1. ETICA Y SEXUALIDAD ¿SE PUEDEN COMPAGINAR?
La primera observación que hacemos al entrar en el campo de la moral aplicada a lo que
se quiera: a los negocios, a la política, a la docencia… y, por supuesto también a la
sexualidad, es que en cuestiones morales no basta decir: “Yo soy auténtico, yo soy
sincero; yo soy así; yo pienso así y obro de acuerdo con lo que pienso”. No basta,
porque “auténtico” es un adjetivo y hay que ver a qué sustantivo califica. Porque si uno
es un criminal, un ladrón, un “puerco”…, no se adelanta nada con que sea un “auténtico
puerco”.
Abundan lo que dicen: “Yo soy sincero, y eso basta”. No basta ser “sincero”, hay que
ser “verdadero”, adherirse a los verdaderos valores.
Hay muchas personas sinceras, pero están “sinceramente equivocadas”
“Yo sigo mi conciencia”. Tampoco basta, a no ser que usted se preocupe por iluminar
esa conciencia; de lo contrario tenemos a un ciego que pretende guiar a otro ciego: una
inteligencia miope que pretende guiar el instinto. “Mi intención es recta y eso es
suficiente”. No lo es: la índole moral de una conducta no depende solamente de la
intención subjetiva…
Por estas y otras razones trataremos de elaborar esta ETICA SEXUAL, partiendo de
criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos. El misterio
de la persona tiene que estar en la base de toda moral y, entre todas, de la moral sexual.
En otras palabras, tenemos que partir de los datos que nos proporciona una
Antropología de la Sexualidad que nos muestra claramente los SIGNIFICADOS
HUMANOS DE LA SEXUALIDAD. Para determinar lo que el hombre “debe ser” –
en cualquiera de sus actividades libres- es preciso partir de “lo que es”, de las exigencias
de la persona total, con todas sus dimensiones. El “quehacer” del hombre, en su aspecto
ético, está orientado por su “ser”.
Ahí está la NORMA, la clave, el metro que nos permite medir si un acto libre es bueno
o malo.
Un comportamiento sexual es bueno si “personaliza” o “tiende a personalizar” al
hombre y a la mujer. Un comportamiento que no responde a las exigencias objetivas de
la persona humana total, se vuelve “ipso facto” negativo, deshumanizante.
La sexualidad es una cosa buena
Pero el hombre puede usar mal las cosas buenas…
No seguiremos una ética hedonista y utilitaria, esa que suelen vender los medios de
comunicación social como artículos de consumo y de diversión, esa ética “Play boy”,
hija de la Revolución Sexual “permisivita”…
2. Tampoco volveremos atrás, a una ética estética, con normas inmutables, rígidas,
centradas en la “procreación”, que fácilmente vinculaba sexualidad con pecado.
Partiremos de una ética sexual personalista, que tiene en cuenta los datos de la biología,
de la psicología, de la filosofía y otras ciencias humanas auxiliares.
En nuestras reflexiones suponemos que el lector admite la existencia de Dios; pero no
insistiremos en la dimensión teológica de la sexualidad. El que tiene una “cosmovisión
cristiana” sabrá integrar en ella lo que la razón va descubriendo. La voluntad de Dios,
por otra parte, está escrita en el hombre mismo, pensado y creado en Él.
No descenderemos a temas particulares de moral sexual, que se prestan a largas
discusiones, nos limitaremos a señalar los principios, los criterios básicos que nos
permitirán distinguir el trigo de la cizaña.
Para esto hemos escogido una lista de AFIRMACIONES FUNDAMENTALES que
reaparecen constantemente en los autores que abordan estos temas, porque pensamos
que lo más importante es entregar elementos de juicio que ayuden a discernir lo bueno
de lo malo en el comportamiento sexual.
Advertimos también desde el principio que aquí nos limitamos a proponer un IDEAL,
sin por eso desconocer el hecho de que cada persona es única y es un “ser histórico” en
proceso permanente de maduración para alcanzar la plena posesión de sí mismo. El
hombre está llamado a crecer hacia la madurez afectivo sexual en apertura y
reciprocidad, integrando la sexualidad en al pedagogía de la comprensión y de la
gradualidad.
Advertimos también desde el principio que aquí nos limitamos a proponer un IDEAL,
sin por eso desconocer el hecho de que cada persona es única y es un “ser histórico” en
proceso permanente de maduración para alcanzar la plena posesión de sí mismo. El
hombre está llamado a crecer hacia la madurez afectivo-sexual en apertura y
reciprocidad, integrando la sexualidad en el conjunto armónico de la persona. Hay que
aguantar las lentitudes y seguir la pedagogía de la comprensión y de la gradualidad.
Tampoco olvidaremos algunos condicionamientos culturales, que influyen
decisivamente en el ejercicio de una sana sexualidad.
Recordemos que no se educa la sexualidad; solamente la persona leude se objeto de
influjos educativos…
Veremos más adelante que hay que educar para el amor, a no ser que alguien considere
a la Pedagogía como “la ciencia que enseña a recuperar la animalidad originaria”.
3.4.8 CRITERIOS BÁSICOS PARA UNA ÉTICA DE LA SEXUALIDAD
Se oye decir por allí; El ejercicio de la sexualidad es lo más natural que existe”; pero se
olvida que hablar de naturaleza y de natural con respecto al animal y con respecto al
hombre, es hablar de cosas diferentes.
3. El animal es irracional y en él la sexualidad es un instinto que depende exclusivamente
de la acción de las hormonas sobre el sistema nervioso. En él es automático e
inconsciente.
