoplan, las personas se encuentran.


        b.     Una pregunta se viene discutiendo desde hace 80 años: ¿es la procreación
el fin primario?; ¿procreación ayuda mutua?

Los documentos eclesiales, frenados por la discusión, han evitado la jerarquización de
fines en el matrimonio. Esos Documentos colocan en el mismo plano el bien de los
cónyuges, la comunión progresiva, el amarse más (fines personales) t el bien de la
especie: procreación y educación de la prole.

Existe bastante confusión. Pero ya Pío XI, hacia el año 1930, consideraba el amor
como ç”causa primera y razón de ser del matrimonio” contemplado en su integridad.
Una unión huérfana de amor, por muy fecunda que sea, es contraria al Plan de Dios.
Hoy se ha pasado de la sexualidad reproductora a la sexualidad relacional. La
sexualidad pertenece a una persona destinada a realizarse en una relación interpersonal.
La relación se establece con alguna forma de lenguaje.

El perfeccionamiento actual de los anticonceptivos ha llevado a una situación
totalmente nueva en la historia de la pareja. Entre otras consecuencias llevó a una
comprensión menos biológica y procreacionista de la sexualidad

3.4.9.1.El Sexo es un lenguaje, una forma privilegiada de expresar el amor través
        del cuerpo.

Si es un lenguaje tiene que atenerse a las reglas de juego del lenguaje.
Si no expresa el amor se convierte en una mentira trágica.
Esto merece una Fundamentación mayor.

   a) Sabemos por la Antropología Filosófica que el hombre es una unidad bipolar.
      “La victoria más insigne de nuestro siglo es la superación del dualismo”, decía
      Merleau Ponty.       Hay en el hombre una sola actividad psicoorgánica,
      psicosomática. Nada humano es puramente sensible, corporal; nada humano es
      puramente espiritual. Todo lo corporal es “personal” el trabajo, el hambre, el
      sexo, la misma muerte. Porque organismo y psique son dos factores
      estructurales, dos raíces metafísicas del “yo-uno”·, dos subsistemas de un único
      sistema total; el hombre (como diría X. Zubiri).

Superando el dualismo ¿a que llamamos “cuerpo” en Filosofía?
El cuerpo es el lugar de mi expresión y punto de partida de mi relación con el mundo y
con los demás, condicionado por el espacio-tiempo.
Es la psique que se autoexpresa en lo orgánico.
De este modo todo el cuerpo es lenguaje, interioridad que se manifiesta, epifanía del yo.
Mi alma puede ser vista en mis ojos, puede ser oída en mi voz.



   b) De manera que lo biológico en el hombre queda humanizado, espiritualizado: la
      alimentación se transforma en banquete, el crecimiento en proceso de
      maduración humana, el instinto en deseo consciente… ¿Y la sexualidad? Pasa a
      ser encuentro personal, lenguaje. Las palabras, los saludos, las miradas, los
      abrazos, las caricias… son todas formas de lenguaje que revelan un mensaje
      íntimo y profundo que el espíritu deposita en esos gestos.

El beso es algo más que la yuxtaposición de dos músculos orbiculares inclinados en
estado de contracción.

El acto sexual, en el matrimonio, no es un juego de órganos, un acoplamiento agradable
a nivel de piel y de glándulas, sino un diálogo entre dos personas, un gesto de entrega y
comunión. En ese momento varón y mujer se están hablando, se están diciendo: “Tú
eres la persona más importante de mi vida, te quiero, te aprecio, tú significas mucho
para mí”. El acto sexual puede ser un signo de reconciliación, un modo de resolver
conflictos, de aliviar tensiones, de agradecer…

   c) En los casados hay una amplia gama de contactos sexuales. Tratándose de
      novios el lenguaje tiene sus límites, deben educar la sensibilidad y la
      sensualidad. Si adoptan sistemáticamente formas de contacto que normalmente
      conducen a una fuerte excitación sexual (con orgasmo o sin él), comprometen el
      sano desarrollo de la comunicación y por eso mismo es éticamente inaceptable.
      Porque en ese caso la sensualidad acaba monopolizando la relación,
      empobreciéndola y desvirtuándola. Habría que preguntarse si se manifiestan el
      amor o tratan de saciar la avidez sexual… De ahí que en los enamorados tiene
      que haber un esfuerzo serio de autodominio y de respeto al otro. La actitud
      interior es decisiva.
      También se han de tener en cuenta las diferencias psicológicas entre varón y
      mujer, Eustace Chesser, un médico inglés reconocido por su apertura y su larga
      experiencia con la juventud, relata el caso de Juan joven que, después de mucha
      resistencia, para no perder al muchacho, cedió en tener su primera relación
      sexual: se entregó. Profundamente chocada comenzó a llorar, mientras que él
      comenzó a fumar tranquilamente un cigarrillo como si nada hubiera pasado…, y
      todavía le pareció mal que ella llorara. Son muy distintas las condiciones
      biopsicológicas.

3.4.9.2.La sexualidad humana afecta profundamente las relaciones interpersonales

   a) El animal se acopla sexualmente a nivel genital, pero, carente de autoconciencia,
      forma bloque con el entorno, ignora al compañero “en cuanto otro”, en cuando
      distinto de su “yo”, de ese yo que no tiene. El hombre, en cambio, es una
      estructura abierta en su doble aspecto de indigencia y de oblatividad.
En el hombre la sexualidad trasciende lo puramente genital, colorea el psiquismo y las
relaciones interpersonales con un matiz masculino o femenino, favorece la apertura al
mundo de tú, hace que la persona tome conciencia de su esencial referencia “los otros”.

Además tiende naturalmente a la construcción de un “proyecto de vida en común”.

La sexualidad no pervertida permite que se descubra el carácter personal de todo
individuo humano, que es “otro yo”, un sujeto, un fin-en-sí, que nunca puede ser tratado
como objeto. La sexualidad es un factor de personalización. Esto no es pura
especulación abstracta. Un estudio tan cientificista como el “informe Hit” llega a la
conclusión de que el aspecto más positivo y más valioso del comportamiento sexual
humano, es lo que significa este gesto como expresión de amor, de entrega, de ternura.

   b) Dentro de la Antropología del Antiguo Testamento, el bíblico “hacerse una sola
      carne” significaba no sólo la simple unión física, sino la entrega total de dos
      personas.
   c) En la relación de pareja lo principal no es lo biológico, lo genital y sus actos;
      tampoco la emotividad despertada por los valores de atracción sino el rol de una
      persona a otra, significado, expresado y acrecentado por la sexualidad.
   d) La ética cristiana está indiscutiblemente centrada en el amor: “toda la ley” se
      resume en esta sola palabra. El cristiano tiene que potenciar todo lo que
      significa altruismo, generosidad y entrega, y debe oponerse a todo lo que
      signifique cerrazón y egoísmo.

3.5.   LA SEXUALIDAD VA MÁS ALLÁ DE UNA RELACIÓN INTIMISTA
       “YO-TÚ” SE MUEVE EN UN HORIZONTE SOCIAL.

Sirve para construir el “nosotros”, dentro de un clima de relaciones interpersonales
cruzadas. No por ser “personalista” el comportamiento sexual se convierte en una
conducta “individualista” (…) La sexualidad no es un asunto que pasa entre dos, el
comportamiento sexual se abre al nosotros social”.

 3.5.1. La sexualidad plena tiene que vivirse en situación conyugal.

   a) La primera apertura se da en la familia. En ella el amor y la fecundidad –los dos
      sentidos inmanentes de la sexualidad humana- pueden realizarse.

El amor, en efecto, en su triple dimensión de “sexo”, “eros” y “ágape” (amor – don)
tiene que ser indivisible (uno con otro) e irreversible (para siempre). Nadie le dice a su
esposa: “Te amaré por un año y tres meses”…

Se habla mucho del “amor libre”… ¿libre de qué?, ¿de responsabilidades?, ¿de
consecuencias?... ¿abandonado al capricho y a la traición?

La conyugalidad es una invitación a lo definitivo, a la permanencia fiel, a la unión más
profunda entre dos personas, a la encarnación del amor en los hijos, a una vida
compartida en su totalidad. No sólo las leyes del amor, sino también el bien de los hijos
pide la estructura monogámica indisoluble.
Hablamos de las leyes naturales. Los novios son libres para casarse o no, pero no para
“descasarse”…, porque han entrado en una institución Natural que tiene sus leyes. No
es una Institución creada por un contrato libre; las leyes del matrimonio las dictó el
Creador, por el simple hecho de hacernos varón y mujer.

            El peligro número uno de la “revolución sexual”
            Es la ruptura de la relación entre sexualidad, amor y matrimonio
            Se está pasando del “matrimonio institución”
            Al “matrimonio asociación”.


   b) La víctima de los hogares desechos son los hijos, pero indirectamente sufre toda
      la sociedad. La ley civil debe proteger la estabilidad del matrimonio. El “tú” y
      “siempre” exigen algún amparo social. Todas las culturas, por otra parte,
      ejercen algún control sobre las manifestaciones sexuales, en vistas del bien
      común, fin de la sociedad organizada.

   La misma biología apoya la estabilidad de la situación conyugal. El hecho de la
   continuidad del impulso sexual –ausente en los animales que tienen su época de
   celo- contribuye, en los humanos, a la solidez de la pareja y asegura el cuidado de
   los hijos. Los hijos vienen al mundo como partos prematuros. Portmann, un
   biólogo suizo, decía que nacen como partos prematuros. Portmann, un biólogo
   suizo, decía que nacen “con 18 meses de anticipación”. Y eso es un hecho
   providencial, teleológico: tiene una finalidad, porque le proceso de maduración del
   cerebro, al darse fuera del seno materno, en el ambiente extrauterino mucho más
   rico, favorece el desarrollo del psiquismo humano.
   Los hijos, además de romper el círculo cerrado de los esposos, les exigen a ellos un
   compromiso con la sociedad, por la historia que inauguran.

 3.5.2. El ejercicio de la sexualidad debe insertarse en el marco de las estructuras
        sociales.


   a) La pareja, que se beneficia de las estructuras sociales, debe lógicamente
       comprometerse con ellas, toda vez que es la célula de la sociedad. En una
       palabra, la relación sexual plena exige un proyecto de vida en común,
       socialmente reconocido.
   Antes de casarse son revolucionarios de los que queman llantas para luchar contra
   las injusticias. Una vez casados, de incendiarios pasan a ser bomberos… su familia
   se aburguesa se atrinchera en el bunker del hogar y se empobrece.


                            La familia se construye abriéndose


   b) De esta dimensión social se deduce una consecuencia: la sociedad tiene el
      derecho y la obligación de ejercer cierta vigilanciasobre las manifestaciones de
      lo sexual, en el campo del pudor, por ejemplo, en vistas del bien común. Pero
      en esto hay que tener en cuenta que “las manifestaciones del pudor social” estas
      sometidas a la variabilidad de los tiempos y de las culturas”, como nos enseña
la etnología. El pudor, la vergüenza es “como la defensa psicosomática de la
   intimidad personal, cuando está amenazada”: revela la voluntad de no dejarse
   poseer como objeto. La persona quiere ser visita como persona y no como sexo.

   Un humorista norteamericano ha escrito, no hace mucho, que para la vista del
   “play-boy” la hoja de parra ha cambiado de sitio: lo que ahora cubre es el rostro
   de la mujer…

   Repetimos sin embargo que “existe gran flexibilidad en la barrera del pudo. No
   es la cantidad de ropa lo decisivo”.

   Garaudy afirma haber encontrado más pudo y santidad en los campos de
   nudistas que en muchos ambientes “decentes” llenos de hipocresía. Con todo, el
   vestido no se abandona tan fácilmente: salvaguarda la dignidad personal, crea
   cierta distancia y conserva una saludable tensión entre los sexos. Estímulos
   eróticos excesivos acaban incluso por causar inhibición.

   Hay un erotismo que “elimina toda la dimensión humana del eros” y la
   preocupación se centra en lo físico, en el placer egoísta, para conseguir con la
   técnica más eficaz la mayor satisfacción posible. El cuerpo no es lugar de cita,
   ni sendero de comunión, sino un simple pedazo de carne que alimenta y sacia la
   soledad y el vacío interno. Y el mismo sujeto que así lo ofrece se destroza como
   persona, pues lo entrega como una vulgar mercancía a quien vaya pagando
   mejor.

c) Los MCS si son prudentes, debieran “contar con la inmadures y la fragilidad de
   los niños, jóvenes y otras personas débiles en lo humano”. Pero todos, no
   solamente los niños tienen derecho a no verse perturbados por ciertas
   exhibiciones eróticas que resultan provocantes, porque rayan en lo obsceno y
   pornográfico. La pornografía presenta un material erótico deshumanizante que
   estimula fuertemente la imaginación y excita los instintos ya por sí difíciles de
   dominar. Rebaja el sexo y lo reduce a simple pasto de la curiosidad erótica

   Sin suplantar la libertad la libertad con la ley, corresponde a la censura controlar
   los excesos, cuando existe una agresión continua al derecho de tranquilidad
   afectivo-sexual que tiene la gente, y cuando corre peligro de degradarse los
   valores humanos del amor y la sexualidad.

   Sin embargo, en una época de tanta permisividad no fácil de controlar y de
   frenar, sin descuidar la responsabilidad social, hay que insistir más en la
   responsabilidad personal. En una palabra, hay que educar la mirada y lograr una
   madurez sexual que sea capaz de resistir todas las embestidas del ambiente.

   Ahora que ha llegado la pornografía electrónica, ya no hay posibilidad de
   controlar su invasión. El ávido de sexo puede tener imágenes de modelos,
   desnudarlas y manipularlas en su casa, según las necesidades de sus fantasmas.

   Es el “porno interactivo” hech0o a la medida de cada uno, que va creando
   enfermos mentales, personas frustradas, resentidas, amargadas, nihilistas… sin
   valores por los cuales valga la pena quemar la vida.
3.6. LA SEXUALIDAD ES AMBIGUA, PARA SER HUMANIZANTE DEBE
     EXCLUIR TODA FORMA DE LIBERTINAJE.

   a) La sexualidad es una cosa buena, pero el hombre puede usar mal las cosas
       buenas. El cuchillo, que sirve para compartir el pan de la mistad, puede
       convertirse en el puñal del asesino.
   El P. Fabbri escribió un artículo con este título: “La sexualidad, un lenguaje de
   vida”. Pero tuvo que añadir enseguida: “¡Cuántas veces pasa a ser un lenguaje de
   muerte!”

Decir que la sexualidad es ambigua significa afirmar que “no alcanza automáticamente
su finalidad, si no interviene la cooperación responsable del hombre”. Es un lenguaje
de entrega y generosidad, pero también puede convertirse en medio de placer egoísta, de
dominio y de violencia.

Si es cierto que en torno a la sexualidad se han escrito maravillosas páginas de amor,
también es cierto que se han realizado páginas tristes de violencia, de agresión, de
atropello a derechos humanos fundamentales. Pensemos en las violaciones, en el uso
que se hace de la mujer en la publicidad y en todas las formas de machismo. ¿Dónde
queda el respeto al carácter personal del otro? Toda cosificación es inhumana,
tremendamente destructora de la persona.

Sir Laurence Olivier pudo decir de Marilyn Monroe: “Marilyn ha sido explotada hasta
más allá de lo imaginable”. Dos semanas antes de suicidarse Marilyn declaró en un
reportaje: “Algunas veces me invitan a sitios para adornar la cena, como si se invitara a
un músico, para que tocara el piano después de la cena.
Y una se da cuenta de que no es invitada por sí misma, sino que es considerada como un
objeto de decoración”
Ciertos “machitos” que andan sueltos, tratan a las mujeres como pañales: “úsela y
tírela”.

b) ¿Por qué los programas baratos de cine y televisión (los comerciales) vinculan
estrechamente hechos de violencia y actitudes sexuales de erotismo egoísta y a menudo
pornográfico? ¿No será que tarde o temprano el sexo sin amor conduce a la muerte real
o simbólica, realizada en un clima de violencia? Si falta el amor, seducción y violencia
van fatalmente acollarados. Incluso anatómicamente, en el tronco cerebral los centros
del sexo y de la violencia están muy próximos. Excitando el uno despierta el otro ¿Lo
sabría el Marqués de Sade? Por lo menos… ¡lo vivía!
Llega el momento en que el que cede a los impulsos no es capaz de postergar ningún
deseo. La razón es clara: en la sexualidad se alcanza un placer sensible muy agudo, que
pide repetición inmediata y obsesiva, sin que importen los valores personales.

Por algo Freud insistía en que es preciso conciliar el “principio realidad” con el
“principio placer” (la libido). Y no sabemos si Juan pablo II pensaba en Freud cuando
el 5 de noviembre de 1980 dijo algo parecido: “Es necesario conciliar lo erótico con lo
ético”.

3.6.1   No se debe confundir sexo con amor
Hay una expresión ya consagrada por el uso: “Hagamos el amor”..., y se refiere al acto
sexual. El amor o existe o no existe, no se puede “hacer” con el coito. El sexo no
origina amor: es mediador, expresión del amor, requiere amor, pero en sí no es amor.
El amor es mucho más amplio. ¿Qué es? Es más fácil sentirlo que definirlo. Digamos
que, en los casados, es la comunión integral de dos personas, una relación de
integración plena, física, psicológica y espiritual.

3.6.2. El amor es algo más que un sentimiento.

   a) Es un sentimiento, sí en sintonía que no tiene explicación, algo imprevisible,
      juguetón, que pone en marcha la emotividad y provoca el enamoramiento. En él
      entran en juego los valores de atracción del otro o de la otra; la belleza, la
      riqueza afectiva, la inteligencia, éstos a veces ejercen una fascinación irresistible
      (to fall in love). La atracción puramente sexual queda integrada, transformada,
      embellecida por el “eros”. Es una etapa en la que los novios se conceden todo,
      se perdonan todo… y hasta los vicios del otro parecen virtudes excelsas. El
      enamoramiento posee un encanto que no debería desaparecer nunca del corazón
      de la pareja.
   b) Pero es un sentimiento frágil, inquietante, huidizo, que se esconde y reaparece,
      que así como llega puede esfumarse. ¡Cuántos hay que se “enamoran” o
      “desenamoran” al unísono de sus sentimientos! A veces los enamoramientos
      son como fuegos artificiales, se encienden, derraman un poco de luz, hacen más
      o menos ruido y luego se apagan, para dejar como reliquia ingrata un poco de
      polvo negro que el viento se llevará. Los sentimientos son como yoyos, suben y
      bajan alternativamente según por donde vayan las hormonas. Como cantaba
      aquel tango: “Hoy un juramento, mañana una traición, amores de estudiante
      flores de un día son”. Los que se casan en la borrachera del enamoramiento sin
      haber profundizado el amor no ofrecen garantías de futuro.
   c) Para superar la crisis que se da sobre todo en los casados, debe reforzarse el eros
      como el “amor de amistad”, la filía de los griegos que, para el cristiano llegar a
      ser ágape, don gratuito del Padre, por Cristo en el Espíritu. La filía o ágape es la
      libre elección recíproca, por la cual cada miembro de la pareja acepta al que ha
      elegido “tal cual es”, asume su existencia y se compromete” su último retoque
      integrador y el vínculo cobra solidez definitiva.