El hombre es racional y, en realidad, no tiene instintos programados, estereotipados;
siente necesidades, pulsiones, pero no dispone de automatismos para satisfacerlas
correctamente. Para eso tiene la corteza cerebral sede de la inteligencia y de la libertad,
que le permiten imponer a su sexualidad condiciones y límites humanos.
La sexualidad humana es muy poco programada. Corresponde al hombre estructurarla
consciente y libremente, de acuerdo con una imagen de sí mismo, modelada por el
ámbito cultural que le rodea. La educación, en esto, es decisiva.
No podemos identificar sexualidad animal y sexualidad humana, porque ésta, si quiere
ser humana, tiene que evolucionar no en forma ciega, sino lúcida y en un contexto de
libertad.
Lo espiritual, en el hombre, tiene que hacerse cargo de lo erótico y de lo instintivo,
porque se trata de ser hombres y mujeres en un mundo humanizado y no machos y
hembras de un mundo animalizado.
No es malo satisfacer “humanamente” los instintos, los impulsos sexuales, lo que es
malo es dejarse dominar por ellos, porque eso limita la libertad. Y hay veces en que
uno debe dejar de satisfacer los impulsos del sexo… sin que eso amenace la propia vida.
No sucede lo mismo con las exigencias del hambre, la sed, la necesidad de
dormir. El instinto sexual es un “instinto de lujo” decía Marc Oraison. Decir que el
sexo es “puro instinto” equivale a decir que es una actividad que3 debe satisfacerse de
manera inevitable, y que es imposible controlar…, lo cual es un disparate. Sin
embargo eso es lo que piensan muchos que es una necesidad biológica como cualquier
otra…
a. El ejercicio genital del sexo no es una necesidad
El acto sexual no es necesario para la sobrevivencia del individuo. No se muerte por
falta de sexo, pero puede morirse por falta de afecto. Pensar que es una “necesidad”
lleva a comportamientos caprichosos e inmaduros. Hay que repetirlo, porque algunos
identifican “virilidad” (personalidad) con “capacidad genital”.
Y no faltan padres que impulsan a sus hijos (varones) a un ejercicio prematuro del sexo:
“Tienes que demostrar tu “virilidad”, les dicen… y festejan sus conquistas sexuales o,
peor, los orientan a casas de prostitución. Esos hijos se convierten, a la larga, en
máquinas automáticas, irracionales y sin voluntad.
El acto sexual no es una necesidad. Nuestra relación con el otro sexo es siempre
sexuada, pero no necesariamente “genital”. Varones y mujeres podemos abstenernos
voluntariamente de la actividad sexual por motivos superiores, sin comprometer nuestra
realización.
4. Algunas mujeres creen que la maternidad física es un “destino fatal de la mujer”. Es un
prejuicio malsano. Es inútil, incluso, que una mujer sea materialmente “madre” si no lo
es espiritualmente.
Los hijos, como personas, son más fruto del amor educativo que de la
biología.
La actividad sexual debe partir de la libertad, de la autonomía `personal y no de una
obsesión asfixiante, centrada en el sexo.
Volviendo al tema: el sexo humano no es estereotípico como el sexo animal, que tiene
metas fijas, épocas de celo. El sexo humano no es puramente instintivo: está sujeto al
aprendizaje, es maleable, plástico, no está programado como el del animal; puede ser
puesto en función de un “proyecto de vida” elegido libremente por cada uno. Según sea
el aprendizaje en el campo sexual, el hombre se realiza…, o no se realiza
absolutamente.
b. En el acto sexual la ética exige que se acepten y se respeten los datos
biológicos (genéticos, fisiológicos, anatómico)
Expliquemos esta afirmación abstracta.
La relación sexual entre personas debe realizarse en la “diferencia sexual”, en la
heterosexualidad, no en la homosexualidad. Es cierto, puede existir amor y amor
oblativo en otras formas diferentes de amor interpersonal; varón con varón, mujer con
mujer. Pero cuando se trata del acto sexual, del ejercicio biológico, hay que tener en
cuenta, las estructuras naturales de la sexualidad y personalizarlas. Si hay una
perversión o desviación de la estructura sexual, se destruye la sexualidad como lenguaje
de amor oblativo. Es decir, hay que tener en cuenta la finalidad inscrita en la misma
naturaleza humana. La facultad sexual exige alteridad, complementariedad de sexos, y
se ordena por sí misma a la generación. Hay que respetar esa función importante –la
generación-, sin afirmar que sea exclusiva.
Así, pues los datos biológicos no hay que echarlos al olvido. No hemos de centrarnos
en este aspecto abstracto, fisicista, pero tampoco dejarlo de lado a la hora de juzgar la
masturbación, el control egoísta de la natalidad, la homosexualidad… Esta no es una
“variante normal” el lado de la heterosexualidad. Es una anomalía, una deficiencia
estructural que incapacita al acoger al otro como diferente y dificulta la planificación
humana. ¿Qué sentido tiene un acoplamiento entre machos?
3.3.9. La sexualidad humana desborda su significado procreador: apunta más allá
de su función biológica.
a. Un signo de que no es la procreación la única finalidad, es que en el
hombre la sexualidad no ejerce únicamente en los períodos de celo, sino que tanto
la atracción como el comportamiento sexual son continuados y dejan amplio
margen a la creatividad.
5. Es cierto que los primates subhumanos ya dan indicios de una actividad sexual
no solamente reproductora, pero esto, exigido por el proceso de la cría, no pasa de
ser un signo de que son un eslabón intermedio.
Para los animales el sexo es un dar y recibir puramente biológico.