Podríamos resumir en tres frases estos tres niveles que deben integrarse:

       El sexo dice: “Me gusta usted por tener ese cuerpo”.
       El eros es más amplio: “Usted me gusta por ser así”.
       Y el ágape va más lejos: “Usted me gusta por ser usted”.


Son también tres etapas de la evolución, con alguna diferencia entre varón y mujer, el
muchacho despierta primero hacia el “sexo” después al “eros” y el eros se profundiza en
la amistad, el “ágape”, la chica, en cambio primero despierta al “eros”, el cual se
profundiza en el “ágape”. Más tarde despierta al “sexo”. Se sabe que muchas mujeres
alcanzan el orgasmo después de algún tiempo de vida conyugal. Esto sin embargo es
relativo. Masters declara que “hay matrimonios fantásticos sin ningún sexo”, y otros
“que sólo se mantienen a causa del sexo”.

    d) La madurez afectiva exige que el amor sea ofrenda de sí al otro, cada vez más
       gratuita, siempre más desinteresada: exige ir más allá de la atracción y el deseo.
 El amor significala afirmación, no la posesión del amado, tiene que ser liberador, no
posesivo, manipulador., “Tú tienes que conservar tu libertad de tener tus propios
sentimientos, de pensar tus propias ideas y de tomar tus propias decisiones. No viniste
la mundo para cumplir mis expectativas”.

   e) El compromiso es cosa seria. Chicas y muchachos inmaduros, sin experiencia,
      hacen juramentos bajo el influjo de fuertes emociones o reacciones físicas que a
      la mañana siguiente, después del desayuno, suenan a huecas. Ella, la mujer
      sobre todo, regresa a su soledad, desengañada, sin protección, y le costará volver
      a empezar.
      Compromisos prematuros, promesas “de marinero”… dejan heridas que tardan
      en cicatrizar.

                 El matrimonio no es ni un cielo ni un infierno: es un estado
                            para gente afectivamente madura.



Rommy Schneider, ex-esposa de Alain Delon, poco después de haberse separado de él,
entrevistada por la revista argentina “GENTE”, sobre la causa de su divorcio respondió:
“Alain nunca va a ser feliz con ninguna mujer, simplemente porque hasta ahora nunca
estuvo oportunidad de salir de su egoísmo y comprender que la gente, alrededor suyo,
también existe, sufre y espera”.
Romy se suicidó pocos años después.

   f) El amor verdadero, además, es incondicional.
      Un ama de cada relataba que el amor de su marido le parecía estar condicionado
      a que tuviera la casa limpia y ordenada. Ella sostenía que necesitaba saber queél
      la amaba estuviera o no la casa limpia con el fin de tener fuerza necesaria para
      mantener la casa aseada.
      Sólo un amor incondicionado por ambas partes ayuda a cambiar y a
      desarrollarse.
      Otra condición, fatal para el compromiso, es ponerle un límite de tiempo. No.
      El amor es para siempre. Hay que ser ciego para entregarse a un compromiso
      que tiene muchas notas al pie del contrato.

       El amor tiene que convertirse en ternura, esa actitud de afectuosa preocupación
       por el otro, esa actitud que todo lo espera, todo lo cree, todo lo sufre en relación
       al otro.

       La ternura la que la libera la sensualidad del peso del egocentrismo y de la
       lugacidad de lo momentáneo: humaniza la sensualidad sin mutilarla.
La ternura se expresa en el cariño –que no es lo mismo que las caricias- el
       cariño es el lenguaje de la ternura. Todo esto incluye una buena dosis de ascesis,
       de renuncia, de autodominio.

3.6.3. La sexualidad no es una máquina de placer.

   a) El sexo implica placer, va acompañado de placer. El sexo sin placer está
      enfermo. Pero el placer no es la finalidad de la relación sexual; el verdadero fin
      de la relación es la persona del otro, la otra persona. Si se la considera
      principalmente como fuente de placer, se priva la sexualidad de su capacidad de
      donación, de entrega, se la convierte en expresión de egoísmo y el otro acaba por
      ser un objeto.

Victor Frank añade que el placer se destruye y se malogra en la medida en que se
convierte en el “fin” que uno persigue en la relación.
Dice textualmente: “Cuanto más intenta el varón demostrar su potencia sexual o la
mujer, su capacidad de sentir el orgasmo, menos posibilidades tienen de conseguirlo.

   b) El placer tiene que seguir siendo un efecto o un producto secundario de la
      relación, porque tiene sus peligros: es como el comer. El comer para reparar las
      fuerzas proporciona un placer; pero el comer por placer, haciendo del placer un
      fin…, acaba en un dolor de estómago o en una afección al hígado.

Para alcanzar un valor superior hay que renunciar a otro inferior. Por ejemplo, el valor
“salud” exige dejar, comilonas, alcohol, cigarro, droga… Tal renuncia no significa una
represión, sino una jerarquización de valores. Lo agradable y lo placentero representa
un valor. Pero éste remite a un valor más alto.


Quedarse con el placer sexual y centrarse en él es como saludar a una persona darle la
mano y retener la atención en la suavidad o aspereza de la mano, en la temperatura de la
mano, pero olvidando la persona y el sentido del gesto que hacemos.
Un joven recién casado, en una reunión de universitarios dijo mirando a su esposa: “Si
yo busco mi placer en el acto sexual, tú comienzas a ser una cosa”.

El placer sexual hace agradable el acto sexual, pero si se lo busca como fin deteriora a la
persona. Si se considera la sexualidad como una máquina de placer, acaba por triunfar
en sus engranajes la misma posibilidad de amar.

Sintetizando el placer no es la felicidad. La felicidad tiene mucho más que ver con el
amor que con el sexo. Más que jugar con el gesto sexual, hay que tener en cuenta que la
persona se juega en el gesto sexual”.

3.6.4. Planear el abuso del sexo es tan inmoral como ejecutar el plan.

El Dr. Chauchard, desde la psicofisiología afirmó que “el órgano sexual más importante
del hombre es su cerebro…”, no la médula espinal y los genitales. Se entiende, “el
cerebro animado por la inteligencia y la voluntad”. De {el parten las decisiones, del
“papá cerebro”.
Lo planificado “desde arriba” –ese programita de fin de semana con la mujer del
vecino- es tan inmoral como la ejecución del acto. La intención y la ejecución son
como la parte interna y externa del proceso. La ejecución a veces fracasa, se frustra por
algo imprevisto. Sin una nueva decisión. Sólo una mentalidad infantil podría concluir
que no hubo pecado porque no sucedió nada.

La prioridad ética de la intención es una característica de la moral evangélica: “Del
corazón del hombre salen las malas intenciones: prostitución, robos, asesinatos,
adulterios…” (Mc 7, 21). Y “el que mira a una mujer con deseo libidinoso ya cometió
adulterio en su corazón” (Mt 5, 28)
La infidelidad está muchomás en el corazón que en la relación sexual. Incluso hay
deslices graves que no significan rompimiento interior. En éstos hay más debilidad que
malicia. Hay que educar la imaginación, la “loca de casa”. No olvidar que el paso de
“soñar” al “planear” es pequeño. Ser sincero consigo mismo y vigilar.

3.6.5. Concluyamos: el ideal es una sexualidad plenamente humana y racional.

Es decir, el ideal es una sexualidad ordenada y libre, no desordenada y egoísta
abandonada al instinto ciego.
Para que el acto sexual sea humano debe vivirse no de una manera compulsiva, siendo
prisioneros de deseos incontrolables, sino en la riqueza del deseo libre, nacido del
dominio que uno tenga de sí mismo, controlando la libido, la energía sexual y los
dinamismos que ella desencadena.

El egoísta necesita del otro, pero solamente como un espejo que le devuelva su propia
imagen. Narcisismo puro. Porque no ama al otro, sino la sensación agradable que el
otro le produce. El denominador común de todos los comportamientos sexuales
desordenados es el egoísmo. No es tarea fácil vencerlo. El egoísmo muerte un cuarto
de hora después de uno y hay que luchar hasta el fin.

Si se vive el sexo en un diálogo generoso, el amor crece sin cesar haciendo siempre
más felices a aquellos que lo viven. Nunca se ha de separar la sexualidad del amor.

Sólo que esa palabra de cuatro letras amor ampara y nombra una fauna emocional
variadísima; muchos hablan de amor, cantan amor, lloran amor, se abrazan o se pelean
por amor, matan o dan la vida por amor… pero nunca han comprendido en qué consiste
el verdadero: no han comprendido que el secreto más profundo de la aventura humana
para que sea noble y fecunda es el don de sí mismo.

3.7. NO OLVIDAR LO QUE AÑADE LA MORAL CRISTIANA

3.7.1 Vivir la sexualidad en la perspectiva del Plan del Dios Amor.

Lo específico de la moral cristiana es el seguimiento de Cristo, modelo básico de un
modo de concebir y de vivir la vida.
El cristiano es una creatura llamada a decidirse en la fe –fe en Cristo, en su Plan de
Salvación- por una vida comandada no por el egoísmo sino por el amor. “La fe que
obra por caridad” (Gál 5,6) El amor-don, el amor oblativo es participación del amor del
Padre, infundido por el Espíritu Santo.
Jesús, en el sermón de la montaña, clarificó y radicalizó las intuiciones del hombre
sobre el amor y la sexualidad. El Nuevo Testamento considera al diálogo intersexual
como alianza fiel y entrega mutua, y lo compara con el diálogo entre Cristo y la Iglesia.

3.7.2. El que sigue a Cristo, se perfecciona en su misma dignidad de hombre.

Nadie puede realizarse, en absoluto, sí, después de haber conocido suficientemente a
Cristo, renuncia a seguirle, porque la vocación del hombre es una sola, es decir, divina.

De ahí que la gracia, a pesar de ser gratuita, es necesaria para realizarse como hombre.
La “humanización” del hombre es signo y epifanía de su divinización

Cristo nos invita a hacer de nuestra vida una “Love story”, una Historia de Amor, aun
en medio de las inevitables penas de la vida.

3.7.3. El “pecado del mundo” (Jn) ha herido también nuestra sexualidad.

Sólo el Espíritu Santo puede hacernos progresar en el amor.

Sólo el Espíritu Santo puede sacarnos de la”imposibilidad de amar” en que nos ha
dejado el pecado original para hacernos vivir en el amor. El cristiano, si quiere
redimirse, sabe que tiene que morir al “hombre viejo”, cerrado en sí mismo, y revestir el
“hombre nuevo”, abierto al prójimo y dócil al Espíritu.

Como somos “miembros de Cristo y Templos del Espíritu Santo, los pecados sexuales
son una especie de profanación.

3.7.4. Las normas concretas de la Biblia.

        Sufrieron los condicionamientos culturales de la época hasta influencia pagana-
y deben ser interpretadas. Por ejemplo: cuando San Pablo habla de la sumisión de la
mujer al varón, refleja la condición social de su tiempo, que se hallaba bajo el influjo
del patriarcalismo del Antiguo Testamento. Eso no pertenece al Mensaje revelado: es
solamente el “lenguaje” de que se sirvió Pablo para transmitir el mensaje… como no es
Mensaje revelado la “imagen del mundo” que tenían entonces, y muchos otros
elementos culturales empleados como simples vehículos de la revelación.Por último, el
Matrimonio Cristiano es Sacramento, “sacramento permanente”, porque la fuente de
gracia que recibieron un día, no dejará nunca de manar, e irá creciendo en la medida en
que crezca el amor de los esposos.

EJERCICIO Nº 14


   1.   ¿Qué piensas de los que proclaman la sexualidad “una función biológica”, tan normal como
        comer y orinar? Decía Nietzsche que “el impulso sexual es el más espiritual de todos los
        impulsos”. ¿Tendría alguna razón para afirmarlo?
   2.   Antes se hablaba muchísimo del amor y se sabía muy poco acerca del sexo. ¿ No habrá llegado
        el tiempo en que los modernos, que saben muchísimo sobre el sexo, comiencen nuevamente a
        hablar sobre el amor?. El corazón sin amor es una víscera cualquiera. ¿Y el sexo sin amor?
   3.   Las diferencias psicológicas entre el varón y la mujer, ¿son puro efecto estructural…, son pura
        creación cultural? ¿hasta que punto se puede decir que “se nace hembra y se llega a ser
        mujer”?
4.   ¿La mujer es un medio, un objeto, una mercancía?. Lo que sucede en América Latina ¿no son
     mecanismos destinados a perpetrar el machismo. Señala síntomas de machismo que se detectan
     en nuestro país.
5.   Si no fuera por la fuerza sexual, ¿dejaría el o la joven el “dulce hogar” para embarcarse en la
     aventura del amor?



Analiza este “paralelismo antitético” entre sexo y amor:


a) EL AMOR ¿es una copia borrosa del SEXO, tiene sus mismas raíces…, o es una realidad
   distinta? ¿Por qué?
b) ¿En cuál de los dos –AMOR Y SEXO- tienen más importancia las cualidades físicas? ¿Cuál de
   los dos es altruista? ¿Cuál es interpersonal? ¿Cuál es más duradero? ¿Por qué?
c) En los prostíbulos, ¿Qué es lo que se somete a compra-venta: el SEXO o el AMOR?
d) ¿Qué es lo que más interesa a una “mujer fácil” el SEXO o el AMOR?
e) ¿Le preocupa al SEXO quién es el compañero, el “partner”? ¿Lo elige con cuidado? ¿Puede
   reemplazarlo? ¿Sucede lo mismo con la persona amada? ¿Puede haber SEXO sin AMOR, puede
   haber AMOR sin SEXO, puede haber AMOR SEXUADO?
f) Saberlo todo acerca del SEXO, ¿es saberlo todo acerca del amor?
g) El animal, ¿puede frenar su instinto sexual, por amor al otro animal?
h) ¿Hay que integrar el SEXO en el AMOR… o diluir el AMOR en el SEXO?