Los animales se acoplan, las personas se encuentran.
b. Una pregunta se viene discutiendo desde hace 80 años: ¿es la procreación
el fin primario?; ¿procreación ayuda mutua?
Los documentos eclesiales, frenados por la discusión, han evitado la jerarquización de
fines en el matrimonio. Esos Documentos colocan en el mismo plano el bien de los
cónyuges, la comunión progresiva, el amarse más (fines personales) t el bien de la
especie: procreación y educación de la prole.
Existe bastante confusión. Pero ya Pío XI, hacia el año 1930, consideraba el amor
como ç”causa primera y razón de ser del matrimonio” contemplado en su integridad.
Una unión huérfana de amor, por muy fecunda que sea, es contraria al Plan de Dios.
Hoy se ha pasado de la sexualidad reproductora a la sexualidad relacional. La
sexualidad pertenece a una persona destinada a realizarse en una relación interpersonal.
La relación se establece con alguna forma de lenguaje.
El perfeccionamiento actual de los anticonceptivos ha llevado a una situación
totalmente nueva en la historia de la pareja. Entre otras consecuencias llevó a una
comprensión menos biológica y procreacionista de la sexualidad
3.4.9.1.El Sexo es un lenguaje, una forma privilegiada de expresar el amor través
del cuerpo.
Si es un lenguaje tiene que atenerse a las reglas de juego del lenguaje.
Si no expresa el amor se convierte en una mentira trágica.
Esto merece una Fundamentación mayor.
a) Sabemos por la Antropología Filosófica que el hombre es una unidad bipolar.
“La victoria más insigne de nuestro siglo es la superación del dualismo”, decía
Merleau Ponty. Hay en el hombre una sola actividad psicoorgánica,
psicosomática. Nada humano es puramente sensible, corporal; nada humano es
puramente espiritual. Todo lo corporal es “personal” el trabajo, el hambre, el
sexo, la misma muerte. Porque organismo y psique son dos factores
estructurales, dos raíces metafísicas del “yo-uno”·, dos subsistemas de un único
sistema total; el hombre (como diría X. Zubiri).
Superando el dualismo ¿a que llamamos “cuerpo” en Filosofía?
El cuerpo es el lugar de mi expresión y punto de partida de mi relación con el mundo y
con los demás, condicionado por el espacio-tiempo.
Es la psique que se autoexpresa en lo orgánico.
De este modo todo el cuerpo es lenguaje, interioridad que se manifiesta, epifanía del yo.
6. Mi alma puede ser vista en mis ojos, puede ser oída en mi voz.
b) De manera que lo biológico en el hombre queda humanizado, espiritualizado: la
alimentación se transforma en banquete, el crecimiento en proceso de
maduración humana, el instinto en deseo consciente… ¿Y la sexualidad? Pasa a
ser encuentro personal, lenguaje. Las palabras, los saludos, las miradas, los
abrazos, las caricias… son todas formas de lenguaje que revelan un mensaje
íntimo y profundo que el espíritu deposita en esos gestos.
El beso es algo más que la yuxtaposición de dos músculos orbiculares inclinados en
estado de contracción.
El acto sexual, en el matrimonio, no es un juego de órganos, un acoplamiento agradable
a nivel de piel y de glándulas, sino un diálogo entre dos personas, un gesto de entrega y
comunión. En ese momento varón y mujer se están hablando, se están diciendo: “Tú
eres la persona más importante de mi vida, te quiero, te aprecio, tú significas mucho
para mí”. El acto sexual puede ser un signo de reconciliación, un modo de resolver
conflictos, de aliviar tensiones, de agradecer…
c) En los casados hay una amplia gama de contactos sexuales. Tratándose de
novios el lenguaje tiene sus límites, deben educar la sensibilidad y la
sensualidad. Si adoptan sistemáticamente formas de contacto que normalmente
conducen a una fuerte excitación sexual (con orgasmo o sin él), comprometen el
sano desarrollo de la comunicación y por eso mismo es éticamente inaceptable.
Porque en ese caso la sensualidad acaba monopolizando la relación,
empobreciéndola y desvirtuándola. Habría que preguntarse si se manifiestan el
amor o tratan de saciar la avidez sexual… De ahí que en los enamorados tiene
que haber un esfuerzo serio de autodominio y de respeto al otro. La actitud
interior es decisiva.
También se han de tener en cuenta las diferencias psicológicas entre varón y
mujer, Eustace Chesser, un médico inglés reconocido por su apertura y su larga
experiencia con la juventud, relata el caso de Juan joven que, después de mucha
resistencia, para no perder al muchacho, cedió en tener su primera relación
sexual: se entregó. Profundamente chocada comenzó a llorar, mientras que él
comenzó a fumar tranquilamente un cigarrillo como si nada hubiera pasado…, y
todavía le pareció mal que ella llorara. Son muy distintas las condiciones
biopsicológicas.
3.4.9.2.La sexualidad humana afecta profundamente las relaciones interpersonales
a) El animal se acopla sexualmente a nivel genital, pero, carente de autoconciencia,
forma bloque con el entorno, ignora al compañero “en cuanto otro”, en cuando
distinto de su “yo”, de ese yo que no tiene. El hombre, en cambio, es una
estructura abierta en su doble aspecto de indigencia y de oblatividad.
7. En el hombre la sexualidad trasciende lo puramente genital, colorea el psiquismo y las
relaciones interpersonales con un matiz masculino o femenino, favorece la apertura al
mundo de tú, hace que la persona tome conciencia de su esencial referencia “los otros”.