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  • 1. ETICA Y SEXUALIDAD ¿SE PUEDEN COMPAGINAR? La primera observación que hacemos al entrar en el campo de la moral aplicada a lo que se quiera: a los negocios, a la política, a la docencia… y, por supuesto también a la sexualidad, es que en cuestiones morales no basta decir: “Yo soy auténtico, yo soy sincero; yo soy así; yo pienso así y obro de acuerdo con lo que pienso”. No basta, porque “auténtico” es un adjetivo y hay que ver a qué sustantivo califica. Porque si uno es un criminal, un ladrón, un “puerco”…, no se adelanta nada con que sea un “auténtico puerco”. Abundan lo que dicen: “Yo soy sincero, y eso basta”. No basta ser “sincero”, hay que ser “verdadero”, adherirse a los verdaderos valores. Hay muchas personas sinceras, pero están “sinceramente equivocadas” “Yo sigo mi conciencia”. Tampoco basta, a no ser que usted se preocupe por iluminar esa conciencia; de lo contrario tenemos a un ciego que pretende guiar a otro ciego: una inteligencia miope que pretende guiar el instinto. “Mi intención es recta y eso es suficiente”. No lo es: la índole moral de una conducta no depende solamente de la intención subjetiva… Por estas y otras razones trataremos de elaborar esta ETICA SEXUAL, partiendo de criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos. El misterio de la persona tiene que estar en la base de toda moral y, entre todas, de la moral sexual. En otras palabras, tenemos que partir de los datos que nos proporciona una Antropología de la Sexualidad que nos muestra claramente los SIGNIFICADOS HUMANOS DE LA SEXUALIDAD. Para determinar lo que el hombre “debe ser” – en cualquiera de sus actividades libres- es preciso partir de “lo que es”, de las exigencias de la persona total, con todas sus dimensiones. El “quehacer” del hombre, en su aspecto ético, está orientado por su “ser”. Ahí está la NORMA, la clave, el metro que nos permite medir si un acto libre es bueno o malo. Un comportamiento sexual es bueno si “personaliza” o “tiende a personalizar” al hombre y a la mujer. Un comportamiento que no responde a las exigencias objetivas de la persona humana total, se vuelve “ipso facto” negativo, deshumanizante. La sexualidad es una cosa buena Pero el hombre puede usar mal las cosas buenas… No seguiremos una ética hedonista y utilitaria, esa que suelen vender los medios de comunicación social como artículos de consumo y de diversión, esa ética “Play boy”, hija de la Revolución Sexual “permisivita”…
  • 2. Tampoco volveremos atrás, a una ética estética, con normas inmutables, rígidas, centradas en la “procreación”, que fácilmente vinculaba sexualidad con pecado. Partiremos de una ética sexual personalista, que tiene en cuenta los datos de la biología, de la psicología, de la filosofía y otras ciencias humanas auxiliares. En nuestras reflexiones suponemos que el lector admite la existencia de Dios; pero no insistiremos en la dimensión teológica de la sexualidad. El que tiene una “cosmovisión cristiana” sabrá integrar en ella lo que la razón va descubriendo. La voluntad de Dios, por otra parte, está escrita en el hombre mismo, pensado y creado en Él. No descenderemos a temas particulares de moral sexual, que se prestan a largas discusiones, nos limitaremos a señalar los principios, los criterios básicos que nos permitirán distinguir el trigo de la cizaña. Para esto hemos escogido una lista de AFIRMACIONES FUNDAMENTALES que reaparecen constantemente en los autores que abordan estos temas, porque pensamos que lo más importante es entregar elementos de juicio que ayuden a discernir lo bueno de lo malo en el comportamiento sexual. Advertimos también desde el principio que aquí nos limitamos a proponer un IDEAL, sin por eso desconocer el hecho de que cada persona es única y es un “ser histórico” en proceso permanente de maduración para alcanzar la plena posesión de sí mismo. El hombre está llamado a crecer hacia la madurez afectivo sexual en apertura y reciprocidad, integrando la sexualidad en al pedagogía de la comprensión y de la gradualidad. Advertimos también desde el principio que aquí nos limitamos a proponer un IDEAL, sin por eso desconocer el hecho de que cada persona es única y es un “ser histórico” en proceso permanente de maduración para alcanzar la plena posesión de sí mismo. El hombre está llamado a crecer hacia la madurez afectivo-sexual en apertura y reciprocidad, integrando la sexualidad en el conjunto armónico de la persona. Hay que aguantar las lentitudes y seguir la pedagogía de la comprensión y de la gradualidad. Tampoco olvidaremos algunos condicionamientos culturales, que influyen decisivamente en el ejercicio de una sana sexualidad. Recordemos que no se educa la sexualidad; solamente la persona leude se objeto de influjos educativos… Veremos más adelante que hay que educar para el amor, a no ser que alguien considere a la Pedagogía como “la ciencia que enseña a recuperar la animalidad originaria”. 3.4.8 CRITERIOS BÁSICOS PARA UNA ÉTICA DE LA SEXUALIDAD Se oye decir por allí; El ejercicio de la sexualidad es lo más natural que existe”; pero se olvida que hablar de naturaleza y de natural con respecto al animal y con respecto al hombre, es hablar de cosas diferentes.
  • 3. El animal es irracional y en él la sexualidad es un instinto que depende exclusivamente de la acción de las hormonas sobre el sistema nervioso. En él es automático e inconsciente. El hombre es racional y, en realidad, no tiene instintos programados, estereotipados; siente necesidades, pulsiones, pero no dispone de automatismos para satisfacerlas correctamente. Para eso tiene la corteza cerebral sede de la inteligencia y de la libertad, que le permiten imponer a su sexualidad condiciones y límites humanos. La sexualidad humana es muy poco programada. Corresponde al hombre estructurarla consciente y libremente, de acuerdo con una imagen de sí mismo, modelada por el ámbito cultural que le rodea. La educación, en esto, es decisiva. No podemos identificar sexualidad animal y sexualidad humana, porque ésta, si quiere ser humana, tiene que evolucionar no en forma ciega, sino lúcida y en un contexto de libertad. Lo espiritual, en el hombre, tiene que hacerse cargo de lo erótico y de lo instintivo, porque se trata de ser hombres y mujeres en un mundo humanizado y no machos y hembras de un mundo animalizado. No es malo satisfacer “humanamente” los instintos, los impulsos sexuales, lo que es malo es dejarse dominar por ellos, porque eso limita la libertad. Y hay veces en que uno debe dejar de satisfacer los impulsos del sexo… sin que eso amenace la propia vida. No sucede lo mismo con las exigencias del hambre, la sed, la necesidad de dormir. El instinto sexual es un “instinto de lujo” decía Marc Oraison. Decir que el sexo es “puro instinto” equivale a decir que es una actividad que3 debe satisfacerse de manera inevitable, y que es imposible controlar…, lo cual es un disparate. Sin embargo eso es lo que piensan muchos que es una necesidad biológica como cualquier otra… a. El ejercicio genital del sexo no es una necesidad El acto sexual no es necesario para la sobrevivencia del individuo. No se muerte por falta de sexo, pero puede morirse por falta de afecto. Pensar que es una “necesidad” lleva a comportamientos caprichosos e inmaduros. Hay que repetirlo, porque algunos identifican “virilidad” (personalidad) con “capacidad genital”. Y no faltan padres que impulsan a sus hijos (varones) a un ejercicio prematuro del sexo: “Tienes que demostrar tu “virilidad”, les dicen… y festejan sus conquistas sexuales o, peor, los orientan a casas de prostitución. Esos hijos se convierten, a la larga, en máquinas automáticas, irracionales y sin voluntad. El acto sexual no es una necesidad. Nuestra relación con el otro sexo es siempre sexuada, pero no necesariamente “genital”. Varones y mujeres podemos abstenernos voluntariamente de la actividad sexual por motivos superiores, sin comprometer nuestra realización.
  • 4. Algunas mujeres creen que la maternidad física es un “destino fatal de la mujer”. Es un prejuicio malsano. Es inútil, incluso, que una mujer sea materialmente “madre” si no lo es espiritualmente. Los hijos, como personas, son más fruto del amor educativo que de la biología. La actividad sexual debe partir de la libertad, de la autonomía `personal y no de una obsesión asfixiante, centrada en el sexo. Volviendo al tema: el sexo humano no es estereotípico como el sexo animal, que tiene metas fijas, épocas de celo. El sexo humano no es puramente instintivo: está sujeto al aprendizaje, es maleable, plástico, no está programado como el del animal; puede ser puesto en función de un “proyecto de vida” elegido libremente por cada uno. Según sea el aprendizaje en el campo sexual, el hombre se realiza…, o no se realiza absolutamente. b. En el acto sexual la ética exige que se acepten y se respeten los datos biológicos (genéticos, fisiológicos, anatómico) Expliquemos esta afirmación abstracta. La relación sexual entre personas debe realizarse en la “diferencia sexual”, en la heterosexualidad, no en la homosexualidad. Es cierto, puede existir amor y amor oblativo en otras formas diferentes de amor interpersonal; varón con varón, mujer con mujer. Pero cuando se trata del acto sexual, del ejercicio biológico, hay que tener en cuenta, las estructuras naturales de la sexualidad y personalizarlas. Si hay una perversión o desviación de la estructura sexual, se destruye la sexualidad como lenguaje de amor oblativo. Es decir, hay que tener en cuenta la finalidad inscrita en la misma naturaleza humana. La facultad sexual exige alteridad, complementariedad de sexos, y se ordena por sí misma a la generación. Hay que respetar esa función importante –la generación-, sin afirmar que sea exclusiva. Así, pues los datos biológicos no hay que echarlos al olvido. No hemos de centrarnos en este aspecto abstracto, fisicista, pero tampoco dejarlo de lado a la hora de juzgar la masturbación, el control egoísta de la natalidad, la homosexualidad… Esta no es una “variante normal” el lado de la heterosexualidad. Es una anomalía, una deficiencia estructural que incapacita al acoger al otro como diferente y dificulta la planificación humana. ¿Qué sentido tiene un acoplamiento entre machos? 3.3.9. La sexualidad humana desborda su significado procreador: apunta más allá de su función biológica. a. Un signo de que no es la procreación la única finalidad, es que en el hombre la sexualidad no ejerce únicamente en los períodos de celo, sino que tanto la atracción como el comportamiento sexual son continuados y dejan amplio margen a la creatividad.
  • 5. Es cierto que los primates subhumanos ya dan indicios de una actividad sexual no solamente reproductora, pero esto, exigido por el proceso de la cría, no pasa de ser un signo de que son un eslabón intermedio. Para los animales el sexo es un dar y recibir puramente biológico. Los animales se acoplan, las personas se encuentran. b. Una pregunta se viene discutiendo desde hace 80 años: ¿es la procreación el fin primario?; ¿procreación ayuda mutua? Los documentos eclesiales, frenados por la discusión, han evitado la jerarquización de fines en el matrimonio. Esos Documentos colocan en el mismo plano el bien de los cónyuges, la comunión progresiva, el amarse más (fines personales) t el bien de la especie: procreación y educación de la prole. Existe bastante confusión. Pero ya Pío XI, hacia el año 1930, consideraba el amor como ç”causa primera y razón de ser del matrimonio” contemplado en su integridad. Una unión huérfana de amor, por muy fecunda que sea, es contraria al Plan de Dios. Hoy se ha pasado de la sexualidad reproductora a la sexualidad relacional. La sexualidad pertenece a una persona destinada a realizarse en una relación interpersonal. La relación se establece con alguna forma de lenguaje. El perfeccionamiento actual de los anticonceptivos ha llevado a una situación totalmente nueva en la historia de la pareja. Entre otras consecuencias llevó a una comprensión menos biológica y procreacionista de la sexualidad 3.4.9.1.El Sexo es un lenguaje, una forma privilegiada de expresar el amor través del cuerpo. Si es un lenguaje tiene que atenerse a las reglas de juego del lenguaje. Si no expresa el amor se convierte en una mentira trágica. Esto merece una Fundamentación mayor. a) Sabemos por la Antropología Filosófica que el hombre es una unidad bipolar. “La victoria más insigne de nuestro siglo es la superación del dualismo”, decía Merleau Ponty. Hay en el hombre una sola actividad psicoorgánica, psicosomática. Nada humano es puramente sensible, corporal; nada humano es puramente espiritual. Todo lo corporal es “personal” el trabajo, el hambre, el sexo, la misma muerte. Porque organismo y psique son dos factores estructurales, dos raíces metafísicas del “yo-uno”·, dos subsistemas de un único sistema total; el hombre (como diría X. Zubiri). Superando el dualismo ¿a que llamamos “cuerpo” en Filosofía? El cuerpo es el lugar de mi expresión y punto de partida de mi relación con el mundo y con los demás, condicionado por el espacio-tiempo. Es la psique que se autoexpresa en lo orgánico. De este modo todo el cuerpo es lenguaje, interioridad que se manifiesta, epifanía del yo.
  • 6. Mi alma puede ser vista en mis ojos, puede ser oída en mi voz. b) De manera que lo biológico en el hombre queda humanizado, espiritualizado: la alimentación se transforma en banquete, el crecimiento en proceso de maduración humana, el instinto en deseo consciente… ¿Y la sexualidad? Pasa a ser encuentro personal, lenguaje. Las palabras, los saludos, las miradas, los abrazos, las caricias… son todas formas de lenguaje que revelan un mensaje íntimo y profundo que el espíritu deposita en esos gestos. El beso es algo más que la yuxtaposición de dos músculos orbiculares inclinados en estado de contracción. El acto sexual, en el matrimonio, no es un juego de órganos, un acoplamiento agradable a nivel de piel y de glándulas, sino un diálogo entre dos personas, un gesto de entrega y comunión. En ese momento varón y mujer se están hablando, se están diciendo: “Tú eres la persona más importante de mi vida, te quiero, te aprecio, tú significas mucho para mí”. El acto sexual puede ser un signo de reconciliación, un modo de resolver conflictos, de aliviar tensiones, de agradecer… c) En los casados hay una amplia gama de contactos sexuales. Tratándose de novios el lenguaje tiene sus límites, deben educar la sensibilidad y la sensualidad. Si adoptan sistemáticamente formas de contacto que normalmente conducen a una fuerte excitación sexual (con orgasmo o sin él), comprometen el sano desarrollo de la comunicación y por eso mismo es éticamente inaceptable. Porque en ese caso la sensualidad acaba monopolizando la relación, empobreciéndola y desvirtuándola. Habría que preguntarse si se manifiestan el amor o tratan de saciar la avidez sexual… De ahí que en los enamorados tiene que haber un esfuerzo serio de autodominio y de respeto al otro. La actitud interior es decisiva. También se han de tener en cuenta las diferencias psicológicas entre varón y mujer, Eustace Chesser, un médico inglés reconocido por su apertura y su larga experiencia con la juventud, relata el caso de Juan joven que, después de mucha resistencia, para no perder al muchacho, cedió en tener su primera relación sexual: se entregó. Profundamente chocada comenzó a llorar, mientras que él comenzó a fumar tranquilamente un cigarrillo como si nada hubiera pasado…, y todavía le pareció mal que ella llorara. Son muy distintas las condiciones biopsicológicas. 3.4.9.2.La sexualidad humana afecta profundamente las relaciones interpersonales a) El animal se acopla sexualmente a nivel genital, pero, carente de autoconciencia, forma bloque con el entorno, ignora al compañero “en cuanto otro”, en cuando distinto de su “yo”, de ese yo que no tiene. El hombre, en cambio, es una estructura abierta en su doble aspecto de indigencia y de oblatividad.
  • 7. En el hombre la sexualidad trasciende lo puramente genital, colorea el psiquismo y las relaciones interpersonales con un matiz masculino o femenino, favorece la apertura al mundo de tú, hace que la persona tome conciencia de su esencial referencia “los otros”. Además tiende naturalmente a la construcción de un “proyecto de vida en común”. La sexualidad no pervertida permite que se descubra el carácter personal de todo individuo humano, que es “otro yo”, un sujeto, un fin-en-sí, que nunca puede ser tratado como objeto. La sexualidad es un factor de personalización. Esto no es pura especulación abstracta. Un estudio tan cientificista como el “informe Hit” llega a la conclusión de que el aspecto más positivo y más valioso del comportamiento sexual humano, es lo que significa este gesto como expresión de amor, de entrega, de ternura. b) Dentro de la Antropología del Antiguo Testamento, el bíblico “hacerse una sola carne” significaba no sólo la simple unión física, sino la entrega total de dos personas. c) En la relación de pareja lo principal no es lo biológico, lo genital y sus actos; tampoco la emotividad despertada por los valores de atracción sino el rol de una persona a otra, significado, expresado y acrecentado por la sexualidad. d) La ética cristiana está indiscutiblemente centrada en el amor: “toda la ley” se resume en esta sola palabra. El cristiano tiene que potenciar todo lo que significa altruismo, generosidad y entrega, y debe oponerse a todo lo que signifique cerrazón y egoísmo. 3.5. LA SEXUALIDAD VA MÁS ALLÁ DE UNA RELACIÓN INTIMISTA “YO-TÚ” SE MUEVE EN UN HORIZONTE SOCIAL. Sirve para construir el “nosotros”, dentro de un clima de relaciones interpersonales cruzadas. No por ser “personalista” el comportamiento sexual se convierte en una conducta “individualista” (…) La sexualidad no es un asunto que pasa entre dos, el comportamiento sexual se abre al nosotros social”. 3.5.1. La sexualidad plena tiene que vivirse en situación conyugal. a) La primera apertura se da en la familia. En ella el amor y la fecundidad –los dos sentidos inmanentes de la sexualidad humana- pueden realizarse. El amor, en efecto, en su triple dimensión de “sexo”, “eros” y “ágape” (amor – don) tiene que ser indivisible (uno con otro) e irreversible (para siempre). Nadie le dice a su esposa: “Te amaré por un año y tres meses”… Se habla mucho del “amor libre”… ¿libre de qué?, ¿de responsabilidades?, ¿de consecuencias?... ¿abandonado al capricho y a la traición? La conyugalidad es una invitación a lo definitivo, a la permanencia fiel, a la unión más profunda entre dos personas, a la encarnación del amor en los hijos, a una vida compartida en su totalidad. No sólo las leyes del amor, sino también el bien de los hijos pide la estructura monogámica indisoluble.
  • 8. Hablamos de las leyes naturales. Los novios son libres para casarse o no, pero no para “descasarse”…, porque han entrado en una institución Natural que tiene sus leyes. No es una Institución creada por un contrato libre; las leyes del matrimonio las dictó el Creador, por el simple hecho de hacernos varón y mujer. El peligro número uno de la “revolución sexual” Es la ruptura de la relación entre sexualidad, amor y matrimonio Se está pasando del “matrimonio institución” Al “matrimonio asociación”. b) La víctima de los hogares desechos son los hijos, pero indirectamente sufre toda la sociedad. La ley civil debe proteger la estabilidad del matrimonio. El “tú” y “siempre” exigen algún amparo social. Todas las culturas, por otra parte, ejercen algún control sobre las manifestaciones sexuales, en vistas del bien común, fin de la sociedad organizada. La misma biología apoya la estabilidad de la situación conyugal. El hecho de la continuidad del impulso sexual –ausente en los animales que tienen su época de celo- contribuye, en los humanos, a la solidez de la pareja y asegura el cuidado de los hijos. Los hijos vienen al mundo como partos prematuros. Portmann, un biólogo suizo, decía que nacen como partos prematuros. Portmann, un biólogo suizo, decía que nacen “con 18 meses de anticipación”. Y eso es un hecho providencial, teleológico: tiene una finalidad, porque le proceso de maduración del cerebro, al darse fuera del seno materno, en el ambiente extrauterino mucho más rico, favorece el desarrollo del psiquismo humano. Los hijos, además de romper el círculo cerrado de los esposos, les exigen a ellos un compromiso con la sociedad, por la historia que inauguran. 3.5.2. El ejercicio de la sexualidad debe insertarse en el marco de las estructuras sociales. a) La pareja, que se beneficia de las estructuras sociales, debe lógicamente comprometerse con ellas, toda vez que es la célula de la sociedad. En una palabra, la relación sexual plena exige un proyecto de vida en común, socialmente reconocido. Antes de casarse son revolucionarios de los que queman llantas para luchar contra las injusticias. Una vez casados, de incendiarios pasan a ser bomberos… su familia se aburguesa se atrinchera en el bunker del hogar y se empobrece. La familia se construye abriéndose b) De esta dimensión social se deduce una consecuencia: la sociedad tiene el derecho y la obligación de ejercer cierta vigilanciasobre las manifestaciones de lo sexual, en el campo del pudor, por ejemplo, en vistas del bien común. Pero en esto hay que tener en cuenta que “las manifestaciones del pudor social” estas sometidas a la variabilidad de los tiempos y de las culturas”, como nos enseña