Además tiende naturalmente a la construcción de un “proyecto de vida en común”.
La sexualidad no pervertida permite que se descubra el carácter personal de todo
individuo humano, que es “otro yo”, un sujeto, un fin-en-sí, que nunca puede ser tratado
como objeto. La sexualidad es un factor de personalización. Esto no es pura
especulación abstracta. Un estudio tan cientificista como el “informe Hit” llega a la
conclusión de que el aspecto más positivo y más valioso del comportamiento sexual
humano, es lo que significa este gesto como expresión de amor, de entrega, de ternura.
b) Dentro de la Antropología del Antiguo Testamento, el bíblico “hacerse una sola
carne” significaba no sólo la simple unión física, sino la entrega total de dos
personas.
c) En la relación de pareja lo principal no es lo biológico, lo genital y sus actos;
tampoco la emotividad despertada por los valores de atracción sino el rol de una
persona a otra, significado, expresado y acrecentado por la sexualidad.
d) La ética cristiana está indiscutiblemente centrada en el amor: “toda la ley” se
resume en esta sola palabra. El cristiano tiene que potenciar todo lo que
significa altruismo, generosidad y entrega, y debe oponerse a todo lo que
signifique cerrazón y egoísmo.
3.5. LA SEXUALIDAD VA MÁS ALLÁ DE UNA RELACIÓN INTIMISTA
“YO-TÚ” SE MUEVE EN UN HORIZONTE SOCIAL.
Sirve para construir el “nosotros”, dentro de un clima de relaciones interpersonales
cruzadas. No por ser “personalista” el comportamiento sexual se convierte en una
conducta “individualista” (…) La sexualidad no es un asunto que pasa entre dos, el
comportamiento sexual se abre al nosotros social”.
3.5.1. La sexualidad plena tiene que vivirse en situación conyugal.
a) La primera apertura se da en la familia. En ella el amor y la fecundidad –los dos
sentidos inmanentes de la sexualidad humana- pueden realizarse.
El amor, en efecto, en su triple dimensión de “sexo”, “eros” y “ágape” (amor – don)
tiene que ser indivisible (uno con otro) e irreversible (para siempre). Nadie le dice a su
esposa: “Te amaré por un año y tres meses”…
Se habla mucho del “amor libre”… ¿libre de qué?, ¿de responsabilidades?, ¿de
consecuencias?... ¿abandonado al capricho y a la traición?
La conyugalidad es una invitación a lo definitivo, a la permanencia fiel, a la unión más
profunda entre dos personas, a la encarnación del amor en los hijos, a una vida
compartida en su totalidad. No sólo las leyes del amor, sino también el bien de los hijos
pide la estructura monogámica indisoluble.
8. Hablamos de las leyes naturales. Los novios son libres para casarse o no, pero no para
“descasarse”…, porque han entrado en una institución Natural que tiene sus leyes. No
es una Institución creada por un contrato libre; las leyes del matrimonio las dictó el
Creador, por el simple hecho de hacernos varón y mujer.
El peligro número uno de la “revolución sexual”
Es la ruptura de la relación entre sexualidad, amor y matrimonio
Se está pasando del “matrimonio institución”
Al “matrimonio asociación”.
b) La víctima de los hogares desechos son los hijos, pero indirectamente sufre toda
la sociedad. La ley civil debe proteger la estabilidad del matrimonio. El “tú” y
“siempre” exigen algún amparo social. Todas las culturas, por otra parte,
ejercen algún control sobre las manifestaciones sexuales, en vistas del bien
común, fin de la sociedad organizada.
La misma biología apoya la estabilidad de la situación conyugal. El hecho de la
continuidad del impulso sexual –ausente en los animales que tienen su época de
celo- contribuye, en los humanos, a la solidez de la pareja y asegura el cuidado de
los hijos. Los hijos vienen al mundo como partos prematuros. Portmann, un
biólogo suizo, decía que nacen como partos prematuros. Portmann, un biólogo
suizo, decía que nacen “con 18 meses de anticipación”. Y eso es un hecho
providencial, teleológico: tiene una finalidad, porque le proceso de maduración del
cerebro, al darse fuera del seno materno, en el ambiente extrauterino mucho más
rico, favorece el desarrollo del psiquismo humano.
Los hijos, además de romper el círculo cerrado de los esposos, les exigen a ellos un
compromiso con la sociedad, por la historia que inauguran.
3.5.2. El ejercicio de la sexualidad debe insertarse en el marco de las estructuras
sociales.
a) La pareja, que se beneficia de las estructuras sociales, debe lógicamente
comprometerse con ellas, toda vez que es la célula de la sociedad. En una
palabra, la relación sexual plena exige un proyecto de vida en común,
socialmente reconocido.
Antes de casarse son revolucionarios de los que queman llantas para luchar contra
las injusticias. Una vez casados, de incendiarios pasan a ser bomberos… su familia
se aburguesa se atrinchera en el bunker del hogar y se empobrece.
La familia se construye abriéndose
b) De esta dimensión social se deduce una consecuencia: la sociedad tiene el
derecho y la obligación de ejercer cierta vigilanciasobre las manifestaciones de
lo sexual, en el campo del pudor, por ejemplo, en vistas del bien común. Pero
en esto hay que tener en cuenta que “las manifestaciones del pudor social” estas
sometidas a la variabilidad de los tiempos y de las culturas”, como nos enseña
9. la etnología. El pudor, la vergüenza es “como la defensa psicosomática de la
intimidad personal, cuando está amenazada”: revela la voluntad de no dejarse
poseer como objeto. La persona quiere ser visita como persona y no como sexo.