  • 9. la etnología. El pudor, la vergüenza es “como la defensa psicosomática de la intimidad personal, cuando está amenazada”: revela la voluntad de no dejarse poseer como objeto. La persona quiere ser visita como persona y no como sexo. Un humorista norteamericano ha escrito, no hace mucho, que para la vista del “play-boy” la hoja de parra ha cambiado de sitio: lo que ahora cubre es el rostro de la mujer… Repetimos sin embargo que “existe gran flexibilidad en la barrera del pudo. No es la cantidad de ropa lo decisivo”. Garaudy afirma haber encontrado más pudo y santidad en los campos de nudistas que en muchos ambientes “decentes” llenos de hipocresía. Con todo, el vestido no se abandona tan fácilmente: salvaguarda la dignidad personal, crea cierta distancia y conserva una saludable tensión entre los sexos. Estímulos eróticos excesivos acaban incluso por causar inhibición. Hay un erotismo que “elimina toda la dimensión humana del eros” y la preocupación se centra en lo físico, en el placer egoísta, para conseguir con la técnica más eficaz la mayor satisfacción posible. El cuerpo no es lugar de cita, ni sendero de comunión, sino un simple pedazo de carne que alimenta y sacia la soledad y el vacío interno. Y el mismo sujeto que así lo ofrece se destroza como persona, pues lo entrega como una vulgar mercancía a quien vaya pagando mejor. c) Los MCS si son prudentes, debieran “contar con la inmadures y la fragilidad de los niños, jóvenes y otras personas débiles en lo humano”. Pero todos, no solamente los niños tienen derecho a no verse perturbados por ciertas exhibiciones eróticas que resultan provocantes, porque rayan en lo obsceno y pornográfico. La pornografía presenta un material erótico deshumanizante que estimula fuertemente la imaginación y excita los instintos ya por sí difíciles de dominar. Rebaja el sexo y lo reduce a simple pasto de la curiosidad erótica Sin suplantar la libertad la libertad con la ley, corresponde a la censura controlar los excesos, cuando existe una agresión continua al derecho de tranquilidad afectivo-sexual que tiene la gente, y cuando corre peligro de degradarse los valores humanos del amor y la sexualidad. Sin embargo, en una época de tanta permisividad no fácil de controlar y de frenar, sin descuidar la responsabilidad social, hay que insistir más en la responsabilidad personal. En una palabra, hay que educar la mirada y lograr una madurez sexual que sea capaz de resistir todas las embestidas del ambiente. Ahora que ha llegado la pornografía electrónica, ya no hay posibilidad de controlar su invasión. El ávido de sexo puede tener imágenes de modelos, desnudarlas y manipularlas en su casa, según las necesidades de sus fantasmas. Es el “porno interactivo” hech0o a la medida de cada uno, que va creando enfermos mentales, personas frustradas, resentidas, amargadas, nihilistas… sin valores por los cuales valga la pena quemar la vida.
  • 10. 3.6. LA SEXUALIDAD ES AMBIGUA, PARA SER HUMANIZANTE DEBE EXCLUIR TODA FORMA DE LIBERTINAJE. a) La sexualidad es una cosa buena, pero el hombre puede usar mal las cosas buenas. El cuchillo, que sirve para compartir el pan de la mistad, puede convertirse en el puñal del asesino. El P. Fabbri escribió un artículo con este título: “La sexualidad, un lenguaje de vida”. Pero tuvo que añadir enseguida: “¡Cuántas veces pasa a ser un lenguaje de muerte!” Decir que la sexualidad es ambigua significa afirmar que “no alcanza automáticamente su finalidad, si no interviene la cooperación responsable del hombre”. Es un lenguaje de entrega y generosidad, pero también puede convertirse en medio de placer egoísta, de dominio y de violencia. Si es cierto que en torno a la sexualidad se han escrito maravillosas páginas de amor, también es cierto que se han realizado páginas tristes de violencia, de agresión, de atropello a derechos humanos fundamentales. Pensemos en las violaciones, en el uso que se hace de la mujer en la publicidad y en todas las formas de machismo. ¿Dónde queda el respeto al carácter personal del otro? Toda cosificación es inhumana, tremendamente destructora de la persona. Sir Laurence Olivier pudo decir de Marilyn Monroe: “Marilyn ha sido explotada hasta más allá de lo imaginable”. Dos semanas antes de suicidarse Marilyn declaró en un reportaje: “Algunas veces me invitan a sitios para adornar la cena, como si se invitara a un músico, para que tocara el piano después de la cena. Y una se da cuenta de que no es invitada por sí misma, sino que es considerada como un objeto de decoración” Ciertos “machitos” que andan sueltos, tratan a las mujeres como pañales: “úsela y tírela”. b) ¿Por qué los programas baratos de cine y televisión (los comerciales) vinculan estrechamente hechos de violencia y actitudes sexuales de erotismo egoísta y a menudo pornográfico? ¿No será que tarde o temprano el sexo sin amor conduce a la muerte real o simbólica, realizada en un clima de violencia? Si falta el amor, seducción y violencia van fatalmente acollarados. Incluso anatómicamente, en el tronco cerebral los centros del sexo y de la violencia están muy próximos. Excitando el uno despierta el otro ¿Lo sabría el Marqués de Sade? Por lo menos… ¡lo vivía! Llega el momento en que el que cede a los impulsos no es capaz de postergar ningún deseo. La razón es clara: en la sexualidad se alcanza un placer sensible muy agudo, que pide repetición inmediata y obsesiva, sin que importen los valores personales. Por algo Freud insistía en que es preciso conciliar el “principio realidad” con el “principio placer” (la libido). Y no sabemos si Juan pablo II pensaba en Freud cuando el 5 de noviembre de 1980 dijo algo parecido: “Es necesario conciliar lo erótico con lo ético”. 3.6.1 No se debe confundir sexo con amor
  • 11. Hay una expresión ya consagrada por el uso: “Hagamos el amor”..., y se refiere al acto sexual. El amor o existe o no existe, no se puede “hacer” con el coito. El sexo no origina amor: es mediador, expresión del amor, requiere amor, pero en sí no es amor. El amor es mucho más amplio. ¿Qué es? Es más fácil sentirlo que definirlo. Digamos que, en los casados, es la comunión integral de dos personas, una relación de integración plena, física, psicológica y espiritual. 3.6.2. El amor es algo más que un sentimiento. a) Es un sentimiento, sí en sintonía que no tiene explicación, algo imprevisible, juguetón, que pone en marcha la emotividad y provoca el enamoramiento. En él entran en juego los valores de atracción del otro o de la otra; la belleza, la riqueza afectiva, la inteligencia, éstos a veces ejercen una fascinación irresistible (to fall in love). La atracción puramente sexual queda integrada, transformada, embellecida por el “eros”. Es una etapa en la que los novios se conceden todo, se perdonan todo… y hasta los vicios del otro parecen virtudes excelsas. El enamoramiento posee un encanto que no debería desaparecer nunca del corazón de la pareja. b) Pero es un sentimiento frágil, inquietante, huidizo, que se esconde y reaparece, que así como llega puede esfumarse. ¡Cuántos hay que se “enamoran” o “desenamoran” al unísono de sus sentimientos! A veces los enamoramientos son como fuegos artificiales, se encienden, derraman un poco de luz, hacen más o menos ruido y luego se apagan, para dejar como reliquia ingrata un poco de polvo negro que el viento se llevará. Los sentimientos son como yoyos, suben y bajan alternativamente según por donde vayan las hormonas. Como cantaba aquel tango: “Hoy un juramento, mañana una traición, amores de estudiante flores de un día son”. Los que se casan en la borrachera del enamoramiento sin haber profundizado el amor no ofrecen garantías de futuro. c) Para superar la crisis que se da sobre todo en los casados, debe reforzarse el eros como el “amor de amistad”, la filía de los griegos que, para el cristiano llegar a ser ágape, don gratuito del Padre, por Cristo en el Espíritu. La filía o ágape es la libre elección recíproca, por la cual cada miembro de la pareja acepta al que ha elegido “tal cual es”, asume su existencia y se compromete” su último retoque integrador y el vínculo cobra solidez definitiva. Podríamos resumir en tres frases estos tres niveles que deben integrarse: El sexo dice: “Me gusta usted por tener ese cuerpo”. El eros es más amplio: “Usted me gusta por ser así”. Y el ágape va más lejos: “Usted me gusta por ser usted”. Son también tres etapas de la evolución, con alguna diferencia entre varón y mujer, el muchacho despierta primero hacia el “sexo” después al “eros” y el eros se profundiza en la amistad, el “ágape”, la chica, en cambio primero despierta al “eros”, el cual se profundiza en el “ágape”. Más tarde despierta al “sexo”. Se sabe que muchas mujeres alcanzan el orgasmo después de algún tiempo de vida conyugal. Esto sin embargo es
  • 12. relativo. Masters declara que “hay matrimonios fantásticos sin ningún sexo”, y otros “que sólo se mantienen a causa del sexo”. d) La madurez afectiva exige que el amor sea ofrenda de sí al otro, cada vez más gratuita, siempre más desinteresada: exige ir más allá de la atracción y el deseo. El amor significala afirmación, no la posesión del amado, tiene que ser liberador, no posesivo, manipulador., “Tú tienes que conservar tu libertad de tener tus propios sentimientos, de pensar tus propias ideas y de tomar tus propias decisiones. No viniste la mundo para cumplir mis expectativas”. e) El compromiso es cosa seria. Chicas y muchachos inmaduros, sin experiencia, hacen juramentos bajo el influjo de fuertes emociones o reacciones físicas que a la mañana siguiente, después del desayuno, suenan a huecas. Ella, la mujer sobre todo, regresa a su soledad, desengañada, sin protección, y le costará volver a empezar. Compromisos prematuros, promesas “de marinero”… dejan heridas que tardan en cicatrizar. El matrimonio no es ni un cielo ni un infierno: es un estado para gente afectivamente madura. Rommy Schneider, ex-esposa de Alain Delon, poco después de haberse separado de él, entrevistada por la revista argentina “GENTE”, sobre la causa de su divorcio respondió: “Alain nunca va a ser feliz con ninguna mujer, simplemente porque hasta ahora nunca estuvo oportunidad de salir de su egoísmo y comprender que la gente, alrededor suyo, también existe, sufre y espera”. Romy se suicidó pocos años después. f) El amor verdadero, además, es incondicional. Un ama de cada relataba que el amor de su marido le parecía estar condicionado a que tuviera la casa limpia y ordenada. Ella sostenía que necesitaba saber queél la amaba estuviera o no la casa limpia con el fin de tener fuerza necesaria para mantener la casa aseada. Sólo un amor incondicionado por ambas partes ayuda a cambiar y a desarrollarse. Otra condición, fatal para el compromiso, es ponerle un límite de tiempo. No. El amor es para siempre. Hay que ser ciego para entregarse a un compromiso que tiene muchas notas al pie del contrato. El amor tiene que convertirse en ternura, esa actitud de afectuosa preocupación por el otro, esa actitud que todo lo espera, todo lo cree, todo lo sufre en relación al otro. La ternura la que la libera la sensualidad del peso del egocentrismo y de la lugacidad de lo momentáneo: humaniza la sensualidad sin mutilarla.
  • 13. La ternura se expresa en el cariño –que no es lo mismo que las caricias- el cariño es el lenguaje de la ternura. Todo esto incluye una buena dosis de ascesis, de renuncia, de autodominio. 3.6.3. La sexualidad no es una máquina de placer. a) El sexo implica placer, va acompañado de placer. El sexo sin placer está enfermo. Pero el placer no es la finalidad de la relación sexual; el verdadero fin de la relación es la persona del otro, la otra persona. Si se la considera principalmente como fuente de placer, se priva la sexualidad de su capacidad de donación, de entrega, se la convierte en expresión de egoísmo y el otro acaba por ser un objeto. Victor Frank añade que el placer se destruye y se malogra en la medida en que se convierte en el “fin” que uno persigue en la relación. Dice textualmente: “Cuanto más intenta el varón demostrar su potencia sexual o la mujer, su capacidad de sentir el orgasmo, menos posibilidades tienen de conseguirlo. b) El placer tiene que seguir siendo un efecto o un producto secundario de la relación, porque tiene sus peligros: es como el comer. El comer para reparar las fuerzas proporciona un placer; pero el comer por placer, haciendo del placer un fin…, acaba en un dolor de estómago o en una afección al hígado. Para alcanzar un valor superior hay que renunciar a otro inferior. Por ejemplo, el valor “salud” exige dejar, comilonas, alcohol, cigarro, droga… Tal renuncia no significa una represión, sino una jerarquización de valores. Lo agradable y lo placentero representa un valor. Pero éste remite a un valor más alto. Quedarse con el placer sexual y centrarse en él es como saludar a una persona darle la mano y retener la atención en la suavidad o aspereza de la mano, en la temperatura de la mano, pero olvidando la persona y el sentido del gesto que hacemos. Un joven recién casado, en una reunión de universitarios dijo mirando a su esposa: “Si yo busco mi placer en el acto sexual, tú comienzas a ser una cosa”. El placer sexual hace agradable el acto sexual, pero si se lo busca como fin deteriora a la persona. Si se considera la sexualidad como una máquina de placer, acaba por triunfar en sus engranajes la misma posibilidad de amar. Sintetizando el placer no es la felicidad. La felicidad tiene mucho más que ver con el amor que con el sexo. Más que jugar con el gesto sexual, hay que tener en cuenta que la persona se juega en el gesto sexual”. 3.6.4. Planear el abuso del sexo es tan inmoral como ejecutar el plan. El Dr. Chauchard, desde la psicofisiología afirmó que “el órgano sexual más importante del hombre es su cerebro…”, no la médula espinal y los genitales. Se entiende, “el cerebro animado por la inteligencia y la voluntad”. De {el parten las decisiones, del “papá cerebro”.
  • 14. Lo planificado “desde arriba” –ese programita de fin de semana con la mujer del vecino- es tan inmoral como la ejecución del acto. La intención y la ejecución son como la parte interna y externa del proceso. La ejecución a veces fracasa, se frustra por algo imprevisto. Sin una nueva decisión. Sólo una mentalidad infantil podría concluir que no hubo pecado porque no sucedió nada. La prioridad ética de la intención es una característica de la moral evangélica: “Del corazón del hombre salen las malas intenciones: prostitución, robos, asesinatos, adulterios…” (Mc 7, 21). Y “el que mira a una mujer con deseo libidinoso ya cometió adulterio en su corazón” (Mt 5, 28) La infidelidad está muchomás en el corazón que en la relación sexual. Incluso hay deslices graves que no significan rompimiento interior. En éstos hay más debilidad que malicia. Hay que educar la imaginación, la “loca de casa”. No olvidar que el paso de “soñar” al “planear” es pequeño. Ser sincero consigo mismo y vigilar. 3.6.5. Concluyamos: el ideal es una sexualidad plenamente humana y racional. Es decir, el ideal es una sexualidad ordenada y libre, no desordenada y egoísta abandonada al instinto ciego. Para que el acto sexual sea humano debe vivirse no de una manera compulsiva, siendo prisioneros de deseos incontrolables, sino en la riqueza del deseo libre, nacido del dominio que uno tenga de sí mismo, controlando la libido, la energía sexual y los dinamismos que ella desencadena. El egoísta necesita del otro, pero solamente como un espejo que le devuelva su propia imagen. Narcisismo puro. Porque no ama al otro, sino la sensación agradable que el otro le produce. El denominador común de todos los comportamientos sexuales desordenados es el egoísmo. No es tarea fácil vencerlo. El egoísmo muerte un cuarto de hora después de uno y hay que luchar hasta el fin. Si se vive el sexo en un diálogo generoso, el amor crece sin cesar haciendo siempre más felices a aquellos que lo viven. Nunca se ha de separar la sexualidad del amor. Sólo que esa palabra de cuatro letras amor ampara y nombra una fauna emocional variadísima; muchos hablan de amor, cantan amor, lloran amor, se abrazan o se pelean por amor, matan o dan la vida por amor… pero nunca han comprendido en qué consiste el verdadero: no han comprendido que el secreto más profundo de la aventura humana para que sea noble y fecunda es el don de sí mismo. 3.7. NO OLVIDAR LO QUE AÑADE LA MORAL CRISTIANA 3.7.1 Vivir la sexualidad en la perspectiva del Plan del Dios Amor. Lo específico de la moral cristiana es el seguimiento de Cristo, modelo básico de un modo de concebir y de vivir la vida. El cristiano es una creatura llamada a decidirse en la fe –fe en Cristo, en su Plan de Salvación- por una vida comandada no por el egoísmo sino por el amor. “La fe que obra por caridad” (Gál 5,6) El amor-don, el amor oblativo es participación del amor del Padre, infundido por el Espíritu Santo.
  • 15. Jesús, en el sermón de la montaña, clarificó y radicalizó las intuiciones del hombre sobre el amor y la sexualidad. El Nuevo Testamento considera al diálogo intersexual como alianza fiel y entrega mutua, y lo compara con el diálogo entre Cristo y la Iglesia. 3.7.2. El que sigue a Cristo, se perfecciona en su misma dignidad de hombre. Nadie puede realizarse, en absoluto, sí, después de haber conocido suficientemente a Cristo, renuncia a seguirle, porque la vocación del hombre es una sola, es decir, divina. De ahí que la gracia, a pesar de ser gratuita, es necesaria para realizarse como hombre. La “humanización” del hombre es signo y epifanía de su divinización Cristo nos invita a hacer de nuestra vida una “Love story”, una Historia de Amor, aun en medio de las inevitables penas de la vida. 3.7.3. El “pecado del mundo” (Jn) ha herido también nuestra sexualidad. Sólo el Espíritu Santo puede hacernos progresar en el amor. Sólo el Espíritu Santo puede sacarnos de la”imposibilidad de amar” en que nos ha dejado el pecado original para hacernos vivir en el amor. El cristiano, si quiere redimirse, sabe que tiene que morir al “hombre viejo”, cerrado en sí mismo, y revestir el “hombre nuevo”, abierto al prójimo y dócil al Espíritu. Como somos “miembros de Cristo y Templos del Espíritu Santo, los pecados sexuales son una especie de profanación. 3.7.4. Las normas concretas de la Biblia. Sufrieron los condicionamientos culturales de la época hasta influencia pagana- y deben ser interpretadas. Por ejemplo: cuando San Pablo habla de la sumisión de la mujer al varón, refleja la condición social de su tiempo, que se hallaba bajo el influjo del patriarcalismo del Antiguo Testamento. Eso no pertenece al Mensaje revelado: es solamente el “lenguaje” de que se sirvió Pablo para transmitir el mensaje… como no es Mensaje revelado la “imagen del mundo” que tenían entonces, y muchos otros elementos culturales empleados como simples vehículos de la revelación.Por último, el Matrimonio Cristiano es Sacramento, “sacramento permanente”, porque la fuente de gracia que recibieron un día, no dejará nunca de manar, e irá creciendo en la medida en que crezca el amor de los esposos. EJERCICIO Nº 14 1. ¿Qué piensas de los que proclaman la sexualidad “una función biológica”, tan normal como comer y orinar? Decía Nietzsche que “el impulso sexual es el más espiritual de todos los impulsos”. ¿Tendría alguna razón para afirmarlo? 2. Antes se hablaba muchísimo del amor y se sabía muy poco acerca del sexo. ¿ No habrá llegado el tiempo en que los modernos, que saben muchísimo sobre el sexo, comiencen nuevamente a hablar sobre el amor?. El corazón sin amor es una víscera cualquiera. ¿Y el sexo sin amor? 3. Las diferencias psicológicas entre el varón y la mujer, ¿son puro efecto estructural…, son pura creación cultural? ¿hasta que punto se puede decir que “se nace hembra y se llega a ser mujer”?
  • 16. 4. ¿La mujer es un medio, un objeto, una mercancía?. Lo que sucede en América Latina ¿no son mecanismos destinados a perpetrar el machismo. Señala síntomas de machismo que se detectan en nuestro país. 5. Si no fuera por la fuerza sexual, ¿dejaría el o la joven el “dulce hogar” para embarcarse en la aventura del amor? Analiza este “paralelismo antitético” entre sexo y amor: a) EL AMOR ¿es una copia borrosa del SEXO, tiene sus mismas raíces…, o es una realidad distinta? ¿Por qué? b) ¿En cuál de los dos –AMOR Y SEXO- tienen más importancia las cualidades físicas? ¿Cuál de los dos es altruista? ¿Cuál es interpersonal? ¿Cuál es más duradero? ¿Por qué? c) En los prostíbulos, ¿Qué es lo que se somete a compra-venta: el SEXO o el AMOR? d) ¿Qué es lo que más interesa a una “mujer fácil” el SEXO o el AMOR? e) ¿Le preocupa al SEXO quién es el compañero, el “partner”? ¿Lo elige con cuidado? ¿Puede reemplazarlo? ¿Sucede lo mismo con la persona amada? ¿Puede haber SEXO sin AMOR, puede haber AMOR sin SEXO, puede haber AMOR SEXUADO? f) Saberlo todo acerca del SEXO, ¿es saberlo todo acerca del amor? g) El animal, ¿puede frenar su instinto sexual, por amor al otro animal? h) ¿Hay que integrar el SEXO en el AMOR… o diluir el AMOR en el SEXO?