Un humorista norteamericano ha escrito, no hace mucho, que para la vista del
“play-boy” la hoja de parra ha cambiado de sitio: lo que ahora cubre es el rostro
de la mujer…
Repetimos sin embargo que “existe gran flexibilidad en la barrera del pudo. No
es la cantidad de ropa lo decisivo”.
Garaudy afirma haber encontrado más pudo y santidad en los campos de
nudistas que en muchos ambientes “decentes” llenos de hipocresía. Con todo, el
vestido no se abandona tan fácilmente: salvaguarda la dignidad personal, crea
cierta distancia y conserva una saludable tensión entre los sexos. Estímulos
eróticos excesivos acaban incluso por causar inhibición.
Hay un erotismo que “elimina toda la dimensión humana del eros” y la
preocupación se centra en lo físico, en el placer egoísta, para conseguir con la
técnica más eficaz la mayor satisfacción posible. El cuerpo no es lugar de cita,
ni sendero de comunión, sino un simple pedazo de carne que alimenta y sacia la
soledad y el vacío interno. Y el mismo sujeto que así lo ofrece se destroza como
persona, pues lo entrega como una vulgar mercancía a quien vaya pagando
mejor.
c) Los MCS si son prudentes, debieran “contar con la inmadures y la fragilidad de
los niños, jóvenes y otras personas débiles en lo humano”. Pero todos, no
solamente los niños tienen derecho a no verse perturbados por ciertas
exhibiciones eróticas que resultan provocantes, porque rayan en lo obsceno y
pornográfico. La pornografía presenta un material erótico deshumanizante que
estimula fuertemente la imaginación y excita los instintos ya por sí difíciles de
dominar. Rebaja el sexo y lo reduce a simple pasto de la curiosidad erótica
Sin suplantar la libertad la libertad con la ley, corresponde a la censura controlar
los excesos, cuando existe una agresión continua al derecho de tranquilidad
afectivo-sexual que tiene la gente, y cuando corre peligro de degradarse los
valores humanos del amor y la sexualidad.
Sin embargo, en una época de tanta permisividad no fácil de controlar y de
frenar, sin descuidar la responsabilidad social, hay que insistir más en la
responsabilidad personal. En una palabra, hay que educar la mirada y lograr una
madurez sexual que sea capaz de resistir todas las embestidas del ambiente.
Ahora que ha llegado la pornografía electrónica, ya no hay posibilidad de
controlar su invasión. El ávido de sexo puede tener imágenes de modelos,
desnudarlas y manipularlas en su casa, según las necesidades de sus fantasmas.
Es el “porno interactivo” hech0o a la medida de cada uno, que va creando
enfermos mentales, personas frustradas, resentidas, amargadas, nihilistas… sin
valores por los cuales valga la pena quemar la vida.
10. 3.6. LA SEXUALIDAD ES AMBIGUA, PARA SER HUMANIZANTE DEBE
EXCLUIR TODA FORMA DE LIBERTINAJE.
a) La sexualidad es una cosa buena, pero el hombre puede usar mal las cosas
buenas. El cuchillo, que sirve para compartir el pan de la mistad, puede
convertirse en el puñal del asesino.
El P. Fabbri escribió un artículo con este título: “La sexualidad, un lenguaje de
vida”. Pero tuvo que añadir enseguida: “¡Cuántas veces pasa a ser un lenguaje de
muerte!”
Decir que la sexualidad es ambigua significa afirmar que “no alcanza automáticamente
su finalidad, si no interviene la cooperación responsable del hombre”. Es un lenguaje
de entrega y generosidad, pero también puede convertirse en medio de placer egoísta, de
dominio y de violencia.
Si es cierto que en torno a la sexualidad se han escrito maravillosas páginas de amor,
también es cierto que se han realizado páginas tristes de violencia, de agresión, de
atropello a derechos humanos fundamentales. Pensemos en las violaciones, en el uso
que se hace de la mujer en la publicidad y en todas las formas de machismo. ¿Dónde
queda el respeto al carácter personal del otro? Toda cosificación es inhumana,
tremendamente destructora de la persona.
Sir Laurence Olivier pudo decir de Marilyn Monroe: “Marilyn ha sido explotada hasta
más allá de lo imaginable”. Dos semanas antes de suicidarse Marilyn declaró en un
reportaje: “Algunas veces me invitan a sitios para adornar la cena, como si se invitara a
un músico, para que tocara el piano después de la cena.
Y una se da cuenta de que no es invitada por sí misma, sino que es considerada como un
objeto de decoración”
Ciertos “machitos” que andan sueltos, tratan a las mujeres como pañales: “úsela y
tírela”.
b) ¿Por qué los programas baratos de cine y televisión (los comerciales) vinculan
estrechamente hechos de violencia y actitudes sexuales de erotismo egoísta y a menudo
pornográfico? ¿No será que tarde o temprano el sexo sin amor conduce a la muerte real
o simbólica, realizada en un clima de violencia? Si falta el amor, seducción y violencia
van fatalmente acollarados. Incluso anatómicamente, en el tronco cerebral los centros
del sexo y de la violencia están muy próximos. Excitando el uno despierta el otro ¿Lo
sabría el Marqués de Sade? Por lo menos… ¡lo vivía!
Llega el momento en que el que cede a los impulsos no es capaz de postergar ningún
deseo. La razón es clara: en la sexualidad se alcanza un placer sensible muy agudo, que
pide repetición inmediata y obsesiva, sin que importen los valores personales.
Por algo Freud insistía en que es preciso conciliar el “principio realidad” con el
“principio placer” (la libido). Y no sabemos si Juan pablo II pensaba en Freud cuando
el 5 de noviembre de 1980 dijo algo parecido: “Es necesario conciliar lo erótico con lo
ético”.
3.6.1 No se debe confundir sexo con amor
11. Hay una expresión ya consagrada por el uso: “Hagamos el amor”..., y se refiere al acto
sexual. El amor o existe o no existe, no se puede “hacer” con el coito. El sexo no
origina amor: es mediador, expresión del amor, requiere amor, pero en sí no es amor.
El amor es mucho más amplio. ¿Qué es? Es más fácil sentirlo que definirlo. Digamos
que, en los casados, es la comunión integral de dos personas, una relación de
integración plena, física, psicológica y espiritual.
3.6.2. El amor es algo más que un sentimiento.
a) Es un sentimiento, sí en sintonía que no tiene explicación, algo imprevisible,
juguetón, que pone en marcha la emotividad y provoca el enamoramiento. En él
entran en juego los valores de atracción del otro o de la otra; la belleza, la
riqueza afectiva, la inteligencia, éstos a veces ejercen una fascinación irresistible
(to fall in love). La atracción puramente sexual queda integrada, transformada,
embellecida por el “eros”. Es una etapa en la que los novios se conceden todo,
se perdonan todo… y hasta los vicios del otro parecen virtudes excelsas. El
enamoramiento posee un encanto que no debería desaparecer nunca del corazón
de la pareja.
b) Pero es un sentimiento frágil, inquietante, huidizo, que se esconde y reaparece,
que así como llega puede esfumarse. ¡Cuántos hay que se “enamoran” o
“desenamoran” al unísono de sus sentimientos! A veces los enamoramientos
son como fuegos artificiales, se encienden, derraman un poco de luz, hacen más
o menos ruido y luego se apagan, para dejar como reliquia ingrata un poco de
polvo negro que el viento se llevará. Los sentimientos son como yoyos, suben y
bajan alternativamente según por donde vayan las hormonas. Como cantaba
aquel tango: “Hoy un juramento, mañana una traición, amores de estudiante
flores de un día son”. Los que se casan en la borrachera del enamoramiento sin
haber profundizado el amor no ofrecen garantías de futuro.
c) Para superar la crisis que se da sobre todo en los casados, debe reforzarse el eros
como el “amor de amistad”, la filía de los griegos que, para el cristiano llegar a
ser ágape, don gratuito del Padre, por Cristo en el Espíritu. La filía o ágape es la
libre elección recíproca, por la cual cada miembro de la pareja acepta al que ha
elegido “tal cual es”, asume su existencia y se compromete” su último retoque
integrador y el vínculo cobra solidez definitiva.
Podríamos resumir en tres frases estos tres niveles que deben integrarse:
El sexo dice: “Me gusta usted por tener ese cuerpo”.
El eros es más amplio: “Usted me gusta por ser así”.
Y el ágape va más lejos: “Usted me gusta por ser usted”.
Son también tres etapas de la evolución, con alguna diferencia entre varón y mujer, el
muchacho despierta primero hacia el “sexo” después al “eros” y el eros se profundiza en
la amistad, el “ágape”, la chica, en cambio primero despierta al “eros”, el cual se
profundiza en el “ágape”. Más tarde despierta al “sexo”. Se sabe que muchas mujeres
alcanzan el orgasmo después de algún tiempo de vida conyugal. Esto sin embargo es
12. relativo. Masters declara que “hay matrimonios fantásticos sin ningún sexo”, y otros
“que sólo se mantienen a causa del sexo”.
d) La madurez afectiva exige que el amor sea ofrenda de sí al otro, cada vez más
gratuita, siempre más desinteresada: exige ir más allá de la atracción y el deseo.
El amor significala afirmación, no la posesión del amado, tiene que ser liberador, no
posesivo, manipulador., “Tú tienes que conservar tu libertad de tener tus propios
sentimientos, de pensar tus propias ideas y de tomar tus propias decisiones. No viniste
la mundo para cumplir mis expectativas”.
e) El compromiso es cosa seria. Chicas y muchachos inmaduros, sin experiencia,
hacen juramentos bajo el influjo de fuertes emociones o reacciones físicas que a
la mañana siguiente, después del desayuno, suenan a huecas. Ella, la mujer
sobre todo, regresa a su soledad, desengañada, sin protección, y le costará volver
a empezar.
Compromisos prematuros, promesas “de marinero”… dejan heridas que tardan
en cicatrizar.
El matrimonio no es ni un cielo ni un infierno: es un estado
para gente afectivamente madura.
Rommy Schneider, ex-esposa de Alain Delon, poco después de haberse separado de él,
entrevistada por la revista argentina “GENTE”, sobre la causa de su divorcio respondió:
“Alain nunca va a ser feliz con ninguna mujer, simplemente porque hasta ahora nunca
estuvo oportunidad de salir de su egoísmo y comprender que la gente, alrededor suyo,
también existe, sufre y espera”.
Romy se suicidó pocos años después.
f) El amor verdadero, además, es incondicional.
Un ama de cada relataba que el amor de su marido le parecía estar condicionado
a que tuviera la casa limpia y ordenada. Ella sostenía que necesitaba saber queél
la amaba estuviera o no la casa limpia con el fin de tener fuerza necesaria para
mantener la casa aseada.
Sólo un amor incondicionado por ambas partes ayuda a cambiar y a
desarrollarse.
Otra condición, fatal para el compromiso, es ponerle un límite de tiempo. No.
El amor es para siempre. Hay que ser ciego para entregarse a un compromiso
que tiene muchas notas al pie del contrato.
El amor tiene que convertirse en ternura, esa actitud de afectuosa preocupación
por el otro, esa actitud que todo lo espera, todo lo cree, todo lo sufre en relación
al otro.
La ternura la que la libera la sensualidad del peso del egocentrismo y de la
lugacidad de lo momentáneo: humaniza la sensualidad sin mutilarla.
13. La ternura se expresa en el cariño –que no es lo mismo que las caricias- el
cariño es el lenguaje de la ternura. Todo esto incluye una buena dosis de ascesis,
de renuncia, de autodominio.
3.6.3. La sexualidad no es una máquina de placer.
a) El sexo implica placer, va acompañado de placer. El sexo sin placer está
enfermo. Pero el placer no es la finalidad de la relación sexual; el verdadero fin
de la relación es la persona del otro, la otra persona. Si se la considera
principalmente como fuente de placer, se priva la sexualidad de su capacidad de
donación, de entrega, se la convierte en expresión de egoísmo y el otro acaba por
ser un objeto.
Victor Frank añade que el placer se destruye y se malogra en la medida en que se
convierte en el “fin” que uno persigue en la relación.
Dice textualmente: “Cuanto más intenta el varón demostrar su potencia sexual o la
mujer, su capacidad de sentir el orgasmo, menos posibilidades tienen de conseguirlo.
b) El placer tiene que seguir siendo un efecto o un producto secundario de la
relación, porque tiene sus peligros: es como el comer. El comer para reparar las
fuerzas proporciona un placer; pero el comer por placer, haciendo del placer un
fin…, acaba en un dolor de estómago o en una afección al hígado.
Para alcanzar un valor superior hay que renunciar a otro inferior. Por ejemplo, el valor
“salud” exige dejar, comilonas, alcohol, cigarro, droga… Tal renuncia no significa una
represión, sino una jerarquización de valores. Lo agradable y lo placentero representa
un valor. Pero éste remite a un valor más alto.
Quedarse con el placer sexual y centrarse en él es como saludar a una persona darle la
mano y retener la atención en la suavidad o aspereza de la mano, en la temperatura de la
mano, pero olvidando la persona y el sentido del gesto que hacemos.
Un joven recién casado, en una reunión de universitarios dijo mirando a su esposa: “Si
yo busco mi placer en el acto sexual, tú comienzas a ser una cosa”.
El placer sexual hace agradable el acto sexual, pero si se lo busca como fin deteriora a la
persona. Si se considera la sexualidad como una máquina de placer, acaba por triunfar
en sus engranajes la misma posibilidad de amar.
Sintetizando el placer no es la felicidad. La felicidad tiene mucho más que ver con el
amor que con el sexo. Más que jugar con el gesto sexual, hay que tener en cuenta que la
persona se juega en el gesto sexual”.
3.6.4. Planear el abuso del sexo es tan inmoral como ejecutar el plan.
El Dr. Chauchard, desde la psicofisiología afirmó que “el órgano sexual más importante
del hombre es su cerebro…”, no la médula espinal y los genitales. Se entiende, “el
cerebro animado por la inteligencia y la voluntad”. De {el parten las decisiones, del
“papá cerebro”.
14. Lo planificado “desde arriba” –ese programita de fin de semana con la mujer del
vecino- es tan inmoral como la ejecución del acto. La intención y la ejecución son
como la parte interna y externa del proceso. La ejecución a veces fracasa, se frustra por
algo imprevisto. Sin una nueva decisión. Sólo una mentalidad infantil podría concluir
que no hubo pecado porque no sucedió nada.
La prioridad ética de la intención es una característica de la moral evangélica: “Del
corazón del hombre salen las malas intenciones: prostitución, robos, asesinatos,
adulterios…” (Mc 7, 21). Y “el que mira a una mujer con deseo libidinoso ya cometió
adulterio en su corazón” (Mt 5, 28)
La infidelidad está muchomás en el corazón que en la relación sexual. Incluso hay
deslices graves que no significan rompimiento interior. En éstos hay más debilidad que
malicia. Hay que educar la imaginación, la “loca de casa”. No olvidar que el paso de
“soñar” al “planear” es pequeño. Ser sincero consigo mismo y vigilar.
3.6.5. Concluyamos: el ideal es una sexualidad plenamente humana y racional.
Es decir, el ideal es una sexualidad ordenada y libre, no desordenada y egoísta
abandonada al instinto ciego.
Para que el acto sexual sea humano debe vivirse no de una manera compulsiva, siendo
prisioneros de deseos incontrolables, sino en la riqueza del deseo libre, nacido del
dominio que uno tenga de sí mismo, controlando la libido, la energía sexual y los
dinamismos que ella desencadena.
El egoísta necesita del otro, pero solamente como un espejo que le devuelva su propia
imagen. Narcisismo puro. Porque no ama al otro, sino la sensación agradable que el
otro le produce. El denominador común de todos los comportamientos sexuales
desordenados es el egoísmo. No es tarea fácil vencerlo. El egoísmo muerte un cuarto
de hora después de uno y hay que luchar hasta el fin.
Si se vive el sexo en un diálogo generoso, el amor crece sin cesar haciendo siempre
más felices a aquellos que lo viven. Nunca se ha de separar la sexualidad del amor.
Sólo que esa palabra de cuatro letras amor ampara y nombra una fauna emocional
variadísima; muchos hablan de amor, cantan amor, lloran amor, se abrazan o se pelean
por amor, matan o dan la vida por amor… pero nunca han comprendido en qué consiste
el verdadero: no han comprendido que el secreto más profundo de la aventura humana
para que sea noble y fecunda es el don de sí mismo.
3.7. NO OLVIDAR LO QUE AÑADE LA MORAL CRISTIANA
3.7.1 Vivir la sexualidad en la perspectiva del Plan del Dios Amor.
Lo específico de la moral cristiana es el seguimiento de Cristo, modelo básico de un
modo de concebir y de vivir la vida.
El cristiano es una creatura llamada a decidirse en la fe –fe en Cristo, en su Plan de
Salvación- por una vida comandada no por el egoísmo sino por el amor. “La fe que
obra por caridad” (Gál 5,6) El amor-don, el amor oblativo es participación del amor del
Padre, infundido por el Espíritu Santo.
15. Jesús, en el sermón de la montaña, clarificó y radicalizó las intuiciones del hombre
sobre el amor y la sexualidad. El Nuevo Testamento considera al diálogo intersexual
como alianza fiel y entrega mutua, y lo compara con el diálogo entre Cristo y la Iglesia.
3.7.2. El que sigue a Cristo, se perfecciona en su misma dignidad de hombre.
Nadie puede realizarse, en absoluto, sí, después de haber conocido suficientemente a
Cristo, renuncia a seguirle, porque la vocación del hombre es una sola, es decir, divina.
De ahí que la gracia, a pesar de ser gratuita, es necesaria para realizarse como hombre.
La “humanización” del hombre es signo y epifanía de su divinización
Cristo nos invita a hacer de nuestra vida una “Love story”, una Historia de Amor, aun
en medio de las inevitables penas de la vida.
3.7.3. El “pecado del mundo” (Jn) ha herido también nuestra sexualidad.
Sólo el Espíritu Santo puede hacernos progresar en el amor.
Sólo el Espíritu Santo puede sacarnos de la”imposibilidad de amar” en que nos ha
dejado el pecado original para hacernos vivir en el amor. El cristiano, si quiere
redimirse, sabe que tiene que morir al “hombre viejo”, cerrado en sí mismo, y revestir el
“hombre nuevo”, abierto al prójimo y dócil al Espíritu.
Como somos “miembros de Cristo y Templos del Espíritu Santo, los pecados sexuales
son una especie de profanación.
3.7.4. Las normas concretas de la Biblia.
Sufrieron los condicionamientos culturales de la época hasta influencia pagana-
y deben ser interpretadas. Por ejemplo: cuando San Pablo habla de la sumisión de la
mujer al varón, refleja la condición social de su tiempo, que se hallaba bajo el influjo
del patriarcalismo del Antiguo Testamento. Eso no pertenece al Mensaje revelado: es
solamente el “lenguaje” de que se sirvió Pablo para transmitir el mensaje… como no es
Mensaje revelado la “imagen del mundo” que tenían entonces, y muchos otros
elementos culturales empleados como simples vehículos de la revelación.Por último, el
Matrimonio Cristiano es Sacramento, “sacramento permanente”, porque la fuente de
gracia que recibieron un día, no dejará nunca de manar, e irá creciendo en la medida en
que crezca el amor de los esposos.
EJERCICIO Nº 14
1. ¿Qué piensas de los que proclaman la sexualidad “una función biológica”, tan normal como
comer y orinar? Decía Nietzsche que “el impulso sexual es el más espiritual de todos los
impulsos”. ¿Tendría alguna razón para afirmarlo?
2. Antes se hablaba muchísimo del amor y se sabía muy poco acerca del sexo. ¿ No habrá llegado
el tiempo en que los modernos, que saben muchísimo sobre el sexo, comiencen nuevamente a
hablar sobre el amor?. El corazón sin amor es una víscera cualquiera. ¿Y el sexo sin amor?
3. Las diferencias psicológicas entre el varón y la mujer, ¿son puro efecto estructural…, son pura
creación cultural? ¿hasta que punto se puede decir que “se nace hembra y se llega a ser
mujer”?
16. 4. ¿La mujer es un medio, un objeto, una mercancía?. Lo que sucede en América Latina ¿no son
mecanismos destinados a perpetrar el machismo. Señala síntomas de machismo que se detectan
en nuestro país.
5. Si no fuera por la fuerza sexual, ¿dejaría el o la joven el “dulce hogar” para embarcarse en la
aventura del amor?
Analiza este “paralelismo antitético” entre sexo y amor:
a) EL AMOR ¿es una copia borrosa del SEXO, tiene sus mismas raíces…, o es una realidad
distinta? ¿Por qué?
b) ¿En cuál de los dos –AMOR Y SEXO- tienen más importancia las cualidades físicas? ¿Cuál de
los dos es altruista? ¿Cuál es interpersonal? ¿Cuál es más duradero? ¿Por qué?
c) En los prostíbulos, ¿Qué es lo que se somete a compra-venta: el SEXO o el AMOR?
d) ¿Qué es lo que más interesa a una “mujer fácil” el SEXO o el AMOR?
e) ¿Le preocupa al SEXO quién es el compañero, el “partner”? ¿Lo elige con cuidado? ¿Puede
reemplazarlo? ¿Sucede lo mismo con la persona amada? ¿Puede haber SEXO sin AMOR, puede
haber AMOR sin SEXO, puede haber AMOR SEXUADO?
f) Saberlo todo acerca del SEXO, ¿es saberlo todo acerca del amor?
g) El animal, ¿puede frenar su instinto sexual, por amor al otro animal?
h) ¿Hay que integrar el SEXO en el AMOR… o diluir el AMOR en el SEXO?